Diez rutas a pie para descubrir a otro ritmo los rincones naturales m¨¢s valiosos de Espa?a
Sendas que corren en paralelo al Mediterr¨¢neo m¨¢s agreste, caminos que atraviesan hoces y meandros, pasarelas vertiginosas sobre desfiladeros de infarto o una marcha entre cordilleras y lagos glaciares
De los senderos de Gran Recorrido ¡ªcon sus caracter¨ªsticas rayas blancas y rojas marcadas en ¨¢rboles y rocas del camino¡ª a las rutas de peregrinaje m¨¢s antiguas. Y de los caminos circulares para todos los niveles, ¨®ptimos para hacer en familia, a los retos m¨¢s exigentes que ascienden a monta?as m¨ªticas. Estas son 10 rutas cl¨¢sicas por Espa?a pensadas para los amantes de las traves¨ªas hechas con calma, disfrutando del entorno natural que se despliega a cada paso que dan.
1. Por las costas del Cabo de Gata (Almer¨ªa)
Encontrar un tramo de costa virgen en el Mediterr¨¢neo peninsular es casi una utop¨ªa. Pero lo ins¨®lito a veces ocurre. En el extremo suroriental de la Pen¨ªnsula, el parque natural almeriense del Cabo de Gata-N¨ªjar es un espacio protegido desde 1987 que engloba un conjunto de ecosistemas naturales con gran valor paisaj¨ªstico. Un territorio salvaje, ¨¢rido y de origen volc¨¢nico que ocupa 476 kil¨®metros cuadrados y que constituye un oasis, casi un espejismo, a salvo de la piqueta y la fiebre urbanizadora que tanto ha degradado otras zonas de la costa andaluza. Un litoral acendrado de 50 kil¨®metros que puede recorrerse siguiendo el dibujo accidentado de su costa: una sucesi¨®n de playas y calas en medio de un desierto, lo que significa que las altas temperaturas (suaves en invierno) est¨¢n garantizadas, pero tambi¨¦n unos paisajes espectaculares.
Partiendo desde Retamar, una pedan¨ªa del municipio de Almer¨ªa que sirve de entrada al cabo de Gata, hasta Agua Amarga, en el otro extremo del parque natural y dependiente del municipio de N¨ªjar, hay unos 60 kil¨®metros que discurren en paralelo al Mediterr¨¢neo y que se pueden recorrer en tres jornadas. Primero se transita por la costa occidental, sobre un promontorio plano, rodeado de playas; y despu¨¦s se accede a las escarpadas costas sur y este, repletas de arenales tranquilos y calas rec¨®nditas. Al tratarse de una zona con una poblaci¨®n muy diseminada, la ubicaci¨®n de los lugares con alojamiento hace imposible dividir la senda en tres d¨ªas iguales. Por tanto, conviene hacer un tercer d¨ªa m¨¢s corto y pasar la primera noche en el agradable pueblo de San Jose? y la siguiente en Las Negras, una playa de guijarros junto a un imponente cabo de roca volc¨¢nica.
Durante el camino, la combinaci¨®n de un clima seco y des¨¦rtico con los acantilados de la sierra del Cabo de Gata, que se hunden en las aguas del Mediterr¨¢neo, dan como resultado un entorno que siempre pilla desprevenidos a nuestros sentidos. Entre los acantilados y los cabos se suceden algunas de las mejores y m¨¢s vac¨ªas playas de Espa?a. Al menos por ahora.
2. El ascenso al gran volc¨¢n: el Teide (Tenerife)
La monta?a m¨¢s alta de Espa?a (3.718 metros de altitud) ofrece un placentero y riguros¨ªsimo desaf¨ªo a los senderistas. Y mejor si este se afronta fuera de la temporada alta de verano, cuando los visitantes (cuatro millones anuales) al Teide, el mayor y m¨¢s antiguo de los parques nacionales de las islas Canarias, descienden considerablemente. Entonces el camino mejora, sobre todo a principios de primavera, cuando las laderas m¨¢s bajas empiezan a florecer y, con suerte, la cumbre a¨²n tiene nieve.
