20 fotos20 paradas para descubrir el AlentejoCastillos medievales, pueblos con encanto, playas solitarias y algunas de las mejores ¡®pousadas¡¯ portuguesasLonely Planet14 feb 2018 - 18:50CETWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceReina del Alto Alentejo y una de las ciudades medievales mejor conservadas de Portugal, ?vora es ideal para sumergirse en el pasado. Aparece nada m¨¢s cruzar la frontera, en un cerro sobre la llanura alentejana. Al abrigo de sus murallas del siglo XIV, sus callejuelas llevan a sorprendentes obras arquitect¨®nicas: catedrales medievales y claustros, ruinas romanas como las de su templo y sus termas, y una pintoresca plaza. ?vora es tambi¨¦n una animada ciudad universitaria y en sus restaurantes se pueden degustar excelentes platos de la cocina regional.Peter Adams (Getty)Los vinos alentejanos ¨Csobre todo los tintos¨C van ganando fama. Son generosos, afrutados y con mucho cuerpo. Puede ser divertido probarlos visitando alguna de las bodegas integradas en la Rota dos Vinhos do Alentejo (www.vinhosdoalentejo.pt), que divide la regi¨®n en tres ¨¢reas: la Serra de Sao Mamede, la zona Hist¨®rica (en torno a ?vora, Estremoz, Borba y Monsaraz), y la zona del r¨ªo Guadiana. Si el tiempo disponible no permite entregarse al turismo enol¨®gico, siempre podemos visitar la Sala de Provas, en el centro hist¨®rico de ?vora, donde se ofrecen catas de los mejores vinos de la zona ¨Cnuevas referencias incluidas¨C, con m¨¢s de 70 bodegas representadas.Monica Gumm (agefotostock)A unos 20 kil¨®metros al norte de ?vora la peque?a localidad de Arraiolos es famosa por sus exquisitas alfombras (tapetes), tejidas a mano desde el siglo XII. Medio pueblo est¨¢ implicado en su producci¨®n y paseando por sus calles es f¨¢cil dar con personas que las tejen frente a sus casas. Se puede echar un vistazo a las antiguas salas de tintado en la plaza principal. Arraiolos, pueblo de larga historia, podr¨ªa pasar como un modelo de localidad tradicional del Alentejo, con casas encaladas con toques azules y tejados de terracota, ruinas de un castillo dominando la localidad y una iglesia de sencilla fachada blanca que oculta un hermoso interior, con altares dorados y paredes cubiertas de azulejos antiguos.Andr¨¦ Gon?alves (agefotostock)Junto con las localidades vecinas de Borba y Vila Vi?osa, Estremoz es uno de los enclaves productores del m¨¢rmol portugu¨¦s, que rivaliza con el de Carrara. Rodeada por una antigua muralla, cuenta con un centro de callejuelas con hileras de naranjos, un castillo del siglo XII y tranquilas plazas, como la de Rossio Marqu¨ºs de Pombal. Y junto al Largo General Gra?a est¨¢ el Lago do Gadanha (lago de la Guada?a), construido completamente en m¨¢rmol. El castillo que corona el pueblo, antiguo palacio real, aloja la Pousada de Rainha Santa Isabel, en la que, aunque no nos alojemos, podremos visitar las zonas comunes o subir al torre¨®n para ver el magn¨ªfico panorama del casco antiguo y las llanuras circundantes.Luis Davilla (Getty)Si solo podemos visitar una de las localidades de m¨¢rmol alentejanas, deber¨ªa ser esta, no muy lejos de la carretera que nos lleva de Badajoz a Lisboa, y presidida por una hermosa plaza alargada con naranjos, un palacio de m¨¢rmol (uno de los m¨¢s grandes del pa¨ªs) y tambi¨¦n un castillo. En otros tiempos fue el hogar de la dinast¨ªa Braganza (www.fcbraganca.pt), cuyos reyes gobernaron Portugal desde la Restaura??o de 1640 hasta que el pa¨ªs se convirti¨® en rep¨²blica. Don Carlos pas¨® en ¨¦l su ¨²ltima noche antes de ser asesinado y aqu¨ª naci¨® Catalina de Braganza (1638), esposa de Carlos II y reina consorte de Inglaterra (y a quien el barrio de Queens, en Nueva York, debe su nombre).Luis Davilla (agefotostock)Elvas es el primer encuentro con el Alentejo portugu¨¦s, a solo 15 kil¨®metros de Badajoz. La ciudad presume de contar con la mayor colecci¨®n de fortificaciones en baluarte del mundo y fue declarada patrimonio mundial en 2012. Los fosos, el fuerte y las robustas murallas indican la ubicaci¨®n estrat¨¦gica de Elvas, en la frontera con Espa?a. Dentro de las s¨®lidas murallas hay una plaza encantadora, museos ins¨®litos y no muchos turistas. Aunque no hay mucho para m¨¢s de un d¨ªa de visita, Elvas es un lugar muy interesante, con un evocador ambiente de ciudad fronteriza, calles estrechas e imponentes murallas y contrafuertes.Mauricio Abreu (Getty)La capital del Alto Alentejo se apretuja en la cumbre de una colina a los pies del parque natural de la Serra de S?o Mamede (en la foto). Esta bonita localidad encalada, con campos color ocre a su alrededor, se encuentra fuera de las rutas m¨¢s trilladas. En la parte amurallada encontraremos viejas mansiones barrocas un tanto ajadas y reliquias de su ¨¦poca gloriosa, cuando la industria textil estaba en pleno auge. Hoy Portalegre conserva dicho legado en su f¨¢brica de tapices, que sigue produciendo reproducciones de obras de arte famosas; un museo que expone algunas de ellas. Pero la antigua gloria local est¨¢ grabada en piedra: son las marchitas casas y mansiones barrocas del siglo XVII que salpican la Rua 19 de Junho, hacia el sureste.Mauricio Abreu (Getty)Merece la pena contemplar las vistas de la campi?a de Marv?o, una de las localidades amuralladas m¨¢s bonitas del Alentejo. Encaramado sobre una colina y rodeado de dehesas de encinas, es el t¨ªpico pueblo de calles estrechas y casas engalanadas con macetas de flores a los pies de un espl¨¦ndido castillo. Desde el siglo XVI lucha por conservar a sus habitantes, que hoy sobreviven principalmente gracias al turismo. Y en las afueras, camino de Castelo de Vide, en S?o Salvador de Aramenha, encontramos el peque?o y excelente museo romano Cidade de Ammaia (www.ammaia.pt). Desde 1994 se est¨¢ excavando este yacimiento y el museo local muestra ya algunos de los hallazgos: l¨¢pidas y dinteles tallados, joyas, monedas y objetos de vidrio incre¨ªblemente bien conservados.Luis Davilla (Getty)Elevada sobre la verde campi?a, este pueblo es uno de los m¨¢s atractivos y menos valorados de Portugal. Las maravillosas vistas desde lo alto de la colina, las casas blancas y los callejones floridos ser¨ªan razones m¨¢s que suficientes para visitarlo. No tiene muchos lugares de inter¨¦s, pero basta con disfrutar de su agradable ambiente durante un d¨ªa. La juder¨ªa, la sinagoga ¨Crecuerdo de las comunidades hebreas que vivieron aqu¨ª hasta el siglo XV¨C y el robusto Castelo son sus se?as de identidad y paradas obligadas para el visitante. El pueblo tiene m¨¢s encanto al atardecer, cuando las ancianas se sientan a hacer ganchillo en los umbrales de las puertas y los ni?os juegan en sus estrechas calles.Enrique D¨ªaz (Getty)El peque?o pueblo de S?o Pedro do Corval es famoso por su larga tradici¨®n alfarera. Tiene docenas de talleres de alfarer¨ªa donde se puede ver a los artesanos en acci¨®n y comprar algunas piezas a buen precio: platos, ollas, jarras, candelabros o baldosas. Con m¨¢s de 20 'olarias' (talleres de alfarer¨ªa), el pueblo es uno de los mayores centros alfareros portugueses. Es dif¨ªcil recomendar una olaria en especial; lo mejor es dar una vuelta por Rua da Primavera y las calles cercanas siguiendo las se?ales. Y si no queremos perdernos, la oficina de turismo de Reguengos o de Monsaraz tiene un mapa con