9 fotosNueve playas espa?olas con isla incorporadaDe la costa de Lugo a la de Gipuzkoa y de Girona a C¨¢diz, orillas cuya horizontalidad est¨¢ bellamente rota por la geolog¨ªa costeraGuillermo Esa¨ªn23 jul 2018 - 10:45CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceLa b¨²squeda de valores paisaj¨ªsticos encuentra su justa recompensa en esta escueta lengua de playa orientada al embarcadero del Hornillo y a las puestas de sol. Su arena es dorada y de textura fina; escueta la zona dunar; sus aguas transl¨²cidas piden gafas de buceo. Si queremos salvar los 150 metros que nos separan de la isla del Fraile, pisaremos la punta del Cigarro, ap¨¦ndice de arenisca que sirvi¨® de cantera romana. Le sucede un hemit¨®mbolo que, con suerte, har¨¢ que nos cubra solo hasta la cintura. En su cara oculta, la isla es un acantilado cortado a pico. Hay restos de una factor¨ªa de salazones tardorromana, hornos de yeso y cal (1879), viviendas de principios del siglo XX y una cantera de tierra l¨¢guena, usada para impermeabilizar techumbres. Y, s¨ª, una urbanizaci¨®n que afea el entorno.ageEl parque natural de la Bah¨ªa de C¨¢diz brinda fastuosas caminatas costeras. Tras documentarse en el centro de visitantes (cvbahiacadiz.com), solo resta aparcar en el extremo de la playa del Castillo y seguir a pie por el sendero se?alizado de 2,6 kil¨®metros que desemboca entre marismas y dunas en la bater¨ªa napole¨®nica de Urrutia. Las dunas impresionan en la boca del estuario del Guadalete, mientras vemos caer el sol entre el vuelo de charrancitos comunes que podr¨ªan pasar por gaviotas de peque?o tama?o. Hay una sensaci¨®n de plenitud desde la punta del Boquer¨®n, declarada monumento natural, frente a la isla de Sancti Petri (elcastillodesanctipetri.com). Lejos de todo. Al regreso, esta vez por la orilla, pasaremos por una playa para perros. Recordar que los barcos a la ¨ªnsula zarpan desde el puerto de Sancti Petri (Chiclana de la Frontera). Para el pr¨®ximo 15 de agosto, el parque natural organiza una sugerente visita nocturna a la punta del Boquer¨®n.getty imagesEn la playa del extremo oriental de Asturias se siente como en pocas el reflujo marino; es de hecho uno de los escasos arenales de la zona no allanados por las olas durante la pleamar. Siempre es preferible acudir con marea baja para sentir la elasticidad de la arena h¨²meda bajo las pisadas, para acercarse a la cueva de la contigua playa del Oso y a los restos del vivero de marisco (en la foto). Cuando los coeficientes mareales son muy altos, es posible aproximarses bastante a El Castr¨®n, que ejerce de escollera natural. O pasar, al oeste, a la cala de Las Gaviotas. Durante la Edad Media, su situaci¨®n entre Llanes y San Vicente de la Barquera (reinos de Le¨®n y Castilla, respectivamente) contribuy¨® a que fuera declarada ¡°franca de alc¨¢bala¡± (libre de impuestos). La terraza del bar del hotel Mirador de La Franca es una tentaci¨®n.Jos¨¦ Carlos D¨ªaz (age)Adentrarse en este circo de acantilados constituye una experiencia arrebatadora, una ¨ªntima sensaci¨®n a la que contribuyen la envolvente y prol¨ªfica coloraci¨®n de los escarpes, el verde de los pinos, pero tambi¨¦n el islote, Illa Roja, que da su nombre al lugar. Las luces del alba y del crep¨²sculo arrancan destellos rojizos a este gigante varado en una franja de arena dorada y de grano grueso. Escenario tradicionalmente consagrado al naturismo, a¨²n se recuerdan las detenciones durante el boom tur¨ªstico de los nudistas alemanes y su puesta en libertad al otro lado de la frontera. A Illa Roja se accede desde el aparcamiento (0,033 c¨¦ntimos por minuto) de la playa del Rac¨®, sin olvidar el sendero panor¨¢mico de 1,6 kil¨®metros que desde la playa de Sa Riera recorre el acantilado entre pinadas y matorral.Lucas Vallecillos (age)El principal activo de la playa del Portitxol (puertecito), tambi¨¦n llamada la Barraca, es el est¨¦tico, m¨¢s si cabe al amanecer. Una manera alternativa de llegar, ajena a la monta?a urbanizada, es bajando a pie desde el