Un viaje por las bellezas arqueol¨®gicas del sur de Cerde?a
De los Gigantes del Mont¡¯e Prama del Museo Arqueol¨®gico de Cagliari al yacimiento de la antigua ciudad de Nora, en una ruta que no se olvida de deliciosas paradas para disfrutar de los manjares y el vino de la isla italiana
Un guerrero de piedra de dos metros de altura se protege con un escudo que alza sobre su cabeza mientras vigila o escruta al visitante con los ojos muy abiertos. Es uno de los Gigantes del Mont¡¯e Prama, una de las 25 estatuas cuyos fragmentos han podido ser ensamblados y restaurados tras permanecer en una fosa de Cerde?a desde alg¨²n momento entre los siglos XI y VIII antes de Cristo hasta su descubrimi...
Un guerrero de piedra de dos metros de altura se protege con un escudo que alza sobre su cabeza mientras vigila o escruta al visitante con los ojos muy abiertos. Es uno de los Gigantes del Mont¡¯e Prama, una de las 25 estatuas cuyos fragmentos han podido ser ensamblados y restaurados tras permanecer en una fosa de Cerde?a desde alg¨²n momento entre los siglos XI y VIII antes de Cristo hasta su descubrimiento, en 1974. Hoy se exhiben en los museos arqueol¨®gicos de Cabra y Cagliari, la capital de la isla italiana.
Estas im¨¢genes de guerreros y miembros de la ¨¦lite de una comunidad de la Edad del Bronce, que por alg¨²n motivo desconocido fueron despedazadas antes de enterrarse, son el principal legado de la fascinante cultura nur¨¢gica, junto con las fortalezas y torres megal¨ªticas desperdigadas por gran parte del territorio sardo y en cuya construcci¨®n se emplearon recursos desconocidos por su sofisticaci¨®n en las civilizaciones contempor¨¢neas del Mediterr¨¢neo occidental de hace m¨¢s de 3.000 a?os, como la utilizaci¨®n de m¨¦nsulas de soporte. El Museo Arqueol¨®gico Nacional de Cagliari es, pues, una visita imprescindible antes de empezar un recorrido por los principales yacimientos prehist¨®ricos, pero tambi¨¦n p¨²nicos y romanos, del centro y sur de Cerde?a. El museo, situado en el barrio hist¨®rico en lo alto de la colina desde la que se extiende la capital sarda, exhibe, adem¨¢s de las estatuas de los Gigantes, herramientas, armas, vasijas, venus prehist¨®ricas, m¨¢scaras, estelas, cer¨¢mica o alhajas de per¨ªodos que abarcan desde el Neol¨ªtico hasta la dominaci¨®n de Bizancio.
El enorme patrimonio arqueol¨®gico de la bell¨ªsima isla es quiz¨¢ una faceta menos conocida, eclipsada por el glamour de la Costa Esmeralda y las playas de aguas cristalinas. Pero una historia antigua tan puramente mediterr¨¢nea, con el desarrollo de culturas megal¨ªticas aut¨®ctonas y colonizaciones fenicia, griega, cartaginesa, romana, bizantina, aragonesa y espa?ola en un territorio situado a medio camino entre Iberia, Roma y el norte de ?frica ha resultado en un apabullante repertorio de yacimientos y ruinas, muchas muy bien conservadas.
Desde Cagliari, la carretera que conduce hasta las afueras del pueblo de Barumini, donde se halla la fortaleza nur¨¢gica m¨¢s impresionante de Cerde?a, traza una l¨ªnea recta de 60 kil¨®metros hacia el norte y atraviesa un paisaje t¨ªpico del sur de la isla: un terreno llano siempre verde donde se asientan numerosas granjas y peque?os n¨²cleos de poblaci¨®n.
Pero en la cultura sarda es casi m¨¢s importante la gastronom¨ªa que la arqueolog¨ªa y, dado que aqu¨ª se almuerza dos o tres horas antes que lo habitual en Espa?a, antes de internarse entre megalitos de m¨¢s de tres milenios de antig¨¹edad es aconsejable probar los manjares de Cerde?a. Sa Lolla, en el mismo Barumini, es un restaurante en una casona rural con un hermoso jard¨ªn donde en una barbacoa se asa lentamente el maiale (cerdo) que, curruscante y tiern¨ªsimo, se va a servir a continuaci¨®n del antipasto t¨ªpico (a base de jam¨®n cocido, quesos de oveja con miel o mermelada de higos, salami, aceitunas y verduras a la parrilla) y del plato de pasta con botarga, la huevas de pescado tan apreciadas entre los sardos. Si el est¨®mago deja un hueco para el postre, en esta isla no suelen servirse frutas, sino dulces, pastas o bollitos que algunos mojan en el capuccino o en la copita de grappa.
