Palacio Solecio, noche en una mansi¨®n andaluza del siglo XVIII

En el chafl¨¢n donde se retranquea la fachada para dar espacio a la plaza que hay frente a la iglesia de Santiago se ve, grabado en piedra, un sol her¨¢ldico como el as de oros que figuraba en la baraja de la Real F¨¢brica de Naipes. Creada por Jos¨¦ de G¨¢lvez y Gallardo, marqu¨¦s de Sonora, en la localidad malague?a de Macharaviaya, tuvo como primer maestro encargado al genov¨¦s F¨¦lix Solesio, que se hizo construir en M¨¢laga un palacio. Tras diversos avatares que incluyeron la transformaci¨®n del edificio en un internado para se?oritas de clase bien, llega a nuestros d¨ªas convertido en el hotel de lujo Palacio Solecio, s¨ªmbolo del renacer tur¨ªstico que experimenta la ciudad en estos ¨²ltimos lustros.

Del siglo XVIII conserva la fachada, los balcones de hierro forjado, las pinturas barrocas de sus interiores y los cuatro primeros pelda?os de la escalera que precede al claustro vestibular, donde se exhiben en toda su riqueza los arcos y las columnas que acompa?aron al propietario y su familia. Desde el inicio, estas vetustas presencias huelen a higo blanco ¡ªaroma buscado por la directora del hotel, Patricia Fern¨¢ndez¡ª y se palpan como gran parte del mobiliario contempor¨¢neo que marca el cach¨¦ de su rehabilitaci¨®n.

En torno a un segundo patio utilizado como lugar de recreo y descanso se imbrica la mayor¨ªa de las habitaciones, dise?adas por el arquitecto Antonio Obrador con una elegancia heredera de la geometr¨ªa andaluza y el minimalismo m¨¢s pulcro. Algunas exhiben un dosel con visillos y camas de buen apresto, otras se regodean en sus vistas a la catedral y todas regalan unas duchas de lluvia fina que cabr¨ªa clasificar entre las mejores de Espa?a.

Volviendo al patio central, pavimentado en escaques blanquinegros ¡ªcomo en los ¨®leos posmodernistas de P¨¦rez Villalta¡ª, unas mesas bajo una gran claraboya anticipan el car¨¢cter del restaurante Balausta, sede de Jos¨¦ Carlos Garc¨ªa, cocinero con estrella Michelin. Sus toques en el men¨² degustaci¨®n hacen salivar ya desde el aperitivo Namban Sen, un c¨®ctel de pepino con sabor c¨ªtrico ¨²nico. O la entrada de la ensaladilla con huevas de trucha encurtidas en T¨ªo Pepe.

Al salir del hotel es condici¨®n sine qua non pasarse por la iglesia de Santiago, antigua mezquita de M¨¢laga, donde permanecen enterrados los restos del rey de la baraja y recibi¨® su bautismo el rey de la pintura, Pablo Ruiz Picasso.