Resintonizar la jota: los renovadores del folclore aragon¨¦s
Candidata a engrosar la lista del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad de la Unesco, este g¨¦nero tradicional com¨²n en casi toda Espa?a quiere demostrar que sigue vivo. Una nueva hornada de j¨®venes artistas que apelan a la identidad desde posiciones musicales contempor¨¢neas anda en ello
A las puertas de la iglesia de San Pablo, tercera seo zaragozana, la de la torre mud¨¦jar patrimonio de la humanidad, Carmen Par¨ªs proclama jotera, brazos en jarra: ¡°Soy de la parroquia del Gancho¡±. La localizaci¨®n no es casual: el barrio, uno de los m¨¢s antiguos de la capital aragonesa, fue crisol cristiano, jud¨ªo y musulm¨¢n, y hoy prolonga su car¨¢cter mestizo con los inmigrantes afincados en el casco viejo. ¡°Ahora los sonidos son otros, pero siempre ha sido as¨ª. Yo ya ten¨ªa a los flamencos tocan...
A las puertas de la iglesia de San Pablo, tercera seo zaragozana, la de la torre mud¨¦jar patrimonio de la humanidad, Carmen Par¨ªs proclama jotera, brazos en jarra: ¡°Soy de la parroquia del Gancho¡±. La localizaci¨®n no es casual: el barrio, uno de los m¨¢s antiguos de la capital aragonesa, fue crisol cristiano, jud¨ªo y musulm¨¢n, y hoy prolonga su car¨¢cter mestizo con los inmigrantes afincados en el casco viejo. ¡°Ahora los sonidos son otros, pero siempre ha sido as¨ª. Yo ya ten¨ªa a los flamencos tocando debajo de casa¡±, informa la artista, que comenz¨® all¨ª su carrera profesional hace m¨¢s de tres d¨¦cadas, la fusi¨®n musical por bandera. De su debut discogr¨¢fico, Pa¡¯mi genio, se acaban de cumplir 20 a?os. Una cosa ins¨®lita entonces. ¡°Pero, ?y esta jotica moruna?¡±, se maravill¨® Miguel Aguilera, el del legendario bar Candela de Lavapi¨¦s, cuando le puso la maqueta. ¡°Con tanta palabrer¨ªa me quisiste engatusar / Me quisiste engatusar con tanta palabrer¨ªa / Soplaba el cierzo ese d¨ªa / y se la debi¨® llevar¡±, comienza.
¡°De eso puedo dar fe yo, que la jota es patrimonio del mundo, sin necesidad de reconocimiento oficial alguno¡±, dice Carmen Par¨ªs, que, a estas alturas del partido, un poco harta de palabrer¨ªa s¨ª que est¨¢, o lo parece. Las fuerzas vivas detr¨¢s de la candidatura de la expresi¨®n m¨¢s popular del folclore aragon¨¦s a engrosar la lista representativa del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad de la Unesco (la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas para la Educaci¨®n, la Ciencia y la Cultura) le han pedido su apoyo, igual que a otros artistas, aunque luego se la borre de los estudios y referencias bibliogr¨¢ficas realizados para avalar la causa. A ella, Premio Nacional de las M¨²sicas en 2014. ¡°Nada, ni se me menciona en los apartados dedicados a la jota en la actualidad ni en los de la jota en femenino. A lo mejor es que soy poco glamurosa¡±, cuenta somarda, como le dicen los ma?os a quienes tiran de sarcasmo. ¡°Tampoco es que haya estado yo nunca en lo institucional¡±, apostilla. Su aportaci¨®n, para el caso, viene de lejos, antes de la candidatura: ¡°Siempre he intentando demostrar que la jota es, efectivamente, patrimonio de todos, porque su influencia es obvia en muchas m¨²sicas del mundo, de M¨¦xico a Filipinas. All¨ª por donde pasaron espa?oles, quedaron jotas. Todav¨ªa quedan. Aparte de que han dado lugar a otras formas y estilos. Ese disco nuevo que llevo tiempo diciendo que voy a sacar, La vuelta al mundo en jotas, ser¨¢ la prueba definitiva. ?La jota es la madre del cordero!¡±.
