Cagliari, esencias de Cerde?a
Las vistas desde el Basti¨®n de Saint Remy y el monte Urpino, el barrio medieval de Castello, el tentador mercado de San Benedetto y los mejores sitios para comer la tradicional ¡®bottarga¡¯
Acostumbrada a lidiar con varias civilizaciones, Cagliari es buen ejemplo de capital estratificada. Desde su bah¨ªa extendida en el puerto industrial hasta su famoso Castello, la capital de Cerde?a, con 180.000 habitantes, se alza apretujada y lleva la contraria a la idea mitificada de la Cerde?a de yates y glamur de la costa esmeralda. Consolidada como motor cultural de la isla, gran pre¨¢mbulo de las playas del sur, es popular y creativa. El paso del tiempo la modifica tan poco que todav¨ªa hoy es v¨¢lida la definici¨®n que le dedic¨® D. H. Lawrence en 1921: ¡°Cagliari se amontona idealista y casi en miniatura¡, elev¨¢ndose todo lo que puede, desnuda y orgullosa, distante de la historia, como una ciudad iluminada y monacal¡±.
10.00 El ristretto como en 1855
Empezar en un caf¨¦ de 1855 como Antico Caff¨¨ (1) (Piazza Costituzione, 10) tiene sus ventajas porque conecta con el ambiente del Cagliari m¨¢s tradicional. Cerca, la comercial Via Giuseppe Manno cuenta con Il Caff¨¨ Letterario (2), varios comercios que remiten a otra ¨¦poca y el Caff¨¨ Tramer (de 1857) (3), ideal para otro r¨¢pido ristretto. Est¨¢ al lado del Basti¨®n de Saint Remy (4), fortificaci¨®n del siglo XIX incrustada en el coraz¨®n de la ciudad y cuya terraza principal es, adem¨¢s de un oportuno balc¨®n, una de las plazas m¨¢s concurridas. Supone la puerta de entrada al barrio de Castello. Su roca caliza no pasa inadvertida. Es la roca de las colinas de Cagliari, la de su catedral, que a su vez remite al origen del nombre de Cagliari, pues viene de la palabra fenicia Karel, con la que se alud¨ªa a una ¡°ciudad rocosa de Dios¡±.
11.00 De la torre a la catedral
En este barrio medieval y amurallado conviene prestar atenci¨®n a las torres, la del Elefante (5) es un s¨ªmbolo de la resistencia sarda contra la ocupaci¨®n espa?ola. Es obra del arquitecto Giovanni Capula de 1307 (levant¨® la de San Pancracio dos a?os antes) y conduce a la Via Santa Croce y al Panorama dal Bastione di Santa Croce (6), balc¨®n desde el que observar el barrio de Vilanova y la iglesia de San Michele?(7). Conviene seguir por Via Stretta?(8), que los vecinos han convertido en un jard¨ªn, y llegar hasta el Museo Arqueol¨®gico Nacional (9). Es tan intensa la relaci¨®n de la isla con la cultura nur¨¢gica que en 2006 Zaha Hadid gan¨® el proyecto de construir el nuevo Nuragic and Contemporary Art Museum, una sinuosa obra flotante que sigue sin concretarse. De vuelta por estas calles silenciosas se suceden plazas que condensan la misma esencia de belleza cansada diseminada por toda la ciudad, palacios que parecen abandonados y otros imponentes como el Regio (10), que antecede a la catedral de Santa Mar¨ªa (11), arm¨®nico conjunto de rom¨¢nico, g¨®tico y neocl¨¢sico.
13.00 Los sabores de la isla
A estas horas ya es necesaria la visita al mercado de San Benedetto (12), uno de los m¨¢s grandes de Europa (8.000 metros cuadrados). Casi todo el piso de abajo est¨¢ dedicado al pescado. Es interesante buscar el puesto 72, el de Angelo Portoghese, especialista en bottarga (huevas de pescados saladas y secas), gran reclamo de la gastronom¨ªa sarda, un alimento extraordinario que ha pasado de ser sustento de pescadores a producto de lujo. Ya en el primer piso, en la parada 194 de Michele Cherchi (fratellicherchi.com), tienen tentadores quesos sardos (s¨ª, hay pecorino).
