Diccionario para trotamundos del tercer milenio

Despu¨¦s de las staycations (vacaciones en casa), el bleisure (un mix de viaje de trabajo y de ocio) y las aventuras con las pank (esas t¨ªas solteras sin ni?os a las que les encanta ense?ar mundo a los sobrinos), ampliamos nuestro vocabulario viajero.

1. ¡®Resfeber¡¯

Por fin le podemos dar un nombre corto a ese desasosiego ¡ªinquietante pero gozoso¡ª que sentimos antes de embarcarnos en un viaje. Es la resfeber, una palabra importada del sueco que describe los sentimientos contradictorios, esa especie de fiebre que nos sobreviene tras comprar los billetes para un viaje con el que hemos so?ado mucho. Que no cunda el p¨¢nico: son solo unas d¨¦cimas de resfeber.

2. N¨®madas digitales

Los aut¨®nomos que solo necesitan un ordenador e Internet empezaron yendo a un caf¨¦ con wifi, luego se apuntaron a un local de coworking y han acabado conviviendo con otros trabajadores de similar perfil en, pongamos, Lisboa o Palermo. Para atender a estos n¨®madas digitales han surgido plataformas como WiFi Tribe o Nomad House.

3. 'Urban sketching'

?Todav¨ªa retrata las ciudades con el m¨®vil? ?Y si a cambio se hace con una libreta tipo Moleskine, un rotulador de punta fina y una caja de acuarelas y se lanza a representarla con la mano? Eso hacen los urbansketchers o dibujantes urbanos.

4. ¡®Solivagant¡¯

Los viajes en grupo suelen incluir al menos dos o tres discusiones y enfados. Para evitar perder amistades tras lo que pintaba como una experiencia grupal gozosa, existe la opci¨®n de convertirse en solivagant, es decir, en viajero o viajera que elige lanzarse en soledad a vagar por el mundo. Se distinguen por su sonrisa perpetua pintada en la cara, ajena a discusiones sobre d¨®nde comemos hoy o por qu¨¦ entramos en el museo justo ahora que no llueve. Vagar solitarios por el planeta es hoy una pr¨¢ctica cada vez m¨¢s valorada, cuya popularidad va en aumento, especialmente entre las mujeres.

5.?¡®Flashpackers¡¯

Si seguimos siendo mochileros a edades provectas, probablemente nos hayamos convertido en flashpackers sin darnos ni cuenta. S¨ª, en esos viajeros talluditos que llevan cantimplora y un aislante enrollado, pero cuando no pueden con sus ampollas y se niegan a compartir litera con desconocidos, deciden reservar en un hotel con encanto y participar en una cata de vinos.

6. ¡®Pet sitting¡¯

Si los gatos no nos dan alergia o si sacar a pasear dos veces al d¨ªa a Pluto y a Laika nos parece un plan grato, ?por qu¨¦ no hacerlo en San Francisco o en Liubliana? Esto de cuidar mascotas instal¨¢ndose en casa de sus due?os, acu?ado en ingl¨¦s se llama pet sitting, y es una manera de viajar en las ant¨ªpodas del turista que no contribuye en nada al barrio donde se aloja. Eso s¨ª, cuando paseemos a los perretes de turno, no hay que olvidar llevar siempre una bolsita de pl¨¢stico con nosotros.

7. ¡®Wanderlist¡¯

No, no es la wanderlust del diccionario alem¨¢n, ese deseo irrefrenable por explorar mundo. Pero algo tiene que ver. La wanderlist funde ese concepto con la lista de deseos: es esa enumeraci¨®n que suele aumentar en lugar de reducirse y que recoge todos los destinos y visitas que queremos conocer alg¨²n d¨ªa.