Documentada a partir del siglo XVIII, la jota pasa por ser el g¨¦nero tradicional ¡°m¨¢s extendido, diverso, dinamizado y reinterpretado de todos los que componen el variado mapa sonoro y musical de Espa?a. Su popularidad es compartida y considerada de forma muy extendida por regiones y comarcas, generando un espectro rico y diverso en torno a la tradici¨®n y el espect¨¢culo en vivo¡±, seg¨²n expone el Gobierno de Arag¨®n, motor de una iniciativa a la que se han sumado 15 comunidades aut¨®nomas (todas excepto Pa¨ªs Vasco, Ceuta y Melilla) y que cuenta con el respaldo del Ministerio de Cultura y Deporte a trav¨¦s del Consejo de Patrimonio Hist¨®rico, hecho que convierte la candidatura en ¡°la primera de un bien patrimonial elevada a la Unesco con una extensi¨®n y alcance tan amplio a nivel nacional¡±. No hay misterio en ello: de Galicia a Murcia, del Pa¨ªs Vasco a Andaluc¨ªa, de Catalu?a a Extremadura, de Baleares a Canarias, el nuestro es un pa¨ªs que se baila a jotas. ¡°Es la se?a de identidad musical que une toda la pen¨ªnsula Ib¨¦rica, porque hasta los portugueses tienen su jota (gota). Te encuentras melod¨ªas que se repiten, con diferentes letras y distintos aires¡±, constata Par¨ªs. ¡°La aragonesa es la m¨¢s famosa porque cal¨® desde el siglo XIX por su bravura y lo espectacular de su danza. Tambi¨¦n porque se profesionaliz¨®: se usaba para cerrar sainetes y variet¨¦s. Cuando cantaba en la Orquesta Jamaica, las verbenas las remat¨¢bamos con una jota. Y luego est¨¢ el lado m¨¢s, digamos, culto, recogida en composiciones cl¨¢sicas¡±.
Liszt, Mahler, Debussy, Ravel, Satie, Glinka, Saint-Sa?ns por ah¨ª afuera. Alb¨¦niz, Falla, Granados, Pedrell. Y, sobre todo, el ahora reivindicado compositor local Florencio Lahoz y Otal, autor de La nueva jota aragonesa que atacaba variaciones para piano con tonalidades de los instrumentos de pulso y p¨²a, un delirio en el Madrid isabelino y el Par¨ªs de Eugenia de Montijo (lo cuenta la pianista y docente Marta Vela en La jota, aragonesa y cosmopolita. De San Petersburgo a Nueva York, publicado este a?o). De la plaza, la fiesta, a los grandes escenarios y las academias. Un problema. ¡°Lo que antes bailaba el pueblo, cambi¨®: la gente pas¨® de participante a espectadora. ?Y qu¨¦ hace el espectador? Criticar¡±, tercia Miguel ?ngel Berna. Bailador y core¨®grafo con compa?¨ªa propia, colaborador del Ballet Nacional, profesor ilustre de la Escuela Municipal de M¨²sica y Danza del Ayuntamiento de Zaragoza (de la que es Hijo Predilecto), no puede evitar el enfado. ¡°El repertorio de los grupos folcl¨®ricos no ha cambiado, con eso lo digo todo¡±, se arranca. ¡°Es la par¨¢bola de los talentos, Mateo, 25: te dan una moneda y lo que hacemos es enterrarla. Qu¨¦ bonita la jota, s¨ª, pero ah¨ª se queda. Vivimos del remanente y, sobre todo, del t¨®pico, que es lo que m¨¢s me molesta. Nos hemos acostumbrado al mal olor. Y nos hemos olvidado de las nuevas generaciones¡±.
Berna (54 a?os) y Par¨ªs (56) echaron a andar juntos, empe?ados en abrir nuevos caminos y modernizar la tradici¨®n que hab¨ªan mamado en casa. Todo empez¨® en 1993, en un certamen en el madrile?o Teatro ?lbeniz del que ¨¦l sali¨® con el premio al bailar¨ªn sobresaliente y la idea de montar un espect¨¢culo flamenco-jotero junto a Antonio Canales y Sara Baras. Nunca fue, pero qued¨® la semilla y una primigenia fusi¨®n sonora. ¡°El primero que me compuso m¨²sica fue el Coco Fern¨¢ndez, que le ped¨ª una jota en cuatro tiempos, por tangos. De ah¨ª surgi¨® el Pa¡¯ mi genio de Carmen¡±, recuerda (la versi¨®n de Par¨ªs var¨ªa ligeramente: la inspiraci¨®n para su jota mora, dice, le vino de imaginar el duelo entre ambos bailadores sobre un escenario; adem¨¢s, ella ya se hab¨ªa separado de Fern¨¢ndez, m¨²sico uruguayo con el que mantuvo una relaci¨®n sentimental). ¡°Yo comienzo a bailar jota el a?o que muri¨® Franco¡±, contin¨²a Berna, que se considera casi m¨¢s m¨²sico que bailador. Tiene un par de ced¨¦s grabados con composiciones propias de su grupo, creado ex profeso para poder interpretar el g¨¦nero con perspectiva contempor¨¢nea: ¡°Siempre he tenido necesidad de buscar m¨²sica para bailar. Mis amigos ven¨ªan a verme, pero despu¨¦s de la primera pieza, se iban. El drama es que sigue igual. Te hacen vestir a¨²n con traje regional, las alpargatas de baturro, el cachirulo. Hemos cometido la torpeza de dejarlo todo en manos de los grupos folcl¨®ricos para un p¨²blico solo de jubilados¡±. En un aula de ensayo de su escuela, verlo puntear de negro con deportivas-calcet¨ªn naranja fl¨²or resulta hipn¨®tico. S¨ª, se puede.
