?Por qu¨¦ todos quieren ir a Cerde?a?
Playas de aguas color esmeralda, grutas marinas, mucho terreno de aventura y rico queso 'pecorino'. Una vuelta emocionante a la isla italiana con diez paradas imprescindibles
Cerde?a suena a destino ex¨®tico, exclusivo, pero a la vez cercano. Uno de esos rincones del Mediterr¨¢neo que parecen garantizar unas buenas vacaciones, un viaje diferente. Y, adem¨¢s, con conexiones a¨¦reas low cost y una l¨ªnea de ferri directa desde Barcelona que permite viajar por libre con coche propio, ahorrando dinero.
La isla sarda es diferente al resto. Es al menos lo que concluy¨® D.H. Lawrence tras recorrerla en la d¨¦cada de 1920. Y ciertamente hay pocos lugares en los que se pueda caminar por bosques casi alpinos, explorar enormes grutas marinas, pasear entre ondulantes vi?edos o antiguas ciudades con pasado de bandoleros. Si a?adimos algunas de las playas m¨¢s bellas y espectaculares de Europa y diversas curiosidades gastron¨®micas, como degustar erizos de mar y an¨¦monas, salchichas de asno y, para los m¨¢s audaces, casu marzu (queso pecorino con gusanos), hay muchas razones que explican por qu¨¦ se ha puesto de moda. Te contamos 10 irrenunciables¡
1. Por sus playas
Lo m¨¢s llamativo de Cerde?a (especialmente en Instagram) son las aguas que rodean la isla, de una transparencia y un color casi irreal. Como las del golfo di Orosei, en la costa este central, cuyas playas figuran entre las m¨¢s conocidas, y con raz¨®n: chapuzones en aguas de color aguamarina, arenas blancas como el az¨²car y escarpados acantilados calc¨¢reos como tel¨®n de fondo. Esta enorme medialuna, donde las monta?as se encuentran con el mar, pertenece al parque nacional del Golfo di Orosei e del Gennargentu, y aqu¨ª hay propuestas para todos los gustos: senderos por las cimas de acantilados, grutas marinas accesibles en kayak, paseos en barca por rec¨®nditas y bellas calas¡ Sin embargo, las playas m¨¢s famosas de Cerde?a se encuentran en la costa Esmeralda, al noreste, donde los montes gran¨ªticos azotados por el viento de la Gallura se precipitan hacia ensenadas con formato fiordo y un mar que hace honor al nombre de esta franja litoral. Por ejemplo, en la bah¨ªa de Capriccioli, Cala di Volpe y spiaggia (playa) del Pr¨ªncipe, rincones paradisiacos con forma de semic¨ªrculo, arena blanca y aguas cristalinas. Los impresionantes yates anclados en resorts de lujo se alternan con apartadas y discretas caletas envueltas en la fragancia del matorral mediterr¨¢neo.
Para cambiar de registro podemos escoger el litoral agreste e ind¨®mito de la costa Verde, al suroeste de la isla, desde el cabo Pecora hasta el complejo tur¨ªstico de Torre dei Corsari. Toda una sucesi¨®n de playas v¨ªrgenes y dunas modeladas por el viento, entre las que destacan Spiaggia di Scivu y Spiaggia di Piscina, de belleza casi primigenia y una ancha franja de arena dorada emparedada entre el mar y la extensi¨®n dunar conocida como el desierto de Cerde?a, que alcanza alturas de hasta 60 metros. Hacia el interior se encuentra el monte Arcuentu, una de las ¨²ltimas reservas naturales del ciervo sardo, y pueblos tan pintorescos como Argus, con un curioso museo consagrado a los cuchillos sardos.
