Only You M¨¢laga, un desayuno luminoso frente al mar de Albor¨¢n

M¨¢laga es la ciudad que m¨¢s crece en Espa?a, despu¨¦s de Madrid. Tambi¨¦n en hoteles, a juzgar por el ritmo de nuevas aperturas que est¨¢n transformando su anta?o degradado centro hist¨®rico. La ¨²ltima contribuci¨®n lleva el nombre de dos cadenas hoteleras que se han repartido la restauraci¨®n del emblem¨¢tico edificio de la Equitativa, construido en 1956 sobre el derruido palacio de la familia Larios y descollante en el perfil de la Alameda Principal por su torre de evocaci¨®n isl¨¢mica. A la derecha se encuentra el hotel gestionado por la cadena Soho Boutique. A la izquierda, esquinero con la plaza de la Marina, el de la cadena Only You, conocida por su establecimiento Only You Atocha, referencia de modernidad en Madrid.

Ya en la reserva se recomienda dejar el coche en el aparcamiento p¨²blico de la Marina, con una salida de peatones justo en la puerta del hotel. Fiel al estilo de la marca, el vest¨ªbulo es un espacio amplio, de estilo art d¨¦co, abierto en el esqueleto del edificio; un foro de encuentro donde sorprende la animaci¨®n que adquiere el restaurante Carmen, cuya carta de interpretaci¨®n moderadamente sure?a atrae a los malague?os de ver y ser vistos.

El servicio, acorde con lo que uno espera, es moderno y cort¨¦s, al gusto de una clientela milenial.

Arriba evolucionan cinco plantas de habitaciones. Las mejores son las esquineras, dotadas de una amplia terraza con vistas muy refrescantes. No falta ninguna comodidad, aunque la iluminaci¨®n autom¨¢tica, ideada para crear una atm¨®sfera bals¨¢mica, precisa todav¨ªa de afinamiento: cuando uno da vueltas dormido en la cama, el detector de movimiento prende las luces led del pavimento. Lo dem¨¢s funciona a la perfecci¨®n, con un mobiliario notable y ventanas que insonorizan toda la pieza. La ducha, generosa, est¨¢ dise?ada para recibir el agua a la temperatura debida y con el vigor deseable al despertar.

Al desayunador no se baja, se sube (a la planta s¨¦ptima), lo que convierte el momento en una fantas¨ªa luminosa de cristaleras abiertas al mar. De noche, la terraza se recoge para apostarse a ver las candilejas de la ciudad y escuchar el sonido envolvente de la m¨²sica. Una planta m¨¢s arriba despliega su azul reverberante la piscina de horizonte infinito, sin m¨¢s obst¨¢culos que la torre manca de la catedral, el tubo de la calle de Larios y el muelle Heredia.