Fauna incipiente
Dan ganas de aplicar un poco de crema hidratante a la fotograf¨ªa en una especie de vud¨² inverso que no funcionar¨ªa porque lo que vemos es muerte pura y dura
He ah¨ª lo que fue una laguna y lo que intenta seguir siendo una vaca. La laguna (de Aculeo, en Chile) se presenta como una piel cuarteada por los a?os. Dan ganas de aplicar un poco de crema hidratante a la fotograf¨ªa en una especie de vud¨² inverso que no funcionar¨ªa porque lo que vemos, m¨¢s que decrepitud o enfermedad, es muerte pura y dura. Lo que fue un dep¨®sito natural de agua se ha convertido ahora en un sudario. Descanse en paz la laguna, pobre. Ah¨ª la vemos sin verla, con un espanto semejante al que produce la cabeza de un ciervo disecada y abandonada durante a?os en un desv¨¢n infestado de ratones e insectos. Ah¨ª est¨¢ como una insignia de no sabemos qu¨¦, quiz¨¢ como un trofeo m¨¢s de los que ya acumula el cambio clim¨¢tico, pues no para de exponer premios en su torva vitrina. Ah¨ª se manifiesta tambi¨¦n como un s¨ªmbolo de la pulsi¨®n de muerte de la que, como especie, estamos fieramente pose¨ªdos y que parece a punto de doblarle el brazo definitivamente a la pulsi¨®n de vida. Ah¨ª se manifiesta T¨¢natos, en fin, aunque tambi¨¦n Eros, su contraria, representada por esa humilde vaca que florece como un punto insignificante en el interior del mapa del desastre.
La vaca, empe?ada en seguir siendo vaca, deambula por la superficie de la imagen en busca de ese pasto peque?o que se abre paso milagrosamente entre las grietas de la piel cuarteada y que constituye asimismo un documento sencillo, aunque palpable, de la tozudez de la vida por establecerse all¨¢ donde se d¨¦ la m¨ªnima oportunidad. Quiz¨¢ si levant¨¢ramos algunos de esos terrones desangrados, hallar¨ªamos una fauna incipiente dispuesta a sustituirnos.
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