Entre copas por Terres dels Alforins
Tres pueblos, once bodegas y un pueblo ¨ªbero en una ruta de fin de semana en las comarcas valencianas de La Costera y La Vall d¡¯Albaida
La tierra, a veces, obsequia a quienes la contemplan y trabajan con unas tonalidades propias de una pintura impresionista. Pasear por los caminos abiertos entre campos, huertas y vi?edos puede no pasar de simple excursi¨®n, pero, si uno quiere, se puede transformar en una experiencia sensorial que reaviva cuerpo y mente.
En la Comunidad Valenciana existen unas tierras milenarias que producen estos efectos en quienes las habitan y visitan: las Terres dels Alforins, al sur de la provincia de Valencia. El contraste entre los tonos verdes, ocres y rosados impacta a la vista; la siguiente impresi¨®n va m¨¢s all¨¢ y entra en los dominios del gusto y el olfato, porque este valle compartido por las comarcas de La Costera y La Vall d¡¯Albaida es la cuna de algunos de los mejores vinos valencianos.
Hasta poco antes de la posguerra, los t¨¦rminos de La Font de la Figuera, Fontanars dels Alforins y Moixent contaban con alrededor de 80 bodegas. Casi cada finca familiar produc¨ªa su propio vino. Las necesidades econ¨®micas de la ¨¦poca impulsaron a estos peque?os productores a congregarse en cooperativas y, en pocos a?os, muchas bodegas desaparecieron. Desde hace un par de d¨¦cadas, sin embargo, ¡°es como si el p¨¦ndulo hubiese variado su sentido¡±, en palabras de Rafael Cambra, presidente de la asociaci¨®n de productores vitivin¨ªcolas Terres dels Alforins. En 2009 los bodegueros del valle ¨Cmuchos de ellos, hijos o nietos de aquellos primeros productores¨C unieron fuerzas y crearon esta agrupaci¨®n que busca, sobre todo, defender un paisaje milenario que la hist¨®rica incomunicaci¨®n ha mantenido pr¨¢cticamente igual. Ya los ¨ªberos produc¨ªan vino en la zona. En las ruinas del poblado ¨ªbero de La Bastida de les Alcusses, en Moixent, se ha hallado instrumental para la vendimia. Este paraje es solo una de las visitas para descubrir las costumbres vin¨ªcolas de este valle.
Proponemos una ruta de fin de semana para descubrir algunos de sus secretos. Once bodegas, tres localidades y todo un para¨ªso sensorial por descubrir. El valle que congrega a los productores de Terres dels Alforins da para varios d¨ªas de catas y paseos. El fin de semana es un momento perfecto, ya que no todas las bodegas admiten visitas de lunes a viernes (para todas es necesario concertar cita previa).
Viernes: la ruta empieza en Fontanars dels Alforins
Si la escapada enotur¨ªstica comienza en viernes, inaugurarla en la bodega Enguera ser¨¢ una buena opci¨®n. Su tinto Paradigma refleja la personalidad del valle, que a¨²na la influencia de la cercana Mancha y la brisa del Mediterr¨¢neo.
¡°Estamos en un clima mediterr¨¢neo fresco, en un punto de transici¨®n entre el mar y la monta?a¡±, apunta Rafael Cambra. El balance entre la distancia del mar, el secano estricto, los suelos arenosos y la altitud del terreno convierten a la zona en un espacio perfecto para el cultivo de la vi?a. Del centenar de municipios que contempla la denominaci¨®n de origen de Valencia, tres son los integrantes de Terres dels Alforins. Sin embargo, Pablo Calatayud, bodeguero de Celler del Roure, no otorga todo el m¨¦rito a las caracter¨ªsticas naturales del valle: ¡°El factor humano es esencial¡±, dice Calatayud. ¡°Quienes nos dedicamos a esto decidimos qu¨¦ variedades plantamos, c¨®mo elaboramos nuestros vinos¡¡±. ¡°No pretendemos ser una asociaci¨®n elitista¡±, a?ade Cambra. ¡°En Terres dels Alforins queremos incluir a todos los productores de la zona, incluidas las cooperativas. La meta es que el vino sea el eje de la dinamizaci¨®n de la zona¡±.
Muy cerca de Enguera se encuentra la bodega Heretat dels Taverners. Esta antigua alquer¨ªa restaurada est¨¢, c¨®mo no, rodeada de vi?as en las que el visitante podr¨¢ adentrarse gracias a un paseo guiado y explicativo. Tras la cata es posible comprar alguno de sus vinos llenos de car¨¢cter, como el colorido Mallaura.
