Reuni¨®n, volcanes con olor a vainilla
Cr¨¢teres que a¨²n escupen lava, ca?ones espectaculares, valles aislados y ciudades de ambiente criollo. Una isla para la aventura en medio del oc¨¦ano ?ndico
Reuni¨®n es un trocito de Francia en medio del ?ndico. A diferencia de los para¨ªsos para lunas de miel como Seychelles o la cercana Isla Mauricio, Reuni¨®n es un reducto ideal para los amantes de la aventura al aire libre. Ofrece desde excursionismo entre volcanes a¨²n activos, a descenso de ca?ones, buceo o vuelos en parapente, entre otros irresistibles reclamos para quienes quieran descargar un poco de adrenalina en un ambiente tropical.
M¨¢gica y espectacular, Reuni¨®n surge del mar como una masa de basalto cubierta de vegetaci¨®n, cuyo interior tiene un poco de todo: bosques color esmeralda, ruidosas cascadas, impresionantes monta?as, carreteras serpenteantes, animadas ciudades costeras y unas cuantas playas de arena negra o blanca. Y dominando todo ello, el formidable Piton de la Fournaise, uno de los volcanes activos m¨¢s accesibles del mundo, responsable, junto al ya extinto Piton des Neiges, de la formaci¨®n de la isla.
1 Desde el aire: parapente en St-Leu
Las ascendentes corrientes t¨¦rmicas convierten St-Leu en un para¨ªso para lanzarse y planear en parapente sobre Reuni¨®n durante todo el a?o; una panor¨¢mica a vista de p¨¢jaro, rodeado de silencio, y una sensaci¨®n incontenible de libertad. Cada nuevo giro ofrece un espect¨¢culo natural sobrecogedor: los volcanes del interior, aguas turquesas de la laguna costera y, al aterrizar, playas de arenas blancas para un colof¨®n perfecto.
St. Leu, en la costa occidental, se ha transformado en una meca de actividades al aire libre y, tambi¨¦n, bajo el agua: cuenta con algunos de los mejores puntos de buceo de la isla. Hay posibilidades para el submarinismo de pared y buenos campos de coral. Aparte de esto, en St.Leu solo hay algunos edificios coloniales de piedra (como el ayuntamiento), un parque y una playa protegida. Desde que acabaron los buenos tiempos de la industria azucarera, ha encontrado en la aventura su gran recurso.
2 La excursi¨®n m¨¢s bella del mundo
Muchos de los que lo han completado aseguran que el Tour des Cirques puede considerarse una de las excursiones m¨¢s bonitas del planeta: cinco d¨ªas de ¨¦xtasis senderista entre monta?as. Es todo un cl¨¢sico, pues recorre lo mejor de los tres circos volc¨¢nicos que forman el coraz¨®n de Reuni¨®n: tres entornos diferentes con paisajes muy variados, que visitan pueblos con alojamientos acogedores. Dispuestos como las tres hojas de un tr¨¦bol, los cirques de Cilaos, Salazie y Mafate permiten conocer el profundo interior de la isla, cuyas gentes son m¨¢s introvertidas, m¨¢s reservadas y m¨¢s tradicionales que el resto; parecen estar a a?os luz de la animada vida de la costa. Los marrons (cimarrones, esclavos fugitivos) empezaron a poblar estos parajes en el siglo XVIII y sus descendientes siguen habitando algunos de estos pueblos; cada circo mantiene su propia personalidad y los modos de vida tradicionales.
Lo mejor es salir desde Cilaos, que cuenta con buenas instalaciones para senderistas (y con un spa para mimarse despu¨¦s de la excursi¨®n) y realizar el recorrido de 51,5 kil¨®metros en cinco d¨ªas, pasando por el Piton des Neiges, Hell-Bourg, Grand ?let, La Nouvelle y el Col du Taibit.
