Setenil de las Bodegas, 24 horas en un pueblo blanco entre rocas
El artesonado mud¨¦jar de la oficina de turismo, la calle de la Herrer¨ªa flanqueada por casas cueva, pistas para comer y el sitio m¨¢s fotografiado en esta villa de la Sierra de C¨¢diz
Setenil de las Bodegas no solo ostenta un nombre sonoro, sino que este pueblo blanco de la comarca de la Sierra de C¨¢diz es tambi¨¦n uno de los m¨¢s bonitos de Espa?a, seg¨²n muchos de los turistas que hasta la covid pon¨ªan a diario el cartel de completo en sus encantadores alojamientos.
Belleza aparte, lo que nadie puede negar es la originalidad de este enclave donde muchas de sus viviendas, hoteles, casas rurales o negocios se han tallado en las paredes rocosas del tajo que forma el r¨ªo Guadalporc¨²n al atravesar esta localidad a 640 metros de altitud. ¡°Un asombroso reducto urbano, una alianza inveros¨ªmil entre la arquitectura y la geolog¨ªa¡±, lo defini¨® el premio Cervantes Caballero Bonald.
9.00 Empezar en lo m¨¢s alto
La oficina de turismo de Setenil (1) se ubica en lo alto del pueblo, y la raz¨®n para iniciar la visita en esta antigua casa consistorial del siglo XVI es tambi¨¦n admirar su techo de artesonado mud¨¦jar, ¨²nico en la provincia y que muestra una inscripci¨®n con la fecha en la que su fortaleza fue arrebatada a los ¨¢rabes por los Reyes Cat¨®licos en 1484. Casi adyacente, la Casa de la Damita de Setenil (2) alberga un peque?o museo de historia cuya pieza maestra es una min¨²scula Venus de m¨¢s de 5.000 a?os de antig¨¹edad descubierta en unas excavaciones a finales del pasado siglo.
11.00 Almohades y cristianos
Despu¨¦s de un buen desayuno en el restaurante El Liz¨®n (3), en la bella y cuidada plaza de Andaluc¨ªa, es el momento de ascender hasta lo m¨¢s alto de Setenil por la empinada calle de la Villa (4), atravesar el antiguo arco del mismo nombre y disfrutar del aire puro de la sierra antes de visitar la Torre del Homenaje, resto de lo que fue una fortaleza almohade del siglo XII y posteriormente nazar¨ª. Bajo el monumento, un aljibe de esa ¨¦poca todav¨ªa almacena el agua de lluvia. En la misma calle se yergue Nuestra Se?ora de la Encarnaci¨®n (5), una iglesia de estilo g¨®tico tard¨ªo con reminiscencias mud¨¦jares y alguna influencia renacentista, edificada en los siglos XV y XVI sobre una mezquita.
12.30 Las ruinas de Acinipo
Una agradable carretera que se adentra en el t¨¦rmino municipal de Ronda lleva hasta las ruinas de Acinipo (6) (951 04 14 52; abren de mi¨¦rcoles a domingo, de 9.00 a 14.30). Est¨¢ a unos 10 kil¨®metros de Setenil y, si se prefiere, se puede ir caminando o en bici por la llamada Ruta de los Bandoleros. Estos restos nos hablan de una ciudad romana que tuvo su ¨¦poca de esplendor a finales del siglo I, pero cuya antig¨¹edad se remonta al III antes de Cristo, seg¨²n dieron fe Ptolomeo y Plinio el Viejo. De esta urbe edificada sobre un asentamiento del Neol¨ªtico quedan vestigios de las termas, de la muralla y su teatro, con el grader¨ªo excavado en la roca y en buen estado de conservaci¨®n.
De vuelta al pueblo, el centro invita a pasear por algunas de sus calles blancas m¨¢s t¨ªpicas, donde cuelgan los geranios en sus macetas, y encajonadas entre fragmentos de roca y restos de la muralla ¨¢rabe: Herrer¨ªa ¡ªescalonada y flanqueada por casas cueva¡ª, la impresionante Calcetas (7) y Mina, que atesora el yacimiento de Coracha, fragmentos de una estructura medieval que facilitaba la obtenci¨®n de agua en tiempos de asedios.
15.00 Comer al sol o la sombra
A la hora de probar la gastronom¨ªa de Setenil hay que acudir a las dos calles situadas en ambas orillas del Guadalporc¨²n y que son la foto m¨¢s repetida: Cuevas del Sol (8) y Cuevas de la Sombra (9). En estas estrechas v¨ªas (la primera, orientada hacia el sur, recibe m¨¢s luz y calor, y en la segunda el cielo es la piedra del tajo) las viviendas, los bares, restaurantes y tiendas se hallan en cuevas excavadas hace siglos en la roca, lo que facilita la conservaci¨®n del calor en invierno y el fresco en verano. Fueron habitadas desde hace al menos 5.000 a?os, seg¨²n testimonian los utensilios y objetos encontrados. Los bares La Tasca y Luc¨ªa, en Cuevas del Sol, o Sol y Sombra y La Casita, en Cuevas de la Sombra, son algunos de los locales con especialidades setenile?as: la sopa cortijera, a base de pan con aceite de oliva, esp¨¢rragos y huevo; las migas con chorizo, los revueltos de morcilla y, de postre, varios dulces regados, c¨®mo no, tambi¨¦n con ¨®leo de estas tierras. A media tarde se puede volver a esta calle para echar un vistazo en la tienda de productos gourmet La Dehesa del Ib¨¦rico, que vende jamones y embutidos, vinos de Jerez, quesos de la comarca y dulces t¨ªpicos.
18.00 Viviendas trogloditas
Las callejuelas del centro se arremolinan alrededor del r¨ªo, que est¨¢ cruzado por varios puentes construidos entre los siglos XV y XVII. En un paseo se pueden visitar las iglesias y ermitas de esa misma ¨¦poca como San Benito (10), la marinera Nuestra Se?ora del Carmen (11) y San Sebasti¨¢n (12) (la primera edificada tras la toma de la ciudad y consagrada a este santo por haber dado a luz Isabel la Cat¨®lica en Setenil a su hijo Sebasti¨¢n durante el sitio de la villa, seg¨²n la leyenda). Hacia el norte, las sinuosas calles de la Jaboner¨ªa y su prolongaci¨®n Cabrerizas son tan pintorescas como las ya citadas, o incluso m¨¢s, por sus viviendas trogloditas. El Bandolero ofrece aqu¨ª una buena terraza sobre el r¨ªo para tomar algo al atardecer.
20.30 Rico pescado para cenar
A la hora de cenar, las terrazas de los restaurantes de Cuevas del Sol, como Frasquito, La Bodeguita o La Escueva, suelen llenarse en primavera y verano. Todas ofrecen men¨²s asequibles con los platos de la zona. Una buena alternativa para salir del centro es El Nogalejo (carretera de Alcal¨¢ del Valle, kil¨®metro 1), que se ha ganado una buena reputaci¨®n por sus platos de pescado y frutos de mar.
22.00 Habitaci¨®n con vistas
Para terminar la noche, el Ginco (13) es el preferido de los locales para una copa. Tambi¨¦n sirve cocina para llevar. A la hora de dormir, otro de los encantos de este pueblo son sus preciosas casas rurales integradas en este entorno tan especial. Una opci¨®n es El Tajo (14), en Cuevas de la Sombra, un alojamiento con dos apartamentos, vistas al r¨ªo y las cuevas que dan al Sol, y con fragmentos de roca como techo.
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