En el Guggenheim de ?frica: 120 tribus y 1.500 artistas exhiben la herencia de un continente en Arusha
El Centro de Patrimonio Cultural de Arusha, ciudad que es epicentro tur¨ªstico de Tanzania, acoge una de las muestras art¨ªsticas m¨¢s grandes del continente. Entre sus tesoros, el ¨¢rbol geneal¨®gico de la vida ¡®Ujamaa¡¯, una escultura que tard¨® 20 a?os en construirse
La escultura de madera de un guerrero mas¨¢i empu?ando una lanza custodia imperturbable la entrada del Centro del Patrimonio Cultural de Arusha. El edificio, nada m¨¢s y nada menos que ¡°la galer¨ªa de arte m¨¢s grande de ?frica¡±, seg¨²n reza un gran cartel en la entrada, simboliza ya en su estructura todo aquello que aguarda tras sus puertas: la historia viva de todo un continente, sus luchas, sus tribus, pero, sobre todo, el arte que ha guiado durante generaciones las diversas culturas africanas. Con una arquitectura que representa los elementos esenciales de la cultura local (el tambor, la lanza y el escudo), esta estructura fue inaugurada en 1994 en esta ciudad del norte de Tanzania por Saifuddin Khanbhai, cuyo bisabuelo hind¨² fund¨® un puesto comercial en Tanganica en el siglo XIX.
Arusha, una ciudad rodeada de frondosos bosques a los pies del monte Meru, al este de la cordillera del Gran Valle del Rift, es hoy el epicentro tur¨ªstico del pa¨ªs y posiblemente la urbe m¨¢s visitada de toda ?frica. El cl¨¢sico bullicio de las ciudades africanas no es una excepci¨®n aqu¨ª. En las calles, fuera del Centro de Patrimonio Cultural, mujeres asan mazorcas de ma¨ªz sobre las brasas, hombres caminan arrastrando carros ofreciendo zumo de ca?a de az¨²car a los peatones, las boda boda (motocicletas) recorren como flechas las avenidas y los bajajis (tuktuks) y los dala dalas (minibuses), revestidos con fotograf¨ªas de raperos estadounidenses y personalidades africanas, inundan cada rinc¨®n, d¨¢ndole pulso a la ciudad. Sin embargo, una vez rebasadas las instalaciones de la galer¨ªa, el silencio muse¨ªstico cobra un inesperado protagonismo, roto ¨²nicamente por el sonido de algunas aves, que han hecho del techo su nido.
M¨¢s all¨¢ del silencio, lo primero que llama la atenci¨®n al entrar en el Centro de Patrimonio Cultural de Arusha es la exuberante cantidad de obras que alberga: miles (s¨ª, miles) de pinturas y esculturas se exponen en los cuatro pisos de este majestuoso y moderno edificio. Recorrer su interior significa emprender un viaje por la vida y el comercio africanos, por sus rituales y costumbres, por sus guerras y su pasado, todo ello interconectado a trav¨¦s de una extensa colecci¨®n de antig¨¹edades y esculturas de bronce y ¨¦bano, entre otros objetos destacados.
En las salas de la galer¨ªa, conectadas mediante pasillos en espiral con un espacio central desde el cual se visualiza la planta baja, descansan las obras de m¨¢s de 1.500 artistas, tanto consagrados como emergentes, de arte tradicional o contempor¨¢neo¡ y como galer¨ªa que es, todas y cada una de ellas est¨¢ a la venta para los visitantes. Y para nada son pocos los que acuden: Arusha es el lugar de partida por donde pasan los cientos de miles de turistas que cada a?o visitan el pa¨ªs en busca de las ex¨®ticas aventuras que todos conocemos por los documentales: hogar del monte Kilimanjaro (la monta?a m¨¢s alta de ?frica y cuyo pico, el Uhuru, inspira la arquitectura del edificio) o de los safaris, donde los visitantes, vestidos de color beige al m¨¢s puro estilo Indiana Jones, recorren en Land Rovers descapotados las llanuras del Serengeti o del cr¨¢ter de Ngorongoro en busca de los mundialmente conocidos como big fives.
La importancia cultural de este edificio, as¨ª como su extravagante dise?o, le ha hecho ganarse el apodo del ¡°Guggenheim africano¡±. Su estatus ic¨®nico se debe, principalmente, a que ostenta el prestigioso estatus de ser el primer lugar dedicado exclusivamente a explorar los tesoros derivados de la cultura africana (resulta obvio decir que hay m¨¢s espacios de este tipo en el continente, aunque ninguno de ellos de esta magnitud). La galer¨ªa se divide en tres secciones, permitiendo al visitante recorrer libremente la Historia, la Vida Silvestre y el Alma de Tanzania.