mirador de la Cruz de Piedra, situado junto a la carretera, frente a los islotes de L¡¯Escull y la isla del Portitxol, que aloj¨® una f¨¢brica de ¨¢nforas romanas cuando todo era una pen¨ªnsula. Hasta no hace muchas d¨¦cadas se cultivaban vi?as y el burro que las araba era transportado en barquichuela. Dotada de resabios marineros ¡ª?como avalan las antiguas casas de pescadores¡ª, El Portixol, a falta de arena, tiene sobrada fama entre los buceadores por la luminosidad transparente de sus aguas: llevar gafas y tubo respirador. Pero tambi¨¦n cangrejeras y ericeras. Decir adi¨®s a la playa desde el mirador de La Falzia.LUNA MARINA (getty images)Delimitada por el Pico del Loro y la Estela a Rafael Ruiz Balerdi, de Eduardo Chillida, Ondarreta, la vecina de La Concha, es la playa m¨¢s tranquila y peque?a de San Sebasti¨¢n. Y en pleamar es el punto de la concha que conserva mayor aporte arenoso. A la isla de Santa Clara, siempre visible desde el arenal, se navega desde el puerto viejo; solo los m¨¢s avezados nadadores se atreven, aun con la ayuda del gabarr¨®n (plataforma flotante), a cubrir los 400 metros que la separan de tierra firme. En Ondarreta abundan las actividades acu¨¢ticas. La visi¨®n furtiva del palacio de Miramar desde el paseo mar¨ªtimo despierta en el viajero el deseo de deambular por los jardines del complejo donde veraneaba la reina Mar¨ªa Cristina (buscar su escultura en el paseo). Al final del periplo es buena idea tomar algo en el bar del hotel Ezeiza.Barbara Cerovsek (getty images)La playa urbana de Covas, situada en el fondo de la r¨ªa de Viveiro (algo fangosa, por tanto), reclama una parada para acercarse al mirador circular situado al costado de Os Castelos. Empenachados por la vegetaci¨®n, estos pe?ascos pizarrosos son el trasunto de una postal de Extremo Oriente. En bajamar podemos subir al primer roquedo, que guarda el monumento a un naufragio tan desconocido como mort¨ªfero. En 1810, la fragata 'Santa Mar¨ªa Magdalena' y el bergant¨ªn 'Palomo' golpearon contra Os Castelos, cobr¨¢ndose la galerna 550 v¨ªctimas. Covas goza de mayor aporte de arena en su parte oriental. Si el hambre aprieta, el bar As Tixolas (982 56 07 07) nunca decepciona con su pulpo a feira (11,10 euros) y sus mariscadas (22,50 euros). Los fines de semana conviene reservar antes.Mercedes Ranca?o Otero (getty images)En bajamar es una preciosa l¨ªnea de arena que permite tocar el islote de El Castro; en pleamar, como si de un espejismo se tratase, todo es un Cant¨¢brico salvaje que asedia esa peque?a porci¨®n de tierra. A este para¨ªso naturista al oeste de la ciudad de Santander acude un p¨²blico mayoritariamente joven, amantes de los paseos o parejas con ganas de vivir un d¨ªa de espaldas al ruido urbano. Pero el salvajismo se manifiesta tambi¨¦n en el acceso, afectado por los temporales, con lo que habr¨¢ que hacer equilibrios en la bajada. La entrada al mar es progresiva. Quienes acaricien la posibilidad de encaramarse al islote de El Castro ¡ªterritorio de pescadores¡ª deber¨ªan informarse y memorizar bien el horario de mareas y as¨ª no tener que ser rescatados con cuerdas por los socorristas de la playa.Susana Guzman (Alamy)Su entorno virginal, su colosal duna rampante, su franja de arena negra y grava son una tentaci¨®n continua para los fot¨®grafos en el parque natural del Cabo de Gata-N¨ªjar. Todo ello por no mencionar La Peineta, esa roca varada en la orilla producto de la erosi¨®n de un volc¨¢n submarino. Por encontrar un s¨ªmil: una cresta o trampol¨ªn volc¨¢nico. La Peineta conoci¨® gran popularidad merced a un Sean Connery asustando gaviotas con un paraguas en la pel¨ªcula 'Indiana Jones y la ¨²ltima cruzada'. Al ser una playa peque?a y recogida, el oleaje apenas molesta, si bien el viento de poniente castiga sin piedad a los ba?istas. El acceso en verano est¨¢ restringido: en cuanto se llenan los aparcamientos (m¨¢s pronto que tarde), solo puede llegarse desde San Jos¨¦ en autob¨²s lanzadera. Este a?o el servicio es gratuito.getty images