la direcci¨®n de las 'olarias'.Paul Harris (Getty)Las estrechas calles de Monsaraz, esencia del Portugal m¨¢s tradicional, est¨¢n flanqueadas de casitas encaladas con paredes desiguales, que parecen so?olientas. Fundada antes de la llegada de los ¨¢rabes, en el siglo VIII, fue reconquistada por los cristianos en 1167 y entregada a los templarios como agradecimiento por su ayuda. El paisaje que rodea Monsaraz est¨¢ repleto de megalitos neol¨ªticos, que aparecen entre olivares y campos en flor. El m¨¢s espectacular, Cromeleque do Xerez (en la foto), es un conjunto en cuyo centro se levanta un triunfal menhir de siete toneladas. Las rocas estaban a cinco kil¨®metros al sur de Monsaraz, pero fueron trasladadas para salvarlas de la inundaci¨®n de la cercana presa de Barragem do Alqueva.inaquim (Getty)La primera ciudad del Baixo Alentejo es sencilla, acogedora y nada tur¨ªstica, con un centro amurallado y algunos puntos de inter¨¦s, todos ellos muy pr¨®ximos entre s¨ª y visitables a pie. Y en los que no falta la referencia romana. Con frecuencia ninguneada como una versi¨®n vulgar de ?vora, Beja tiene cierto complejo de inferioridad, aunque no deber¨ªa. Sus pintorescas plazas y sus buenos restaurantes invitan a parar y a relajarse para disfrutar de la genuina esencia portuguesa.Jos¨¦ Antonio Moreno - www.agefotostock.com (agefotostock)Con una situaci¨®n espectacular, elevadas sobre unas colinas rocosas por encima del apacible r¨ªo Guadiana, las calles empedradas de la M¨¦rtola medieval son un lugar delicioso para deambular. Sobre el pueblo se eleva un castillo, peque?o pero imponente, y una pintoresca iglesia que en otros tiempos fue mezquita. Considerada una 'vila museu', para vivir su magia hay que concederle algo m¨¢s de tiempo, haciendo una ruta guiada por su Alca?ova, que alberga las ruinas de lo que fue el antiguo barrio isl¨¢mico (incluida la r¨¦plica de una residencia isl¨¢mica del siglo XII). Resulta interesante el Museo Paleocristinao, alojado en una casa romana, as¨ª como un centro de arte moderno en el antiguo Convento de Sao Francisco.Chiara Salvadori (Getty)Castro Verde, en el Bajo ALentejo, naci¨® como una simple fortaleza en lo alto de una colina pero pronto se convirti¨® en un pr¨®spero asentamiento. Los portugueses la conocen bien porque est¨¢ cerca del lugar donde tuvo lugar la batalla de Ourique (1139), en la que Afonso Henriques venci¨® a los ¨¢rabes y se proclam¨® primer rey de Portugal. En el siglo XVIII, Juan V orden¨® la construcci¨®n de la imponente Bas¨ªlica Real, del siglo XVIII, cuyos azulejos narran escenas de la batalla. Hoy sus habitantes se muestran orgullosos de las tradiciones locales y lo celebran con una feria anual en octubre. Adem¨¢s de la bas¨ªlica, resulta interesante el Museu da Lucerna, que re¨²ne una curiosa colecci¨®n de antiguas l¨¢mparas de aceite romanas del siglo I dentro de una antigua f¨¢brica.membio (agefotostock)Otro pueblo t¨ªpicamente alentejano de calles estrechas y adoquinadas, que parece dormitar apacible entre colinas, vi?edos y y campos polvorientos. En su coraz¨®n medieval hay una bella placita custodiada con esmero por los ancianos que se congregan en ella para tomar el sol. Su gente es conocida por su amor a la comida y varias f¨¢bricas locales producen la joya culinaria local: el 'queijo' de Serpa, elaborado con cuajo de oveja. Merece la pena hacer noche para disfrutar plenamente su pausado ritmo de vida. No falta el t¨ªpico castillo (del siglo XIV), aunque lo m¨¢s llamativo son sin duda los impresionantes restos de un acueducto del siglo XI y, en el extremo sur, una enorme noria del siglo XII empleada antiguamente para bombear