Ocho trotamundos nos cuentan sus sue?os viajeros
Dani Mateo recorrer¨¢ los fiordos noruegos en autocaravana; Julio Llamazares conectar¨¢ con los recuerdos de su padre en los frentes de la Guerra Civil en Teruel, y Guadi Galego explorar¨¢ el sur de Inglaterra siguiendo su instinto musical. Planes so?ados perfectos para inspirar una aventura
Los majestuosos acantilados de Noruega, las selvas prehist¨®ricas del Pac¨ªfico Sur, la vitalidad ca¨®tica de Bombay, el Per¨² m¨¢s alternativo o una ruta sentimental por Teruel y El Maestrazgo. Varios personajes nos relatan sus viajes largamente aplazados y que conf¨ªan realizar pr¨®ximamente.
Fernando Gonz¨¢lez Sitges. Entre plantas en Nueva Caledonia
180 documentales que atrapan la belleza de la vida salvaje en la Tierra no parecen suficiente bagaje para Fernando Gonz¨¢lez Sitges (Madrid, 1961). Este veterano realizador tiene una deuda pendiente con su oficio: ¡°documentar el que probablemente fue el peor d¨ªa que ha tenido la vida en la Tierra¡±, el impacto del meteorito que hace 66 millones de a?os acab¨® con los grandes dinosaurios y con el 75% de las especies pero que permiti¨® el surgimiento de nuevos ecosistemas y, de paso, ¡°nos dio a nosotros la oportunidad de existir¡±. Ese misterioso mundo del Mesozoico a¨²n perdura en lugares como Nueva Caledonia, donde tiene previsto viajar en cuanto est¨¦ vacunado y las autoridades de este remoto archipi¨¦lago del Pac¨ªfico Sur, donde apenas se ha dejado sentir la covid, permitan su acceso.
En estas islas tropicales monta?osas descubiertas por el explorador brit¨¢nico James Cook en 1774 y colonizadas 80 a?os despu¨¦s por Francia ¡ªque las us¨® como presidio para los delincuentes m¨¢s peligrosos¡ª, trabajan ahora cient¨ªficos ¡°que investigan cu¨¢ndo y c¨®mo aparecieron las plantas con flor, una revoluci¨®n en la historia de la biolog¨ªa y uno de los grandes enigmas de la evoluci¨®n¡±. Gonz¨¢lez Sitges quiere que estos expertos le ilustren sobre la exuberancia vegetal de este territorio que con la mitad del tama?o de Suiza alberga m¨¢s de 3.000 especies, casi tantas como toda Europa. ¡°Es un proyecto de conservaci¨®n no tan visible como el de los grandes mam¨ªferos pero imprescindible para mantener la biodiversidad del planeta¡±, objetivo que comparte con Bioparc, la fundaci¨®n que ¨¦l mismo preside y que gestiona los bioparques de Fuengirola (M¨¢laga), Valencia y el acuario de Gij¨®n.
Las selvas prehist¨®ricas de este aut¨¦ntico arca de No¨¦ biol¨®gico son, junto al parque nacional australiano de Daintree, que ya explor¨® en otros documentales, lo m¨¢s parecido al mundo jur¨¢sico que se extingui¨® hace 145 millones de a?os. En la frondosidad de este vergel neocaledonio, ajeno a la acci¨®n del hombre, tambi¨¦n habitan el kagu, especie end¨¦mica en peligro de extinci¨®n, y otras aves ignotas para cuya identificaci¨®n tendr¨¢ que pedir ayuda a los cient¨ªficos sobre el terreno. Hallazgos que este bi¨®logo madrile?o tiene la costumbre de plasmar en cuadernos de viaje en los que, adem¨¢s de anotaciones a mano, dibuja en plumilla y acuarela la flora y la fauna que se encuentra a su paso. M¨¢s de 60 diarios de campo que documentan de manera meticulosa sus periplos alrededor del mundo y su af¨¢n por aprender, el verdadero motor que le impulsa a viajar. ¡°Me encanta la idea de irme a un lugar remoto en el que apenas hay turismo y donde puedo ver el origen de una parte importante de la vida¡±. Porque en el fondo, como dice Gonz¨¢lez Sitges: ¡°se vive cuatro d¨ªas, y antes de morirme quiero llevarme una idea de c¨®mo funciona el mundo¡±. En Nueva Caledonia conf¨ªa en encontrar la respuesta.
