Los lugares m¨¢s intrigantes de la tierra (que se pueden visitar)
Desde una isla abandonada en Jap¨®n donde se rod¨® la pel¨ªcula 'Skyfall', de la saga James Bond, hasta las m¨ªticas catacumbas de Par¨ªs, 15 experiencias realmente sorprendentes
M¨¢s all¨¢ de famosos y no menos inquietantes castillos con fantasma, o de lugares extra?os cuyo origen sigue siendo desconocido (a pesar de su condici¨®n tur¨ªstica), como las l¨ªneas de Nazca, el planeta acumula rincones todav¨ªa muy poco visitados que espolean la imaginaci¨®n del viajero. Desde ciudades fantasma en medio del mar hasta jardines infernales decorados con figuras horripilantes o bosques embrujados.
El mundo est¨¢ lleno de lugares inesperados, donde mientras algunos no se atrever¨ªan siquiera a acercarse, otros buscan convertirlos, directamente, en la excusa para un viaje. Visitamos 15 de esos lugares intrigantes para viajeros que busquen algo diferente.
1 Demonios de piedra (Zelizy, Rep¨²blica Checa)
Las dos cabezas demon¨ªacas (Certovy hlavy) de piedra que velan los bosques aleda?os a Zelizy, a 35 kil¨®metros al norte de Praga, pueden llegar a asustar a cualquiera. Dos siniestras estatuas cuyo autor, el artista checo Vaclav Levy, alcanz¨® cierta notoriedad como escultor. Llev¨® su arte a Roma y Viena, y decor¨® iglesias en todo el continente (como el t¨ªmpano de la catedral de San Vito de Praga), por lo que sorprende que, siendo famoso por sus temas religiosos, haya legado estas dos monstruosas caras.
Estos demonios enfurru?ados se alzan en una loma al sur del pueblo de Zelizy, y son visibles desde la carretera principal.
2 C¨ªrculos de la muerte (Gambia-Senegal)
La muerte es desconcertante y misteriosa, igual que estos c¨ªrculos de piedra y t¨²mulos mortuorios que hay por todo Senegal y Gambia. Los monumentos aparecen dispersos en las praderas y est¨¢n formados por pilares monol¨ªticos de piedra laterita, y ubicados en c¨ªrculo alrededor de un sepulcro, con una o m¨¢s piedras frontales encaradas al este. Se desconocen sus or¨ªgenes, a pesar de que hay much¨ªsimos ¨Cunos 17.000 en un ¨¢rea de 33.000 kil¨®metros cuadrados¨C y se han levantado, de forma ininterrumpida, desde hace unos 2.000 a?os.
Los arque¨®logos desconocen exactamente a qu¨¦ responde la colocaci¨®n, ni qu¨¦ pr¨¢cticas funerarias se practicaban en torno a ellos o c¨®mo se adaptaron al Islam. El estilo funerario es un enigma total: huesos y calaveras colocados dentro de los c¨ªrculos, formando elaborados motivos ¨Cdesde verjas de huesos dispuestos verticalmente sobre la tierra hasta una capa de mand¨ªbulas cubierta por cuencos boca abajo¨C cuyo porqu¨¦ nadie ha sabido explicar. Para aumentar la intriga, los lugare?os aseguran que las piedras se iluminan (a veces) por la noche.
Quiz¨¢ debido a su misterio, en estos campos de piedras se respira cierta magia, como si fueran un mundo intermedio entre otros dos y, m¨¢s que yacimientos arqueol¨®gicos, verdaderos monumentos vivientes. De hecho, la poblaci¨®n local visitan estos monumentos ¨Cde camino al trabajo, al mercado o a casa¨C para colocar un piedra peque?a o una hortaliza en lo alto de uno de los monolitos, tomarse un momento para pensar y pedir un deseo. Los m¨¢s accesibles son los c¨ªrculos de piedras Wassu de Gambia (cerca de Janjanbureh), donde hay un museo en el lugar y llegan circuitos guiados desde los hoteles m¨¢s cercanos.