A kil¨®metro y medio de Sa Lolla, Su Nuraxi di Barumini, yacimiento declarado patrimonio mundial de la Unesco en 1997, es la fortaleza nur¨¢gica de mayor tama?o de Cerde?a, construida sobre todo en basalto entre los siglos XIII y VI antes de Cristo, con una gran torre central bien conservada que se eleva a 14 metros de los 18 que alcanz¨® en su origen y otras cuatro a su alrededor que han mantenido al menos los cimientos. El interior de la gran torre alberga varias estancias cuyo uso se desconoce, del mismo modo que el de la misma estructura, pues no est¨¢ claro que tuviera un prop¨®sito defensivo. Y desde su punto m¨¢s alto se pueden apreciar los restos de las viviendas del pueblo neol¨ªtico que se extend¨ªa desde su base.
Parada en Cabras
Para seguir con un recorrido por los principales hitos arqueol¨®gicos del sur de la isla lo ideal es dormir en Barumini y partir a la ma?ana siguiente hacia el pueblo de Cabras, a unos 80 kil¨®metros m¨¢s al norte y en pleno golfo de Oristano, en la costa occidental. Cabras se encuentra a corta distancia del monte Prama, donde se hallaron los famosos Gigantes, por lo que en su peque?o, pero interesante, Museo Arqueol¨®gico se muestran cinco de ellos, adem¨¢s de herramientas y otros objetos del Neol¨ªtico y piezas excavadas en las cercanas ruinas de la hist¨®rica ciudad de Tharros. Es fascinante la secci¨®n dedicada al cargamento de un naufragio acaecido hacia el siglo I antes de Cristo en las costas de la isla del Mal de Ventre: ¨¢nforas, anclas y decenas del millar de lingotes de plomo de las minas de Cartagena que transportaba el bajel hundido.
A 11 kil¨®metros al sur de Cabras, en el extremo meridional de la pen¨ªnsula de Sinis, los navegantes fenicios fundaron en el siglo VIII a.C. la ciudad y puerto de Tharros en un enclave privilegiado a corta distancia de las islas Baleares, T¨²nez y Sicilia. Y lo hicieron sobre un asentamiento nur¨¢gico mucho m¨¢s antiguo; como demuestran los restos de un t¨®fet, un altar dedicado a sacrificios humanos situado en la zona alta del recinto. Tras los fenicios, cartagineses y romanos dejaron su legado en forma de columnas de templos, restos de termas y, sobre todo, en el trazado de una urbe que Tolomeo calific¨® como una de las m¨¢s importantes de esta zona del Mediterr¨¢neo y que fue abandonada hacia el siglo X, ante la imposibilidad de defenderla de los ataques sarracenos, aunque los aragoneses lo intentar¨ªan siglos m¨¢s tarde con la erecci¨®n de una de las muchas torres que levantaron en estas costas. La de Tharros est¨¢ en buen estado despu¨¦s de seis siglos.
Para un buen descanso tras el recorrido por estas ruinas que se extienden por una amplia franja de terreno, a 30 kil¨®metros de Tharros hacia el interior, en Tramatza la hacienda agr¨ªcola Orro y Ecomuseo del Vernaccia di Oristano brinda toda una experiencia enol¨®gica para conocer el proceso de elaboraci¨®n de un vino aut¨®ctono con 3.000 a?os de historia. Y, por supuesto, incluye una cata de las distintas variedades.
Y no hay mejor colof¨®n para un viaje por las bellezas arqueol¨®gicas del sur de Cerde?a que el yacimiento de la antigua ciudad de Nora, cuya fundaci¨®n la leyenda atribuye a los tartesios conducidos por su caudillo Norax y la historia, otra vez a los intr¨¦pidos fenicios. A unos 40 kil¨®metros al suroeste de Cagliari, casi en el extremo sur de la isla, Nora contiene restos mucho mejor conservados a¨²n que aquellos de Tharros e, igualmente, tras la estela de los fenicios fue colonizada por cartagineses y romanos. Amparada tambi¨¦n por una torre espa?ola del siglo XVI, aqu¨ª puede apreciarse la planta de un templo de Tanit, la misma diosa fenicia de Ibiza; un peque?o pero magn¨ªfico teatro romano, el ¨²nico del sur de la isla; los cimientos de los almacenes del siglo I, con el surco a¨²n marcado de las puertas correderas; las termas, las fuentes p¨²blicas¡ y todo ello a orillas del Mediterr¨¢neo m¨¢s esplendoroso.
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