El sabor de ocho cepas

Hay una nueva generaci¨®n de vi?adores, como gustan llamarse, que busca camino propio recorriendo la senda de la tradici¨®n. Todo un desaf¨ªo en tiempos de la originalidad a toda costa, y que Miguel Mart¨ªnez, etn¨®grafo reconvertido, afronta con la mirada limpia de prejuicios, pero aconsejado por Pepe Hidalgo, un seguro a todo riesgo. No es de extra?ar que haya conseguido sorprendentes vinos con sus 39 peque?as parcelas de cepas viejas ubicadas en las fr¨ªas faldas del Moncalvillo, a casi 800 metros de altura, una zona de lentas maduraciones donde cohabitan numerosas variedades.

El m¨¢s logrado es este Carrasojuela, procedente de dos peque?as parcelas, y en el que participan ocho variedades, algunas blancas, aunque las vigas maestras sean la tempranillo, garnacha, mazuelo y maturana. Elaborado con mimo artesanal, criado un a?o en barrica, ha pasado dos en botella, necesarios para integrar el juego de variedades y limar asperezas. Un tinto donde las ligeras imperfecciones suman atractivo a su dulce aroma frutal de fragancia contenida, que deja espacio a las hierbas de monte, el eco de la madera y sus especias. Expresivamente sabroso, fresco y amigable, tal vez no impresione pero seduce.