3 Barranquismo en el Circo de Cilaos
Cilaos invita a practicar el descenso de ca?ones, en un alucinante mundo vertical con un entorno de lo m¨¢s grandioso: picos volc¨¢nicos, profundas gargantas y bosques de un cuento, salpicados de aldeas apartadas. Para llegar hay que abrocharse el cintur¨®n y respirar hondo: la carretera que llega desde St. Louis es espectacular, con m¨¢s de 400 curvas en la empinada subida de acceso a la caldera y una maravillosa sucesi¨®n de espectaculares miradores. Sobre el pueblo de Cilaos se alza el emblem¨¢tico Piton des Neiges, pero no hace falta subir, pues varios museos y un mont¨®n de paseos breves nos permitir¨¢n disfrutar del lugar sin tanto esfuerzo. Y junto a esta localidad est¨¢n tambi¨¦n los tres ca?ones principales a los que acuden los ansiosos de aventura: Gobert, Fleurs Jaunes y Bras Rouge. Todos tienen mucho encanto, con saltos, chapuzones en pozas naturales y r¨¢peles alucinantes, especialmente si se contemplan desde arriba, en helic¨®ptero.
4 Termas y vinos
Dicen que las fuentes termales de Cilaos, calentadas por c¨¢maras volc¨¢nicas a gran profundidad, alivian los doctores reum¨¢ticos entre otras dolencias ¨®seas y musculares. Las Thermes ofrecen tratamientos y masajes que sientan de maravilla tras un d¨ªa de caminata. Un pastor de cabras de St.Louis descubri¨® las fuentes en 1815, y en 1842 se construy¨® una pista hasta el Cirque, primer paso para convertir Cilaos en balneario para los acaudalados de la colonia. El centro termal se inaugur¨® en 1894 y se mantiene hasta hoy.
Otra experiencia para los amantes de la buena vida es catar algo poco corriente: una copa de vin de Cilaos, que sirven en casi todos los restaurantes del lugar. Los franceses no iban a renunciar al vino y se trajeron consigo las cepas hasta Reuni¨®n en el siglo XVII. Aunque al principio se plantaron en la costa oeste, a finales del siglo XIX los colonos introdujeron la vid en los circos y la cultivaron en emparrados delante de sus casas, o en terrazas. A finales de los a?os setenta, los viticultores mejoraron sus cepas y ahora van ganando en calidad hasta hacer un vino mucho m¨¢s que aceptable.
5 Al margen del mundo en Salazie
El Circo de Salazie ofrece un paisaje alucinante: vegetaci¨®n exuberante y cascadas que caen por las laderas, y al final del camino, tras nueve kil¨®metros de curvas cerradas, el broche de oro, Hell-Bourg, un colorido pueblecito criollo con un fabuloso tel¨®n de fondo de monta?as en forma de anfiteatro.
Hell-Bourg es un lugar fant¨¢stico para el senderismo pero ofrece tambi¨¦n propuestas m¨¢s sedentarias. Es el pueblo m¨¢s bonito de la isla y funcion¨® como localidad termal hasta 1948, cuando un desprendimiento de tierra tapon¨® las fuentes. El centro conserva antiguas mansiones criollas, originales de la d¨¦cada de 1840, tiempos en los que la localidad era centro de vacaciones para gente adinerada. Hoy se pueden ver las ruinas de los ba?os termales en una garganta ubicada al oeste de Hell-Bourg (a unos 10 minutos a pie) o visitar el museo de las M¨²sicas y los Instrumentos del Oc¨¦ano ?ndico, peque?o pero muy moderno.
Pintoresca tambi¨¦n es la aldea de B¨¦ Mahot, a unos cuatro kil¨®metros de Hell-Bourg, con tradicionales casas criollas colgando de la ladera y fant¨¢sticas vistas del circo, o la aldea de Ilet-¨¤-Vidot, sobre la que se eleva el emblem¨¢tico Piton d¡¯Enchaing, de cima plana y cubierto de densa vegetaci¨®n.