Dani Mateo. Una aventura en autocaravana por los fiordos noruegos
El c¨®mico Dani Mateo (Granollers, 1979) ten¨ªa pintado en rojo en el calendario visitar Escandinavia durante el verano de 2020. Adem¨¢s, lo iba a hacer por partida doble. Con un grupo de colegas para a ver a Louis C.K, el corrosivo humorista estadounidense que actuaba en Copenhague en junio. Y luego en agosto, junto a su pareja, para recorrer en autocaravana ¡ª¡°soy un fan¨¢tico del camping desde que lo prob¨¦ hace a?os en California¡±¡ª los fiordos noruegos. Ahora conf¨ªa en retomar este ¨²ltimo proyecto viajero ¡°cuando la cosa est¨¦ un poco mejor¡±. Y lo que tiene claro, despu¨¦s de consultarlo con su madre, una crucerista entusiasta, es que optar¨¢ por el asfalto: ¡°No hay t¨¦rmino medio: odias o amas los cruceros¡±.
Antes era muy urbanita, pero reconoce que con la edad cada vez tira m¨¢s al monte. La llamada de lo salvaje, dice, la sinti¨® por vez primera en su visita los parques de Yosemite y Sonoma, en Estados Unidos. Al volver a Espa?a su cuerpo le ped¨ªa m¨¢s naturaleza. Entonces le dijeron que si quer¨ªa saciarse de paisajes de postal ten¨ªa que ir a Noruega. El destino n¨®rdico tambi¨¦n le tienta porque all¨ª no le conoce ¡°ni Cristo¡± y es?¡°un campista m¨¢s¡±, evitando as¨ª selfis de extra?os, que siempre le cazan ¡°reci¨¦n levantado y con aspecto de Bigfoot¡±.
En una semana pasar¨¢ fugazmente por Oslo, donde visitar¨¢ Vigeland Park, un parque con m¨¢s de? m¨¢s de 200 esculturas de bronce, granito y hierro forjado, y la antigua zona portuaria de Tjvuholmen, donde est¨¢ el futurista museo de arte contempor¨¢neo dise?ado por Renzo Piano. Luego se pondr¨¢ en ruta hacia Bergen, la capital de los fiordos, con sus casas de colores colgadas sobre las laderas y sus coquetos restaurantes. ¡°Cada vez soy m¨¢s trip¨®n y de paladar fino¡±, confiesa, por lo que no se resistir¨¢ a probar el persetorsk, un plato t¨ªpico de bacalao al vapor.
Para llegar a Stavanger ¡ªel otro gran n¨²cleo habitado del sur de Noruega, que cuenta con un cuidad¨ªsimo casco antiguo con casitas de madera blanca¡ª tomar¨¢ las carreteras interiores que serpentean entre cascadas, glaciares, lagos y granjas de salmones. En partes del recorrido tendr¨¢ que coger alg¨²n ferri para sortear los fiordos que dentellean cada poco la tierra. Sobre uno ellos, el de Sorfjroden, se yergue, a 1.100 metros de altura, una plataforma de granito denominada Trolltunga (La lengua del troll), una de las atalayas naturales m¨¢s espectaculares de Noruega. Subir¨¢ a ella para acostumbrar su cuerpo al v¨¦rtigo que seguro sentir¨¢ al coronar la mole de piedra de Preikestolen (El p¨²lpito), ¡°el mirador donde todo el mundo se hace la foto para Instagram, con el fiordo Lysefjord de perfecto decorado¡±. Para recuperarse de la descarga de adrenalina, tiene previsto dar un salto en avi¨®n a la regi¨®n de los lagos de Finlandia, donde har¨¢ kayak y senderismo, adem¨¢s de entregarse a la ic¨®nica triada del pa¨ªs escandinavo: caba?a, sauna y agua. Solo teme una cosa: los mosquitos. ¡°Me van a fre¨ªr a picaduras, a juzgar por el grosor de las mosquiteras del refugio¡±.
