NH Palacio de Santa Marta, una historia confortable

Junto a la iglesia de San Mart¨ªn, en pleno casco hist¨®rico de Trujillo, se encuentra el palacio que fue de Francisco de las Casas Bejarano, capit¨¢n de las tropas de Hern¨¢n Cort¨¦s durante la conquista de M¨¦xico. Iniciada por el claustro techado, en 1567, su f¨¢brica es una de las obras cumbre del Renacimiento extreme?o, sustentada sobre un zagu¨¢n con b¨®veda de aristas rebajadas que se mimetiza con la capilla cuadrada de las cocinas de El Escorial.

Aunque la primera reforma severa aconteci¨® en el siglo XVIII, no ha sido hasta principios de este milenio cuando el arquitecto Luis Gonz¨¢lez Asensio fue llamado a convertirlo en un hotel de lujo para la marca Collection de la cadena NH. Tanto la fachada como la distribuci¨®n interior de la escalera de piedra, algunas b¨®vedas y la cerrajer¨ªa antigua han sido tocadas lo m¨ªnimo para afianzar su estructura formal. Lo dem¨¢s responde a los c¨¢nones cercanos al minimalismo con que esta cadena espa?ola hizo su carta de presentaci¨®n hace m¨¢s de tres d¨¦cadas.

Es cosa de atravesar el dintel renacentista para darse cuenta de la abrumadora modernizaci¨®n, si no despersonalizaci¨®n, de esta infraestructura tur¨ªstica. Claro que nada inquieta, nada desentona, nada produce repulsi¨®n sensorial. Una atm¨®sfera suave y cartesiana tamiza el desencuentro con la historia, aunque no lo remedie. Los muros claros a?aden luminosidad a un conjunto inicialmente sombr¨ªo. El mobiliario de madera de wengu¨¦ y arce decapado aporta elegancia, seriedad. ?leos contempor¨¢neos de Alicia Ibarra, Andr¨¦ Marcus y Juan Diego Miguel infunden color, optimismo vacacional.

El tenor de las habitaciones obedece a los est¨¢ndares NH, c¨®modo aunque impersonal, tranquilo si bien aburrido. A lo largo de tres plantas se distribuye medio centenar de espacios atiborrados de detalles seriados y servicios previsibles. Algunos con vistas al castillo, al estanque o a la piscina del hotel. Los superiores, equipados con albornoces y pantuflas de ba?o como los de cualquier NH Collection. Tres de ellos con acceso directo al exterior. Por un poco m¨¢s merece la pena alojarse en la habitaci¨®n Inca, bajo las b¨®vedas de crucer¨ªa que resguardan los sue?os enfundados en unas s¨¢banas blancas, muy blancas.

Al d¨ªa siguiente no decepciona la variedad del desayuno, as¨ª como ciertos aspectos de la boller¨ªa que parecen susurrarte al o¨ªdo: c¨®meme. Si los amigos de la historia tienen en Trujillo un magn¨ªfico parador, los fieles a la ense?a NH pueden vanagloriarse de estar hospedados en un hotel inspirado tambi¨¦n en la historia con un plus actual de comodidad. Opciones hay para cada cual.

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