Antes de abandonar la costa, conviene visitar ¡ªa pesar del trasiego tur¨ªstico¡ª la Grotta di Neptuno, en el cabo Caccia, al noroeste de la isla, cerca de Alguero. La llegada a la gruta resulta inolvidable, tanto si se hace en barco desde Alghero como si se descienden los vertiginosos 656 pelda?os que zigzaguean durante 110 metros por un escarpado acantilado. Al llegar se entra en una catedral natural, con bosques de estalactitas y estalagmitas de curiosas formas que se reflejan en inm¨®viles estanques de agua.
2. Para montarse un roadtrip (de bajo coste)
No hay que infravalorar su extensi¨®n: Cerde?a es grande ¡ªsiete veces m¨¢s que Mallorca¡ª y tan diversa en paisajes que el viajero curioso intenta no perderse nada. Salvo que no queramos m¨¢s que la f¨®rmula sol y playa en un resort, necesitaremos un coche para movernos con libertad. La buena noticia es que puede ser incluso el nuestro: desde hace 10 a?os hay l¨ªnea directa de ferri desde Barcelona a Porto Torres, al norte de la isla, cerca de Alghero. Los barcos de Grimaldi salen varias veces por semana durante todo el a?o y todos los d¨ªas durante el verano. Desde 400 euros podremos embarcar 4 personas (2 adultos + 2 ni?os) con coche incluido. Una especie de minicrucero que, adem¨¢s, facilita despu¨¦s el viaje por la isla.
Durante el verano hay tambi¨¦n buenas combinaciones en avi¨®n, con l¨ªneas a¨¦reas de bajo coste, pero hay que echar bien las cuentas si despu¨¦s vamos a alquilar un coche.
3. Para triunfar en Instagram con las vistas
La naturaleza monta?osa de Cerde?a descubre rincones tan espectaculares como Belvedere, una terraza panor¨¢mica sobre el mar, accesible por un camino de acantilado desde Nebida, en el suroeste. Preside el paisaje el Pan di Zucchero, de 133 metros de altura, el mayor de varios farallones que emergen desde las aguas azules frente a los escarpados acantilados blancos. Es una de las mejores vistas de la costa, carne de Instagram. Tambi¨¦n regalan panor¨¢micas magn¨ªficas los pueblos y aldeas que, enriscados sobre colinas, recuerdan otras ¨¦pocas. Como Castelsardo, cuyo bello centro medieval domina el Mediterr¨¢neo desde las alturas. O el diminuto pueblo de Ulassai, a donde llegamos por una carretera que dibuja un tirabuz¨®n.
Las rutas a pie sobre los acantilados sardos proporcionan tambi¨¦n perspectivas alucinantes. Como el camino Selvaggio Blue, excursi¨®n cl¨¢sica y dif¨ªcil ¡ªexige estar en forma¡ª al este de la isla que recorre en siete jornadas el litoral m¨¢s espectacular de Cerde?a: 45 kil¨®metros caminando sobre precipicios costeros que quitan el aliento en el golfo de Orosei. M¨¢s asequible resultan el camino interior por el L¡¯Altopiano di Golgo hasta la Cala Goloritz¨¨, con aguas de un azul incre¨ªble; una ruta ciclista por la remota costa Verde, con vistas constantes a farallones, acantilados y aguas cristalinas, o una ruta desde playa de Fuili hasta Cala Luna, una cautivadora bah¨ªa en forma de media luna, al sur del golfo di Orosei.
4. Para comer, conversar, vivir
Cerde?a se presta tambi¨¦n a experiencias diferentes, m¨¢s intimistas, como el agroturismo, que invita a conocer de primera mano la vida m¨¢s tradicional de la isla. Por ejemplo, adentr¨¢ndose en los vi?edos de Sorgono, en el llamado Trenino Verde, donde se pueden visitar bodegas familiares, granjas donde se elabora el queso pecorino de oveja fresco, o asistir a los alegres festivales gastron¨®micos locales. En Alghero, en marzo podemos degustar los modestos ricci (erizos de mar) y a comienzos de junio participar en la famosa mattanza (pesca del at¨²n) de Carloforte.