Pepa Roma. Un retorno a la India m¨¢s m¨ªstica
Un pinchazo es lo que separa a Pepa Roma (La Sentiu, 1955) de su ansiado regreso a la India. Tras un largo confinamiento, la periodista tuvo claro que en cuanto estuviera vacunada y la pandemia bajo control en el pa¨ªs asi¨¢tico ¡ªactualmente est¨¢ desbocada¡ª volver¨ªa al lugar que la vio nacer como escritora. All¨ª aterriz¨® en un vuelo de estudiantes junto a una amiga con tan solo 17 a?os. Motivada por las lecturas de Julio Verne, quer¨ªa dar la vuelta al mundo con una mochila, siguiendo la corriente liberadora del movimiento hippie que tanto cal¨® entre la juventud europea en la d¨¦cada de 1970. ¡°Cuando eres joven, todo te parece artificial y buscas la autenticidad y la espiritualidad de la que piensas que carece Occidente¡±. Despu¨¦s de esa primera incursi¨®n, cuyo impacto en la autora de Indian Express (2011) fue ¡°bestial¡±, ha vuelto hasta en siete ocasiones. Dice que lo necesita para reconectar consigo misma, aunque confiesa que siempre acaba con el alma sobrecogida porque ¡°todo all¨ª, los olores, los paisajes, la pobreza, es s¨²per intenso¡±.
Esta vez coger¨¢ un billete de ida y vuelta a Bombay, con una diferencia de cinco semanas y siempre con las fechas abiertas: ¡°por si me enamoro de alg¨²n sitio por el camino¡±. ¡°No me gusta ir en viaje organizado a ninguna parte. Mucho menos a la India, un pa¨ªs que pide ser descubierto a otro ritmo¡±. En Bombay ¡ª¡°un lugar donde siempre me siento acogida¡±¡ª, pasear¨¢ desde la Puerta de la India hasta la playa de Chowpatty, sobrevolada por cometas, con una parada en Malabar Hill, la colina desde donde se otean las dakmas o torres del silencio, edificaciones funerarias de la religi¨®n zoro¨¢strica. Tambi¨¦n har¨¢ un alto en la estaci¨®n Victoria, un icono de la ciudad con su arquitectura de c¨²pulas afiladas y toques coloniales, para sentirse ¡°inmersa entre el gent¨ªo¡± antes de su visita obligada al legendario Leopold Caf¨¦,?donde se reun¨ªan los hippies?¡°y lugar de encuentro de viajeros desde tiempos del imperio brit¨¢nico¡±. El lujoso Hotel Taj Mahal ser¨¢ el ¨²nico dispendio que se permitir¨¢ en su estancia en la ciudad.
Despu¨¦s coger¨¢ un tren, su transporte ¡°lento¡± favorito, rumbo a Konarak y Calcuta, ¡°dos asignaturas pendientes en la costa este del ?ndico¡±. Es un largo recorrido que cruza de oeste a este la India y que le permitir¨¢ revisitar las cuevas budistas de Ajanta y Ellora, famosas por sus frescos y relieves esculpidos. Una vez arribe a la ciudad de Nashik, en el Estado central de Maharashtra, seguir¨¢ en tren hasta Nagpur, para desde all¨ª dar el salto a la India m¨¢s salvaje del parque nacional de Kanha y las gargantas de m¨¢rmol blanco de Marble Rocks. En Bhunaneshwar, la capital del pradesh (Estado) de Odisha, visitar¨¢ Puri, ciudad santa del hinduismo, para continuar hasta Konarak, en la costa del golfo de Bengala, que cuenta con unos de los santuarios brahm¨¢nicos m¨¢s famosos del pa¨ªs, el Templo del Sol.
