Carla Sim¨®n: ecos de familia en Galicia
Exterior, d¨ªa: r¨ªa de Vigo. La cineasta anda buscando localizaciones para su pr¨®xima pel¨ªcula, ¡®Romer¨ªa¡¯, que cerrar¨¢ con la historia de sus padres la trilog¨ªa familiar que inici¨® con ¡®Verano 1993¡ä y prosigui¨® con ¡®Alcarr¨¤s¡¯. ¡°Es un viaje para hablar de la importancia de la memoria¡±, dice Sim¨®n, que recoger¨¢ el d¨ªa 23, en San Sebasti¨¢n, el Premio Nacional de Cinematograf¨ªa
Las aguas, resguardadas del mar abierto, est¨¢n tranquilas en la playa de Lim¨¦ns cuando Carla Sim¨®n (Barcelona, 36 a?os) se detiene con su c¨¢mara. Sus pies pisan la fina arena mientras observa a una pareja con su hija, dispuesta a salir corriendo y lanzarse al agua. Hay algo que le ha llamado la atenci¨®n a la directora. Con unos movimientos lentos, se pone la c¨¢mara fotogr¨¢fica cerca del ojo izquierdo, enfoca y dispara. Sim¨®n est¨¢ trabajando en localizaciones para su nueva pel¨ªcula en la r¨ªa de Vigo y, despu¨¦s de muchos...
Las aguas, resguardadas del mar abierto, est¨¢n tranquilas en la playa de Lim¨¦ns cuando Carla Sim¨®n (Barcelona, 36 a?os) se detiene con su c¨¢mara. Sus pies pisan la fina arena mientras observa a una pareja con su hija, dispuesta a salir corriendo y lanzarse al agua. Hay algo que le ha llamado la atenci¨®n a la directora. Con unos movimientos lentos, se pone la c¨¢mara fotogr¨¢fica cerca del ojo izquierdo, enfoca y dispara. Sim¨®n est¨¢ trabajando en localizaciones para su nueva pel¨ªcula en la r¨ªa de Vigo y, despu¨¦s de muchos disparos fotogr¨¢ficos, este ¨²ltimo la deja pensativa, como si hubiese hallado uno de esos ¡°lugares abstractos¡± que anda buscando. Camina con sus pensamientos y en silencio y, poco despu¨¦s, se pone a hablar del sitio donde viv¨ªan sus padres, justo al otro lado de la r¨ªa. ¡°?Ves ese edificio m¨¢s grande que los dem¨¢s?¡±, se?ala con el dedo a un horizonte difuminado por la t¨ªmida bruma matinal y en el que se divisa parte de la silueta de Vigo. ¡°No las torres, sino el otro edificio, el m¨¢s feo¡±, dice con una risa. ¡°Ah¨ª vivieron mis padres¡±.
La mirada de Carla Sim¨®n nunca es casual. Su forma de observar la realidad a trav¨¦s de sus pel¨ªculas y cortometrajes ha sido uno de los mejores y m¨¢s celebrados acontecimientos del cine espa?ol en los ¨²ltimos a?os, tanto por su ¨¦xito en Espa?a y Europa como por su estilo especial y distinto, que le ha valido el reconocimiento este mismo a?o del Premio Nacional de Cinematograf¨ªa, un galard¨®n que, cosechado con tan solo dos pel¨ªculas, Verano 1993 y Alcarr¨¤s, antes hab¨ªan ganado cineastas como Carlos Saura, Luis Garc¨ªa Berlanga, Fernando Trueba, Pedro Almod¨®var, Juan Antonio Bayona o Isabel Coixet. ¡°Intento no pensarlo mucho¡±, reconoce. ¡°No creo que sea bueno crear desde esa presi¨®n. Sent¨ª ya mucha presi¨®n entre mi primera y mi segunda pel¨ªcula y no quiero volverlo a vivir igual. Por eso, me repito mucho a m¨ª misma: ¡®Nadie est¨¢ esperando mis pel¨ªculas¡±. Lo que es seguro es que a sus filmes se los reconoce como obras de valor cinematogr¨¢fico: Verano 1993 gan¨® en 2017 dos Goyas ¡ªa la mejor directora revelaci¨®n y al mejor guion original¡ª y Alcarr¨¤s se llev¨® en 2022 el Premio Feroz al mejor largometraje y el Oso de Oro de la Berlinale a la mejor pel¨ªcula, convirtiendo a Sim¨®n en la primera mujer espa?ola en ganar en el festival berlin¨¦s. Desde entonces, su nombre se ha hecho relevante en el circuito del cine independiente internacional.