La secci¨®n de Historia exhibe objetos etnogr¨¢ficos de cientos de tribus africanas, desde los yoruba, en ?frica occidental, pasando por los fang en Guinea Ecuatorial, Gab¨®n y Camer¨²n, los oromo de Etiop¨ªa, los nyamwezi de Tanzania, los luba de la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo o los guro de Costa de Marfil, por mencionar unos pocos. En la zona de Vida Silvestre se encuentran pinturas y esculturas contempor¨¢neas de las elegantes criaturas que habitan la sabana africana; y en la secci¨®n dedicada al Alma, se refleja la esencia del continente a trav¨¦s de perspectivas innovadoras.
Pero entre las muchas obras de fama mundial que alberga, destaca una: el ¨¢rbol geneal¨®gico de la vida Ujamaa, una estructura makonde (un estilo art¨ªstico ind¨ªgena procedente de la tribu con el mismo nombre) que representa varias figuras humanas entrelazadas como s¨ªmbolo de unidad y continuidad. Ujamaa, conocido hist¨®ricamente como el socialismo africano, representa a la gran familia del continente, que vive y trabaja unida con un objetivo com¨²n: cuidar a sus seres queridos. El ¨¢rbol de la vida mide cinco metros y medio y tard¨® 20 a?os construirse.
La magnitud del centro, sin embargo, no sorprende si se tiene en cuenta que su objetivo es el de representar a las 120 tribus del pa¨ªs, algo por lo que Tanzania se enorgullece enormemente. Adem¨¢s, su visi¨®n principal es la de promover el trabajo de artistas locales, pero los ingresos obtenidos por las ventas, explican, se destinan a causas humanitarias como apoyar a orfanatos, construir escuelas y pozos o luchar contra la caza furtiva.
Tambi¨¦n alberga una gran colecci¨®n de tanzanitas, la piedra preciosa de id¨ªlicos azules que solo se encuentra en Tanzania, y los interesados en la fotograf¨ªa van a encontrar en la segunda planta la ¨²nica muestra fotogr¨¢fica de la galer¨ªa. Su autor, Pietro Luraschi, documenta en un blanco y negro impactante la vida silvestre del pa¨ªs. La planta baja puede resultar abrumadora para quien no est¨¦ preparado debido a la cantidad de obras que se encuentran esparcidas por cada rinc¨®n, y es el lugar donde se han habilitado dos estudios para que los artistas locales puedan trabajar en un entorno creativo, y donde los visitantes pueden ver de primera mano el proceso de elaboraci¨®n de una obra de arte.
El sue?o de la doctora Jane Goodall
Conocida como la primat¨®loga m¨¢s famosa del mundo, Jane Goodall aterriz¨® en la reserva forestal de Gombe hace 65 a?os para realizar un trabajo de campo para el antrop¨®logo Louis Leakey. Abrumada por lo que se encontr¨®, se qued¨® all¨ª a vivir, donde ha pasado toda una vida dedicada a los primates, estudi¨¢ndolos y formando a las generaciones futuras sobre la importancia de su protecci¨®n. El m¨¢s conocido de sus hallazgos tiene nombre: David Greybeard, un chimpanc¨¦ con el que se descubri¨® que el uso de herramientas (en este caso David utiliz¨® una rama hueca para extraer insectos de un termitero) no es exclusivo de los humanos.
La doctora Goodall, quien mantiene una estrecha relaci¨®n con el Centro del Patrimonio Cultural de Arusha, va a inaugurar el pr¨®ximo 14 de julio de 2025, precisamente el D¨ªa Mundial del Chimpanc¨¦, un espect¨¢culo inmersivo llamado El sue?o de la doctora Jane¡¯. Seg¨²n ella misma explicaba en Nueva York hace unos meses, el visitante podr¨¢ sumergirse en su vida y, sobre todo, aprender: ¡°Habr¨¢ una tienda de campa?a donde est¨¢bamos mi mam¨¢ y yo y dos peque?as mirillas que miran hacia el mundo de los chimpanc¨¦s. El p¨²blico entrar¨¢ en este mundo de sue?os y tendr¨¢ que investigar. Es como una aventura¡±.
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