Aprender italiano e iniciarnos en la gastronom¨ªa sarda es la propuesta de Come Mai. Esta escuela de cocina, de italiano y de cultura local organiza cursos vacacionales cada a?o para todos los niveles, que proporcionan una verdadera inmersi¨®n cultural y gastron¨®mica a trav¨¦s de experiencias ¨²nicas. La sede de la escuela est¨¢ en Triei, un peque?o pueblo a 10 kil¨®metros de la costa este de Cerde?a, en medio de un bosque mediterr¨¢neo.
Menci¨®n aparte merecen las fiestas populares sardas, extra?as y fant¨¢sticas, como las carreras de caballos en S¡¯Ardia que desaf¨ªan a la muerte o los mamuthones que conjuran a los demonios del invierno en Mamoiada. Absolutamente aut¨¦nticos resultan tambi¨¦n el popular torneo medieval de Sa Sartiglia, en Oristano; la Festa di Sant¡¯Efisio, en Cagliari, y los desfiles folcl¨®ricos de la Sagra del Redentore de Nuoro.
5. Para realizar un viaje al pasado
Cerde?a cuenta con 7.000 nuraghes, edificaciones que datan de la Edad del Bronce, pero cuya finalidad sigue siendo un misterio: atalayas defensivas, quiz¨¢ enclaves rituales sagrados, centros comunitarios prehist¨®ricos¡ El mejor conservado (y m¨¢s grande de la isla) es el complejo de Nuraghe Su Nuraxi, patrimonio mundial, en la costa suroeste, en la campi?a de Barumini. Su elemento central es una torre del a?o 1500 antes de Cristo, en torno a la que se levant¨® el resto de la fortaleza. Una especie de colmena circular que se extiende ladera abajo y que solo puede visitarse en circuitos guiados (evitando, preferiblemente, los meses de verano, por las colas y el excesivo calor).
La isla sarda invita a un aut¨¦ntico viaje al pasado por m¨¢s razones, como las inquietantes tombe dei giganti, sepulturas megal¨ªticas colectivas cubiertas por estelas de piedra, como la de Coddu Ecchju, o las domus de janas (casas de hadas). O el m¨¢s popular de sus yacimientos arqueol¨®gicos, Tiscali, todav¨ªa un aut¨¦ntico enigma. Aunque solo quedan restos testimoniales, con algo de imaginaci¨®n se puede vislumbrar c¨®mo debi¨® ser esta aldea de la cultura nur¨¢gica, de la Edad de Bronce, escondida en una profunda cueva, ubicada en lo alto de una monta?a en el valle de Lanaittu. Data del siglo VI antes de Cristo, pero se descubri¨® a finales del siglo XIX casi intacta. Accesible por un sendero encantador que atraviesa un exuberante y verde valle, jalonado por imponentes paredes rocosas sobrevoladas por aves de presa, tan solo el sonido de nuestros propios pasos rompe la abrumadora sensaci¨®n de calma que impregna el camino.
6. Para visitar pueblos remotos y aut¨¦nticos
Partiendo desde Bosa, uno de los pueblos m¨¢s bonitos de Cerde?a, en la costa oeste, con sus elegantes casitas en tonos pastel amontonadas en una empinada ladera que sube hasta un robusto castillo, frente a los barcos pesqueros que cabecean en el r¨ªo Terno, iniciamos una ruta hacia el interior, cuajado de pueblos originales. Como Orgosolo y sus ajadas fachadas, de casas y caf¨¦s. En otra ¨¦poca, este pueblo ubicado en el coraz¨®n de la monta?osa provincia de Barbagia fue sin¨®nimo de bandolerismo, pero actualmente funciona como un gran lienzo urbano para grafitis con gran carga emocional. Hacia el sur, en la tambi¨¦n agreste provincia de Ogliastra, abundan m¨¢s localidades pintorescas, enriscadas en lo alto de una cumbre y rodeadas de monta?as y profundos bosques. Una ruta menos concurrida y muy aut¨¦ntica que pasa por pueblos como Ulassai, Aritzo y Fonni, todos bellos y remotos.