Hoy, la cineasta est¨¢ trabajando en el que ser¨¢ su tercer filme, Romer¨ªa, una historia de sus padres que, seg¨²n ella, es por encima de todo ¡°un viaje para hablar de la importancia de la memoria¡±. Afirma que cerrar¨¢ la trilog¨ªa familiar despu¨¦s de que en Verano 1993 hablase de su propia historia como ni?a a la que se le murieron sus padres y Alcarr¨¤s lo hiciese sobre la vida campesina de sus t¨ªos. C¨¢mara fotogr¨¢fica en mano ¡ªuna digital peque?a con lente y visor que ha sustituido al m¨®vil para ¡°no llenarlo de fotos¡±¡ª, Sim¨®n espera en la puerta de un chiringuito para empezar a localizar durante toda la ma?ana en distintas playas. Le acompa?a Fon Cortizo, director de cine gallego que la est¨¢ ayudando a manejarse mejor por el terreno y que, d¨ªas atr¨¢s, hizo una barrida de localizaciones que comparti¨® con ella para ir cotejando posibilidades de paisajes. ¡°Digamos que soy el delegado de sus ojos¡±, explica Cortizo, unos pasos por detr¨¢s de Sim¨®n. ¡°Es la primera vez que hago esta tarea fuera de mis pel¨ªculas y, si lo hago, es por estar cerca de Carla. Trabajar a su lado es s¨²per nutritivo. Todo es cuestionable y ella quiere encontrar alternativas a lo que ya conoce¡±. Sim¨®n conoce este terreno despu¨¦s de visitarlo cuando ten¨ªa 20 a?os con el fin de saber m¨¢s de la familia de su padre, que era gallego y falleci¨® cuando ella apenas ten¨ªa tres a?os. No tiene recuerdos de ¨¦l. Su padre, Kin, y su madre, Neus, vivieron en Vigo antes de que ella naciese y, despu¨¦s, se separaron. La hija empez¨® a tener verdadero inter¨¦s en esta tierra gallega, tan lejana del espacio mediterr¨¢neo donde creci¨®, a partir de leer las cartas que su madre escribi¨® sobre el mar. ¡°Quise descubrir su pasado¡±, asegura. ¡°La gente pasa, pero los sitios quedan¡±.
Las boyas amarillas flotan pl¨¢cidas en un agua en calma. Los cormoranes han cogido sitio en primera l¨ªnea del saliente de rocas que separa la playa de Lim¨¦ns con la de Santa Marta, un lugar propicio para los pescadores madrugadores y para contemplar unas preciosas vistas de un archipi¨¦lago declarado parque natural. ¡°Creo mucho en la sensaci¨®n de los sitios¡±, explica la cineasta a medida que se adentra por la duna que, m¨¢s adelante, llevar¨¢ a una zona monta?osa, donde hay una casa en lo alto que le gusta como una posible localizaci¨®n. ¡°En Alcarr¨¢s me cost¨® much¨ªsimo conseguir la casa que se ve en la pel¨ªcula. Me recorr¨ª muchos pueblos. Necesitaba que tuviese higueras y fue tan dif¨ªcil que todav¨ªa busco higueras¡±, cuenta con una sonrisa. La casa para Romer¨ªa, que la cineasta empezar¨¢ a rodar en 2024 y quiere estrenar en 2025, debe ser ¡°un lugar con historia, una casa vivida¡±, y desde su jard¨ªn, puntualiza, tiene que verse el mar.