3 Cicatrices en forma de rosas (Sarajevo, Bosnia y Herzegovina)
La tristeza y la esperanza brotan al un¨ªsono entre el hormig¨®n de Sarajevo, capital de Bosnia y Herzegovina. Las cicatrices de los impactos de mortero durante el Sitio de Sarajevo se han llenado con resina roja: homenajes en plena calle para recordar a los muertos. Entre 1992 y 1996, Sarajevo fue castigada con m¨¢s de 300 bombas diarias, lanzadas por los tanques del Ej¨¦rcito de la Rep¨²blica Srpska desde los montes aleda?os. Durante 1.425 d¨ªas, 11.541 civiles fueron asesinados en Sarajevo.
El impacto de un proyectil de mortero deja un cr¨¢ter central con un halo de agujeros m¨¢s peque?os. Cuando se llenan con resina roja, estas marcas asemejan flores, o charcos de sangre, en las calles de Sarajevo. Una intervenci¨®n que nadie ha reivindicado hasta ahora, y que pertenecen por tanto a las personas que sobrevivieron al asedio. Con el paso de los a?os, a medida que se reemplaza el asfalto, muchas de estas rosas desaparecen, aunque hay voluntarios que repintan minuciosamente las rosas para protegerlas de las pisadas y las inclemencias del tiempo. Y aunque algunos tienen sentimientos encontrados sobre la atenci¨®n que las rosas reciben por parte de los turistas, otros muchos las ven como la materializaci¨®n del dolor y de la esperanza que, con el paso del tiempo, brota en la capital bosnia.
Las rosas de Sarajevo est¨¢n por toda la ciudad; se pueden contemplar, por ejemplo, en el mercado Markale, en el paseo Ferhadija y en el Gran Parque.
4 Por el pa¨ªs de los b¨²nkeres (Albania)
Nada resume mejor el extra?o devenir de Albania durante el siglo XX que sus famosos b¨²nkeres, vestigios de la paranoia comunista dispersos por todas partes, salpicando el paisaje como si formaran parte de la naturaleza circundante. Est¨¢n por todas partes, incluso cerca de Tirana, con sus abovedados tejados de hormig¨®n, listos para repeler una invasi¨®n que nunca lleg¨®. Cuenta la leyenda que el dictador Enver Hoxha orden¨® a uno de los creadores de estos refugios permanecer en el interior del prototipo mientras un tanque le pasaba por encima; al ver que el techo no sucumb¨ªa, el dictador orden¨® cubrir todo el pa¨ªs de b¨²nkeres.
Durante las ¨¦pocas dif¨ªciles de Albania, estas construcciones de origen b¨¦lico se han utilizado para otros cometidos: lavabos improvisados, establos para cabras en invierno y espacio para el encuentro de parejas; incluso sirvieron como viviendas durante los a?os m¨¢s oscuros del pa¨ªs. Y aunque han ido desapareciendo durante los ¨²ltimos a?os, y supervivientes est¨¢n cada vez en peor estado, todav¨ªa se pueden encontrar algunos en zonas remotas de las monta?as albanesas.
5 Las pir¨¢mides de Stob (Rila, Bulgaria)
En el pueblo de Stob, las verdes praderas b¨²lgaras dejan paso a unas torres y pir¨¢mides de arenisca que se elevan 40 metros sobre la roca recortada. Al pasar por entre las agujas de arenisca, uno se siente como si explorara otro planeta. Los ge¨®logos explican que este paisaje marciano fue creado por la nieve y el viento; la tradici¨®n popular, sin embargo, asegura que estos pilares son los restos petrificados de los asistentes a una boda, que se quedaron paralizados cuando el padrino bes¨® a la novia. Parece broma, s¨ª, pero al recorrer este bosque de piedra rojiza uno empieza a sentir el influjo de las antiguas leyendas¡
Stob est¨¢ a cinco minutos en coche (o a una hora caminando) desde Rila, popular destino tur¨ªstico en Bulgaria.