6 Expedici¨®n a Haut Mafate
El tercero de los grandes circos que ocupan el coraz¨®n de la isla es Mafate, el m¨¢s salvaje y apartado. Son necesarios unos cuatro d¨ªas para recorrer la zona, una de las m¨¢s ind¨®mitas de Reuni¨®n, donde resulta imposible no sorprenderse ante la maravilla geol¨®gica que se despliega ante el visitante: colores cambiantes y una grandiosidad insuperable. Nada de coches, nada de pueblos, nada de estr¨¦s: solo monta?as imponentes, profundas gargantas y alguna que otra diminuta aldea donde el tiempo se ha detenido. Pero lo que diferencia realmente a este circo de los otros es su dif¨ªcil acceso, a pesar de estar muy cerca de la costa. No hay carretera propiamente dicha, solo una pista forestal que permite llegar a pie hasta las aldeas diseminadas por esta gigantesca caldera de su volc¨¢n extinto, un lugar perfecto para perderse y sentir que estamos en medio de la naturaleza.
La parte sur del circo se conoce como Haut Mafate y es aqu¨ª donde vienen casi todos los visitantes, para conocer diminutas comunidades de dif¨ªcil acceso.
7 Joyas arquitect¨®nicas en Saint Denis
Los franc¨®filos se sentir¨¢n como en casa en la capital de Isla Reuni¨®n. Las palmeras y los flamboyanes pueden despistar un poco, pero por lo dem¨¢s, podr¨ªamos estar paseando por cualquier ciudad francesa de provincias, con sus brasseries, sus boulangeries y sus tiendas a la ¨²ltima. Que Saint Denis no tenga playa hace m¨¢s f¨¢cil centrarse en su arquitectura, porque la ciudad merece algo m¨¢s que un vistazo fugaz: hay un ayuntamiento del siglo XIX, la prefectura y algunos palacios y mansiones que adornan la ciudad con columnas neocl¨¢sicas, verandas y lambrequins (dinteles y jambas ornamentales). Tambi¨¦n hay mezquitas, catedrales, pagodas chinas y templos hind¨²es, que conviven con las mansiones criollas. Por si fuera poco, no faltan los placeres de la buena mesa: desde tomar un caf¨¦ en una local chic escuchando s¨¦ga (la m¨²sica africana tradicional) o maloya (la m¨¢s t¨ªpica de Reuni¨®n), hasta disfrutar de una comida elegante en un restaurante gourmet.
Y, como en casi todas las islas del tr¨®pico, no falta un buen jard¨ªn bot¨¢nico (Jardin de l¡¯?tat) creado en el siglo XVIII, repleto de plantas y ¨¢rboles tropicales.
8 El poderoso volc¨¢n
Piton de la Fournaise pone el broche a todos los encantos de Reuni¨®n y completa el paisaje volc¨¢nico de la isla, pues este s¨ª que est¨¢ activo. Visto desde el mirador de Pas de Bellecombe, le volc¨¢n (as¨ª lo llaman los isle?os) reposa negro y meditabundo mientras su esbelta silueta sobresale con la isla a sus pies. Aunque es uno de los m¨¢s activos del mundo, es tambi¨¦n uno de los m¨¢s accesibles, incluso es posible asomarse al abismo desde el borde de su cr¨¢ter: un espect¨¢culo inolvidable. Se puede subir a la cima a pie o a caballo, aunque si se puede sobrevolar en helic¨®ptero tendremos unas vistas panor¨¢micas de la caldera dif¨ªciles de superar.
Uno de las zonas m¨¢s interesantes del volc¨¢n es la Plaine des Sables, una ancha llanura de cenizas barrida por los vientos que asemeja un paisaje lunar. Se contempla de una forma fant¨¢stica desde el mirador de Pas des Sables, a unos 22 kil¨®metros de Bourg-Murat. Si no podemos viajar hasta Reuni¨®n siempre podemos ver c¨®mo se comporta el volc¨¢n, en tiempo real, a trav¨¦s de la webcam instalada por un equipo cient¨ªficos frente al Piton de la Fournaise.
9 D¨ªas de playa
Reuni¨®n suena a un destino de paradis¨ªacas playas, aunque estas, en realidad, no son el mayor de sus atractivos. Se podr¨ªan destacar dos de ellas: Plage de Grande Anse, una gran mancha de arena blanca ubicada entre dos acantilados bas¨¢lticos perfecta para ser recorrida a caballo, que cuenta con una piscina protegida de las mareas e instalaciones para picnic, as¨ª como L¡¯Hermitage-Les-Bains, la m¨¢s larga y atractiva de la isla. Est¨¢ bordeada de casuarinas y es muy buena y segura para bucear con tubo o tumbarse al sol. A un paso est¨¢ el jard¨ªn d¡¯Eden, perfecto no solo para amantes de la bot¨¢nica, sino para cualquiera con cierta curiosidad por la flora tropical.