Un mar que est¨¢ ahora manso y bello con las tradicionales dornas gallegas flotando como adornos alrededor de las islas C¨ªes. El paisaje ha jugado siempre un papel esencial en el cine de Carla Sim¨®n. ¡°Busco el feeling. Est¨¢ el paisaje como fotograf¨ªa y tambi¨¦n el paisaje que me transmite algo¡±, explica por el sendero que bordea la r¨ªa. Verano 1993 mostraba el ambiente mediterr¨¢neo de un pueblecito de Girona: las huertas, los caser¨ªos, las fiestas populares, los gigantes y cabezudos¡ Alcarr¨¤s, por su parte, se adentraba hasta el coraz¨®n de Lleida, en la comarca de Segri¨¤, que linda con la frontera aragonesa, a orillas del r¨ªo Segre: los melocotoneros, los campos de cereales, las lomas y colinas vegetales, las piscinas de piedra, los riegos de vino¡ ¡°Para m¨ª es muy importante escribir desde los sitios donde voy a rodar¡±, cuenta la directora y guionista. El paisaje es para Sim¨®n un lugar que se expresa junto con los personajes, un espacio donde se generan conflictos emocionales y sociales y termina por dar una dimensi¨®n afectiva al conjunto. Sus largometrajes y sus cortos parecen documentales en los que lo ¨ªntimo se presenta con una naturalidad asombrosa y adquiere un valor simb¨®lico. ¡°Me gusta que parezca que las cosas pasan enfrente de la c¨¢mara como por casualidad¡±, explica. ¡°Cuando me dijeron que Verano 1993 parec¨ªa un documental, me qued¨¦ muy loca. No quer¨ªa que pareciese un documental. Quer¨ªa que pareciese la vida. Al final, me di cuenta de que, si parece un documental, es porque parece la vida¡±. Con Alcarr¨¤s tambi¨¦n se lo dijeron, m¨¢s a¨²n cuando, con algunos actores que hab¨ªan sido campesinos, muestra con detalle la cotidianidad de una familia que se desloma trabajando la tierra y lucha por sobrevivir ante el avance tecnol¨®gico. ¡°Hacer cine tiene algo de acto pol¨ªtico a pesar de que lo hagas desde una intimidad muy concreta¡±, se?ala.
Su mirada cinematogr¨¢fica, por tanto, es singular, una especie de mezcla entre el neorrealismo italiano y la nouvelle vague francesa. Como dec¨ªa la cineasta belga Agn¨¨s Varda: ¡°No estoy detr¨¢s de la c¨¢mara. Estoy dentro de ella¡±. Carla Sim¨®n tambi¨¦n est¨¢ dentro. ¡°Que parezca un documental no quiere decir que hemos llegado ah¨ª y hemos filmado cosas sin m¨¢s. Nada m¨¢s lejos de la realidad. Yo escribo y pienso todo. Cuando en Verano 1993 hay un momento en que la ni?a mayor mira el jam¨®n, no es por cuesti¨®n de suerte. Habr¨¢ quien diga: ¡®Qu¨¦ bien. Esa ni?a ha mirado el jam¨®n y es m¨¢s real¡¯. Es real porque yo le digo a la ni?a que mire el jam¨®n¡±, cuenta. La directora reconoce que tiene una manera de rodar en la que habla mucho durante las tomas y gu¨ªa a los actores con su voz, dici¨¦ndoles que se muevan, digan algo, cojan una mano, corran hacia un lado o lo que sea que necesita la escena. ¡°Son direcciones que doy durante la toma y, luego, quitamos mi voz. Eso me ayuda a controlar hasta los peque?os detalles. Est¨¢ todo muy medido¡±. Al final, su realismo cobra una fuerza filos¨®fica con respecto al cine que quiere crear. Y cita a la directora Lucrecia Martel y sus di¨¢logos como fuente de inspiraci¨®n: ¡°Est¨¢n muy bien atados y se conectan en toda la pel¨ªcula. Hay poca gente que sepa escribir los di¨¢logos m¨¢s parecidos a la vida que ella¡±.