Ser¨¢ el momento de poner rumbo a Calcuta, la capital cultural del pa¨ªs, a orillas del r¨ªo Hugli. Se conceder¨¢ una semana para conocer la arquitectura colonial, sus galer¨ªas de arte y la sede de las Misioneras de la Caridad, la orden cat¨®lica fundada por la Madre Teresa en 1950. Una vez pateada la capital del Estado de Bengala Occidental, llegar¨¢ su momento de sanaci¨®n y meditaci¨®n con una estancia de una semana o 10 d¨ªas en un centro de ayurveda (medicina tradicional india), con yoga y otros tratamientos terap¨¦uticos. Buscar¨¢ un retiro en el golfo de Bengala y si no encuentra ninguno que la convenza volar¨¢ hasta Kerala, al sur del pa¨ªs, o a la vecina ciudad de Bangalore, donde cuenta con una entusiasta recomendaci¨®n del escritor Javier Moro, otro enamorado de la India. A su regreso a Bombay en avi¨®n, tendr¨¢ tiempo de comprar ¡°en las mismas tiendas donde las mujeres indias adquieren sus maravillosas telas¡± y, sobre todo, de dejarse cautivar una vez m¨¢s por la extra?a belleza que atesora esta inmensa naci¨®n que en realidad parece m¨¢s un continente. ¡°La India es como una flor de loto que crece sobre el humus. Inesperada y deslumbrante¡±.
Iosu L¨®pez. Slow travel por el Camino de Santiago
Como buen trotamundos, Iosu L¨®pez (43 a?os, Pamplona) gusta de viajar cuanto m¨¢s lejos mejor. Desde que en 2006 complet¨® los 45.000 kil¨®metros que separan Alaska (Estados Unidos) de Tierra del Fuego (Argentina), su vida ha sido un frenes¨ª, ¡°siempre fuera de ruta, saltando de continente en continente¡± y sin apenas tiempo de recalar en casa. Y de golpe lleg¨® el coronavirus, la peor noticia para un aventurero inquieto como ¨¦l. Sin apenas contenido con que alimentar Mochileros TV, el canal de Youtube que cre¨® en 2011 para ¡°dar consejos a viajeros que buscan maximizar su presupuesto¡±, tuvo tiempo para reflexionar y recuperar proyectos largamente aplazados. De manera natural, surgi¨® la idea de calzarse las botas de peregrino y hacer el Camino de Santiago, aprovechando que 2021 es A?o Jacobeo por partida doble (hasta 2022), precisamente por la pandemia. Se acord¨® entonces de su amiga Ria Ahmed, a la que conoci¨® en su etapa de corresponsal en la India y que desde hace a?os es una experta gu¨ªa local que ¡°conoce todos los recovecos de la ruta de peregrinaci¨®n m¨¢s importante de Europa¡±. Juntos han alumbrado el Camino Confort ¡ª¡°no dormiremos en albergues, lo haremos en hoteles de tres estrellas¡±¡ª, una ruta personalizada en la que, junto a otros 15 peregrinos, completar¨¢n los ¨²ltimos 100 kil¨®metros del Camino Franc¨¦s, distancia m¨ªnima exigida para obtener la compostela, el documento eclesi¨¢stico que certifica que se ha completado la singladura.
Con inicio en Sarria (Lugo) y final ineludible el domingo 25 de julio en la catedral de Santiago, ser¨¢n ocho d¨ªas de caminatas entre bosques de eucalipto, pinos y robledales conectados entre s¨ª por puentes medievales, como el de San Xo¨¢n de Furelos, y senderos rurales que en muchos de los casos son viejas calzadas romanas que perduran intactas al paso de los siglos. Ese regreso ¡°a lo que siempre ha estado ah¨ª pero nunca hemos tenido tiempo de fijarnos¡±, es el objetivo que se ha marcado L¨®pez con su primera peregrinaci¨®n a la tumba del ap¨®stol. Es una manera, asegura, de viajar a la antigua usanza, ¡°que parad¨®jicamente conecta con el concepto moderno de slow travel, paseando y deteni¨¦ndose cada poco a admirar lo que te rodea¡±.
Ser¨¢ tambi¨¦n su primer viaje de autor: ¡°Me gusta contar historias a trav¨¦s de im¨¢genes. Y en este viaje realizar¨¦ un corto documental sobre la experiencia que vivamos juntos¡±. Un formato in¨¦dito con el que grabar¨¢ en v¨ªdeo las conversaciones y vivencias de los peregrinos en su tr¨¢nsito por pueblos como Portomar¨ªn, a orillas del rio Mi?o, donde visitar¨¢n las ruinas de Castromaior, el ¨²nico castro de la Edad de Hierro en el Camino Franc¨¦s. Tambi¨¦n dejar¨¢ constancia del encuentro con paisanos en aldeas como Eirexe, Ligonde (Lugo) o la parroquia de Santa Mar¨ªa de Leboreiro, en Melide (A Coru?a), cuya iglesia del siglo XIII es un hito hist¨®rico del Camino.
