Craig Hodges: de la NBA de los noventa al Black Lives Matter
Hizo historia en la NBA con los Bulls de Jordan y tiene el r¨¦cord de triples del All Stars. Pero su activismo contra la discriminaci¨®n racial le cerr¨® las puertas del deporte profesional en Estados Unidos durante dos d¨¦cadas. Hoy mira atr¨¢s con la serenidad que da la edad y sigue reivindicando justicia e igualdad.
Una fecha ha quedado grabada a fuego en la mente y el alma de Craig Hodges: 1991. Ese n¨²mero se repite una y otra vez en su cabeza. Y tambi¨¦n en su conversaci¨®n. Antes o despu¨¦s todo desemboca en ¨¦l. Porque este exbaloncestista de la NBA sabore¨® la gloria esa temporada. Ten¨ªa 31 a?os, bati¨® el r¨¦cord del concurso de triples del All Stars ¡ªuna cifra que todav¨ªa no ha sido superada¡ª y ...
Una fecha ha quedado grabada a fuego en la mente y el alma de Craig Hodges: 1991. Ese n¨²mero se repite una y otra vez en su cabeza. Y tambi¨¦n en su conversaci¨®n. Antes o despu¨¦s todo desemboca en ¨¦l. Porque este exbaloncestista de la NBA sabore¨® la gloria esa temporada. Ten¨ªa 31 a?os, bati¨® el r¨¦cord del concurso de triples del All Stars ¡ªuna cifra que todav¨ªa no ha sido superada¡ª y jugaba junto a Michael Jordan en unos Chicago Bulls que estaban haciendo historia. En 1991 ganaron su primer campeonato. Pero aquella fue una victoria agridulce para Hodges. Porque su ¨¦xito como deportista de ¨¦lite colision¨® con el activista afroamericano nato que era, y que a¨²n es. ¡°Despu¨¦s de ganar sent¨ª absoluta felicidad, pero tambi¨¦n un enorme peso sobre mis hombros: el de tomar el relevo en la lucha de mi madre, mi abuelo y mis antepasados [esclavos] por defender los derechos, la justicia y la igualdad de los afroamericanos en Estados Unidos¡±, recuerda hoy, con 61 a?os, mientras hace el Camino de Santiago en su primera visita a Espa?a. Aquel 1991 quiso aprovechar su visibilidad para dar voz a quienes no la ten¨ªan. Y pag¨® un precio muy alto por ello: el destierro. La NBA le cerr¨® las puertas del deporte profesional en su pa¨ªs durante casi dos d¨¦cadas. Y a¨²n hoy, tras haber sido entrenador de triples en los Lakers y trabajado en la Liga universitaria estadounidense, siente que aquel a?o dej¨® una huella imborrable. ¡°1991 fue, sin duda, un punto de inflexi¨®n para m¨ª¡±.
Para entender su historia, hay que rebobinar 30 a?os. Porque, como ¨¦l mismo dice: ¡°Mi familia son los cimientos de todo¡±. Hodges creci¨® en el Estados Unidos de los sesenta y setenta. En Chicago Heights, a 50 kil¨®metros de la ciudad. Las v¨ªas del tren separaban las enormes casas victorianas de los blancos de los decadentes bloques donde viv¨ªan los negros. Eran a?os de movilizaciones por los derechos de su comunidad. Y su familia era muy activa en todo aquello. Con apenas cinco a?os, su madre, Ada, y su t¨ªa Edna ¡ªprimera universitaria de la familia¡ª lo llevaron a marchar junto a Martin Luther King a su paso por la ciudad. Cuando ten¨ªa ocho, en los Juegos Ol¨ªmpicos de M¨¦xico 68, Tommie Smith y John Carlos levantaron el pu?o haciendo el saludo del Black Power¡ Hodges recuerda perfectamente la admiraci¨®n que sus t¨ªos sintieron por aquel gesto. Aquello le hizo admirarlos tambi¨¦n a ¨¦l. ¡°Cuando pienso en mis h¨¦roes, pienso en Muhammad Ali, Curt Flood, John Carlos¡ Todos atletas con conciencia. Y recuerdo c¨®mo en casa habl¨¢bamos de ellos y de su impacto. Se convirtieron en los tipos en los que me fijaba para decidir c¨®mo comportarme. Me hicieron comprender que no se trataba de m¨ª, sino de la comunidad¡±.
Como aquellos ¡°h¨¦roes¡± de su infancia, Hodges quiso reivindicar justicia social desde su posici¨®n privilegiada como deportista de ¨¦lite. Pero en los noventa, el deporte se hab¨ªa convertido en una industria multimillonaria en la que todo tipo de marcas y colores pol¨ªticos estaban implicados, y los deportistas ¡°inc¨®modos¡±, en palabras de Hodges, eran ¡°silenciados¡±. Lo dice desde la calma que da la edad. No practica ninguna religi¨®n, aunque ha estudiado a fondo el islam, el juda¨ªsmo y el cristianismo, y se ha convertido en un hombre culto y ¡°muy espiritual¡±, explica. Por eso le entusiasm¨® la idea de hacer el Camino cuando el Obradoiro lo invit¨®. ¡°Es una experiencia que hay que vivir. Y tener la oportunidad de venir a Espa?a a hablar de todo lo que pas¨®¡ Ese es el cambio¡±.
