Clara Peya: ¡°Cambian los discursos, pero los espacios del arte siguen estando saturados de hombres blancos¡±
La pianista y compositora catalana no quiere que la llamen para ser cuota ¡®queer¡¯ ni mascota de una rebeld¨ªa asimilable. Ella aspira a dinamitar las puertas de las instituciones culturales. Mientras, presenta nuevo disco, ¡®Perif¨¨ria¡¯, y contin¨²a con Les Impuxibles, la compa?¨ªa que fund¨® con su hermana la core¨®grafa Ariadna Peya

De ni?a, cuando le tocaba ensayar piano, Clara Peya colocaba las partituras en el atril, se iba a jugar o a hacer cualquier otra cosa y cuando o¨ªa el coche de sus padres que volv¨ªan de la compra corr¨ªa a sentarse otra vez en la banqueta, haciendo ver que llevaba una hora practicando sus escalas. ¡°Yo odiaba el piano, le ten¨ªa man¨ªa. Te quita horas de vivir, de pasear, de estar con tus amigas. Soy muy cr¨ªtica con las ense?anzas regladas¡±, dice. Sin embargo, el instrumento termin¨® convirti¨¦ndose en su oficio y en algo parecido a una salvaci¨®n. ¡°El piano me ha dado una lengua materna y sin ¨¦l no s¨¦ qu¨¦ hubiera hecho¡±, dice. Y aunque suene muy rotunda y, ley¨¦ndola, parece que hable solo en titulares, reh¨²ye casi siempre la mirada de la periodista. No ha venido a vender nada.
Como todo el mundo le dec¨ªa que aquello se le daba bien, acab¨® estudiando en la prestigiosa ESMUC de Barcelona y se form¨® tambi¨¦n en jazz. ¡°No porque me gustase, sino porque eso me daba valor como persona, o eso es lo que me hab¨ªan dicho siempre¡±. All¨ª tambi¨¦n se dio cuenta de que no ten¨ªa ninguna intenci¨®n de ser concertista, como lo eran su t¨ªa y su abuela, y pasarse d¨¦cadas tocando las mismas piezas de los mismos compositores. ¡°Que siempre eran los mismos hombres blancos¡±. A los 18 a?os escribi¨® sus primeras canciones y a los 23 se puso a componer en serio. Con 35 a?os ha publicado 10 discos y participado en decenas de espect¨¢culos, ya sea poniendo la m¨²sica en obras teatrales, como una memorable Jane Eyre con Ariadna Gil, o en los montajes de Les Impuxibles, la compa?¨ªa que fund¨® junto a su hermana, la core¨®grafa Ariadna Peya. Lo ¨²ltimo que ha hecho es el acompa?amiento de la obra I nom¨¦s jo vaig escapar-ne (Y solo yo me escap¨¦), tambi¨¦n en el Lliure, y empezar a dar conciertos para presentar su ¨²ltimo disco, Perif¨¨ria, quiz¨¢ el de sonido m¨¢s mainstream y asequible de todos los que ha hecho.

Para las 10 canciones del ¨¢lbum quiso utilizar un piano humilde, de pared y en sordina. ¡°Es un instrumento elitista, quiz¨¢s el que m¨¢s, pero no puedes hablar de periferias y poner un piano de cola en el escenario. Me interesaba darle un sonido m¨¢s crudo¡±, dice. Por primera vez, le apetece que sus temas se escuchen con voz masculina, la del cantante Enric Verdaguer. Todos excepto uno, la canci¨®n Mujer frontera, que cantan sus amigas Ana Tijoux y Alba Flores y que est¨¢ dedicada a las jornaleras de Huelva, que son tambi¨¦n las destinatarias de los beneficios del sencillo. ¡°Fue idea de Alba, que hab¨ªa ido a unos encuentros de Jornaleras en Lucha y me lo explic¨®. Estas personas est¨¢n sosteniendo y alimentando a Europa en una situaci¨®n de completa explotaci¨®n¡±.
Peya es una pianista at¨ªpica, que toca de memoria. Dice que no ha abierto una partitura desde que dej¨® la escuela. Y compone tocando y grab¨¢ndose directamente con la aplicaci¨®n Notas de Voz del iPhone. En su m¨®vil, todas esas semillas de m¨²sica futura se llaman ¡°embriones¡±. Ahora, por ejemplo, lo tiene lleno de ¡°embriones FAM¡± (hambre, en catal¨¢n), la m¨²sica del espect¨¢culo que llevar¨¢ junto a su hermana al Festival Grec de Barcelona este verano, y que aborda temas como el racismo, el colonialismo y la gordofobia.
Hace un par de a?os, la Generalitat de Catalu?a le concedi¨® el Premio Nacional de Cultura, que suele ir a parar a manos de figuras m¨¢s homologables con el establishment, y la pianista lo interpret¨® como un lavado de cara del propio galard¨®n. ¡°Soy chica, joven y feminista, y no soy cantante de rap, sino pianista de formaci¨®n cl¨¢sica. Soy lo m¨¢s combativo de la burgues¨ªa, y eso ya les va bien¡±, dijo entonces.