El verdadero tour de force es el ascenso al pico del volc¨¢n, sobre todo si se opta por la dur¨ªsima caminata de seis horas, el llamado sendero de Monta?a Blanca, con una longitud de 8,2 kil¨®metros y un desnivel acumulado de 1.194 metros. Su tramo inicial se realiza por la pista de Monta?a Blanca, en las faldas del Teide, donde proliferan los dep¨®sitos blanco-amarillentos de piedra p¨®mez fruto de la ¨²ltima erupci¨®n, hace 2.000 a?os. Al llegar a la ladera del Teide, comienza el antiguo camino de acceso al pico, que sube por la senda de Lomo Tieso hasta el Refugio de Altavista y que presenta un fuerte desnivel, que en ocasiones supera el 60%. La pendiente, unida a la elevada altitud, lo hace notablemente fatigoso. El camino contin¨²a subiendo, con menos pendiente, sobre negras coladas de lava joven, a¨²n sin colonizar por la vegetaci¨®n. El sendero termina en La Rambleta, junto al Mirador de La Fortaleza. Durante el exigente ascenso, las retamas (un tipo de arbusto) nos acompa?ar¨¢n buena parte del tiempo, hasta que aproximadamente a 3.400 metros de altitud la vegetaci¨®n parece desaparecer por completo.
Si el clima o la fuerza de los pulmones hacen imposible la caminata, el telef¨¦rico es una buena alternativa. La estaci¨®n base del funicular del Teide es perfectamente accesible por carretera y est¨¢ situada a 2.356 metros de altitud. Sus modernas instalaciones disponen de dos cabinas con capacidad m¨¢xima para 44 pasajeros, que permiten subir al Teide en un viaje de unos ocho minutos.
Existen otras excursiones agradables en los 190 kil¨®metros cuadrados del parque, en cuyo vasto dominio hay 1.000 yacimientos arqueol¨®gicos guanches protegidos por la Unesco y 14 especies de plantas ¨²nicas en el mundo.
Si queremos una subida menos concurrida pero casi igual de desafiante, hay otro volc¨¢n en los alrededores que tambi¨¦n supera los 3.000 metros de altura y que se puede coronar en otra ruta excursionista muy recomendable: el Pico Viejo o Monta?a Chahorra. Son 13 kil¨®metros de ascensi¨®n para los que se necesitar¨¢n unas seis horas por el desnivel a cubrir.
3. Por las pasarelas y puentes colgantes del Caminito del Rey (M¨¢laga)
?Qui¨¦n se atreve a caminar por una senda que hasta hace no mucho se apodada ¡°el camino de la muerte¡±? El Caminito del Rey, al norte de M¨¢laga, reabri¨® en 2015 (despu¨¦s de m¨¢s de 10 a?os cerrado al p¨²blico) con la construcci¨®n de una nueva pasarela totalmente segura sobre el desfiladero de los Gaitanes, a unos cien metros de altura sobre el r¨ªo Guadalhorce. Pero a¨²n produce congoja. Catorce mil metros de cable de acero, miles de traviesas de madera de pino y m¨¢s de un mill¨®n de piezas met¨¢licas resumen, en cifras, la instalaci¨®n que discurre justo por encima del viejo y angosto camino, de apenas un metro de anchura suspendido sobre el vac¨ªo.
La ruta se adentra en el estrecho desfiladero de El Chorro, de 100 metros de profundidad. El que lo recorra notar¨¢ c¨®mo su cuerpo se balancea suspendido del precipicio mientras obtiene vistas mareantes de las caras de roca perpendiculares y del veloz caudal del r¨ªo Guadalhorce, si se atreve a mirar hacia abajo.
El camino cubre una distancia de 7,7 kil¨®metros ¡ªde los cuales 2,9 kil¨®metros discurren por pasarelas¡ª. Comienzan en el pueblo de Ardales y terminan en el municipio de ?lora. El n¨²mero de caminantes al d¨ªa es limitado. Hay que informarse bien y obtener el permiso reglamentario previo pago en la web del Caminito del Rey. El martes 15 de junio se pusieron a la venta las entradas para las excursiones programadas entre el 1 de julio y el 1 de agosto. El precio por persona son 10 euros para las visitas libres y 18 euros para grupos de hasta 20 personas con gu¨ªa tur¨ªstico.
4. La Transpirenaica: 800 kil¨®metros de alta monta?a
Los Pirineos que separan Francia y Espa?a no son tan elevados como los Alpes (su pico m¨¢s alto, con 3.404 metros, es el Aneto), pero tal vez sean m¨¢s espl¨¦ndidos y diversos. Para quienes quieran conocer la variedad de esta cordillera compartida entre pa¨ªses vecinos nada mejor que emprender la gran Transpirenaica, considerada como una de las rutas de senderismo m¨¢s bellas y desafiantes de Europa. Atraviesa de oeste a este ¡ªo viceversa¡ª la cordillera, pasando por cuatro comunidades aut¨®nomas y con un largo tramo que discurre por Andorra.
