La casa de los sue?os
Las fronteras entre el exterior y el interior se difuminan en Villa Tugendhat, obra maestra de Mies van der Rohe en la checa Brno
En la visita a la villa construida en 1927 por el arquitecto alem¨¢n Mies van der Rohe en Brno (en la actual Rep¨²blica Checa) para la adinerada familia de industriales textiles Fritz y Grete Tugendhat se entrelazan tres dimensiones: la experiencia f¨ªsica de un espectacular ejemplo de arquitectura moderna, la historia de Europa Central tras la II?Guerra Mundial ¡ªla realidad ocultada tras el tel¨®n de acero¡ª y, finalmente, el relato del exilio y el retorno de los Tugendhat, jud¨ªos de origen alem¨¢n. Esta es una ¡ªaunque no la ¨²nica¡ª sorpresa que proporciona Villa Tugendhat, restaurada recientemente con fidelidad arqueol¨®gica y justamente declarada patrimonio mundial.
Villa Tugendhat (1928-1930) y el Pabell¨®n de Barcelona (1929), ambas obras de Van der Rohe, son dos versiones de un mismo pensamiento. El Pabell¨®n (reconstruido de la nada en 1986) represent¨® a la floreciente naci¨®n alemana y su industria en la Exposici¨®n Internacional de 1929 con un vac¨ªo solo ocupado por reflejos y brillos met¨¢licos y cristalinos. Villa Tugendhat, restaurada en 2012 con fondos europeos tras los destrozos infligidos a su molesta modernidad por los nazis primero, las tropas rusas en 1945 y la Rep¨²blica Socialista de Checoslovaquia despu¨¦s, es un inesperado paradigma de domesticidad e interioridad construido con transparencia.
Fruto del empe?o personal de Grete Tugendhat, un esc¨¦ptico Mies van der Rohe viaj¨® de Berl¨ªn a Brno en septiembre de 1928. Sin embargo, tras visitar el terreno, conocer la ciudad y comprobar el compromiso de Fritz y Grete con sus ideas ¡ªasociadas con las vanguardias y la Bauhaus¡ª, no solo acept¨® el encargo sino que se puso a trabajar inmediatamente. Y si los Tugendhat aceptaron la arquitectura de Mies con todas sus consecuencias, obtuvieron en recompensa una de las habitaciones m¨¢s hermosas, m¨¢s acogedoras y m¨¢s sofisticadas de la historia de la arquitectura, en la que el mobiliario, desarrollado en colaboraci¨®n con Lilly Reich, constituye una pieza clave.
Aunque la fluidez espacial, la ausencia de paredes y la continuidad de espacios definen la casa, la arquitectura nos proporciona una suerte de recovecos, direcciones, jerarqu¨ªas, frontalidades y diferencias que cualifican y escalan el interior. Se crea de esta manera sensaci¨®n de confortabilidad y de interioridad en un recinto que resulta as¨ª dif¨ªcil de asociar con los principios de funcionalidad, universalidad o neutralidad al uso.
El ventanal de suelo a techo, que mira el paisaje del jard¨ªn y de la ciudad, aumenta la sorpresa por este equilibrio entre apertura e interioridad, entre la sensaci¨®n de estar dentro y una transparencia volcada al exterior. Mies acept¨® el encargo, entre otras razones, por el potencial del terreno: grande, en pendiente hacia el suroeste, dominando desde un alto la ciudad y la colina de Petrov, en la que se levantan los perfiles medievales de la fortaleza de Spilberk y la catedral de San Pedro y San Pablo. Una vista que Mies convierte en panor¨¢mica y envolvente por medio del ventanal acristalado situado en el frente de la habitaci¨®n.
El conflicto entre el panorama, exterior y urbano, y el interior, dom¨¦stico y burgu¨¦s, se dirime con m¨²ltiples y sutiles recursos arquitect¨®nicos: su sorprendente altura, los filtros que ordenan el movimiento, la presencia en el interior de la biblioteca del invernadero que media con el afuera o la intencionada posici¨®n de cada ¨¢rbol en el jard¨ªn.