S¨¢bado: de Fontanars a La Font de la Figuera
La finca La Nova Alc¨²dia y Ca La Iaia son dos opciones de alojamiento rural pr¨®ximos a estas bodegas, en el t¨¦rmino de Fontanars dels Alforins. Ya por la ma?ana, la ruta puede continuar en este mismo municipio, que acoge cinco de las once bodegas de Terres dels Alforins. Tanto la de Rafael Cambra como la bodega Daniel Belda limitan sus visitas a los s¨¢bados por la ma?ana. En la primera destacan vinos como Rafael Cambra Uno y Dos; en Daniel Belda, el blanco Verdil, fruto de una variedad aut¨®ctona que esta bodega recuper¨® cuando estaba casi extinta. Las variedades locales y los principios de la agricultura sostenible son dos principios primordiales para los productores de la zona.
Desde all¨ª ponemos rumbo a La Font de la Figuera para visitar la cooperativa Vinos de la Vi?a, propietaria de 2.400 de las 4.000 hect¨¢reas de vi?edos de los productores asociados a Terres dels Alforins. La siguiente bodega es Arr¨¢ez, tambi¨¦n en La Font, que ofrece varias opciones de visitas enotur¨ªsticas a sus visitantes. El pack Glot¨®n es el m¨¢s completo e incluye, por 25 euros, visita al laberinto de interpretaci¨®n del vino, cata de tres caldos con maridaje y comida en la bodega.
El pintor renacentista Juan de Juanes (1523-1579), hijo de La Font de la Figuera, no abandon¨® su pueblo sin dejar su huella en la iglesia de la Natividad de la Virgen, donde firm¨® un retablo que podemos aprovechar para visitar. La localidad acoge tambi¨¦n un museo hist¨®rico y etnol¨®gico situado en una antigua bodega restaurada de finales del siglo XVIII.
Si tras la comida, la visita cultural y la siesta quedan fuerzas, no es mala opci¨®n trasladar los b¨¢rtulos al hotel rural Makasa?en?Moixent. All¨ª se sit¨²a tambi¨¦n el poblado ¨ªbero de La Bastida de les Alcusses, que se levanta sobre un infinito mar de vi?edos. Moixent alberga, adem¨¢s, un museo municipal que exhibe una r¨¦plica exacta del famoso ¨Cy diminuto- Guerrero de Moixent (la pieza original est¨¢ expuesta en el Museo de Prehistoria de Valencia).
Las bodegas Celler del Roure y Clos Cor Vi pertenecen al t¨¦rmino de Moixent. Paco Calatayud, propietario de la primera, pone el foco en la recuperaci¨®n de variedades con riesgo de desaparecer; su vino Maduresa procede de una de ellas. Por su parte, en Clos Cor Vi se centran en los vinos blancos (destacan las variedades de riesling y viognier). La cooperativa Sant Pere, tambi¨¦n en Moixent, produce elegantes vinos de maridaje f¨¢cil, as¨ª como aceites cuyos brillos verdes invitar¨¢n a llevarse alguna que otra botella.
Otra opci¨®n es visitar la bodega Casa los Frailes, en Fontatars dels Alforins, que lleva funcionando desde 1771 y apuesta por las uvas monastrell, garnacha y shiraz. Sus amplios vi?edos se pueden contemplar, copa en mano, desde su di¨¢fana sala de catas. Tambi¨¦n tiene tienda de vino.
Domingo: despedir la ruta enotur¨ªstica
Acabamos el recorrido en la bodega Los Pinos, que, en palabras de su director Jos¨¦ Antonio Ferri, milita en la agricultura ecol¨®gica ¡°por convicci¨®n¡±. Sus vinos Brote blanco y rosado o el tinto DX dan testimonio del esp¨ªritu de esta bodega con m¨¢s de 150 a?os de antig¨¹edad.
El paisaje confiere uniformidad y solidez a estos pueblos que nacieron de la vi?a y siguen nutri¨¦ndose de ella. Sus vinos, que atesoran la esencia de unos suelos bendecidos por la danza entre las monta?as y el mar Mediterr¨¢neo, nos han descubierto este peque?o pero decidido territorio de la Comunidad Valenciana en una escapada deliciosa.
Los colores de las tierras de La Costera y La Vall d¡¯Albaida permanecen silenciosos; su quietud la corta solo el discreto soplido de la brisa marina. Aqu¨ª y all¨¢, como motas de pintura en un cuadro impresionista, los bodegueros de Terres dels Alforins despiden la jornada.
Esta noticia, patrocinada por Turismo de la Comunidad Valenciana, ha sido elaborada por una colaboradora de EL PA?S.
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