Tradicionalmente, la ruta empieza a orillas del mar Cant¨¢brico, en el cabo Higuer, en la localidad guipuzcoana de Hondarribia, y termina en Catalu?a, en el ic¨®nico Cap de Creus (Girona), el punto m¨¢s oriental de la Pen¨ªnsula, al norte del golfo de Roses. Se trata de una senda de alta monta?a, perfectamente se?alizada con marcas blancas y rojas del GR11, que abarca paisajes de impresionante y variada belleza. Los n¨²meros pueden asustar: 810 kil¨®metros de extensi¨®n, algo m¨¢s de 78.000 metros de desnivel acumulado y 44 o 46 etapas ¡ªseg¨²n la variante escogida¡ª, cada una de las cuales con una longitud variable de entre 10 y 35 kil¨®metros. Sin embargo, detr¨¢s de estas cifras se esconde un recorrido que atraviesa parajes inolvidables: tupidos bosques como la selva de Irati, el segundo hayedo m¨¢s extenso del continente; pintorescas aldeas de monta?a donde el tiempo parece haberse detenido; formaciones geol¨®gicas que dejan boquiabierto; exuberantes valles y cumbres legendarias como el Monte Perdido o el Aneto, joyas de la corona del Pirineo aragon¨¦s. A lo largo de todo el camino encontraremos una abundante fauna y unos paisajes cambiantes. Paradas imprescindibles son tambi¨¦n el parque nacional de?Aig¨¹estortes i Estany de Sant Maurici, tachonado de preciosos lagos, y los espectaculares ca?ones k¨¢rsticos de Ordesa y Monte Perdido.
Hay viajeros que afrontan la ruta del tir¨®n, para lo que hay que reservar al menos un mes de tiempo, pero lo m¨¢s normal es dividirla en tramos m¨¢s cortos. Se puede hacer, por ejemplo, por comunidades aut¨®nomas: Pa¨ªs Vasco y Navarra son ocho etapas, desde Ir¨²n hasta Isaba, pero tienen menos desnivel que las siguientes. En Arag¨®n ser¨ªan unas 14 etapas, que empiezan en el valle de Hecho y Ans¨® y terminan en el refugio de Conangles, ya en Lleida, pasando por los macizos m¨¢s elevados de toda la cordillera. El par¨¦ntesis andorrano representa tres etapas m¨¢s y a¨²n queda atravesar el norte de Catalu?a, con dificultad muy variable, hasta llegar a las aguas del Mediterr¨¢neo.
5. La Senda del Oso por el viejo ferrocarril minero (Asturias)
La antigua plataforma de una v¨ªa f¨¦rrea minera se ha convertido en la senda verde m¨¢s popular de Asturias y de todo el norte peninsular. Tiene diversos atractivos: est¨¢ muy bien se?alizada (con varias ¨¢reas de descanso y multitud de paneles informativos); el desnivel es bajo, pues recorre el mismo tramo por el que antiguamente discurr¨ªa el tren; hay que atravesar hasta 11 puentes sobre los r¨ªos Llanuces, Picar¨®s y Trubia, y se accede al cercado donde viven algunos ejemplares de oso pardo que ya no pueden reintegrarse a la naturaleza por diversos motivos. El trazado permite alternativas de diferentes distancias y es ideal para ir con ni?os. Atraviesa cuatro concejos: Quir¨®s, Santo Adriano, Proaza y Teverga, que componen la denominada comarca de los Valles del Oso, por ser refugio de una de las ¨²ltimas poblaciones de oso pardo cant¨¢brico, una de las tres especies de oso pardo que hay en Europa.
La Senda del Oso suma casi 60 kil¨®metros y se puede recorrer en bicicleta o andando. Comienza en Tur¨®n y llega a la cueva Huerta, una cavidad k¨¢rstica en el concejo de Teverga. Sigue el antiguo trazado del ferrocarril minero que recorr¨ªa el valle del Trubia pero que se abandon¨® en 1964. Ahora, la senda serpentea entre densos bosques de encinas y paredes de roca.