Y tras el aperitivo espera Su Tzilleri E Su Doge (13) (Via Santa Croce, 17), osteria tradicional que concentra los sabores de la isla de la mano del chef Claudio Ara, cuya variada carta justifica el prestigio del que goza la restauraci¨®n de Cerde?a. Tras probar la insalata di carciofo spinoso di Serramanna con bottarga e Grananglona cualquiera memoriza el nombre como si fuera un verso de Cavalcanti. Hablando de botarga, los spaghetti alla bottarga del restaurante Josto (14) (Via Sassari, 25) son una experiencia que marca.
15.00 Leyendas de un naufragio
El monumento m¨¢s visitado es el santuario de Nuestra Se?ora de Bonaria (15), uni¨®n de dos capillas, un ejemplo de g¨®tico catal¨¢n de 1324 y otra m¨¢s amplia del siglo XVIII. Es lugar para hacer historia. El buen aire de esta colina hizo que los aragoneses levantaran all¨ª la primera iglesia. En 1370, un barco proveniente de Barcelona atrac¨® en el puerto tras una gran tormenta. Antes, los marineros tuvieron que lanzar al mar todo cuanto hab¨ªa en el barco, incluida una caja de madera. Seg¨²n la creencia religiosa, cuando la caja toc¨® el agua la tormenta se calm¨®. D¨ªas despu¨¦s frailes de la orden de la Merced la hallaron en la orilla, y al abrirla descubrieron la estatua de una virgen con una vela encendida. Esa virgen alcanz¨® tanta popularidad que no solo dio nombre al santuario, sino que cuando a?os despu¨¦s el conquistador Pedro de Mendoza lleg¨® a Am¨¦rica fundar¨ªa la ciudad de la Sant¨ªsima Trinidad y el puerto de Nuestra Se?ora de los Buenos Aires, germen de lo que hoy es la capital argentina.
El lugar m¨¢s visitado es el santuario de Nuestra Se?ora de Bonaria, con una capilla de 1324 y otra del siglo XVIII
16.00 Concentraci¨®n de flamencos
Desde ah¨ª conviene subir al mirador de Monte Urpino (16), pulm¨®n de Cagliari, que ofrece las mejores vistas del parque natural de Molentargius (17), en el que destacan la presencia de salinas y, sobre todo, la concentraci¨®n de flamencos, una po¨¦tica mancha rosa que entinta uno de los humedales m¨¢s importantes del sur de Italia.
Queda pasear por el Cagliari m¨¢s genuino, el que nos lleva a las plazas de San Giacomo (18) y la de San Domenico (19). En la primera se halla la pizzer¨ªa Al Solito Posto (20), donde se puede degustar la pizza al nero di sepia, una de las mejores decisiones que pueden tomar. En la segunda, m¨¢s colorida y familiar, est¨¢n las pizzer¨ªas Il Fantasma 1 y 2 (21). Entre medias, la Via San Domenico, con tiendas como Atelier Cri Cri (22) que pone el punto moderno a la zona.
19.00 Un spritz en Via Roma
El Cagliari cercano a la porticada Via Roma (23) es un conglomerado de fachadas descascarilladas y tabernas populares que guarda sorpresas como la antigua sede del Liceo Dettori (24), donde estudi¨® Antonio Gramsci de 1908 a 1911. Cualquier terraza es buena para tomar un spritz, desplegar el mapa y hacer planes para el d¨ªa siguiente. La esencia ancestral de la isla aguarda en las playas del sur y en la vecina isla de Sant¡¯Antioco. All¨ª est¨¢ el Ristorante Moderno, del chef Achille Pinna. Y s¨ª, no sufra, tambi¨¦n hay bottarga.
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