Planes para entregarse al pl¨¢cido invierno de Mallorca
La vida en el centro de Palma, pueblos encantadores frente al Mediterr¨¢neo y soleadas caminatas por la sierra de Tramuntana que descubren rincones remotos y fabulosos atardeceres
Mallorca es conocida por el sol y el mar en verano, cuando durante los meses de julio y agosto tambi¨¦n los palmesanos dejan la ciudad para disfrutar de sus playas. Pero en invierno, cuando los d¨ªas m¨¢s fr¨ªos dejan incluso nieve en las cumbres de la sierra de Tramuntana,?la isla balear es una delicia igualmente, un destino fabuloso en el que descubrir con calma el casco antiguo de Palma, pasear por una cala desierta o recorrer sus sinuosas carreteras de monta?a.
La capital alberga a m¨¢s de la mitad de los habitantes de la isla (456.088 de sus 912.171 residentes, seg¨²n el censo de 2020) y cuenta con numerosas zonas para pasear. Es interesante visitar la parte monumental, originaria de la ¨¦poca del Reinado de Mallorca, como el castillo circular de Bellver, del siglo XIV, el Palacio Real de la Almudaina y la imponente catedral a orillas de la bah¨ªa de Palma.
Pero el casco antiguo es una de sus zonas m¨¢s interesantes, donde la vida tiene lugar en los meses fr¨ªos; propone una ruta por sus bonitas calles empedradas, trufadas de patios se?oriales de los siglos XVI y XVIII, numerosas tiendas y cafeter¨ªas con encanto, como el tradicional Bar Bosch, la cadena Grupo Cappuccino ¡ªcada uno de ellos con identidad propia y elegancia cl¨¢sica¡ª, o Can Joan de s'Aigo, una de las chocolater¨ªas m¨¢s antiguas de Europa, abierta en 1700 y que ahora cuenta con tres locales.
El encanto de la Tramuntana
A menos de media hora de Palma en coche comienzan a asomarse las estribaciones monta?osas de la sierra de Tramuntana, hasta llegar al pueblo de Valldemossa, uno de los n¨²cleos con m¨¢s encanto de la isla que ha enamorado a artistas de todas las ¨¦pocas. Uno de los m¨¢s conocidos, que todav¨ªa se deja caer por aqu¨ª, es el actor Michael Douglas, conocido por los lugare?os como Miquel de S'Estaca, por el nombre de su finca.
Declarada patrimonio mundial por la Unesco en 2011, dentro de la categor¨ªa de Paisaje Cultural, la Tramuntana esconde muchos otros secretos, fruto de la simbiosis entre la naturaleza y la intervenci¨®n, durante siglos, del ser humano, que mezclan cultura, tradiciones y una fuerte identidad. La sierra vertebra el noroeste de Mallorca y se extiende a lo largo de unos 90 kil¨®metros desde el pueblo de Andratx, al suroeste, hasta el cabo de Formentor, en el extremo norte de la isla. Pintorescas poblaciones, como la citada Valldemossa, con casas decoradas con macetas de geranios e im¨¢genes de su patrona, Santa Catalina Thom¨¤s, muestran al visitante los apetecibles detalles de c¨®mo es la vida en el entorno de la cordillera insular.
Por su cercan¨ªa a Palma,?Valldemossa es uno de sus pueblos m¨¢s conocidos y visitados. Fue refugio del compositor Fr¨¦d¨¦ric Chopin y su amante, la escritora francesa George Sand, en el invierno de 1838, cuando ¨¦l compuso algunas de sus mejores obras. El lugar donde se hospedaron, la Real Cartuja de Valldemossa, se puede visitar, incluida la celda donde se alojaba el artista y la sala donde instal¨® el piano que mand¨® traer desde Polonia.
Unos 20 kil¨®metros hacia el norte, situado en medio de un valle de naranjos aparece el agradable pueblo de S¨®ller, que cuenta con numerosos edificios modernistas e influencias francesas. Tambi¨¦n un popular tren de madera, que recuerda al de San Francisco por su color rojo, que conecta la villa con Palma. Otro de los pueblos atractivos de la Tramuntana, y visita obligada, es Dei¨¤, bohemio y coqueto n¨²cleo encaramado en la monta?a y con vistas al mar.
Quedan lugares remotos
Las partes m¨¢s salvajes y remotas de la Tramuntana constituyen un preciado para¨ªso para los amantes de las actividades de aventura. El barranco del embalse Gorg Blau y el tramo de Sa Fosca ¡ªuna parte del recorrido de este torrente al que no llega la luz natural¡ª?son de los m¨¢s espectaculares y populares de Europa para los amantes del barranquismo, aunque no es un descenso sencillo. Varias empresas ofrecen formaci¨®n, equipo y gu¨ªas para adentrarse en ¨¦l, como M¨®n d¡¯Aventura y Adventurers Mallorca.
En los d¨ªas m¨¢s fr¨ªos, los mallorquines cogen el coche para subir a las monta?as y hacerse fotos jugando con la nieve. Los lugares donde se puede disfrutar de los mejores paisajes nevados son el pico m¨¢s alto de la isla, el Puig Major (1.436 metros), y el santuario de Lluc, situado en el t¨¦rmino municipal de Escorca.
La isla tambi¨¦n es popular por sus rutas en bicicleta y sus 2.071 kil¨®metros de carreteras y caminos locales, que la han convertido en un destino de referencia para ciclistas aficionados y profesionales de todo el mundo. La ruta de Sa Calobra es una de las m¨¢s conocidas y complicadas, solo apta para deportistas bien entrenados. La carretera tiene forma de culebra y serpentea entre un abrupto paisaje rocoso que no pierde de vista el Mediterr¨¢neo a lo largo de sus 14 kil¨®metros, en los que se agolpan hasta 12 curvas de 180 grados. En uno de sus puntos m¨¢s ic¨®nicos, conocido como nudo de corbata, el asfalto pasa por debajo de s¨ª mismo, formando un ¨¢ngulo de casi 360 grados.
La ruta al faro de Formentor presenta una dificultad media y lleva hasta esta espectacular linterna mar¨ªtima situada sobre el acantilado m¨¢s septentrional de la isla, y escenario de numerosos anuncios de coches debido a las impresionantes vistas y atardeceres que contempla. Con un nivel de dificultad m¨¢s baja, la ruta de Andratx, bordeando la costa, realiza un recorrido por algunos de los lugares m¨¢s tur¨ªsticos y cosmopolitas de Mallorca, como el puerto de Andratx, Peguera y Santa Pon?a.
Rutas y castillo
El invierno es la mejor ¨¦poca para entregarse al senderismo en Mallorca, cuando el sol brilla fuerte pero la temperatura se mantiene suave. El Puig de Maria, situado a dos kil¨®metros del pueblo de Pollen?a, al norte de la isla, ofrece unas vistas panor¨¢micas espectaculares, y despu¨¦s de unos 50 minutos a pie se llega al santuario de la Mare de D¨¦u del Puig, donde se puede almorzar y pasar la noche.
Las ruinas del castillo de Alar¨® son otra de las im¨¢genes de postal. Se asientan en lo alto de la monta?a rodeadas de escarpados acantilados. La caminata hasta ¨¦l es de unas dos horas y no es muy complicada. Se sale desde el pueblo de Alar¨® y durante el recorrido se puede otear Palma, el Mediterr¨¢neo y la hermosa sierra de Tramuntana; toda una joya pedestre del (casi) desconocido invierno en Mallorca.
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