El trol manda en las urnas en Per¨²
La campa?a electoral previa a los comicios presidenciales de hoy se ha desarrollado en un clima de ataques furibundos en las redes promovidos por los profesionales del extremismo

Al comienzo los ataques furibundos en las redes sociales le afectaban, pero con el tiempo Andr¨¦s Edery ha aceptado esos insultos como un impuesto a pagar por ganarse la vida como ilustrador pol¨ªtico de la revista Somos, la m¨¢s le¨ªda de Per¨². Despu¨¦s de cada vi?eta publicada, a Edery ya no le sorprend¨ªa que si el personaje caricaturizado pertenec¨ªa a la derecha lo acusasen de servir a los intereses econ¨®micos de la izquierda caviar y lo llamasen resentido social. O que si se trataba de un personaje representativo de la izquierda lo acusaran de fascista. Su trabajo, ejercer la cr¨ªtica con humor, lo ha situado en las ¨²ltimas semanas en medio de un fuego cruzado en el que los troles de los partidos pol¨ªticos han descargado toda su munici¨®n tuitera con vistas a las elecciones presidenciales que est¨¢ previsto que se celebren el domingo 11 de abril en Per¨².
Y no es el ¨²nico blanco de la ira trolera: lo acompa?an todos los periodistas que reclaman moderaci¨®n y argumentos antes que odio y pulgares veloces. Las reacciones radicales son alimentadas por la desinformaci¨®n que se siembra en las mismas redes sociales y por la que divulgan algunos periodistas a trav¨¦s de sus programas televisivos. En Per¨², quienes investigan y contrastan datos tienen que dedicar un tiempo cada vez mayor a desmentir los bulos que comparten los esbirros de los poderes pol¨ªticos que se alimentan de la ignorancia. Pronto su trabajo consistir¨¢ solo en bloquear troles. Porque ?c¨®mo se habla con alguien que no quiere escuchar?
Rafael L¨®pez Aliaga, l¨ªder de Renovaci¨®n Popular y calificado como el candidato de la ultraderecha, es quien mejor encarna esa actitud que rechaza el di¨¢logo y busca nada m¨¢s que la confirmaci¨®n de sus opiniones y prejuicios. Jura ser c¨¦libe desde hace 40 a?os y estar enamorado de la Virgen Mar¨ªa porque lo llena de paz, alegr¨ªa y fortaleza. Est¨¢ en contra del enfoque de g¨¦nero en el curr¨ªculo educativo y para demostrarlo lleg¨® a afirmar que ¡°hay cartillas de homosexualizaci¨®n para ni?os de cuatro a?os¡±. Con declaraciones de este tipo ha conseguido llamar la atenci¨®n de una gran parte de la sociedad peruana, el sector que reclama un gerente con mano dura en vez de un gobernante que genere acuerdos. L¨®pez Aliaga recurre a la descalificaci¨®n de los periodistas cuando lo ponen en aprietos, incluso de aquellos que est¨¢n a su favor pero que hicieron una pregunta que no le gust¨®. Su estrategia como aprendiz de Trump y Bolsonaro le ha dado buenos resultados en las encuestas.
En Per¨² el voto es obligatorio. El que no vota queda inhabilitado para ejercer sus derechos civiles y tiene que pagar una multa para recuperarlos. Pero dicha obligaci¨®n parece haberse trasladado a elegir entre un extremo u otro. Los simpatizantes de la izquierda son acusados de querer que el pa¨ªs acabe como Venezuela y a los de la derecha se les niega la posibilidad de pensar distinto que L¨®pez Aliaga. El problema se puede agravar si desde su trinchera los pol¨ªticos y los ciudadanos no salen a dialogar con aquel otro al que llaman enemigo. No es sencillo, como no debe ser para los troles de todas las ideolog¨ªas re¨ªrse de s¨ª mismos cuando se sienten reflejados en las vi?etas pol¨ªticas del ilustrador Andr¨¦s Edery.
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