Los mejores caf¨¦s de Viena
Cl¨¢sicos, modernos, templos del 'Apfelstrudel', de los peri¨®dicos en papel y las charlas delante de una taza humeante. Pistas para sucumbir a la cultura cafetera en la capital austriaca
Viajar a Viena y no entrar en ninguno de sus muchos caf¨¦s ser¨ªa tan alocado como negarse a visitar ruinas romanas en Italia, ya que desde 2011 los caf¨¦s vieneses son patrimonio inmaterial de la humanidad por su aportaci¨®n a la construcci¨®n de la identidad cultural de Viena. Est¨¢ claro entonces que cualquier visitante de la antigua capital del Imperio Austroh¨²ngaro se sentar¨¢ a la mesa de alguno de ellos y acompa?ar¨¢ su caf¨¦ con una porci¨®n de Apfelstrudel (pastel de manzana) o de Sachertorte (la famosa tarta). Para orientarse mejor en la Amazonia de caf¨¦s vieneses, aqu¨ª van algunos apuntes.
Si queremos comenzar por el m¨¢s antiguo, se impone entonces acudir al Caf¨¦ Frauenhuber. Amplio y tranquilo ¡ªen su d¨ªa se llenaba de jugadores de ajedrez que echaban infinitas partidas¡ª, a¨²n se enorgullece de que Mozart y Beethoven participasen en las veladas musicales que se organizaban. Ahora ya no sirven su famoso ponche de huevo, pero s¨ª otras delicias de la cocina austriaca.
La mitoman¨ªa es sin duda una de las excusas mejores para entrar en los caf¨¦s de la ciudad. Los que vayan siguiendo las huellas de personalidades?como Marlene Dietrich o Gustav Mahler han de visitar el Caf¨¦ Landtmann, junto al Burgtheater. Su Apfelstrudel es muy aplaudido, de ah¨ª que la factor¨ªa Landtmann surta de pasteles de manzana a otros caf¨¦s de la ciudad. Que nadie crea que all¨ª solo se puede acudir a merendar: sus escalopes vieneses (Wienerschnitzel), cuya regla de oro consiste en que el filete sea extremadamente fino, son muy exitosos. Tambi¨¦n lo es el Tafelspitz, carne de ternera hervida ¡°tan tierna como un poema de amor¡± (eso afirman en Landtmann), acompa?ada de pur¨¦ de manzana y salsa de cebollinos.
La ruta de los caf¨¦s en los que suele formarse cola para entrar estar¨ªa encabezada por el Caf¨¦ Central, cercano a la Michaelerplatz. Su interior de columnas y sus techos abovedados lo hacen muy distinto de cualquier otro local de la ciudad, y all¨ª deben ir los seguidores ac¨¦rrimos de Karl Kraus, Stefan Zweig y Adolf Loos, pues ellos lo frecuentaban. En el n¨²mero 3 de la propia Michaelerplatz se encuentra la Looshaus, un fabuloso edificio del arquitecto precursor del funcionalismo, que hoy es la sucursal de una entidad bancaria. Otro proyecto decorativo del mismo arquitecto antihistoricista fue el interior del Caf¨¦ Museum, cercano al edificio de la Staatsoper (¨®pera estatal), inaugurado en 1899. Como a los clientes no les convenc¨ªa el estilo desnudo del arquitecto (apodaron al local Caf¨¦ Nihilismus) y encontraban algo inc¨®modas sus sillas ¡ªen las que se sentaban pintores como Gustav Klimt y Oskar Kokoschka¡ª, en 1931 Josef Zotti se encarg¨® de redecorarlo. Tras volver primero a la sobriedad de Loos a principios del siglo XXI, el Museum luce hoy finalmente de nuevo la est¨¦tica c¨¢lida pensada por Zotti.
Muy cerca de Graben, la calle m¨¢s animada de Viena, en una bocacalle de Dorotheergasse se encuentra el Caf¨¦ Br?unerhof. En ¨¦l no suele haber cola, pues no son tantos quienes veneran la figura del malhumorado escritor Thomas Bernhard, que pasaba all¨ª horas leyendo y escribiendo, tal como prueba su retrato expuesto a la entrada, donde aparece sentado en el caf¨¦. El lugar es tranquilo y apropiado para leer peri¨®dicos sujetos por una cl¨¢sica barra de madera, como manda la tradici¨®n. A la vuelta de la esquina se encuentra el Caf¨¦ Hawelka, encantadoramente mugriento y siempre a rebosar. Tras colgar el abrigo en uno de sus percheros de madera, habr¨¢ que pedir una de las variantes de caf¨¦ m¨¢s solicitadas por los vieneses: el melange (pronunciado ¡°melonsh¡±), un caf¨¦ largo servido en taza grande con leche y espuma.
Los desayunos vieneses son c¨¦lebres, y m¨¢s a¨²n los del Caf¨¦ Jelinek, que se presentan en inmensos platos y suelen incluir huevos pasados por agua siempre en su punto. El caf¨¦, de los m¨¢s acogedores de la ciudad gracias a sus sillones y su tradicional estufa de hierro, no est¨¢ vinculado a la premio Nobel de Literatura Elfriede Jelinek en ninguna medida, as¨ª que no vayan all¨ª buscando sus objetos personales o presencia. En cambio s¨ª es posible encontrar a la escritora austriaca en alguna lectura de las que se celebran en el Caf¨¦ Korb, que se desmarca de la est¨¦tica imperial con su interiorismo m¨¢s bien a?os cincuenta. All¨ª acud¨ªan los miembros de la sociedad psicoanal¨ªtica de Viena (incluyendo al insigne Freud) a debatir sobre sus hallazgos. Desde el a?o 2000, lo regenta Susanne Widl, una performer y actriz de culto tan activa como exc¨¦ntrica que organiza encuentros art¨ªsticos en su s¨®tano. El Korb es hoy un santuario iconogr¨¢fico de Widl, que adem¨¢s presume de servir un excelente Apfelstrudel tibio.
Por ¨²ltimo, un caf¨¦ librer¨ªa que en alg¨²n momento del siglo XXII se convertir¨¢ en cafeter¨ªa hist¨®rica es Phil, frente al Caf¨¦ Sperl, otro cl¨¢sico de la ciudad que presume de mesas de billar. La librer¨ªa cuenta con una cuidada secci¨®n de arte contempor¨¢neo y es el lugar perfecto para tirarse en uno de sus sof¨¢s y beber a sorbitos un Heisse Zitrone, la infusi¨®n de lim¨®n caliente con miel m¨¢s adecuada para los oto?os vieneses.
Las 10 direcciones
- Caf¨¦ Frauenhuber (cafefrauenhuber.at). Himmelpfortgasse, 6.
- Caf¨¦ Landtmann (landtmann.at). Universit?tsring, 4.
- Caf¨¦ Central (cafecentral.wien). Herrengasse, 14.
- Caf¨¦ Museum (cafemuseum.at). Operngasse, 7.
- Caf¨¦ Br?unerhof. Stallburggasse 2.
- Caf¨¦ Hawelka (hawelka.at). Dorotheergasse, 6.
- Caf¨¦ Jelinek (cafejelinek.steman.at). Otto-Bauer-Gasse, 5.
- Caf¨¦ Korb (cafekorb.at). Brandst?tte, 7-9.
- Caf¨¦ librer¨ªa Phil (phil.info). Gumpendorfer Str. 10-12.
- Caf¨¦ Sperl (cafesperl.at). Gumpendorfer Str., 11.
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