Es mi¨¦rcoles y Carla Sim¨®n se encuentra en el caser¨ªo que ha alquilado en Cangas su productora, Mar¨ªa Zamora. El d¨ªa anterior fue jornada de localizaciones, pero hoy la cita es m¨¢s relajada, perfecta para poder sentarse en el jard¨ªn y charlar sin prisa. A los ni?os de Mar¨ªa Zamora se los oye y ve jugando al otro lado de los frutales mientras que, en la vieja cocina, su pareja, Valent¨ªn, da de comer a su hijo Manel. Es como si estuvi¨¦semos en una escena de una pel¨ªcula de la propia Sim¨®n, quien se sienta en un banco con un t¨¦ reci¨¦n hecho. ¡°Hago cine porque soy muy cotilla¡±, dice entre risas. ¡°Me gusta la gente y me interesa mucho c¨®mo funcionamos. Con 13 a?os o as¨ª me di cuenta de que los adultos de mi familia se equivocaban y me fascinaba¡±.
El primer recuerdo de Carla Sim¨®n con el cine est¨¢ en su infancia, aunque reconoce que apenas ve¨ªa la televisi¨®n porque creci¨® en una casa de campo, como la de Verano 1993, en la que estaba ¡°jugando fuera todo el d¨ªa¡±. ¡°Ten¨ªamos un videoclub en el pueblo y ve¨ªamos alguna de Disney. Pero voy a confesar una cosa: pensaba que los dibujos eran reales hasta muy mayor. Pensaba que era un mundo paralelo que exist¨ªa y lo ten¨ªa clar¨ªsimo. Cuando me enter¨¦, no era tan peque?a y me daba verg¨¹enza decir a la gente lo que ten¨ªa en mi cabeza¡±, cuenta riendo. Recuerda especialmente alguna pel¨ªcula de Buster Keaton ¡ª¡±el cine mudo siempre va bien con los ni?os¡±¡ª y poco m¨¢s. ¡°Yo lo que quer¨ªa era viajar y, por eso, quer¨ªa ser periodista de National Geographic. Flipaba con las fotos que ten¨ªa la revista, que se compraba mi padre adoptivo, y quer¨ªa ir a Am¨¦rica Latina como fuera¡±.
Viaje es una palabra que la cineasta repite mucho para hablar de la pel¨ªcula que ahora est¨¢ escribiendo y localizando en Galicia. Para ella, viajar es un concepto m¨¢s que algo f¨ªsico y fue en bachillerato cuando entendi¨® que en el cine se pod¨ªa viajar de otra forma tambi¨¦n interesante. ¡°Una profesora nos puso C¨®digo desconocido de Michael Haneke y, despu¨¦s, hubo un debate sobre la pel¨ªcula. Me gust¨® mucho. Empec¨¦ a mirar a la pantalla de otra manera porque me di cuenta de que pod¨ªa haber una reflexi¨®n sobre la condici¨®n humana detr¨¢s de una pel¨ªcula¡±, cuenta. Despu¨¦s, estudi¨® Comunicaci¨®n Audiovisual en la Universidad Aut¨®noma de Barcelona. Le dieron una lista de pel¨ªculas imprescindibles e iba cuatro veces por semana a la videoteca para ponerse al d¨ªa. ¡°Una lista repleta de hombres¡±, apuntilla. Aprovech¨® para ver todo Bu?uel, todo Berlanga, todo lo que hubiese de la nouvelle vague¡ ¡°Fue un aprendizaje muy aleatorio¡±, dice. ¡°Me adentr¨¦ en el cine independiente sin saberlo. Sigo sin haber visto Star Wars¡±. Su aprendizaje como creadora lleg¨® m¨¢s al acabar la carrera, cuando estudi¨® en la Universidad de California, donde hizo cortos experimentales, y en la Escuela de Cine de Londres, donde para entrar tuvo que proponer un guion de tres minutos. ¡°Fue muy revelador. Escrib¨ª la historia de tres hermanos que estaban en la habitaci¨®n de su madre intentando elegir un vestido despu¨¦s de que la madre hubiese muerto. Con este guion, tom¨¦ conciencia de lo importante que eran para m¨ª las historias familiares. Aprovech¨¦ mi estancia en Londres para explorar mucho a trav¨¦s de los cortos y buscar mi voz. De hecho, mi corto de graduaci¨®n fue uno en el que me inspir¨¦ en la relaci¨®n entre mi abuela y mi t¨ªa¡±.