En realidad no hay una ¨²nica Senda del Oso, sino dos: a medio camino una bifurcaci¨®n permite tomar la ruta hacia la aldea de Santa Marina adentr¨¢ndose en el coraz¨®n del parque natural de Las Ubi?as-La Mesa y cruzando el embalse de Valdemurio por un puente de madera. Podemos alquilar una canoa y dar una vuelta por el lago.
6. Sierra de Aracena, senderos entre jamones y minas (Huelva)
En el norte de Huelva, la sierra de Aracena es todo un para¨ªso senderista, en medio de un territorio que es conocido por la producci¨®n de los mejores jamones de Espa?a y con nombres tan emblem¨¢ticos como Jabugo. En medio de un paisaje que combina bosques, campos de cultivo, prados donde pasta el ganado y actividades agropecuarias, encontramos tambi¨¦n buenas rutas, como por ejemplo el sendero balizado, acondicionado con barandillas y bien equipado con paneles informativos, que nos lleva por la zona de Corteconcepci¨®n. Son 13 kil¨®metros por un relieve con pocos desniveles fuertes que permiten conocer los ambientes naturales m¨¢s significativos de este territorio. La primavera, con las concentraciones de flores en los prados, es la ¨¦poca id¨®nea para esta excursi¨®n.
En realidad, en la sierra de Aracena hay casi mil kil¨®metros de itinerarios que atraviesan todo el parque natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche, y entre los que es complicado elegir el mejor sendero. Hay dos grandes opciones. En Cortelazor una ruta circular de casi 20 kil¨®metros, relativamente exigente, transcurre por zonas con arroyos y barranquillos, entre bosques frondosos de casta?os, encinas y alcornoques. Otra opci¨®n es el llamado Camino de Gim¨®n P¨¦rez, que sigue la vieja l¨ªnea de tren que llevaba el mineral desde las minas de Cala hasta casi Sevilla. Es una ruta casi pegada a la ribera del r¨ªo Huerva, donde no ser¨¢ dif¨ªcil cruzarnos con alg¨²n ciervo, un jabato o un gamo que acuden a beber.
?7. Formentera, de faro a faro (Baleares)
La ruta que une los faros de La Mola y Barbaria, en la peque?a Formentera, es uno de los mayores retos senderistas que se pueden realizar en la isla balear. Arranca del extremo oriental, en el acantilado m¨¢s imponente, que incluso despert¨® las fantas¨ªas del escritor Julio Verne, y llega hasta el occidental, ci?endo la cintura formenterana y cubriendo una distancia considerable, teniendo en cuenta lo reducido del terreno. Es una ruta exigente debido a su extensi¨®n (m¨¢s de 26 kil¨®metros de caminata) y la exposici¨®n permanente al sol.
El faro del Cap de la Mola luce desde 1861 en la costa oriental de Formentera. En su siglo y medio de historia, este lugar ha reunido decenas de an¨¦cdotas, reales y legendarias, como la que atestigua el monumento dedicado a Julio Verne a sus pies. Se cuenta que el autor franc¨¦s se inspir¨® en la isla y en este lugar en concreto para escribir la novela de aventuras H¨¦ctor Servadac (1877). El punto final del camino es el Cap de Barbaria, en el punto m¨¢s meridional de Formentera, en medio de un paisaje ¨¢rido y sobrecogedor, casi lunar. Desde este enclave, en los d¨ªas claros se pueden divisar las costas africanas (o de Barbaria). Adem¨¢s, la superficie anexa al faro est¨¢ repleta de cuevas, en las que no es recomendable adentrarse si no se cuenta con un fino sentido de la orientaci¨®n.
8. Oto?o en el hayedo de la Tejera Negra (Guadalajara)
En el norte de la provincia de Guadalajara se encuentra el mayor bosque de hayas del Sistema Central, un espacio natural en la Sierra Norte que ejerce de b¨¢lsamo para los sentidos, sobre todo en oto?o, cuando se ti?e con una paleta de colores ocres por la ca¨ªda de las hojas. Adem¨¢s, es la misma estaci¨®n en la que se produce la berrea de los ciervos, un motivo m¨¢s para acercarse a conocer este lugar. En el hayedo existen dos rutas circulares, se?alizadas con paneles interpretativos y balizas, para realizar a pie: la Senda de Carretas (6 kil¨®metros) y la Senda del Robledal (17 kil¨®metros, con posibilidad de enlazarla y continuar por la de Carretas). En conjunto, esta ruta circular desde el aparcamiento del parque natural de la Sierra Norte es sencilla y est¨¢ balizada, aunque tiene m¨¢s desnivel del que a simple vista puede parecer. El ¨²nico problema es su popularidad, que hace que en octubre y noviembre est¨¦ excesivamente frecuentada. El aparcamiento es de pago y hay que reservar en hayedotejeranegra.castillalamancha.es
El complemento a la visita al hayedo es acercarnos a los llamados pueblos negros. Por ejemplo, a Majalrayo, al sur del espacio protegido, una muestra de arquitectura popular muy interesante, que comparte con varios pueblos de la sierra segoviana de Ayll¨®n construidos con pizarra, con un cierto aire buc¨®lico y misterioso, con sus casas agrupadas para combatir el fr¨ªo. Casi un centenar de pueblos de Guadalajara, Madrid y Segovia muestran este tipo de arquitectura negra y han planteado que sea declarada patrimonio mundial.
