Asador Bedua, una ensalada reci¨¦n recolectada de la huerta

A?os atr¨¢s, los clientes de este asador llegaban hasta aqu¨ª en peque?as embarcaciones desde el puerto de Zumaya para disfrutar de nuestra tortilla de patatas con pimientos verdes¡±, afirma Isabel Ant¨ªa, que junto con su marido, Jos¨¦ Mari Iriondo, y su hijo Xabier regentan el Asador Bedua, situado en un meandro del r¨ªo Urola.

Una casa-lonja del siglo XII que cumple cuatro generaciones en manos de la misma familia. Construcci¨®n en piedra con terraza al pie del r¨ªo, que no necesitaba de la popularidad adicional que le ha proporcionado el rodaje en sus comedores de algunas escenas de la pel¨ªcula Ocho apellidos vascos.

M¨¦rito de su cocina, radicalmente de la tierra, de la que salen platos sencillos elaborados con buenas materias primas. En este caso, con el plus adicional de contar con huerta propia. Basta cruzar el diminuto puente que da acceso a una isla para tropezar con los surcos en los que crecen hortalizas de temporada, pimientos, tomates, puerros y lechugas que la familia recolecta cada ma?ana para abastecer a sus cocinas. Verduras que los clientes pueden adquirir para llevar a casa.

En la carta, respetuosa con las temporadas, no solo figuran carnes y pescados a la brasa, sino tambi¨¦n ensaladas y pescados rebozados, aparte de mariscos y setas. Imposible pasar por alto algunas de las especialidades que m¨¢s fama le han proporcionado al asador. Entre ellas, la ensalada de lechuga y cebolla reci¨¦n recolectadas. A su lado, la tortilla de patatas con forma alargada, similar a una francesa, que mejora en compa?¨ªa de pimientos verdes de Bedua.

En sus parrillas se dan puntos correctos a besugos, rapes y, sobre todo, grandes rodaballos. Piezas que se presentan en las mesas ba?adas por el cl¨¢sico refrito de aceite y ajos. Pero el verdadero hito de la casa lo aportan sus chuletones de carnes rojas con grasilla entreverada, entre 1 y 1,2 kilogramos cada uno, con menos de un mes de maduraci¨®n en c¨¢mara. Piezas que Iriondo asa con maestr¨ªa, presenta con dos texturas marcadas y acompa?a de los cl¨¢sicos pimientos del piquillo.

Y como alternativa, chipirones a lo Pelayo, o unas croquetas de jam¨®n mejorables. Son muy finas las cocochas y la merluza rebozadas; soberbias las anchoas frescas con guindilla, y suaves los hongos boletos con yema.

Para concluir, algunos dulces caseros, flan, pantxineta y una encandilante torrija.

Con el comedor a rebosar, cosa habitual los fines de semana, el servicio de sala se resiente.