Un paseo muy sinuoso en O Vicedo
El camino del Fuci?o do Porco en la r¨ªa lucense de Viveiro. Cinco kil¨®metros por un tramo salvaje de la costa norte gallega
A 21 kil¨®metros del llamado banco m¨¢s bonito del mundo (en Loiba, A Coru?a) y a 60 de la famosa playa de Las Catedrales (en Ribadeo, Lugo), en la lucense O Vicedo sorprende la escenograf¨ªa virgen y rocosa de la punta del Fuci?o do Porco (Hocico de Cerdo), uno de los ¨²ltimos hitos senderistas del norte gallego.
El zigzagueante camino costero invita a un emocionante subibaja que se amolda a la orograf¨ªa de un morr¨®n o colina litoral de notorio cromatismo que flanquea la r¨ªa de Viveiro, una de las m¨¢s anchurosas del Cant¨¢brico. En el Fuci?o encontramos un buen ejemplo de una v¨ªa de servicio creada para t¨¦cnicos de mantenimiento de se?ales mar¨ªtimas reconvertida en sendero tur¨ªstico que descubre una naturaleza portentosa, intocada, que de otra manera quedar¨ªa oculta. Dicho camino empedrado tuvo su eclosi¨®n definitiva en 2017, despu¨¦s de reforzarse el trayecto con barandillas de madera.
Senderismo serpenteante
En Folgueiro tomamos el desv¨ªo principal que desciende al aparcamiento. De aperitivo tenemos un kil¨®metro y medio de camino forestal de gravilla blanca entre grandes masas de eucalipto, cuyo primer desv¨ªo a la derecha (sin se?alizar) conduce a la caleta de Alegr¨ªn. Si retomamos el sendero principal, nos toparemos con los bancos y paneles informativos colocados sobre un castro no excavado que justifica el top¨®nimo oficial del enclave: punta Socastro. Desde hace dos meses, hasta aqu¨ª se llega tambi¨¦n tomando como punto de partida la playa de San Rom¨¢n, por un sendero de 1,8 kil¨®metros algo exigente pero en el que no se pierde de vista el Cant¨¢brico.
A partir de este momento se desa?ta una serpenteante fiesta para los sentidos. Se constata enseguida que la margen occidental de la r¨ªa de Viveiro es m¨¢s abrupta que la oriental. Si lo que rodeaba antes al senderista eran eucaliptales, a partir de ahora el envoltorio ser¨¢n todas las variedades imaginables del verde en tojos y helechos; sin construcciones a la vista, salvo una barraca que sirvi¨® de aprisco a reba?os de cabras.
El Fuci?o do Porco es a la Mari?a Lucense lo que San Juan de Gaztelugatxe a Bizkaia: un descenso pronunciado seguido de una angostura y posterior subida escalonada a la colina. Eso s¨ª, en el caso de O Vicedo, el camino siempre est¨¢ protegido por barandillas. A la izquierda atisbamos en bajamar la playa virginal ¡ªe inaccesible¡ª de Pereira, que destila magia desde el primer momento que se contempla desde esta caminata. Tras salvar mediante puentes de madera estrecheces con ca¨ªdas verticales muy peligrosas, ascendemos a la cima del morro porcino, saliente desde donde se divisan los islotes de Los Gatos, semihundidos como monstruos marinos. Llamativa resulta la veta ferruginosa con negrura de tiz¨®n, de nombre El Cocho (cerdo), que no es sino una prolongaci¨®n de las minas da Silvarosa, activas entre 1899 y 1966. Su cargadero de mineral rehabilitado lo visitaremos despu¨¦s anunciado en la carretera a Viveiro como ¨¢rea etnogr¨¢fica de A Insua. Este fue uno de los puertos gallegos de salida de wolframio para alimentar la industria armament¨ªstica alemana.
Luego se manifiesta la cara oculta del Fuci?o. Surge la isla Gaveira, por donde las olas babean su espuma ruidosamente. Mir¨¢ndola no podemos sustraernos a la influencia de la playa de Area, al otro lado de la r¨ªa. Situarnos junto a la baliza de estribor que marca la bocana de la r¨ªa viveirense permite disfrutar de un vasto panorama que abarca desde la isla Coelleira hasta el monte Faro, la playa Esteiro de Xove y el faro de Roncadoiro, m¨¢s el puerto merlucero de Celeiro. De noche, la baliza lanza un destello cada cinco segundos. Una vez desandados los 2,5 kil¨®metros del sendero, llega el descanso del caminante.
Abrela y San Rom¨¢n
En coche llegamos enseguida a la playa familiar de Abrela, dotada con espacio dunar y pinada. El paseo enmaderado y el merendero de sardinas acaban por convertir este arenal en reclamo cualquier d¨ªa soleado. La excursi¨®n ganar¨¢ en sabor con la parada en el restaurante Area Grande de la vicedense playa de San Rom¨¢n. Su lubina salvaje rivaliza con los calamares de r¨ªa, especialmente en su terraza panor¨¢mica.
San Rom¨¢n se divide durante la bajamar en tres caletas, dando opci¨®n a internarse por sus cuevas, m¨¢s all¨¢ de los farallones Os Castelos. Y ning¨²n acercamiento estar¨ªa completo sin visitar Os Moutill¨®s, como se denomina al parapeto natural que aloj¨® un campamento vikingo, y subir a una cruz de naufragio, la de San Rom¨¢n do Val.
Mirador de Tixoso
Quien decida pernoctar en San Rom¨¢n puede hacerlo en L¡¯Almoina, casa solariega del siglo XVIII con seis habitaciones, h¨®rreo-bodega y pozo con horno de le?a, adem¨¢s de restaurante y 6.000 metros cuadrados de jardines. Solventado el alojamiento, seguimos camino hacia Xilloi. A un kil¨®metro aparcamos en el mirador de Tixoso, erguido detr¨¢s de la cala hom¨®nima, y punto desde donde cubriremos a pie 2,5 kil¨®metros de Ruta da Costa se?alizada con el sendero PRG-156. Direcci¨®n norte, buscaremos el mirador de As Laxes, la epifan¨ªa final, el brazo de mar de 500 metros, separador de la isla Coelleira, uno de los corredores de aves migratorias m¨¢s importantes de la Europa continental.
Cuenta la leyenda que los monjes templarios que habitaron el monasterio insular del siglo XI fueron pasados a cuchillo por el Se?or de Viveiro. Solo uno pudo alcanzar a nado O Vicedo y salvarse gracias a su indumentaria pueblerina. A¨²n hoy est¨¢ habitada la Casa del Paisano.
Gu¨ªa: Turismo de Galicia (turismo.gal). Concello de O Vicedo (concellodovicedo.org). Playa de Las Catedrales (ascatedrais.gal). Casa Rural L¡¯Almoina (almoina.com; 670 51 20 56). En O Vicedo. Restaurante Area Grande (626 12 95 35). Playa de San Rom¨¢n, en O Vicedo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.