La familia ha sido una constante en su obra. ¡°Cuando estamos en situaciones de familia siempre pasan muchas cosas que no est¨¢n explicadas, pero que, si est¨¢s atento, las puedes ver. Por ejemplo, a m¨ª me encanta cuando pasas un d¨ªa de comida familiar y, cuando luego llegas a casa con tu pareja, tienes tema de conversaci¨®n porque han pasado cosas que quieres hablar¡±, confiesa con una risita. ¡°Son relaciones que te marcan y muy interesantes porque no las eliges. Por eso son tan complejas. Con los amigos tambi¨¦n nos puede pasar, pero, si no te gustan las relaciones, te vas y te buscas otros. Con la familia no se puede hacer. Hay mucho amor, pero, precisamente, por ese amor incondicional hay otras emociones complejas. Es una fuente de inspiraci¨®n muy grande¡±. Cuenta que las pel¨ªculas que se le quedaban dentro desde joven eran aquellas en las que ten¨ªa ¡°la sensaci¨®n de estar viendo la vida, como un cachito de realidad¡±. El cachito de realidad del cine de Sim¨®n no puede entenderse sin la ausencia de sus padres y, m¨¢s concretamente, la de su madre, tal y como se vio reflejado en Verano 1993. Frida, aquella ni?a de pelo rizado maravillosamente interpretada por Laia Artigas, era la propia Carla, quien rememora el d¨ªa que se enter¨® de la muerte de su madre: ¡°Estaba en casa de mi t¨ªa abuela durmiendo con mi prima. Me vinieron a buscar mis padres adoptivos, que son mi t¨ªo y mi t¨ªa. Nos tomamos algo y recuerdo que me ped¨ª un trinaranjus. Me contaron que mi madre hab¨ªa dejado de vivir. Con esas palabras. Al principio, dec¨ªa que era mentira. Luego, me ense?aron unas fotos de mis t¨ªos y mi prima en las que estaban en la nieve y me dijeron que esa iba a ser mi familia, que iba a tener una hermana y un padre porque yo tambi¨¦n hab¨ªa perdido a mi padre hac¨ªa a?os. Mi madre adoptiva me cont¨® mucho despu¨¦s que me puse a leer un cartel publicitario, como para demostrar que sab¨ªa leer y como diciendo: ¡®Vale, ya lo he entendido. Podemos seguir¡¯. Al final, los ni?os se adaptan r¨¢pido, mucho m¨¢s que los adultos¡±.
Con todo, la cineasta, aparte de Verano 1993, tambi¨¦n escribi¨® y dirigi¨® el cortometraje Carta a mi madre para mi hijo, una f¨¢bula en la que se inventa una conversaci¨®n epistolar imposible con su madre fallecida para contarle que est¨¢ embarazada y que se encuadraba dentro de una interesante iniciativa de cortos dirigidos por mujeres en la que ya hab¨ªan participado Lucrecia Martel, Agn¨¨s Varda o Alice Rohrwacher. Como con la pel¨ªcula que est¨¢ ahora localizando, la memoria individual para ella es importante porque marca la memoria colectiva. ¡°Memoria es identidad por encima de todo. Hay necesidad de recuperar la memoria sobre todo para definirnos. Siento que estamos en un momento en el que no le damos tanto valor como antes. Quiero decir que antes en una familia hab¨ªa m¨¢s memoria y se hablaba de un t¨ªo, una abuela o alguien con necesidad de recuperar su memoria. La oralidad de esa memoria era distinta Tambi¨¦n tiene que ver en c¨®mo nos enfrentamos a la muerte hoy en d¨ªa. Alguien muere, lo enterramos y nos queremos olvidar. Para m¨ª hay algo que se est¨¢ perdiendo en la sociedad actual porque va m¨¢s r¨¢pido y los n¨²cleos familiares son m¨¢s peque?os. Me da mucha pena porque creo que es muy bonito cuando tienes una memoria familiar que compartes con mucha gente. Hay algo que te define como parte de una familia, un grupo, una comunidad o un sitio. Esa cosa de hablar del pasado y de nuestros ancestros es tambi¨¦n memoria colectiva¡±.
