Hika B119, 2018, con regusto amielado

Un ejemplo m¨¢s de la renovada pujanza del txakol¨ª, hasta no hace mucho un blanco acerbo, de punzante acidez, es la bodega guipuzcoana Hika. Creada hace seis a?os, ha logrado en tiempo r¨¦cord dar forma a un s¨®lido y vanguardista proyecto vitivin¨ªcola basado en la calidad. Empezando por la moderna bodega, de formas sinuosas, como las colinas del valle de Oria y el monte Ernio; siguiendo por un joven vi?edo de siete hect¨¢reas, asentado en las variedades aut¨®ctonas hondarrabi zuri y beltza, con una estrat¨¦gica parcela de chardonnay. Cepas plantadas en espaldera y cuidadas con mentalidad ecol¨®gica. Un restaurante, comando por Roberto Ruiz, completa el dise?o empresarial, inteligentemente enfocado al enoturismo.

Elaboran cuatro vinos, incluyendo un espumoso natural, todos con una cuidada elaboraci¨®n y presentaci¨®n. Entre ellos destaca su Hika B119, fermentado en barrica y criado durante 11 meses con sus l¨ªas. Gracias al 20% de chardonnay, el vino tolera el impacto del roble y permite a la variedad aut¨®ctona marcar el car¨¢cter, con su complejo perfil arom¨¢tico, rico en fruta blanca, la fresca presencia de c¨ªtricos y los t¨¦nues recuerdos herb¨¢ceos, todo matizado por las notas especiadas. Sabroso y vibrante en boca, deja un regusto ligeramente amielado.