Kochi, el destino de moda en el sur de la India
Entre un pasado colonial europeo que late con fuerza y un presente art¨ªstico pujante, la ciudad donde naci¨® la medicina tradicional india embriaga con su mezcla de colores y fragancias
Hace d¨¦cadas que los viajeros m¨¢s alternativos pusieron de moda las playas de Goa. Era un viaje a la India m¨¢s bohemia y alternativa, al margen de los circuitos hist¨®ricos y culturales del norte. Ahora parece que le ha llegado el turno a la costa de Kerala, al sur del pa¨ªs, y en particular a Kochi, una ciudad que atrae a un viajero que busca experiencias diferentes en destinos m¨¢s relajados. Adem¨¢s, Kochi ha sido escogida por Lonely Planet como una de las 10 ciudades del mundo que merece la pena descubrir en 2020.
Ubicada en la tropical costa de Malabar (Kerala), la antigua Coch¨ªn colonial se ha convertido en los ¨²ltimos a?os en un flamante ejemplo del uso de las energ¨ªas renovables, al contar con el primer aeropuerto del mundo que funciona totalmente con energ¨ªa solar, lo cual le vali¨® en 2018 el premio Campeones de la Tierra otorgado por Naciones Unidas. Pero esto es solo la punta del iceberg. Con caf¨¦s bohemios, alojamientos en casas particulares situadas en apacibles calles de ¨¦poca colonial y un pu?ado de galer¨ªas de arte, esta ciudad se mantiene fiel a su patrimonio a la vez que abraza decididamente una nueva modernidad. En el 2020 el arte urbano entrar¨¢ en escena en la Bienal Kochi-Muziris, situando a la India en el mapa de los festivales de arte contempor¨¢neo.
'Backwaters', plantaciones y playas en Kerala
Kerala, el Estado del sur de la India donde se ubica Kochi, es una franja de tierra que cubre alrededor de 600 kil¨®metros de maravillosas playas asomadas al mar Ar¨¢bigo. Para muchos viajeros es un remanso de paz y tranquilidad, una sensaci¨®n que se acent¨²a al navegar por su l¨¢nguida red de relucientes remansos de agua (backwaters) y visitar las plantaciones de t¨¦ y especias que cubren los montes que se alzan a sus espaldas, los Ghats Orientales, con sus reservas naturales y sus frescas estaciones de monta?a. Dicen que es el Estado m¨¢s bello de la India meridional, tambi¨¦n el menos pobre, con un reconfortante verdor a la sombra de las palmeras que hace reconciliarse al viajero despu¨¦s del acelerado ritmo de otras zonas m¨¢s bulliciosas del segundo pa¨ªs m¨¢s poblado de la Tierra.
Kerala atesora una historia fascinante cuya impronta est¨¢ presente en ciudades tan evocadoras como Thiruvananthapuram (Trivandrum) o la propia Kochi. M¨¢s all¨¢ de las backwaters (canales navegables que discurren en paralelo al mar Ar¨¢bigo), podremos encontrar otros incentivos para convertir Kerala en nuestro destino ideal. Entre sus poderosos reclamos est¨¢ su cocina suavemente especiada y sus tratamientos ayurv¨¦dicos (el Ayurveda, la medicina tradicional de la India, naci¨® aqu¨ª). Tambi¨¦n podremos observar en libertad elefantes salvajes en la reserva natural de Wayanad, de 110 kil¨®metros de extensi¨®n, donde tambi¨¦n viven aves ex¨®ticas y alg¨²n que otro tigre.
Si no nos atrevemos con tanta naturaleza, tenemos interesantes tradiciones llenas de color como el Kathakali, mezcla de teatro y danza originario de esta zona de la India que usa el lenguaje gestual, el maquillaje y un vestuario muy ornamentado para narrar historias ¨¦picas en las que h¨¦roes legendarios luchan contra las fuerzas del mal. Las fiestas y regatas de los llamados?barcos-serpiente (chundan vallam) llenan de vida incluso los pueblos m¨¢s peque?os y remotos, sobre todo en verano. Los llamados para¨ªsos mochileros est¨¢n ahora en las playas de Kovalam y Varkala, hasta hace relativamente poco tranquilos pueblos de pescadores, en los que ahora hay un mundillo floreciente de terapias de ayurveda y yoga.