Para L¨®pez este peregrinar de pueblo en pueblo, adem¨¢s de un reto y una aventura, es tambi¨¦n una salida al encuentro de "la Espa?a vaciada que languidece" y una forma de poner en valor "las tradiciones que perduran gracias a las familias que resisten en esas peque?as comunidades". Y a?ade una ¨²ltima reflexi¨®n: ¡°La gente se flipa con ir al Taj Majal o hacer el Camino Inca, en Per¨², cuando aqu¨ª en Espa?a tenemos una ruta de peregrinaci¨®n que es patrimonio mundial¡±. Este emprendedor tur¨ªstico tambi¨¦n tiene espacio para la autocr¨ªtica. ¡°Muchos viajeros hemos denostado el Camino por considerarlo poco ambicioso, un poco de andar por casa¡±. Pero si de algo ha servido la pandemia, asegura, es para mirar hacia dentro y poner en valor el patrimonio cultural de nuestro pa¨ªs. ¡°Por algo somos una potencia mundial del turismo¡±.
Julio Llamazares. Ruta sentimental por Teruel y Castell¨®n
Ser¨¢ su primer viaje literario despu¨¦s del par¨¦ntesis obligado de la pandemia y de los 17 a?os que dedic¨® a recorrer todas las ciudades episcopales espa?olas y sus catedrales, que plasm¨® en Las rosas de piedra (2008) y Las rosas del sur (2018). Julio Llamazares (Vegami¨¢n, 1955) tiene esta vez una misi¨®n ¡°m¨¢s humilde y sentimental¡±: atravesar los mismos lugares que pis¨® su padre cuando fue llamado a filas en la Guerra Civil. Un penoso periplo de Le¨®n a Castell¨®n que marcar¨ªa para siempre a este maestro de pueblo porque, entre otras cosas, fue la primera vez que pudo ver el mar. Y tambi¨¦n la primera que vio un cad¨¢ver. ¡°Mi padre apenas viaj¨®. Pero con 18 a?os realiz¨® un viaje que le llev¨® a cruzar la pen¨ªnsula Ib¨¦rica para ir a la guerra, de la que volvi¨® milagrosamente, puesto que le toc¨® participar en las peores batallas: la de Teruel y el frente del Ebro y la de la toma de Castell¨®n de la Plana y de la Sierra de Espad¨¢n, cerca de Sagunto¡±.
Cuando su padre le contaba las penurias de la guerra, ¨¦l no le hac¨ªa demasiado caso. Aunque s¨ª recuerda escucharle hablar del fr¨ªo de Calamocha y de unos huevos fritos en Toledo que le supieron a gloria de vuelta a casa. Y ahora se arrepiente. ¡°Por suerte para m¨ª, un amigo suyo, Saturnino, con el que sali¨® de Le¨®n ¡ªlos dos se alistaron juntos para poder elegir destino, el del Regimiento de Trasmisiones de Carri¨®n de los Condes, en Palencia, y no acabar de carne de ca?¨®n en Infanter¨ªa¡ª, le sobrevivi¨® hasta hace pocos a?os y le pude grabar sus recuerdos¡±, que por fuerza ser¨ªan los mismos que los de su padre.
El camino que recorrieron estos dos hombres por medio pa¨ªs coincide, en buena parte, con el que traz¨® el Cid por Soria, Teruel y Castell¨®n en su lucha contra los reinos de taifas, lo que para Llamazares lo hace a¨²n m¨¢s interesante. Aunque el verdadero motivo del viaje es rendir merecido homenaje a su padre, tambi¨¦n lo es recorrer "un paisaje que sintetiza como muy pocos la esencia de Espa?a: Carri¨®n de los Condes, el trayecto por la v¨ªa del antiguo tren de Valladolid a Ariza (hoy desaparecido), Teruel y el valle del Ebro, El Maestrazgo y el Mediterr¨¢neo". Algo que deseaba haber realizado en junio de 2020 y que pospondr¨¢ hasta que sea posible hablar con los lugare?os sin distancias ni mascarillas. ¡°La naturalidad es important¨ªsima a la hora de viajar y de escribir¡±. Todas estas vivencias las plasmar¨¢ despu¨¦s en un libro que ya tiene t¨ªtulo: El viaje de mi padre.