6 Ecos de la II Guerra Mundial (Oradour-sur-Glane, Francia)
Esta aldea francesa podr¨ªa considerarse como el Belchite franc¨¦s. Oradour-sur-Glane, en el centro oeste del pa¨ªs, vivi¨® un infierno durante la II Guerra Mundial, cuando se masacr¨® a 642 habitantes. El 10 de junio de 1944, los soldados nazis entraron en Oradour-sur-Glane, separaron a hombres, mujeres y ni?os entre los graneros y la iglesia del pueblo, y despu¨¦s todos fueron cruelmente asesinados. Un piloto estadounidense lleg¨® a ver incluso una crucifixi¨®n. Fue el peor exterminio nazi en suelo franc¨¦s y los historiadores a¨²n se preguntan por qu¨¦ escogieron la peque?a aldea de Oradour, cuando ni siquiera era refugio de la Resistencia francesa.
Tras la guerra, Charles De Gaulle anunci¨® que el pueblo se conservar¨ªa tal cual como advertencia a las futuras generaciones ¨Cni siquiera se retiraron los coches calcinados¨C y la nueva Oradour-sur-Glane se levant¨® al noroeste de la aldea original. En la entrada actualmente hay el r¨®tulo que dice ¡°Souviens-toi¡± (recuerda). El centro conmemorativo y la antigua aldea est¨¢n a 20 kil¨®metros al noroeste de Limoges.
7 Por las catacumbas de Par¨ªs
Los elegantes bulevares y jardines de la capital francesa ocultan, bajo la superficie, un peque?o reino de los muertos. Se calcula que las catacumbas de Par¨ªs conservan los huesos de unos seis millones de personas, apilados en fr¨ªos y h¨²medos pasajes. Debido al crecimiento de la poblaci¨®n, y la saturaci¨®n de los cementerios, a partir de la d¨¦cada de 1780 se empezaron a exhumar los cuerpos y a colocarlos en las catacumbas. Hoy se puede visitar una secci¨®n oficial de un kil¨®metro entre los 280 totales de extensi¨®n de esta red de t¨²neles subterr¨¢neos, excavada de forma gradual, desde las originales carrieres (canteras) de Par¨ªs, los primeros, con siglos de antig¨¹edad.
La Resistencia francesa utiliz¨® algunos de estos t¨²neles, en los que se ubica tambi¨¦n Le Bunker, antiguo basti¨®n nazi a¨²n con carteles en alem¨¢n que piden silencio y proh¨ªben fumar. Los exploradores urbanos m¨¢s obsesionados con las catacumbas siguen sin resistirse a adentrarse en ellas, pese a los riesgos (y pese a la ley), y se les conoce como catafilos, aunque act¨²an tambi¨¦n como cuidadores, despejando t¨²neles o pintando murales. El mayor reclamo para los ellos es Le Carrefour des Morts (la encrucijada de los muertos), donde se gatea por un t¨²nel bajo repleto de huesos amarillentos.
La entrada a las catacumbas de Par¨ªs est¨¢ cerca de la estaci¨®n de metro de Denfert-Rochereau.
8 Regreso a Chern¨®bil (Ucrania)
El 26 de abril de 1986, una prueba fallida del sistema de seguridad de la central nuclear de Chern¨®bil, al norte de Ucrania, desat¨® el mayor desastre nuclear de la historia: grado siete en la Escala Internacional de Accidentes Nucleares (no hay grado ocho). Una explosi¨®n revent¨® el Reactor 4, liberando part¨ªculas radioactivas que llegaron hasta el Reino Unido y Escandinavia. Pripyat era una ciudad levantada para los trabajadores de la central, y sus 50.000 habitantes fueron los primeros que tuvieron que abandonar sus hogares. Todav¨ªa hoy, tres d¨¦cadas m¨¢s tarde, los niveles de radiaci¨®n son 10 veces superiores a los normales y la imagen es la de un desastre total, sin rastro de vida.
En Pripyat, a¨²n deshabitada, e imagen del pasado de la Ucrania sovi¨¦tica, la noria y el parque infantil, construidos poco antes del accidente, se erigen como oxidados s¨ªmbolos de la inocencia perdida. Los bloques de pisos, en p¨¦simo estado de conservaci¨®n, est¨¢n cubiertos de plantas trepadoras. En la vieja escuela todav¨ªa se pueden ver montones de libros y m¨¢scaras de gas de tama?o infantil. Aunque es exagerado decir que la naturaleza se ha apropiado de Chern¨®bil, se avista ocasionalmente alg¨²n oso y se oye el canto de p¨¢jaros. La poblaci¨®n humana tambi¨¦n es escasa, pero algunas mujeres mayores ¨Clas abuelas de Chern¨®bil¨C han regresado a sus viejas granjas; han elegido entre radiaci¨®n y exilio.