Pese a contar con una poblaci¨®n que supera los 35 millones de personas, Kerala es posiblemente el Estado m¨¢s sosegado del pa¨ªs, con 900 kil¨®metros de r¨ªos, lagos, canales y lagunas interconectadas y rodeadas de cocoteros y pintorescos pueblos. La mejor forma de explorar este mundo rural anegado es a bordo de una casa flotante y dejar que los d¨ªas fluyan mientras nos entregamos a la contemplaci¨®n de pueblos de aspecto atemporal, a festines a base de curris de marisco y a reparadores sue?os bajo las estrellas.
Kochi, ciudad abierta
Los primeros que llegaron la llamaron Coch¨ªn. Fue el primer asentamiento colonial europeo de la India, donde los portugueses arribaron a principios del siglo XVI (1503), para m¨¢s tarde ceder el testigo a holandeses y brit¨¢nicos. Por aqu¨ª pasaron el explorador Vasco de Gama (1467-1524) y el misionero navarro de la Compa?¨ªa de Jes¨²s San Francisco Javier (1506-1552), m¨¢s conocido por el sobrenombre de Ap¨®stol de las Indias.
Ciudad clave en el comercio de especias, durante m¨¢s de 600 a?os ha atra¨ªdo a mercaderes, exploradores y viajeros. Situada en un espl¨¦ndido estuario en la costa de Kerala, Kochi sigue siendo una ciudad muy especial, con una mezcla incre¨ªble de culturas: gigantes redes chinas de pesca, una sinagoga de 450 a?os, viejas mezquitas, casas de las ¨¦pocas portuguesa y neerlandesa y los ruinosos restos del Raj, el Gobierno de la Corona brit¨¢nica en la India.?
Surgida de la gran inundaci¨®n del r¨ªo Periyar en 1341, la ciudad cuenta con unas 200 villas coloniales reformadas, que oscilan entre lo ¨ªntimo y antiguo y el estilo boutique-chic. Se trata de alojamientos particulares donde los anfitriones ofrecen suntuosos desayunos, historias sin fin y consejos sobre la cocina de Kerala.
Kochi es una excepci¨®n cultural que pivota sin esfuerzo entre el pasado y el presente, lo patrimonial y lo hipster, lo urbano y la naturaleza. All¨ª cristianos, jud¨ªos, hind¨²es y musulmanes conviven en armon¨ªa. Se puede estar visitando la iglesia m¨¢s antigua de la India y, al rato, estar recorriendo los bazares de especias de Mattancherry, repleto de sinago?gas, o alquilando un barco para surcar las aguas llenas de nen¨²fares cuando anochece y empie?za la puja (plegaria) del crep¨²sculo. Kochi es tambi¨¦n un importante centro de artes keral¨ªes (tradicionales y contempor¨¢neas) y como destino para ver espect¨¢culos de?kathakali (danza-teatro cl¨¢sica de tem¨¢tica mitol¨®gica) y kalarippayat (artes marciales tradicionales).
La herencia portuguesa, holandesa y brit¨¢nica de Fort Cochin
La parte m¨¢s europea de la ciudad recibe el nombre de Fort Cochin e incluye un par de peque?as playas de arena, perfectas para fundirse con los locales al atardecer y contemplar la llegada de los petroleros. Un popular paseo mar¨ªtimo serpentea desde la playa de Mahatma Gandhi, en la costa oeste, hasta las pintorescas redes chinas de pesca y la lonja, donde se venden las capturas del d¨ªa que luego se pueden degustar por muy poco dinero en uno de los sencillos restaurantes de la cercana Tower Road.?
El emblema de la ciudad, y concretamente de las backwaters de Kochi, son las redes de pesca chinas (cheena vala), quiz¨¢ su motivo m¨¢s fotografiado. Se trata de media docena de redes voladizas gigantes ancladas en la orilla noreste de Fort Cochin, legado de los comerciantes de la corte de Kublai Khan,?primer emperador chino de la dinast¨ªa Yuan (1271-1294). Con sus 10 metros de altura, se asemejan a enormes telas de ara?a que reposan sobre varas de teca o bamb¨². Hacen falta cinco o seis personas para manejar los contrapesos con pleamar. Al anochecer se las puede fotografiar silueteadas sobre un cielo de color naranja dorado.
Cu¨¢ndo ir a Kochi
La temporada alta para visitar esta zona del sur de la India va de diciembre a marzo, con d¨ªas c¨¢lidos, noches frescas, alojamientos caros y eventos multitudinarios como la Bienal Kochi- Muziris y los desfiles de disfraces y elefantes del Carnaval de Kochi. De julio a noviembre llegan las lluvias del monz¨®n y alg¨²n que otro cicl¨®n. El alojamiento en casas particulares es una ganga de abril a junio, cuando sube la temperatura.