Guadi Galego. Acordes y melod¨ªas al sur de Inglaterra
Durante el confinamiento Guadi Galego (Cedeira, 1974) pudo terminar de grabar en casa su disco Costuras. En su nuevo cancionero, esta cantante y compositora gallega habla precisamente de la resiliencia y de la confianza en que ¡°todo lo malo va a pasar¡±, un optimismo que acab¨® contagiando a su familia al completo ¡ªm¨¢s de 20 personas ¡°entre parejas, hermanos y sobrinos¡±¡ª para embarcarse? en una excursi¨®n multitudinaria a Londres y el sur de Inglaterra. Una suerte de viaje cat¨¢rtico para recuperarse de tantos meses sin caricias ni abrazos. Lo har¨¢n por ¡°un territorio que respira m¨²sica en cada rinc¨®n¡±, la raz¨®n ¨²ltima por la que Galego decide sus destinos. En este caso no fue ella sino la pasi¨®n de su hijo por los Beatles?lo que decant¨® la balanza. Con tan solo ocho a?os y despu¨¦s de haber asistido con su madre a varios recitales de bandas homenaje a la banda de Liverpool, el peque?o Tiago toca con soltura todo su reportorio y es una ¡°enciclopedia andante de los Beatles, un aut¨¦ntico friki¡±.
Aunque viaja con ni?os, en Londres pasar¨¢ por alto la visita a los estudios de la Warner en los que se rodaron las pel¨ªculas de Harry Potter ¡ª¡°no nos llama la atenci¨®n, somos de otra onda¡±¡ª y acudir¨¢n directos al paso de cebra m¨¢s famoso y fotografiado del mundo, el de Abbey Road, la calle donde posaron los Fab Four para la portada de su ¨²ltimo disco de estudio en 1969. ¡°Si no hacemos la foto, no volvemos a casa¡±, ironiza. Cerca de all¨ª est¨¢ el barrio de Camden Town, un hervidero del punk en los a?os setenta con salas como Roundhouse, en la que tocaron, entre otros, los Rolling Stones, archirrivales de Lennon y McCartney, y que este a?o cumple medio siglo. Galego conf¨ªa en que durante esos d¨ªas haya programado alg¨²n concierto.
M¨¢s al sur de la ciudad despunta la exclusiva zona de Kensington, acorde con la atm¨®sfera del Royal Albert Hall, uno de los teatros m¨¢s emblem¨¢ticos del Reino Unido, al que piensan acudir ¡°para saciar al mit¨®mano de la familia¡±. Si no hay espect¨¢culos programados, se conformar¨¢n con un tour por sus instalaciones. All¨ª tocaron los de Liverpool el 4 de noviembre de 1963, cuando John Lennon espet¨® al auditorio una frase para la historia: ¡°El p¨²blico de las butacas baratas puede aplaudir; el de los palcos basta con que haga sonar sus joyas¡±.
Galego dice que lo que m¨¢s disfruta de viajar, adem¨¢s de la m¨²sica, es integrarse en el d¨ªa a d¨ªa de las comunidades que visita. Y un barrio ideal para eso es Camberwell, donde proliferan las galer¨ªas de arte y los edificios georgianos con aspecto de casa de mu?ecas. Y tiendas como Rat Records animan el barrio desde 1988 con un nost¨¢lgico negocio de compra y venta de viejos vinilos. Y por supuesto, con mucho fondo de The Beatles.
Una vez dejen Londres pondr¨¢n rumbo al condado de Wiltshire, al suroeste de Inglaterra, quiz¨¢ la postal m¨¢s perfecta de la campi?a brit¨¢nica. Visitar¨¢n la ciudad de Salisbury y su catedral anglicana, cuya aguja (123 metros) es la m¨¢s alta de toda Inglaterra. Con suerte, podr¨¢n escuchar al angelical coro de voces que con frecuencia interpreta piezas de Bach y H?ndel. A 13 kil¨®metros de all¨ª se alza el conjunto megal¨ªtico de Stonehenge, donde la m¨²sica muta en silencio. ¡°Es un lugar cargado de misticismo que me conecta con la Galicia m¨¢s pura y ancestral, la de mi pueblo, Cedeira¡±.