La atormentada historia de la casa est¨¢ indirectamente inscrita en su actual perfecci¨®n como un palimpsesto ¡ªla restauraci¨®n es casi perfecta¡ª, haciendo m¨¢s significativa la historia de abandono y maltrato recibido por estar situada en el conflictivo territorio de la Europa Central disputado por alemanes, austriacos y checos antes de la guerra, reclamada por los sovi¨¦ticos y atrapada detr¨¢s del tel¨®n de acero hasta la d¨¦cada de los ochenta.
Gu¨ªa
Informaci¨®n
? Villa Tugendhat ?(www.tugendhat.eu; +420 515 51 10 15). Cernopoln¨ª, 45. Brno. Abierta de 10.00 a 18.00. Cerrada los lunes. Visitas guiadas de una hora (11,10 euros) y hora y media (12,95 euros).
? ?www.gotobrno.cz/en
Precisamente la inminente anexi¨®n de Bohemia y Moldavia por una amenazante Alemania hizo huir a los Tugendhat en el verano de 1938, v¨ªa Suiza y Nueva York, para terminar residiendo en Venezuela, en una historia m¨¢s del exilio y expolio sufrido por la poblaci¨®n jud¨ªa europea.
Abandonada por los que la hab¨ªan imaginado y vivido, fue ocupada por la Gestapo y el Ej¨¦rcito Rojo, transformada en escuela de baile y, finalmente, en un peque?o hospital p¨²blico para ni?os. Pero aunque es una historia digna de John Le Carr¨¦, lo cierto es que no es ficci¨®n y demuestra la atracci¨®n que ha ejercido incluso sobre aquellos que la maltrataron precisamente por representar, seg¨²n ellos, los valores contrarios tanto del nacionalsocialismo como del comunismo sovi¨¦tico y checoslovaco.
El regreso de Grete
Sin embargo, el viaje se cierra con la vuelta a Brno de Grete Tugendhat, ya viuda y de pelo cano, movida no solo por la nostalgia, sino tambi¨¦n por el destello de la malograda Primavera del 68, y que dedica el final de su vida a aglutinar los esfuerzos de arquitectos e intelectuales checos a partir de 1970 para recuperar y restaurar su casa.
No solo posee leg¨ªtimos derechos de propiedad ¡ªlos cuales cedi¨® para su restauraci¨®n¡ª; tambi¨¦n la memoria precisa de los detalles, los cuales despliega con exactitud el 17 de febrero de 1969 ante un auditorio asombrado de arquitectos y especialistas: lo recuerda todo. Porque si los archivos de Mies van der Rohe afortunadamente se conservan en el MOMA ¡ªincluyendo los dibujos preparatorios de la casa y de los muebles¡ª, y los dibujos originales del proyecto se han conservado milagrosamente en el Museo Municipal de Brno, la informaci¨®n retenida en la memoria de Grete Tugendhat era de otra naturaleza: ella recuerda con exactitud el tono de los colores ¡ªlos tapizados de cuero (verde el¨¦ctrico, rojo, gris¡) y las cortinas de terciopelo (negras y blancas) son sorprendentes y ¨²nicos¡ª, la forma y ubicaci¨®n exacta de los muebles, la textura de las alfombras persas y su posici¨®n en relaci¨®n con mesas y sillas, el orden de dormitorios y cocina¡ Recuerda la vida en la casa.
Y es a trav¨¦s de su memoria como se reafirma un hecho fundamental y pol¨¦mico que nos ayuda a resituar la arquitectura dom¨¦stica de Mies van der Rohe en los a?os treinta en un territorio que, en principio, no le corresponde: el de un espacio abstracto que trabaja con el ornamento, la decoraci¨®n y el lujo del interior, de la cultura material y de los objetos. Por ello, la visita a la Tugendhat es reveladora y necesaria.
Luis Rojo es arquitecto y profesor ayudante de la Escuela T¨¦cnica Superior de Arquitectura de Madrid.
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