¡°Recuperar y mantener es necesario, pero tambi¨¦n artistas que innoven. Si no, la cultura se muere¡±, confirma Carmen Par¨ªs. ¡°No es una disyuntiva, tradici¨®n o innovaci¨®n, no hay que poner la o en medio. La jota naci¨® en el campo para bailarse despu¨¦s de la faena. Hay jotas de siega, de trilla, de vendimia, de bodega... La de Zaragoza, m¨¢s de ciudad, es la de ronda, nocturna. El problema es que todo eso ha quedado para las agrupaciones folcl¨®ricas. Seguimos en los coros y danzas, por eso hay tanta letra religiosa y patri¨®tica. Yo quer¨ªa quitarle esa losa, pero sola no pod¨ªa¡±. Tampoco es que le fuera mal en el intento: fich¨® por una multinacional (a instancias de Alejandro Sanz y el que fuera su productor/descubridor, Miguel ?ngel Arenas, Capi), con la que registr¨® un par de ¨¢lbumes m¨¢s, Jotera lo ser¨¢s t¨² (2005) e InCubando (2008). Lleg¨® a disco de oro, un hito. ¡°Yo ya no era una chica de 20 a?os, ten¨ªa 33. No sab¨ªan c¨®mo etiquetarme. Pensaron que iba a ser una artista de minor¨ªas, algo cultural, de prestigio¡±, refiere. Libre de contrato, en 2013 autoedit¨® Ejazz con jota, en el que mezclaba sus ra¨ªces con jazz y swing de big band (¡°A mi padre le gustaba tanto el Pastor de Andorra como Glenn Miller¡±), y en 2017 grab¨® a d¨²o con la marroqu¨ª Nabyla Maan el que es su ¨²ltimo disco hasta la fecha, Dos medinas blancas. Al cargo desde entonces de su madre, enferma de Alzheimer y dependiente, sigue sin embargo a pie de escenario, ahora con el proyecto Enredadas, que la une musicalmente a las gallegas Ux¨ªa y Ug¨ªa Pedreira y la andaluza Martirio. Pero a¨²n espera ver su disruptivo legado jotero reflejado en nuevas voces, en especial femeninas.
Cualquiera que escuche el Yamaguchi de Amaia Romero reconocer¨¢ al instante su aire de jota. Navarra, eso s¨ª, que la sensacional ganadora de OT 2017 es pamplonica. Y en su reciente Matriz, Rozal¨¦n tambi¨¦n se atreve, a la aragonesa y a la manchega (que para eso es de Albacete). ¡°Mira, he dejado huella en alguien. Rozal¨¦n me ha dicho que siempre la he acompa?ado. Y es manchega, mi otra mitad por parte de madre¡±. Carmen Par¨ªs sonr¨ªe al concluir: ¡°Ahora hasta los indies le dan al folclore¡±. Ser¨¢ por larga tradici¨®n pop-rock en Arag¨®n: Ni?os del Brasil, M¨¢s Birras, El Ni?o Gusano, H¨¦roes del Silencio, Amaral... Incluso hip hop: no olvidemos que en Zaragoza nacieron Violadores del Verso, pioneros del rap espa?ol (hay quien reconoce en las jotas de piquillo aut¨¦nticas peleas de gallos al estilo urbano). Pero los referentes al hablar de la oleada actual de renovadores de las m¨²sicas de ra¨ªz espa?olas apuntan invariablemente en otras direcciones: los vascos Zetak y Verde Prato, el proyecto de Ana Arsuaga; los andaluces Califato 3/4, y sobre todo el agitador asturiano Rodrigo Cuevas y los gallegos Mercedes Pe¨®n, Baiuca, Tanxugueiras y el d¨²o Laura LaMontagne & PicoAmperio. S¨ª, estaban hasta hace poco los m¨ªticos zaragozanos Ixo Rai!, aunando jota y ska, dulzaina y bater¨ªa, saxo y gaita. ¡°Pero, al final, Ixo Rai! no dejan de ser Celtas Cortos¡±, arguye Idoipe.