Su cine recupera memoria y lo hace a trav¨¦s de la sutileza. Quiz¨¢ sea la palabra que mejor describe su obra. ¡°Reconozco que es una obsesi¨®n no ser expl¨ªcita porque creo que la vida lo es poco¡±, asegura. ¡°Me parece muy m¨¢gico ese juego que le das al espectador cuando no le concedes ese todo masticado. Me pasa que, cuando lo hacen conmigo, me mosqueo y digo: ¡®D¨¦jame que lo vea por m¨ª misma¡±. Por eso, la directora intenta siempre ¡°establecer un di¨¢logo con el espectador¡± para que entienda las relaciones de las cosas. ¡°Contiene m¨¢s misterio cuando lo cuentas con sutileza. Adem¨¢s, me lo paso muy bien porque dejo pistas y te permite como tener capas en las pel¨ªculas y que no todo el mundo capte lo mismo. A m¨ª me gusta mucho cuando hablas de una pel¨ªcula y uno se queda con una cosa y otro con otra. En funci¨®n de qui¨¦n eres puedes ver una cosa u otra. Incluso puedes volver a ver una pel¨ªcula y captar otras cosas que no hiciste antes¡±. Otra cualidad de su mirada es evitar el sentimentalismo. ¡°Es otra obsesi¨®n¡±, apunta con una sonrisa. Un ejemplo es clarividente: la directora decidi¨® no poner un final que le surgi¨® sobre la marcha en la grabaci¨®n de Alcarr¨¢s en el que el abuelo se puso a llorar de verdad en la toma y le acompa?aron la madre, el padre, la ni?a... ¡°Fue algo incre¨ªble, muy aut¨¦ntico y fuerte, pero no pod¨ªa ser. Sent¨ªa que, si lo pon¨ªa, estaba faltando a mis principios. Era un final de l¨¢grima f¨¢cil¡±. Para esta premisa, asegura, trata de ¡°trabajarlo todo el rato¡± en el guion, el rodaje y el montaje. Se lo da a ver a gente de confianza que opina y le permite probar opciones y validar los mejores cortes. Sin embargo, afirma que ¡°los finales de las pel¨ªculas se encuentran¡±.
Romer¨ªa no se rodar¨¢ hasta 2024 y, por tanto, su final est¨¢ todav¨ªa por encontrarse. A ella ahora no le preocupa. Solo quiere seguir manteni¨¦ndose fiel a su estilo. Considerada una de las nuevas grandes creadoras del cine espa?ol, a Sim¨®n no le importa ser encasillada dentro del cine de autor: ¡°Entiendo el concepto de cine de autor como un sin¨®nimo de cine independiente. Pero soy consciente de que me alejo de esa manera m¨¢s conceptual del cine donde el plano tiene que ser este para que se note que est¨¢ el director detr¨¢s. Yo soy todo lo contrario: a m¨ª no me gusta que se me note¡±. Y sentencia: ¡°C¨®mo colocas la c¨¢mara tiene mucho que ver con qui¨¦n eres¡±. Carla Sim¨®n es apacible y sencilla, una persona que transmite sosiego cuando habla sobre una preocupaci¨®n: la manera en la que vemos el cine. ¡°Solo la idea de hablar de ¡®consumir contenido¡¯ me horroriza. No hay nada m¨¢s lejos de la idea de los que hacemos cine independiente. Yo no quiero que nadie vea mi peli para consumir contenido. ?Qu¨¦ horror! Prefiero que no la vean. Hoy en d¨ªa, se produce muy r¨¢pido y much¨ªsimo. Es importante ver el cine con todos los sentidos. Nos acostumbramos a ver una serie haciendo cuatro cosas a la vez y yo eso no lo concibo¡±. Tambi¨¦n transmite sosiego incluso