Su periplo arranca el 3 de marzo de 1991, cuando el taxista afroamericano Rodney King fue brutalmente detenido por cuatro polic¨ªas. Algo hizo clic en la cabeza de Hodges. Los jugadores estaban emocionados, con el foco en sus aspiraciones deportivas. Pero Hodges solo pod¨ªa pensar en Rodney King. En las fotograf¨ªas previas al partido se le ve con la mirada perdida. Cuenta en Tiro de larga distancia (Capit¨¢n Swing), el libro que escribi¨® en 2017 para compartir su historia, que le propuso a Jordan no jugar el partido, como protesta; que hizo lo mismo con Magic; y que ambos se negaron. ¡°No tuve el apoyo de los que cre¨ª que me iban a ayudar: los jugadores, la asociaci¨®n¡ Hoy pienso que no le puedo decir a nadie qu¨¦ principios tener o c¨®mo comportarse¡±.
Despu¨¦s de la victoria de los Bulls, todo el equipo fue recibido en la Casa Blanca. Hodges asisti¨® ataviado con su dashiki blanco, ¡°la t¨²nica tradicional que usa la realeza [de ?frica occidental] en ocasiones importantes¡±. ¡°Para m¨ª era un imperativo cultural. Deb¨ªa ir como a mi madre le hubiera gustado: con mis vestimentas, que reflejaran bien de d¨®nde vengo¡±, explica. Entreg¨® adem¨¢s una carta de ocho folios al jefe de prensa del presidente George Bush (padre) en la que expon¨ªa los problemas de segregaci¨®n y discriminaci¨®n racial que sufr¨ªan los afroamericanos. ¡°Estoy seguro de que el presidente nunca la ley¨®¡±, r¨ªe. La misiva s¨ª vio la luz en los medios de comunicaci¨®n aquel 1991. Ese fue el principio del fin. ¡°Me dijeron que hab¨ªa avergonzado a la Liga, aunque yo creo que fui muy respetuoso. Pero despu¨¦s de aquello, ning¨²n equipo quiso contratarme. No pude conseguir ni un agente. Eso te demuestra cu¨¢l era el nivel de la confabulaci¨®n en la NBA¡±. Arruinado, con depresi¨®n y sin expectativas de futuro, tuvo que irse a la Liga italiana, lejos de su familia. ¡°La vida es una locura. A veces tienes que hacer lo que tienes que hacer. Lo m¨¢s duro fue saber que mis hijos [los mayores, Jibril y Jamaal, entonces adolescentes y ahora de 37 y 35 a?os] se daban cuenta de lo que pasaba, pero no sab¨ªan la magnitud de aquello¡±. Tambi¨¦n estuvo en Suecia y Turqu¨ªa. Regres¨® varias veces entre medias a Estados Unidos persiguiendo una exoneraci¨®n que tard¨® casi 20 a?os en llegar.
Conserva el porte atl¨¦tico y elegante de entonces, pero su artritis y una rodilla derecha que el paso del tiempo ha deformado le dificultan seguir el ritmo en la ruta. Evita las posturas inc¨®modas, tratando de ignorar el dolor. ¡°Mi abuela, cuando le dec¨ªas ¡®me duele cuando hago este movimiento con el brazo¡¯, te respond¨ªa: ¡®Pues no hagas ese movimiento con el brazo¡±. Estalla en una carcajada al recordarlo. Sonr¨ªe cada vez que habla de ella. Dorothy era el alma de la casa de los Hodges. El exjugador de baloncesto creci¨® en un hogar ruidoso y lleno de gente. Compart¨ªa habit¨¢culo con su madre, sus abuelos, sus ocho t¨ªos y su hermana. Viv¨ªan en los projects (bloques de viviendas subvencionadas para alojar a familias sin recursos en los que terminaban hacinados). ¡°Yo sol¨ªa quedarme despierto por las noches. La pobreza era tan grande¡ Y ¨¦ramos todos pobres, pero nosotros [su familia] no ten¨ªamos una mentalidad de pobre que nos hiciera sentir que no val¨ªamos la pena¡±, dice con orgullo. ¡°Me dec¨ªan que pod¨ªa hacer algo con mi vida, por preservar mis derechos, por mi comunidad y por la pr¨®xima generaci¨®n¡±.
Hodges fue un audaz porque tuvo el valor de alzar su voz en un contexto deportivo, social y pol¨ªtico que no era receptivo. Hoy, es testigo de c¨®mo una nueva generaci¨®n de deportistas se posiciona abiertamente contra el racismo, la homofobia o el machismo. Hablan sin tapujos de problemas de acoso, abusos, ansiedad o trastornos alimentarios. Y eso le llena de ¡°alegr¨ªa¡±. ¡°Ver a j¨®venes que no est¨¢n solo preocupados por su deporte. Que saben que pueden romper las cadenas de la opresi¨®n¡±. Los observa y siente que sus acciones de 1991 fueron, de alg¨²n modo, el primer impulso de ese cambio. ¡°Y cuando veo el Black Lives Matter, con gente de todo el mundo llorando con nosotros por nuestro dolor. Eso no pasaba¡±. Mientras habla, un caso reciente le viene de pronto a la cabeza: el de Colin Kaepernick, que guarda muchas similitudes con el suyo, pero con un desenlace muy distinto. El jugador de f¨²tbol americano fue vetado en 2016 por protestar contra la opresi¨®n de la comunidad negra en su pa¨ªs. Su lucha dio la vuelta al mundo gracias a las redes sociales. ¡°S¨¦ que sufri¨®, pero fue diferente a mi sufrimiento. Porque el m¨ªo fue en silencio¡±, reflexiona. ¡°Quiz¨¢s yo mismo habr¨ªa sido exonerado si hubiesen existido las redes en el 91. Pero cuando yo lo hice, nadie lo cont¨®¡±. Y por eso lo hace ¨¦l hoy, alzando de nuevo la voz, tras un largo camino hacia la redenci¨®n.