Se puede visitar Pripyat desde Kiev en rutas fotogr¨¢ficas organizadas por chernobylwel.com
9 Recuerdos el espionaje sovi¨¦tico (Tallin, Estonia)
Los visitantes extranjeros no empezaron a acudir al hotel Viru de Tallin por sus vistas. Bajo gobierno sovi¨¦tico, la actual capital estonia estaba muy controlada y cada una de las 60 habitaciones del establecimiento permanec¨ªa vigilada. Durante los tiempos de la URSS este fue uno de los mejores alojamientos hoteleros, pero tambi¨¦n se us¨® para espiar a turistas. Los habitantes de Tallin tambi¨¦n lo frecuentaban, sobre todo el restaurante instalado en la planta 22, con vistas sobre la ciudad antigua y el mar; lo que no sab¨ªan es que una planta m¨¢s arriba funcionaba un centro de control de espionaje, convertido hoy en un museo del KGB, e instalado en la antigua sala de vigilancia, entre viejos equipos de radio y m¨¢scaras de gas de la d¨¦cada de 1960. Eso s¨ª, hace tiempo que retiraron los micr¨®fonos de las habitaciones¡
Se puede reservar a trav¨¦s de la web sokoshotels.fi
10 Hashima, la isla acorazado (Nagasaki, Jap¨®n)
A esta isla japonesa frente a la costa de Nagasaki se la conoce tambi¨¦n como Gunkanjima (isla del acorazado) o Midori Nashi Shima (isla sin verdor). Y por su aspecto siniestro, como si fuera un barco de guerra flotando a la deriva y perfilado contra el cielo azul, Hashima es llamada tambi¨¦n la isla fantasma. Este trozo de roca cubierto por restos desmoronados de un pueblo de hormig¨®n, se us¨® en 2012 para recrear el refugio del malvado Raoul Silva (interpretado por Javier Bardem) en la pel¨ªcula Skyfall, de la saga James Bond.
Parad¨®jicamente, hubo un tiempo en que Hashima ¨Cpropiedad de una empresa del carb¨®n¨C fue el lugar con m¨¢s densidad de poblaci¨®n de Jap¨®n (m¨¢s de 5.000 mineros y sus familias), con 139.100 habitantes por kil¨®metro cuadrado. Cuando el yacimiento de carb¨®n cerr¨® en 1974 fue totalmente abandonada en apenas cuatro meses, y sus viviendas, escuelas, cl¨ªnicas y templos quedaron en una especie de sue?o pos apocal¨ªptico.
La isla se abri¨® al turismo en 2009, aunque solo a trav¨¦s de visitas guiadas desde el puerto de Nagasaki.
11 Fonuafo¡¯ou, la isla que desaparece (Tonga)
En 1865, el nav¨ªo brit¨¢nico HMS Falcon inform¨® del descubrimiento de una porci¨®n de tierra (de unos dos kil¨®metros de longitud y 50 metros de elevaci¨®n m¨¢xima) en la zona central de las islas Tonga. La llamaron Falcon Island, pero el reino de Tonga decidi¨® rebautizarla como Fonuafo¡¯ou (tierra nueva), plant¨® una bandera y la reclam¨®. 30 a?os, en 1894, la isla desapareci¨® para volver a resurgir dos a?os m¨¢s tarde pero, esta vez, alcanzando los 320 metros de altura en su punto m¨¢s elevado. La isla ef¨ªmera ¨Cen realidad, la punta de un volc¨¢n¨C ha desaparecido y reaparecido al menos cinco veces a lo largo de los a?os en una serie de fogosas erupciones.
Actualmente est¨¢ desaparecida, as¨ª que toca esperar a que vuelva a resurgir para visitarla.