Andrea Fern¨¢ndez Ben¨¦itez. Cuba: el reto de ir sola y con mochila
Gracias a su trabajo en el Congreso de los Diputados, Andrea Fern¨¢ndez Ben¨¦itez (Valencia de Don Juan, 1992), una socialista leonesa que pasar por ser la diputada m¨¢s joven de la actual legislatura, pudo entablar amistad con Cristina Hern¨¢ndez, una veterana feminista del PSOE que siempre ha reivindicado la necesidad de que las mujeres se desenvuelvan solas por el mundo. ¡°Viajar es la mili de las mujeres¡±, le sol¨ªa decir. Quiz¨¢ por su juventud, Fern¨¢ndez nunca hab¨ªa tenido la oportunidad de afrontar ese reto. Ahora cree que ha llegado el momento: ¡°Enfrentarse a una misma, romper con lo establecido y desafiar lo que se espera de nosotras¡±. Y Cuba despunta en el horizonte como el destino ideal. ¡°Quiero conocer la realidad social y pol¨ªtica de Latinoam¨¦rica, una regi¨®n en la que Espa?a ha jugado un papel hist¨®rico fundamental¡±. El compromiso pol¨ªtico de esta joven idealista tambi¨¦n se ha alimentado de lecturas de grandes autores de las letras hispanoamericanas, como Gabriela Mistral, Isabel Allende ¡ª¡°La casa de los esp¨ªritus me marc¨® de adolescente¡±¡ª, Pedro Lemebel o Mario Vargas Llosa. Siempre quiso conocer los lugares, reales o imaginados, en los que se mov¨ªan los personajes de sus libros.
¡°Me gusta viajar, no hacer turismo¡±, dice. Y en Cuba, un pa¨ªs que como mejor se recorre es precisamente improvisando cada parada, lo har¨¢ ¡°en rollo mochilero¡±. En La Habana quiere impregnarse de esa atm¨®sfera decadente y revolucionaria que a¨²n perdura en rincones y murales de la parte vieja de la capital cubana, mientras escucha de fondo sones, guarachas y boleros, m¨²sicas que marcan el ritmo de esta ciudad de c¨®cteles y santeros. Se mover¨¢ a pie, y cuando las fuerzas le flaqueen recurrir¨¢ a los cl¨¢sicos cocotaxis o, con suerte, a alg¨²n almendr¨®n, los coches norteamericanos de los a?os cincuenta que a¨²n circulan por el Malec¨®n. Tambi¨¦n probar¨¢ el arroz congr¨ª (con jud¨ªas coloradas), ropa vieja o yuca con mojo en alguno de los m¨¢s de 500 paladares (restaurantes particulares) de la ciudad. Luego pondr¨¢ rumbo a Santa Clara (centro del pa¨ªs), donde visitar¨¢ el mausoleo del Che Guevara, el revolucionario que cambi¨® para siempre la isla, antes de recorrer el paisaje aterciopelado de Vi?ales (oeste), con sus caracter¨ªsticos mogotes (formaciones rocosas) que despuntan entre orqu¨ªdeas y palmeras. Por ¨²ltimo, aparcar¨¢ la mochila y se entregar¨¢ a la mansa calma del Caribe en Cayo Santa Mar¨ªa, con sus espl¨¦ndidas playas abrigadas por una vegetaci¨®n exuberante. En este a?o marcado por la pandemia, asegura que un viaje as¨ª tiene m¨¢s sentido que nunca: ¡°Viajo para superar, para avanzar, para cambiar y para crecer¡±.