Javier Idoipe, Idoipe para la escena, es la flamante esperanza blanca, que se dice, de la renovaci¨®n jotera. Treinta?ero zaragozano de ascendencia turolense curtido en mil batallas nocturnas como DJ, infusiona de electr¨®nica jotas como La tronada, himno de la veterana agrupaci¨®n La Ronda de Bolta?a que remezcl¨® hace un par de a?os y lo puso en el mapa, o El jilguerillo, sobre una base de palotiau (el paloteado del dance tradicional) con la voz original de Ezequiel Zaballos (bailador mayor de dance aragon¨¦s de La Almolda) que destil¨® de un disco recopilatorio sobre la memoria hist¨®rica de Arag¨®n y que ha servido de carta de presentaci¨®n de su aclamado debut, Cierzo lento (El Tragaluz, 2021). Nacho del R¨ªo, insigne cantador de jota, ¡°una eminencia¡±, le ha dado su bendici¨®n. ¡°No iba con ninguna intenci¨®n, el sentimiento fue despertando poco a poco. Llevaba pinchando 11 a?os hasta que, justo antes de la pandemia, me llam¨® el Javi m¨²sico¡±, explica este multiinstrumentista precoz, fogueado en grupos adolescentes de pop-rock a la inglesa hasta terminar militando en una banda de cumbia, Matafuego: ¡°F¨ªjate que es otro g¨¦nero tradicional, pero en Colombia la reinventan. Aqu¨ª se ha reinterpretado lo que se interpretaba para mantenerlo vivo, pero no hay nada nuevo. Queremos que la jota sea patrimonio de la humanidad, ?pero qu¨¦ se est¨¢ haciendo, si desde hace medio siglo se repite lo mismo? Los j¨®venes no vamos a conservar eso, no nos identifica¡±.
Con la capa al vuelo, la de los procuradores de la Encamisada de Estercuel (el pueblo de su madre y su t¨ªo, dulzaneiro mayor; ¡°el DJ de la ¨¦poca, el Bizarrap de su d¨ªa¡±, describe el sobrino), chaquetilla de cheso del valle oscense de Hecho y vaqueros pitillo, Idoipe ejemplifica tambi¨¦n con su imagen esa idea de certificar la pertenencia poniendo al d¨ªa el folclore. ¡°La gente siente que hay algo moderno hablando de la identidad de un aragon¨¦s¡±, concede el artista, al que le gustar¨ªa lanzar su propia firma de ropa tradicional con vuelta contempor¨¢nea, al estilo de lo que ha hecho el dise?ador Enrique Carreras con el traje ansotano. De momento, est¨¢ centrado en el que ser¨¢ su segundo ¨¢lbum. ¡°Es una responsabilidad. Como no se hab¨ªa hecho nada en 30 a?os, ahora todo el mundo espera m¨¢s. Tengo una presi¨®n...¡±, admite. Adem¨¢s, ha puesto voz y figura a Ta?en furo (Tocan o suenan fuerte, en cheso), documental de Javier Jim¨¦nez con el que ha recorrido la geograf¨ªa aragonesa en pos de m¨²sicas y tradiciones orales. Empapado de conocimiento, ha comenzado a grabar reels para sus seguidores en redes explicando las historias y los elementos detr¨¢s de sus composiciones: ¡°Los chavales que no tienen pueblo no conocen la jota, para ellos es de gente mayor¡±. He ah¨ª el ¡°puente sin construir¡± del que habla Miguel ?ngel Berna, ese ¡°no haber hecho los deberes durante tanto tiempo¡± que le preocupa. ¡°Todo est¨¢ reglado. Nos han cerrado posibilidades, nos han dejado sin color, siempre con los mismos estilos, los mismos concursos est¨¢ndar, la misma jota: dominante o t¨®nica, tres por cuatro, tonos mayores, la Virgen del Pilar, el r¨ªo Ebro, gigantes y cabezudos. Esto para la gente joven no significa nada¡±, expone el que fuera uno de los protagonistas de Jota de Saura (2017), la pel¨ªcula antropol¨®gico-musical de otro ma?o de pro, Carlos Saura. ¡°Cuando presentas una candidatura como esta, debes ir con la tarea acabada. ?Qu¨¦ le importa a la Unesco si hay m¨¢s o menos escuelas de jota? Lo que le importa es que est¨¦ viva. Un pueblo que se vanagloria de su jota y despu¨¦s no la baila ha perdido su esencia¡±, remata.