agua por el acueducto hasta el cercano Pal¨¢cio dos Condes de Ficalho.Michele Falzone (Getty)Esta agradable localidad, a la que no le falta su viejo castillo, varios edificios elegantes y un barrio musulm¨¢n bien conservado (su principal reclamo), fue durante mucho tiempo un balneario de moda. Actualmente es conocida por acoger la mayor planta de energ¨ªa solar fotovoltaica del mundo. Aunque los 500 a?os de ocupaci¨®n musulmana tocaron a su fin en 1232, dicha comunidad sigui¨® residiendo en el pueblo hasta 1496, cuando Manuel I les oblig¨® a convertirse o marcharse. Dos de los puntos m¨¢s interesantes son la 'mouraria', un grupo bien conservado de casas ¨¢rabes, y el Jardim Dr. Santiago y su 'spa' (abierto entre mayo y octubre), un precioso y sombreado parque, con su quiosco y sus ¨¢rboles. Dicen que sus aguas son buenas para el reuma.Paul Harris (Getty)Para descubrir la costa del Alentejo, Vila Nova de Milfontes puede ser un punto de inicio perfecto. Es, sin duda, uno de los pueblos m¨¢s bonitos de este tramo de costa, con un atractivo conjunto de casas encaladas, playas limp¨ªsimas y un aire humilde y tranquilo, salvo en verano, cuando se llena de surfistas y ba?istas. Vila Nova est¨¢ en medio del parque natural do Sudoeste Alentejano e Costa Vicentina, junto a un precioso estuario rodeado de arena. Aunque su playa m¨¢s concurrida es la de Farol, merece la pena ir siete kil¨®metros al norte hasta la fant¨¢stica playa do Malhao (en la foto), respaldada por dunas y matorrales arom¨¢ticos. Para comer bien se puede acudir a la Tasca do Celso (tascadocelso.com), alojada en un edificio de color blanco y azul con encanto r¨²stico.Michele Falzone (agefotostock)Este tranquilo pueblo costero presume de sus playas, encantadoras y solitarias, protegidas por escarpados acantilados; ante uno de ellos termina la calle principal. Pero Zambujeira se ha hecho famosa sobre todo entre surfistas y mochileros, que acuden especialmente en agosto, cuando se celebra el multitudinario festival de m¨²sica Festa do Sudoeste (sudoeste.meo.pt). Si evitamos la temporada alta, podremos disfrutar mucho m¨¢s de sus agradables restaurantes familiares, de las caminatas por sus acantilados o de impresionantes playas desiertas.Alexander Spatari (Getty)En el l¨ªmite con el Algarve, Odeceixe (pueblo integrado en la Rota Vicentina) es todo un descubrimiento playero para quienes busquen tranquilidad. Cuenta con todo el encanto de los pueblos alentejanos (calles blancas sobre una colina coronada, en este caso, por un molino de viento de postal) y cuya playa, una lengua de arena que se extiende en la desembocadura de un r¨ªo, atrae en verano a muchas familias. Los ni?os pueden ba?arse en las tranquilas orillas mientras los mayores disfrutan de las olas del oc¨¦ano. La playa est¨¢ a 3,5 kil¨®metros de Odeceixe y se llega a trav¨¦s de un sendero. Junto a la arena, un peque?o pueblecito ofrece sitios para comer y practicar surf.Michele Falzone (Getty)La gran ruta senderista del sur portugu¨¦s cuenta con dos ramales. La ruta de la costa (120 kil¨®metros, en la foto), recorre desde Porto Covo algunos de los paisajes de playa m¨¢s agrestes y espectaculares de la regi¨®n. La ruta interior (230 kil¨®metros) es igual de atractiva, ya que se adentra en el parque natural del Sudoeste Alentejano y la Costa Vicentina por caminos amplios y sencillos, atravesando pueblos, aldeas, alcornocales y valles. Ambos senderos est¨¢n compuestos por secciones y nunca hay m¨¢s de 25 kil¨®metros entre los pueblos de la ruta, en los que pasar la noche. Hay empresas que ofrecen transporte de equipaje entre los diversos alojamientos.hansslegers (Getty)