12 Tierra de ovnis (Varginha, Brasil)
El pueblo brasile?o de Varginha es el equivalente sudamericano a la famosa localidad de Roswell, en Nuevo M¨¦xico (EE UU). Desde que en enero de 1996 los lugare?os informaran del avistamiento de ovnis (y de una criatura alien¨ªgena) en este pueblo ubicado a 400 kil¨®metros de R¨ªo de Janeiro, Varginha se ha convertido en un im¨¢n de aficionados a la ufolog¨ªa. Los comercios sacan partido de esta visita alien¨ªgena, las tiendas venden recuerdos extraterrestres y la prensa local siempre est¨¢ dispuesta a perpetuar las an¨¦cdotas.
En 2001, al Ayuntamiento del pueblo se le ocurri¨® un ingenioso plan: construyeron un dep¨®sito de agua previsto en los planes municipales con forma de platillo volante, al que llamaron Nave Espacial de Varginha. Tiene 20 metros de altura, se ilumina por la noche y atrae a uf¨®logos de todas partes.
13 El jard¨ªn del infierno de Wang Saen Suk (Chomburi, Tailandia)
Los budistas tambi¨¦n tienen su infierno. Concretamente, 16 infiernos principales: ocho calientes y ocho fr¨ªos, apilados unos sobre otros y cada uno dedicado a un tipo de ofensa y con castigos diferentes. Y para recrearlos, se construy¨® el jard¨ªn de Wang Saen Suk, con im¨¢genes horrorosas. Lo m¨¢s llamativo de este parque lleno de espantos es una esquel¨¦tica pareja ¨Cun hombre y una mujer de nueve metros de altura¨C con los ojos fuera de las ¨®rbitas y la lengua estirada hasta las caderas. A su alrededor, unas serie de espasm¨®dicas figuras y perros que los devoran y despellejan¡
A pesar de ello, a este jard¨ªn a dos horas de Bangkok acuden familias enteras para pasar el d¨ªa.
14 Silencio en Green Bank (Virginia occidental, EE UU)
En tiempo en lo que buscamos evadirnos de los ruidos, los tel¨¦fonos m¨®viles e incluso la conexi¨®n wifi, existe un lugar id¨®neo, donde encontraremos una paz total. Se trata de Green Bank, donde desde 1958 est¨¢ prohibida cualquier tipo de radiaci¨®n electromagn¨¦tica. En este remoto pueblo de Virginia Occidental, de apenas 150 habitantes, no hay ni smartphones ni red wifi. El gran objetivo de este lugar es cient¨ªfico, y tiene sentido por su observatorio: est¨¢ equipado con el radiotelescopio dirigible m¨¢s grande del mundo, que precisa de una ausencia total de cualquier onda de radio que pueda alterar su funcionamiento. Green Bank se ha convertido a ra¨ªz de ello en el refugio para personas hipersensibles a las transmisiones electromagn¨¦ticas, que ven como aqu¨ª disminuyen sus molestias y dolores. Por lo dem¨¢s, es un sitio muy tranquilo, con vacas pastando en verdes prados junto a un telescopio de 148 metros.
El observatorio nacional de Radioastronom¨ªa de West Virginia se puede visitar (con gu¨ªa) todo el a?o.
15 El museo del Doctor Guislain (Gante, B¨¦lgica)
Este museo de Gante, cuyo edificio de arcos de ladrillo y ventanas catedralicias no augura nada alentador, fue el primer hospital psiqui¨¢trico de B¨¦lgica (abierto en 1857) y alberga una muestra que recorre la historia del tratamiento de las enfermedades mentales. Como, por ejemplo, los m¨¦todos que se utilizaban a finales del siglo XVIII y principios del XIX (desde agua helada hasta dispositivos giratorios) para que los pacientes recobraran la cordura.
Muchos sentir¨¢n escalofr¨ªos al ver las camisas de fuerza, las jaulas y los grilletes, pero tambi¨¦n hay que recuperar la fe: Joseph Guislain fund¨® aqu¨ª el primer centro para casos terminales, reform¨® la atenci¨®n sanitaria y ayud¨® a eliminar gradualmente los tratamientos salvajes para priorizar el cuidado compasivo de los internos. El museo est¨¢ a unos dos kil¨®metros del casco antiguo de Gante.
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