cuando habla de la ¨²ltima ceremonia de los Goya, donde Alcarr¨¤s no se llev¨® ning¨²n premio frente al triunfo aplastante de As bestas, de Rodrigo Sorogoyen. ¡°Ten¨ªa clar¨ªsimo que no nos iban a dar ning¨²n Goya¡±, dice. ¡°Porque la Academia de Cine es as¨ª. Estamos en tiempos interesantes de cambio, pero hay cosas que no se cambian en dos d¨ªas. Tampoco una academia del cine. Nuestra academia tiene much¨ªsimos hombres y m¨¢s de la mitad est¨¢n en Madrid y tambi¨¦n hay que mirar sus edades. La Academia debe hacer un esfuerzo para renovarse e invitar a cineastas m¨¢s j¨®venes y a m¨¢s mujeres. Deber¨ªa representar a todo el cine espa?ol y ahora mismo no lo hace. Me parece igual de alarmante que Albert Serra no se llevase ning¨²n premio como que, por ejemplo, no lo hiciese Alcarr¨¤s¡±.
Es jueves y Sim¨®n regresa a las islas C¨ªes para seguir localizando. Lleva casi dos semanas viviendo en Cangas junto a su pareja y su hijo. Dice que hoy su principal reto es la conciliaci¨®n y que, por eso, localiza sin dejar de atender cada d¨ªa a su hijo, que la acompa?a en el barco hasta las C¨ªes. ¡°Un ni?o te cambia la vida y te ense?a a compartir m¨¢s. Para mi cine ser¨¢ positivo¡±. En esta esquina paradisiaca del Atl¨¢ntico, el tiempo parece transcurrir m¨¢s despacio. ¡°Cada pel¨ªcula que haga en el futuro quiero que sienta que me lleva a un sitio nuevo¡±, se?ala. ¡°Siempre pienso en la cajita de DVD de Agn¨¨s Varda que tengo en mi casa. Tiene una coherencia, un discurso y una b¨²squeda constante. Es luz para m¨ª. Es m¨¢s importante pensar en crear mi propia cajita de DVD para cuando me muera que lo que pase con la siguiente pel¨ªcula¡±.
Esa cajita acaba de empezar a hacerse. Una directora cuya mirada qued¨® marcada aquel d¨ªa que con seis a?os se pidi¨® un trinaranjus y le dijeron que su madre hab¨ªa dejado de vivir. ¡°Hago cine por muchas cosas, pero esa idea de contarme a m¨ª y lo que me rodea es una necesidad que tengo para lidiar con la ausencia de mi madre. Da sentido a mi cine¡±. Y, con la r¨ªa de Vigo quedando en el horizonte, se?ala: ¡°Mi mirada es una mirada a la vida y es compleja. Nunca hago las cosas blancas o negras. Todo tiene muchos matices¡±. Sigue con su c¨¢mara en la mano, buscando matices. Alguno tan llamativo como el que vio en la playa de Lim¨¦ns y, desde cierta lejan¨ªa, capt¨® a esa ni?a con sus padres. Tal y como cont¨® entonces, todas las im¨¢genes de la c¨¢mara ir¨ªan a carpetas donde les pondr¨ªa una marca con los colores rojo, amarillo y verde. ¡°Como si fuera un sem¨¢foro: el rojo se descarta, el amarillo queda en duda y el verde va a la pel¨ªcula¡±. No se sabe a¨²n el color de la marca que llevar¨¢ esa imagen captada con la ni?a que, con su aire menudo, recordaba a Frida en Verano 1993. Solo se puede decir que Carla Sim¨®n estaba buscando ¡°lugares abstractos¡±, aquellos que tienen que ver ¡°con una emoci¨®n¡±, y quiz¨¢ en esa peque?a, a punto de irse al agua bajo la alegre mirada de sus padres en la playa, se vio a s¨ª misma con los suyos en un recuerdo imposible.