9. Siurana y alrededores: el pueblo m¨¢s bonito de Catalu?a
Para muchos, Siurana es uno de los pueblos m¨¢s bonitos de la Pen¨ªnsula, y probablemente sea el m¨¢s bello de Catalu?a. Esta poblaci¨®n enclavada en lo alto de un precipicio domina desde lo alto la comarca del Priorat (Tarragona) y nos acerca a las paredes de la Serra del Montsant, que esconden un laberinto de caminos entre bosques y paredes verticales que son una de las principales escuelas mundiales de escalada. En los senderos se puede ver a los aseguradores tensando las cuerdas para que otros trepen y en las paredes, gritos de esfuerzo y de ¨¢nimo. Casi todos los caminos conducen al pie de algunas de las v¨ªas m¨¢s dif¨ªciles y famosas.
Pero tambi¨¦n hay alternativas mucho m¨¢s sencillas y caminos para todos. Siurana est¨¢ al final de una carretera que sube a lo alto de un risco vertical imponente. Sus calles empedradas y sus cuidadas casas merecen ya la pena, pero adem¨¢s el campanario de la iglesia, justo al borde del precipicio, le confiere un aspecto ¨²nico al pueblo. De all¨ª parte una ruta de 12 kil¨®metros que se puede completar en cuatro horas. El primer tramo es un descenso hasta Cornudella del Montsant, un pueblo de referencia, entre bosques y una cierta atm¨®sfera de misterio. La segunda parte es llana y rodea por completo el lago generado por una presa, hasta la cola donde se abren algunas pozas de ba?o muy populares en la zona. Y por ¨²ltimo, una subida dif¨ªcil por senderos estrechos que nos dejar¨¢n de nuevo en Siurana, pasando por uno de los parajes m¨¢s bellos de estas monta?as, la Trona, un curioso mirador para disfrutar de una enorme panor¨¢mica de la zona.
10. Por los meandros encajados del Ca?¨®n del r¨ªo Ebro (Burgos)
Al Ebro solemos imaginarlo amplio y caudaloso pasando por Zaragoza, o desembocando en forma de delta en el Mediterr¨¢neo. Pero hay otro Ebro, el m¨¢s joven, el que transita por el norte de Burgos, cuando apenas acaba de dejar su nacimiento en Cantabria y va recogiendo las frecuentes y copiosas lluvias del norte. Un r¨ªo que va abri¨¦ndose paso entre rocas que a simple vista parecen dif¨ªciles de horadar, tallando el territorio, dejando paisajes incre¨ªbles, dibujando meandros y hoces espectaculares como los que dan lugar al parque natural Hoces del Alto Ebro y Rudr¨®n: 46.000 hect¨¢reas de terreno k¨¢rstico acompa?ados de un bosque de ribera perfecto, con hayas, arces, alisos, quejigos, sauces, chopos y encinas.
Una ruta circular muy sencilla, de 12 kil¨®metros, permite disfrutar de estos paisajes, partiendo de la villa burgalesa de Valdelateja, en la comarca de P¨¢ramos, y empleando unas tres horas y media. Gran parte de la excursi¨®n recorre los caminos tradicionales entre pueblos vecinos, que utilizaban los pastores y quienes aprovechaban el bosque para conseguir madera, setas, hierbas medicinales o carb¨®n. Y si nos quedamos con ganas de caminar m¨¢s, el sendero de gran recorrido GR99 completa 25 kil¨®metros entre Orbaneja del Castillo y Valdelateja, otra forma de adentrarse en las bellezas naturales de este territorio ¨²nico.
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