Para empaparnos de la herencia portuguesa?podemos ir a la iglesia de San Francisco, que construyeron los franciscanos en 1503 y que est¨¢ catalogada como el templo europeo m¨¢s antiguo de la India. El actual edificio de color amarillo descolorido se construy¨® a mediados del siglo XVI para reemplazar una vieja capilla de madera, aunque los holandeses y los brit¨¢nicos la modificar¨ªan despu¨¦s. Los restos del explorador Vasco da Gama, que muri¨® en Coch¨ªn en 1524, reposaron en dicho lugar 14 a?os antes de que los trasladaran a Lisboa, y su l¨¢pida todav¨ªa permanece ah¨ª. En el tranquilo jard¨ªn de la casa del obispo se puede visitar el museo indo-portugu¨¦s, donde tambi¨¦n hay vestigios de los primeros cat¨®licos de la India.?
A los holandeses los encontramos tambi¨¦n en sus tumbas, concretamente en el cementerio neerland¨¦s, consagrado en 1724, cerca de la playa de Kochi. All¨ª permanecen las gastadas l¨¢pidas que recuerdan a los comerciantes y soldados de los Pa¨ªses Bajos.
Los ingleses llegaron m¨¢s tarde a Kochi y en algunos casos demolieron lo anterior y reconstruyeron en otro estilo. Como la Bas¨ªlica de Santa Cruz, de 1902, construida sobre una iglesia portuguesa del siglo XIV que los brit¨¢nicos tiraron para construir otra, tambi¨¦n cat¨®lica, en estilo neocl¨¢sico, con un interior de color pastel que acoge piezas de diferentes ¨¦pocas hist¨®ricas.
Para tomar el pulso a la modernidad de Kochi hace falta visitar sus galer¨ªas de arte, como la Galer¨ªa David Hall.?frente a la Plaza de Armas, en un precioso bungalow levantado sobre lo que fueron tres casas de la ¨¦poca holandesa construidas a su vez con los restos de iglesias portuguesas demolidas. Ahora es un centro cultural donde exponen artistas emergentes.?La Galer¨ªa Kashi ?es la pionera de la resurrecci¨®n cultural de Fort Cochin y expone muestras itinerantes de artistas locales en una casa neerlandesa restaurada con creatividad, junto a uno de los caf¨¦s m¨¢s fabulosos de Kerala, el Kashi Art Caf¨¦, un espacio lleno de luz natural, con ambiente zen y un jard¨ªn vertical.
Mattancherry y el barrio jud¨ªo
A unos 32 kil¨®metros al sureste de Fort Cochin encontramos Mattancherry, el antiguo distrito de los bazares y epicentro del comercio de especias. Sigue lleno de tiendas de condimentos?pero tambi¨¦n de comercios cachemires grandes y caros. Si te ven con pinta de turista, los conductores de los autorickshaws (como se conocen en India a los tuk-tuk o veh¨ªculos triciclos motorizados) har¨¢n lo imposible para llevarte all¨ª y conseguir una comisi¨®n. De hecho, cualquier circuito barato por el barrio incluye la ineludible visita a unas cuantas tiendas.
En mitad de Mattancherry se alza el barrio jud¨ªo de Jew Town, una zona portuaria bulliciosa con una sinagoga espectacular. En sus calles se api?an montones de peque?os negocios que ocupan viejos edificios dilapidados y la atm¨®sfera est¨¢ impregnada de fuertes aromas a jengibre, cardamomo, comino, c¨²rcuma y clavo. M¨¢s al sur queda el antiguo barrio musulm¨¢n de Kochi.
El Palacio de Mattancherry, hoy reconvertido en museo, fue el generoso regalo ofrecido al raj¨¢ de Kochi, Veera Kerala Varma (1537-1565), como gesto de buena voluntad de los portugueses en 1555, aunque los holandeses lo reformaron en 1663. Combina estilos europeos y keral¨ªes, pero lo m¨¢s interesante son los murales hind¨²es de los aposentos reales,?fechados entre los siglos XVII y XIX y sorprendentemente bien conservados, que representan leyendas de los textos sagrados y ¨¦picos del Ramayana, el Mahabharata y los Puranas, con detalles intrincados y coloristas.