7. Para seguir la huella aragonesa
Desde principios del siglo XIV hasta finales del XVIII hubo presencia espa?ola en Cerde?a. Los aragoneses dejaron su impronta, y todav¨ªa quedan huellas en el idioma, en la gastronom¨ªa y en muchas ciudades. Por ejemplo, en el animado centro hist¨®rico de Alghero, de ambiente muy espa?ol y rodeado por murallas de color miel, con sus callejones adoquinados, palacios g¨®ticos y piazzas repletas de caf¨¦s. Aqu¨ª se encuentra una huella aragonesa que se come: la aragosta alla catalana (langosta a la catalana), elaborada con tomate y cebolla. Lo mejor es llegar a este abarrotado laberinto medieval al atardecer, y sentarse a observar el movimiento callejero en alguna de las terrazas de la plaza Civica. Mesas tenuemente iluminadas con faroles para una cena con vistas ininterrumpidas del mar y las estrellas. Tambi¨¦n quedan huellas aragonesas en Cagliari, la ciudad m¨¢s grande de Cerde?a, capital hist¨®rica, sofisticada y cosmopolita, con sus museos, galer¨ªas e iglesias barrocas. Il Castello, la ciudadela en todo lo alto, es su imagen m¨¢s t¨ªpica, especialmente cuando durante los atardeceres estivales la tenue luz del ocaso ti?e el cielo de rosa viol¨¢ceo, irradiando un brillo dorado junto a c¨²pulas, torres y palazzi, asomados por encima de las murallas pisanas y aragonesas. Se puede capturar este momento m¨¢gico desde las pl¨¢cidas terrazas del Caff¨¨ degli Spiriti y del Caff¨¨ Librarium Nostrum. Intramuros, en la antigua ciudad medieval, se encajonan la universidad, la catedral, sus museos y palacios en un rompecabezas de callejones entre muros altos.
Tambi¨¦n se aprecia un ambiente muy espa?ol en Iglesias, ciudad hist¨®rica del suroeste, que permanece adormilada en invierno y despierta de golpe en verano. Su centro hist¨®rico es una atractiva mezcla de piazzas, iglesias y edificios con balcones de hierro forjado de estilo aragon¨¦s, vestigio de su pasado espa?ol. Para comprobarlo, nada como ir durante la Semana Santa, que all¨ª se vive con gran intensidad por las estrechas calles del centro hist¨®rico, por donde pasan penitentes encapuchados vestidos de blanco.
8. Por su naturaleza inexplorada
El lejano extremo noroeste de Cerde?a presume de conservar un paisaje salvaje e inexplorado, un territorio desierto (salvo en verano) donde se encuentra la isla y el parque nacional de Asinara. Este frondoso, escarpado e insular parque es una de las pocas zonas v¨ªrgenes costeras de la isla, h¨¢bitat natural del asino bianco (asno albino) as¨ª como del halc¨®n peregrino, el mufl¨®n, el jabal¨ª y la tortuga boba. Se pueden hacer circuitos guiados a pie o en bici por los rincones m¨¢s remotos de esta isla o bucear en las l¨ªmpidas aguas que ba?an sus acantilados de granito y hermosas playas.
Otro de los parques naturales regionales m¨¢s bellos de la isla es el Parco di Porto Conte, que se extiende 60 kil¨®metros por la costa noroeste, una zona que Jacques Cousteau describi¨® como una de las m¨¢s bellas del Mediterr¨¢neo. El parque nacional del Archipi¨¦lago di la Maddalena es otro lugar m¨¢gico: est¨¢ formado por siete islas y varios islotes frente a la costa noreste. A lo largo de los siglos, el viento maestrale (mistral) ha cincelado las rocas gran¨ªticas de este archipi¨¦lago, mientras bajo el agua la isla Maddalena es uno de los puntos preferidos por los submarinistas: pulcras aguas de color zafiro, unas las m¨¢s limpias del Mediterr¨¢neo. Una carretera panor¨¢mica de 20 kil¨®metros rodea esta islita y facilita el acceso a varias ensenadas muy bellas.
