
Del Transiran¨ª al mexicano Chepe Express: ocho evocadoras historias de grandes viajes en tren
El ferrocarril es uno de los medios de transporte m¨¢s sugerentes de ver mundo y conocer un destino a trav¨¦s de sus paisajes y sus gentes. El periodista Pablo Zulaica Parra lleva desde 2010 registrando trayectos y charlas en sus vagones, y ha recopilado 20 en su nuevo libro ¡®Paisajeros¡¯. Aqu¨ª resume ocho de sus aventuras
![El periodista Pablo Zulaica Parra (Vitoria-Gasteiz, 1982) lleva desde 2010 registrando sus viajes en tren y sus charlas en los vagones. De todas sus aventuras, ha recopilado 20 en su cuarto libro, ¡®Paisajeros¡¯ (GeoPlaneta). Aqu¨ª resume ocho de sus aventuras.
La Circumetnea, el ¡®trenino¡¯ del Etna. En el mapa de Sicilia, la Ferrovia Circumetnea se parece a su inicial, la letra C. Es una C inclinada y abierta por el este, de 110 kil¨®metros de largo, que desde 1895 deja al volc¨¢n Etna dentro de ella y nace y muere en la costa del mar J¨®nico, como si hubiera sido trazada con un comp¨¢s enorme y metiendo una pata al cr¨¢ter. ¡°El trayecto de Riposto a Randazzo es m¨¢s tur¨ªstico y el de Randazzo a Catania, comercial¡±, cuenta Salvo, el maquinista. Tambi¨¦n explica d¨®nde se pueden abordar algunas de las reliquias que a¨²n siguen en las v¨ªas sicilianas, como por la que ¨¦l conduce. ¡°El tur¨ªstico tiene m¨¢s trenes viejos y el de Catania, m¨¢s modernos. Y luego hubo un ¡®motor¡¯ [automotor] durante el tiempo del fascismo. Se conserva [en Bronte], pero ya sin ¡®fascio¡±. Desde Catania, la v¨ªa m¨¦trica avanza entre naranjos, plantas de pistachos y sobre el inmisericorde malpa¨ªs, la lava dura. Las coladas no solo obligaron a perforar la roca en varios puntos, sino que varias veces engulleron tramos de la l¨ªnea. Transbordar en Giarre es una forma de llegar despacio a Taormina, uno de los primeros destinos en la era del turismo en Sicilia.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/IWPIWJTYGBFOZBMWX7O3C5FSKU.jpg?auth=69477bd7a00ef9b7a41ac10116d9d653bcafd04330be548008750d6d63fd5c4e&width=414)