Ese ¡°no bailar¡± que se?ala Berna es, claro, el que domina, o casi, las manifestaciones populares, romer¨ªas y plazas de pueblo, la espontaneidad de la danza rendida a la profesionalizaci¨®n en las fiestas patronales. Idoipe coincide con el bailador: ¡°En el momento en que se lleva la jota al escenario, la hemos jodido, porque se la quitas al llano. Quiz¨¢ el problema es que ya no vivimos en pueblos (la despoblaci¨®n del rural aqu¨ª es bien sabida), ya no estamos enraizados¡±. Curiosamente, en unas jornadas de feminismo rural celebradas en Artieda, al norte de Zaragoza (78 habitantes), en 2019, se form¨® Ixeya, ¨²ltimo exponente del renacimiento folk aragon¨¦s desde posiciones m¨¢s o menos indie-pop. El nombre remite a la Tuca d¡¯Ixeia, monta?a del valle de Estos, en el Pirineo oscense, y cuentan El¨ªsabet L¨®pez (31 a?os) y Myriam Carbonel (32) que, en cuanto lo tuvieron, cuaj¨® su proyecto como d¨²o ac¨²stico de moderna resonancia country. Con base en la localidad de Santa Engracia, el ¨²ltimo de los llamados pueblos de colonizaci¨®n franquista establecido en 1972, en la comarca zaragozana de las Cinco Villas, Ixeya quiere que se sepa de la realidad del campo, pero sin romantizarla: ¡°Nos gusta este estilo de vida, el contacto con la naturaleza, tener un huerto y consumir lo que cultivas, aunque es muy duro: la soledad, no encontrar gente af¨ªn, la ausencia de actividades culturales... Si las mujeres seguimos invisibilizadas a muchos niveles, imag¨ªnate las del medio rural. Y todav¨ªa hay muy pocas propietarias de tierras o ganader¨ªas. Por eso quisimos incorporar esta cuesti¨®n en nuestras canciones. Se trata de nuestro mundo personal, no tanto activismo, aunque lo personal es pol¨ªtico¡±.
A la guitarra y el ukelele, Eli y Myriam incorporan matices de folclore, de ra¨ªz, en sus composiciones, tan experimentales como intimistas. ¡°Tambi¨¦n porque es algo desterrado de la cultura pop m¨¢s reciente. Nuestros referentes no son joteros en absoluto, pero la fusi¨®n sale sola¡±, conceden estas dos amigas de la infancia, que formaron una primera banda de punk, Sinsilikona, en 2008. ?ngela Mill¨¢n, la abuela de Eli, era cantadora de jotas: ¡°Lo que s¨¦ lo aprend¨ª por ella, pero en su momento las odiaba¡±. Myriam las cantaba de ni?a: ¡°La fase de odio la pas¨¦ de adolescente, hasta que hace poco me di cuenta de que conectaba con ellas desde un lugar distinto al de mi infancia. Ahora me interesan en el sentido campesino, de quienes las entonaban mientras faenaban¡±. Hay que o¨ªrlas tocar un punteado de rondalla sin soluci¨®n de continuidad con un ritmo de ranchera. 2020, su debut discogr¨¢fico autoeditado, es un EP conceptual de cuatro canciones sobre las estaciones del a?o. Antes aparecieron O Zaguer Chilo III, tercera entrega de los recopilatorios que produce la escuela de aragon¨¦s Nogara Religada de Zaragoza. Su ya c¨¦lebre Corre est¨¢ cantado en cheso. ¡°Nos lo propusieron desde la escuela y, a partir de ah¨ª, empezamos a estudiar aragon¨¦s, una lengua tan minoritaria que est¨¢ en peligro de desaparecer. Quienes lo usan hoy en realidad son neohablantes como nosotras, que la hemos incorporado poco a poco al proyecto porque es otra manera de llevar el mensaje, aparte de reivindicarlo como parte de nuestro acervo¡±. S¨ª, habr¨¢ m¨¢s cheso en las letras del segundo disco que ya preparan en los estudios La Banana de la capital ma?a, donde tambi¨¦n graba Idoipe. Esperen, adem¨¢s, un giro hacia ambientes electr¨®nicos. ¡°No sabemos muy bien qu¨¦ significa eso de la jota como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad. Porque no se puede hablar de la jota como idea ¨²nica, que su diversidad es enorme¡±, concluyen al calor del contenedor rosa chicle que alberga enLATAmus, el micromuseo que dinamiza la comarca desde el pueblo de Remolinos. ¡°?Por qu¨¦ no apoyar otros sonidos de nuestro folclore que son preciosos? Arag¨®n es m¨¢s que la jota¡±.