Y entre los espacios naturales m¨¢s excepcionales de la isla conviene no perderse Gola Su Gorropu. Apodado el Gran Ca?¨®n europeo, con paredes de roca de hasta 400 metros de altura y salpicado por inmensas rocas esf¨¦ricas, cual canicas de un gigante, y en el que apenas hallaremos la presencia de alg¨²n que otro senderista o escalador.
9. Por la slow food
Durante mucho tiempo Cerde?a se conoci¨® exclusivamente por su Costa Esmeralda, un para¨ªso para millonarios, arist¨®cratas, modelos y magnates de los medios de la comunicaci¨®n. En 1962 Karin Aga Khan cre¨® un consorcio para comprar una franja del intacto litoral del noreste de Cerde?a, y cada socio se hizo con un peque?o pedazo de para¨ªso, que bautizaron como Costa Smeralda por la deslumbrante tonalidad de sus aguas. Porto Cervo y Porto Rotondo todav¨ªa lucen sus yates y los paparazzi se agolpan en su espectacular paseo mar¨ªtimo. Ese aire sibarita y exclusivo es compatible, sin embargo, con su gastronom¨ªa local, convertida en uno de los imanes para quienes visitan la isla. A pocos kil¨®metros de los refinados restaurantes de la Costa Smeralda encontramos productos sencillos y aut¨¦nticos, convertidos ahora en un nuevo lujo. Cultivo ecol¨®gico y slow food son t¨¦rminos para definir lo que en Cerde?a nunca ha dejado de hacerse. Como visitar granjas que venden su propio pecorino, salami y recio tinto cannonau; adquirir panes de art¨ªstico aspecto y dulces de almendra en panader¨ªas de Cagliari y Nuoro, as¨ª como dar cuenta de la gran variedad de marisco local. Es m¨¢s, se puede saborear todo en un r¨²stico agroturismo, donde sirven un sinf¨ªn de platos de antipasti, culurgiones (raviolis) rellenos de ricota, cochinillo asado y sebadas (bu?uelos) ba?ados en miel.
10. Para una aventura acu¨¢tica
Con 2.000 kil¨®metros de costa, y un interior monta?oso, Cerde?a est¨¢ repleta de oportunidades para la aventura, y mar adentro triunfan deportes como pirag¨¹ismo, buceo, surf o kitesurf. En Porto Pollo, al noreste, suele haber una alta concentraci¨®n de windsurfistas y amantes del kite procedentes de toda Europa, aprovechando el viento brav¨ªo que sopla en el canal entre Cerde?a y C¨®rcega. Los surfistas suelen dirigirse a la pen¨ªnsula del Sinis, al noroeste de Oristano, donde las olas alcanzan los cuatro metros. Y los submarinistas suelen escoger entre las islas rocosas que bordean Cerde?a para sus inmersiones, como la isla di San Pietro, en el suroeste, isla Tavolara, al noreste, y en las aguas protegidas del archipi¨¦lago de la Maddalena, en el norte. Otra experiencia interesante es navegar alrededor de la isla o apuntarse a un curso de vela en alguno de sus puertos deportivos, como el de Porto Pollo.
Quienes prefieran experiencias emocionantes en tierra firme, el senderismo tiene posibilidades infinitas, por ejemplo por la deshabitada y verde campi?a cercana a Montiferru, en el sur. O en el bosque de Le Prigionette, cerca de Alghero, para dar paseos o montar a caballo junto a su litoral rocoso. Una propuesta m¨¢s: los amantes del ciclismo de monta?a pueden ponerse a prueba en las remotas cimas de Ogliastra.
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