A pie por la ribera del Tajo
La Ruta de los Caminantes de Lisboa abarca 17 kil¨®metros y cinco siglos de historia. De la torre de Bel¨¦m a la de Vasco de Gama en una deliciosa excursi¨®n junto al r¨ªo
Lisboa comienza en una torre y acaba con otra. Son dos hitos geogr¨¢ficos y tambi¨¦n hist¨®ricos para abarcar esta ciudad ¨²nica, testigo de la belleza arquitect¨®nica y del desarrollo de la civilizaci¨®n. A la torre de Bel¨¦m la separan 17 kil¨®metros y cinco siglos de la torre Vasco de Gama. Qu¨¦ tentaci¨®n poder abrazarlas siguiendo la corriente del Tajo por la Ruta de los Caminantes.
El reto tiene su enjundia; para alcanzar la meta apenas se utilizar¨¢ una mochila y un m¨®vil (para las fotos), y se har¨¢ con la osad¨ªa de realizar todo el camino a pie ¡ªson, con una buena marcha, unas tres horas y media¡ª, sin recurrir a medio de transporte alguno, ni bicis ni segways ni tuktuks ni trotinetes, la palabra portuguesa para el patinete. Como los grandes aventureros, mejor partir de buena ma?ana, con el fr¨ªo en el rostro y el sol plateando la superficie del r¨ªo.
Punto de partida
Kil¨®metro 0
La salida es la misma que eleg¨ªan los navegantes del siglo XVI para irse en busca de las Indias y Jap¨®n. La torre de Bel¨¦m, construida entre 1514 y 1520, vigilaba qui¨¦n entraba y qui¨¦n sal¨ªa. Obra de estilo arquitect¨®nico patrio, el manuelino, en una esquina hay esculpido un rinoceronte, reproducci¨®n del primero que lleg¨® vivo a Europa. A las nueve de la ma?ana los pescadores (?por qu¨¦ no hay pescadoras?) preparan sus ca?as y ya ha llegado el primer autob¨²s de turistas chinos a la plaza de los Descubridores. Posan sobre la rosa de los vientos que muestra el pasado imperial portugu¨¦s. Se hacen la foto sobre Macao y cruzan hacia el monasterio de los Jer¨®nimos, levantado para dar gracias por el regreso de la aventura de Vasco de Gama por la India. Pienso que yo, si vuelvo, me como cuatro pasteles de nata y un abatanado (caf¨¦ americano).
Puente 25 de Abril
Kil¨®metro 3,2
Siguiendo la avenida Bras¨ªlia se llega al puente 25 de Abril. El runr¨²n del puente rompe el silencio, pero no asusta a las gaviotas. En la marina de Santo Amaro de la capital portuguesa hay restaurantes para todos los gustos (una buena opci¨®n es Rui dos Pregos) y barcos para todas las man¨ªas: de una traves¨ªa en el Hippotrip (25 euros) ¡ªun veh¨ªculo amarillo mitad barco, mitad autob¨²s¡ª a adentrarse por el Tajo en una canoa de madera de ocho con timonel, organizado por el Club Ferroviario.
Cerca de la marina est¨¢ el taller de Joana Vasconcelos, donde un grupo de mujeres tricota con horario de oficina. Qu¨¦ acierto si se realiza este recorrido en lunes, pues est¨¢ abierto el puentecico m¨®vil de la terminal mar¨ªtima Rocha Conde de ?bidos. Hay que buscar entre las pilas de contenedores el restaurante ?ltimo Porto (+351 963 625 755), el personal prepara la mejor brasa de Lisboa, de donde salen, en su justo punto, sabrosas patatas y espl¨¦ndidos pescados.
Cais do Sodr¨¦
Kil¨®metro 7
Los astilleros Rocha tapan el r¨ªo durante unos minutos. Hay que continuar el paseo, siguiendo las flechas, los versos de Pessoa en el carril bici, dejando atr¨¢s la discoteca K Urban Beach y un campamento hippy. Luego, hay que abrirse paso entre el l¨ªo de Cais do Sodr¨¦, central de barcos, metros, trenes y autobuses. Ya brotan margaritas en el c¨¦sped de la avenida Ribeira das Naus. Y en la plaza del Comercio no hay d¨ªa en el que se libre uno de las multitudes. Apretemos el paso. El Campo de las Cebollas ha quedado radiante tras su remodelaci¨®n. Cuando le crezcan los arbolitos, la nueva terminal de cruceros tambi¨¦n lo estar¨¢. A la izquierda dejamos el Museo Militar de Lisboa, con representaciones de batallas en paneles de azulejer¨ªa que merecen un vistazo.
Santa Apol¨®nia
Kil¨®metro 9
Nunca hab¨ªa ido m¨¢s all¨¢ de la estaci¨®n de Santa Apol¨®nia y de las pizzas de Casanova, las mejores, pero sigo por la ribera del r¨ªo pase lo que pase. Hay un carril para bicis; flanquean contenedores de barcos a la derecha y vagones de tren a la izquierda, en medio el paseante. Cruzamos el barrio fabril de X¨¢bregas y el magn¨ªfico convento de Madre de Deus (que hoy acoge el Museo Nacional del Azulejo). Tras unos pocos metros nos topamos con una rana gigante en una pared de la Rua da Manuten??o obra de Bordalo II, que tiene el taller por aqu¨ª, y con la vieja F¨¢brica Panificadora, que surt¨ªa de macarrones al Ej¨¦rcito colonial. Ahora es un hub creativo, toma ya.
Dejamos el agua para adentrarnos en el barrio de Marvila. En el Caf¨¦ com Calma (Rua do A?¨²car 10), Rita y Carolina dan almuerzos consistentes por nueve euros y hay cola de j¨®venes techies. Otra opci¨®n cercana es el Caf¨¦ Velho (Rua Fernando Palha 6), m¨¢s de compa?eros del metal, semivac¨ªo, pues ni metal ni f¨¢bricas quedan en Marvila.
Parque de las Naciones
Kil¨®metro 16
Volvemos al Tajo. Desde Marvila, la ribera ha quedado libre de contenedores. Impresiona la anchura del estuario. En esta zona, Faizar Ahmad vende pisos de Renzo Piano con vistas inigualables, a 6.000 euros el metro cuadrado. Es la puerta de entrada al Parque de las Naciones, con calles cuadriculadas, pinares, marinas, carriles bici y el Ocean¨¢rio. Una telecabina sobrevuela mi cabeza y el r¨ªo.
Llegada a la meta
Kil¨®metro 17
Al fondo el puente Vasco de Gama comunica Lisboa con la ciudad portuguesa de Alcochete. Los pinos ya dejan entrever la torre de Vasco de Gama, erigida en 1998, casi cinco siglos despu¨¦s que la de Bel¨¦m. Unos 17 kil¨®metros y algo m¨¢s de tres horas despu¨¦s, habremos llegado a la meta, jalonada en lo m¨¢s alto por una bandera de Portugal. A pie, sin sem¨¢foro alguno, hemos paseado junto al r¨ªo por 500 a?os de arquitectura e historia de Lisboa. La Ruta de los Caminantes es posible y no es una aventura, es un placer.
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