El otro icono del barrio es la sinagoga pardesi. Se construy¨® en 1568 pero los portugueses la destruyeron un siglo despu¨¦s y los holandeses la reconstruyeron un poco m¨¢s tarde cuando tomaron la ciudad. Destacan los elaborados azulejos en el suelo, pintados a mano con motivos de sauces, procedentes de Cant¨®n (China) y a?adidos en 1762 durante una gran remodelaci¨®n. La sinagoga est¨¢ magn¨ªficamente iluminada por candelabros belgas y l¨¢mparas de cristal de colores. La mayor¨ªa de jud¨ªos pardesis de Kochi ha emigrado, pero la sinagoga sigue intacta.
Por ¨²ltimo, dos lugares para comer y disfrutar del ambiente de la zona: el Mocha Art Caf¨¦ y la Ginger House. El Mocha es un magn¨ªfico almac¨¦n de especias de hace tres siglos, con varias salas de estilo holand¨¦s, donde vivieron los rabinos de la sinagoga, y que hoy tiene un toque contempor¨¢neo con paredes de ladrillo visto y jardines verticales. La Ginger House, oculta tras un enorme almac¨¦n, nos propone comer entre antig¨¹edades.
Cocina india y yoga ayurveda
El yoga ayurveda y los cursos de cocina india se han convertido en uno de los imanes para los europeos que llegan a esta zona. Es el principal reclamo del Neema¡¯s Kitchen, en la isla Vypeen, donde se ofrecen clases populares de cocina del sur de la India, o el Cook & Eat, en Fort Cochin.
En el centro Ayurdara lo que ense?an es a practicar ayurveda de tercera generaci¨®n y yoga. Y en Loving Earth Yoga?imparten clases de yoga vinyasa, ashtanga, hatha y yin en una azotea fresca junto a un caf¨¦ vegano donde sirven bandejas de tapas, cuencos de Buda y ensaladas creativas. En el Kerala Kathakali Centre se ofrecen cursos de baile cl¨¢sico kathakali, m¨²sica y maquillaje, adem¨¢s de clases de artes marciales kalarippayat.
Playas, templos y sinagogas
En la isla de Vypeen, 25 kil¨®metros al norte de Fort Cochin, hay un tramo dorado de arenas, la playa de Cherai, al que acude cada vez m¨¢s gente. Se suceden kil¨®metros de backwaters y una serie de pueblos pesqueros ahora con bungalows de estilo boutique en los que tampoco faltan las sesiones de yoga y meditaci¨®n, los spas ayurv¨¦dicos o los restaurantes franco-indios.?
En ning¨²n lugar de la India el entramado religioso del pa¨ªs es tan evidente como aqu¨ª. A 40 kil¨®metros de Kochi, est¨¢ la localidad de?Chendamangalam,?con una de las sinagogas m¨¢s antiguas de Kerala, adem¨¢s de una iglesia y colegio jesuitas (en ruinas), un templo hind¨² en lo alto de una colina con vistas al r¨ªo Periyar, una mezquita del siglo XVI, y cementerios de musulmanes y jud¨ªos. Tambi¨¦n merece una escapada el pueblo de North Paravur, a 20 kil¨®metros de Kochi, donde est¨¢ el agraharam (lugar de brahmanes, la casta de sacerdotes, la m¨¢s alta de las que componen la sociedad india), una callecita de casas pintadas de colores vivos que tiene su origen en los brahmanes tamiles. La zona de Chennamangalam es famosa por su tradicional industria del telar manual, devastada por las inundaciones en la zona en 2018, lo que hizo temer por el sustento de sus 600 trabajadores (mujeres casi todos). Desde entonces, hay una importante campa?a encabezada por dise?adores locales para resucitar este negocio movido por mujeres; sus mu?ecas chekkutty, hechas con saris destrozados, se han convertido en un s¨ªmbolo de la resistencia de las tejedoras (y de Kerala en su conjunto).
Los tempos hind¨²es los encontramos en Thrissur, un sitio nada tur¨ªstico a 86 kil¨®metros de Kochi, donde conviven impresionantes iglesias cat¨®licas junto a un complejo de templos hind¨²es, algunos antiqu¨ªsimos. Thrissur fue la segunda capital de la familia real de Coch¨ªn en el siglo XVI y acoge a una comunidad cristiana de la corriente nestoriana cuya confesi¨®n se remonta al siglo III.
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