Si para algo no tiene paciencia Peya es para que la utilicen de mascota de la disidencia, de artista con una dosis sostenible de peligro a la que se invita para dar algo de bohemia a la fiesta de lo normativo. ¡°Hace a?os que siento esto. Te llaman para que representes a un colectivo. Llego a un sitio y me da la sensaci¨®n de que me quieren para ser cuota. Y eso no. Lo que necesitamos ahora es dinamitar los espacios para que se muevan las cosas¡±.
Se encuentra adem¨¢s en un curioso punto intermedio de su carrera, demasiado joven para ser vieja y demasiado vieja para ser joven, cree. ¡°Yo ya no tengo 20 a?os. Llevo 15 en los escenarios y noto que las cosas no han cambiado nada, no ha habido tantas representaciones distintas. Cambian los discursos, pero los espacios siguen estando saturados de hombres blancos cis [cisg¨¦nero] tanto heteros como gais, porque el lobby gay es potente en el mundo del arte. Parece que haya como una orden de aceptar a gente diversa. Venga, ahora las mujeres y luego ya veremos. Eso no me gusta. Prefiero abrir las puertas y que entremos todos de golpe¡±.
Dice que intenta que en todo lo que hace haya una coherencia pol¨ªtica. ?Le obliga eso a decir que no a muchos proyectos? ¡°No, porque no me entran. No hay ning¨²n director hombre, blanco, cis, que me haya pedido nada. A todo este perfil de gente yo no le intereso ni art¨ªstica ni personalmente. En general, yo molesto porque les estoy cuestionando. Y tampoco se trata de provocar porque s¨ª, yo provoco para que cambien las cosas, para que estemos todas c¨®modas¡±.

Como persona acostumbrada a sentirse inc¨®moda, una palabra que le gusta mucho, tampoco est¨¢ dispuesta a ir por ah¨ª ¡°dando TED talks por el mundo diciendo que se puede ser feliz tocando el piano¡±.
No piensa apuntalar la idea, muy extendida, de que la m¨²sica es curativa y que tocarla resulta terap¨¦utico. ¡°De ni?a sufr¨ª bullying por tener una feminidad no normativa y por lo que ya de adulta me diagnosticaron como un trastorno obsesivo compulsivo. Como luego he salido medio bien, parece que por eso soy un modelo de superaci¨®n. Pero no es as¨ª. S¨ª, la m¨²sica es un refugio para m¨ª, y creo en el arte como transformador social, pero yo sufro un huevo y hay d¨ªas que no tengo ganas de vivir, como cualquiera. A m¨ª me ha funcionado esto. El piano me calma y la m¨²sica me encanta, pero no s¨¦ si haber convertido esto en mi trabajo me ha puesto en un lugar emocionalmente vulnerable. Igual me ir¨ªa mejor estar en el campo y trabajar la tierra¡±, dice.
Est¨¢ en ello tambi¨¦n, en lo de parar un poco y oler las flores. Peya pas¨® el confinamiento en la Fundaci¨® La Plana, una cooperativa art¨ªstica en medio del campo, entre Vic y Manresa, con otras 22 personas. Por las ma?anas hac¨ªan trabajos comunitarios: cuidaban el huerto, cortaban le?a y restauraban lo necesario para la casa. Por la tarde, ella y el resto de residentes (astr¨®logas, terapeutas, costureras, profesoras de yoga) pod¨ªan dedicarse a lo suyo. All¨ª aprovech¨® para componer algunos temas del disco, hacer deporte y pasear mucho. ¡°Parec¨ªa el Proyecto Hombre¡±, bromea.

Cuando volvi¨® del retiro cov¨ªdico se encontr¨® con que su hermana se hab¨ªa quedado con su piso de Barcelona y decidi¨® buscar una casa apartada, cerca de la monta?a de Montserrat, donde vive ahora. Como parte de esa transici¨®n ecol¨®gica, se ha quitado las redes sociales. Una medida de autoprotecci¨®n, afirma.
Tampoco es que le apetezca del todo echar el freno. Como muchos artistas de su generaci¨®n, tiene una relaci¨®n un tanto patol¨®gica con el trabajo. ¡°No me veo bajando el ritmo de producci¨®n, porque estoy en crisis de edad y pienso que, si ahora lo bajo, luego ser¨¦ mayor y no me querr¨¢n en los escenarios. Adem¨¢s, cuando no tengo el ritmo alto me siento vac¨ªa. En el fondo, soy una r¨¦plica del sistema¡±.

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