Mesopotamia 2018: plet¨®rico de fruta silvestre

Tal vez el fen¨®meno m¨¢s destacable de la ¨²ltima d¨¦cada sea la proliferaci¨®n de proyectos vitivin¨ªcolas emprendidos por j¨®venes en¨®logos a la busca del vino so?ando y, de paso, su emancipaci¨®n profesional. Ah¨ª est¨¢n algunos ejemplos remarcables, como el de Ver¨®nica Ortega (Roc 2016). En el caso de Mesopotamia la apuesta es m¨¢s compleja, ya que combina la elaboraci¨®n de la excelente cerveza artesana con un vino de Toro.

Los impulsores del proyecto, iniciado en 2013, son los en¨®logos Bernardo Fari?a P¨¦rez y Adela Mart¨ªnez Revilla. Trabajan sobre seguro porque Bernardo se ha forjado en la bodega de su padre, el incansable Manolo Fari?a, bodeguero proverbial que puso a la denominaci¨®n de origen Toro en el mapa.

De aquellos lares les queda el gusto por la necesaria renovaci¨®n: mitigar la poderosa impronta de la tinta de Toro madura mediante el ligero adelanto de la vendimia y un leve paso por roble de tan solo cinco meses, junto a una estricta selecci¨®n de uvas procedente de cepas con 50 a?os de antig¨¹edad.

Consigue as¨ª un vino esbelto, plet¨®rico de fruta silvestre, con matices florales, y el frescor bals¨¢mico de las hierbas de monte. Potente pero suave y equilibrado, ligeramente goloso, tiene buena presencia en boca, donde contrapuntean elegantemente lo dulce y amargo.