Pero si por algo es famosa L¡¯Hermitage es por su juerga nocturna. Los fines de semana tiene la mayor densidad de discotecas de la isla. La diversi¨®n empieza tarde, pasada la medianoche y los sitios suelen cerrar a eso de las cinco de la madrugada. Dos buenas referencias en la playa son La Villa Club y L¡¯Arena.
10 Criollos e hind¨²es
Saint Pierre es el sitio ideal si nos apetece desfogarnos antes (o despu¨¦s) de visitar los circos, sobre todo los fines de semana. Una ciudad alegre de aire criollo, colorida y compacta, que sabe pasarlo bien. Envuelta por la luz del sureste, tiene un aire completamente diferente a las poblaciones del norte, y su mercado de s¨¢bado a lo largo de malec¨®n invita a pasearse entre los puestos de comida.
Una de las experiencias m¨¢s ex¨®ticas en Reuni¨®n es conocer la comunidad tamil que vive en su costa este, en lugares como Saint Suzanne y Saint Andr¨¦. Sus calles nos transportan a una ciudad de India y en ciertas ¨¦pocas del a?o podemos incluso ver ceremonias en las que se camina sobre el fuego o celebraciones hind¨²es como Divali, la fiesta de la luz. Saint Andr¨¦ es el epicentro de la cultura tamil, donde se ven m¨¢s mujeres con saris de colores que zoreilles (franceses de Europa). La poblaci¨®n desciende de los trabajadores que llegaron desde India como mano de obra para las instalaciones de ca?a e ingenios azucareros, tras abolirse la esclavitud en 1848.
11 Un bosque para 'Parque Jur¨¢sico'
Absolutamente imprescindible, el majestuoso bosque de B¨¦bour, con una mezcla de tamarindos, enormes fanjan (helechos arborescentes) y musgos, podr¨ªa ser el escenario de una nueva secuela de Parque Jur¨¢sico. Est¨¢ al noroeste del pueblo de Plaine-des-Palmistes y se accede a trav¨¦s de una carretera forestal pavimentada que empieza en Petite Plaine, al suroeste de Plaine-des-Palmistes, y acaba 20 kil¨®metros m¨¢s adelante, cerca de un risco que domina el Cirque de Salazie. El bosque es una frecuentada zona de senderismo, con una red de sendas de diferentes grados de dificultad.
12 Un mundo de vainilla
Esta planta lleg¨® a Reuni¨®n desde M¨¦xico en 1820, pero los primeros intentos de trasplantarla fracasaron. Fue un joven esclavo quien descubri¨® en 1841 un m¨¦todo de polinizaci¨®n manual, a partir del cual la isla se convirti¨® en la gran proveedora mundial de vainilla ¨Cla famosa vainilla Bourbon¨C hasta la aparici¨®n, a finales de siglo, de la vainilla sint¨¦tica. Actualmente, aunque ya es un cultivo residual, la vainilla sigue siendo el ingrediente favorito de la gastronom¨ªa local: lo encontraremos en tartas, pasteles, caf¨¦s, licores o, incluso, en platos con pato y pollo. Tambi¨¦n, por supuesto, en el ron, al que los locales llaman rhum arrang¨¦. En la zona de St. Andr¨¦ se pueden visitar plantaciones de vainilla Bourbon de Reuni¨®n, como la Plantation de la Vainille Roulof, pero la capital de la vainilla en Reuni¨®n es Bras-Panon, una localidad a la que los visitantes vienen a ver y oler esta fragante especie de orqu¨ªdea.
M¨¢s informaci¨®n en la nueva gu¨ªa Lonely Planet de Mauricio, Reuni¨®n y Las Seychelles y en www.lonelyplanet.es
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