Marta Borrachero. Chicas en ruta por un Per¨² alternativo
La pandemia fue el impulso que necesitaba Marta Borrachero (36 a?os, Madrid) para dar un giro a su vida. El confinamiento le hizo reordenar prioridades, y durante el ¨²ltimo a?o combin¨® su trabajo en remoto como experta en marketing digital con la puesta en marcha de una agencia de viajes, Bolleras Viajeras, orientada a mujeres LGTBI. ¡°El proyecto naci¨® para dar visibilidad a las mujeres lesbianas que viajan por el mundo en grupo. Un activismo viajero en el que, adem¨¢s de moverse de una forma m¨¢s segura y de conocer a otras chicas con la misma esencia aventurera, intenta fomentar el turismo responsable, el intercambio cultural y las experiencias genuinas¡±, explica. El primer destino, si la situaci¨®n sanitaria lo permite, ser¨¢ Per¨², al que acudir¨¢ junto a su pareja, Regina, y un grupo de amigas. ¡°Es un pa¨ªs fascinante que tiene mucho que ofrecer y con una riqueza gastron¨®mica, de biodiversidad y cultural pr¨¢cticamente desconocida que va m¨¢s all¨¢ de Machu Picchu". Ella, que vivi¨® siete a?os en el pa¨ªs andino, hizo la promesa de volver coincidiendo con la celebraci¨®n, el 28 de julio, de los 200 a?os de independencia. ¡±No hay nada m¨¢s peruano que vivir unas Fiestas Patrias brindando con un pisco sour desde cualquier rinc¨®n del Per¨²¡±.
Para sacarle todo el jugo a este pa¨ªs mestizo, seg¨²n Marta, hay que conocer "sus tres esencias": la costa, la sierra y la selva. En 15 d¨ªas de aventura recorrer¨¢n estos escenarios comenzando por el desierto costero de Ica, al sur de Lima, cuyo mar de dunas es escenario del m¨ªtico rally Dakar. Ellas se perder¨¢n por esas monta?as de arena infinitas hasta llegar a Huacachina, un oasis inesperado. ¡°Su nombre en quechua significa ¡®mujer que llora¡¯ y cuenta la leyenda que su laguna est¨¢ formada por las l¨¢grimas de una doncella inca por la muerte de un joven guerrero. Dicen que llor¨® tanto que acab¨® convirti¨¦ndose en sirena y que las noches de luna llena se puede escuchar su c¨¢ntico¡±.
Despu¨¦s seguir¨¢n hasta Chincha, la capital de la m¨²sica y la cultura afroaperuana. Sus habitantes son descendientes de esclavos africanos tra¨ªdos por los espa?oles en la ¨¦poca colonial. Marta conf¨ªa en tener tiempo para aprender a tocar el caj¨®n, introducido en Per¨² por aquella poblaci¨®n subyugada y que mucho m¨¢s tarde fue incorporado a la cultura flamenca por Paco de Luc¨ªa.
Y aunque se salga un poco del esp¨ªritu del viaje, ¡°ser¨ªa un delito ir a Per¨² y no visitar Machu Picchu y Cuzco (Qosqo, que en quechua quiere decir ¡®el ombligo del mundo¡¯)¡±. Aunque lo que m¨¢s ilusiona a esta trotamundos es visitar ¡°uno de sus lugares que no aparece en las gu¨ªas y a los que llegas solamente en canoa¡±: el lago Sandoval, en el coraz¨®n de la selva amaz¨®nica, en el departamento de Madre de Dios (el nombre lo dice todo). ¡°En este para¨ªso de biodiversidad podremos navegar entre caimanes, nutrias gigantes y pira?as, avistar guacamayos, tucanes y toda clase de monos, ver tar¨¢ntulas, murci¨¦lagos y ranas y, con un poco de suerte, hasta jaguares y anacondas. Todos en su h¨¢bitat, a salvo de la civilizaci¨®n¡±.
Para redondear una experiencia peruana completa es necesario entregarse a su gastronom¨ªa, probablemente la m¨¢s variada y exquisita de Am¨¦rica Latina. Y en este pa¨ªs, al margen de chefs afamados, se puede comer rico y barato. As¨ª, en cada regi¨®n visitar¨¢n los mercados para conocer con el paladar el principal reclamo de su cultura moderna: ¡°desde el ceviche de la costa, los postres lime?os y los puestos callejeros, pasando por las especias y potajes de la sierra (como el cuy o cobaya) y terminando en la selva con una cata de frutas ex¨®ticas de nombres tan sugerentes como el mamey, el camu camu o el aguaje".
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