Xita Rubert: ¡°La relaci¨®n verdadera empieza cuando no hay intercambio de ning¨²n tipo¡±

Su novela Mis d¨ªas con los Kopp se acaba de traducir al alem¨¢n y al portugu¨¦s, y Xita Rubert (Barcelona, 27 a?os) est¨¢ a punto de emprender un viaje para presentarla en Brasil. Cauta, incluso dulce, es, sobre todo, muy clara: ¡°Estoy escribiendo una novela que creo que ser¨¢ interesante. Y espero que sea divertida. Tal vez porque me interesan cosas que son duras, ?c¨®mo vas a hablar de eso llorando?¡±.

Cuenta que llega de Atenas. Viene de estudiar griego antiguo, que a?ade a los idiomas que ya habla: gallego, catal¨¢n, castellano, ingl¨¦s, franc¨¦s o italiano ¡ª¡±es que mi madre estuvo viviendo all¨ª [Luisa Castro dirig¨ªa el Instituto Cervantes de N¨¢poles]. Me encanta, pero los italianos no me gustan mucho¡±¡ª. Vive a caballo entre el Eixample barcelon¨¦s y Nueva Jersey, donde da clase en la Universidad de Princeton al tiempo que concluye su doctorado dedicado a la belleza de la demencia.

?Por qu¨¦ le interesa la locura?

Mi tesis investiga la ignorancia fingida o la inocencia impostada porque hay personajes en la vida y en la ficci¨®n que hacen eso. El que se hace el tonto suele ser listo. Y retrata a su entorno.

?Usted lo hace?

A veces finjo saber menos de lo que s¨¦. La mayor¨ªa de los personajes que he investigado son mujeres. O ni?os, que fingen que no oyen. O enfermos. Mi padre lo hizo al final de su vida. Creo que ve¨ªa que lo empezaban a tratar como a un enfermo y, cuando llegaba gente a visitarlo solo para sentirse bien, se hac¨ªa el dormido.

?El loco es resolutivo?

Se pone por delante. Busca subterfugios para no hacer lo que no quiere hacer. La literatura est¨¢ llena de esos personajes.

?Por ejemplo?

S¨®crates. Lo consideramos el gran fil¨®sofo, pero en los Di¨¢logos de Plat¨®n aparece medio desnudo, sucio y va de tonto. Dice: ¡°Pero expl¨ªcame esto otra vez¡±, y acaba desmontando el discurso del otro sin dar nada por hecho. Por muy sensibles que nos creamos, como sociedad penalizamos la diferencia: el que se expresa distinto, el que tiene una discapacidad f¨ªsica.

?Qu¨¦ la ha acercado a la demencia?

La enfermedad de mi padre, est¨¢ claro. Lo diagnosticaron cuando yo ten¨ªa 17 a?os. Pero de ni?a ya me fijaba en lo distinto. Crec¨ª en Santiago de Compostela. Y ve¨ªa a un hombre en la calle sin brazos ni piernas que se mov¨ªa sobre un skate. Era b¨¢sicamente un tronco, pero pod¨ªa controlar los movimientos, excepto con lluvia. Con la calle convertida en r¨ªo¡­, el agua se lo llevaba.

?Nunca habl¨® con ¨¦l?

No. Escrib¨ª sobre ¨¦l.

Que los locos son m¨¢s libres ?es un mito?

S¨ª.

La locura ?es dolor, incomprensi¨®n, aislamiento?

La locura es lo que cada sociedad en cada momento ha definido como locura. Cuando alguien es distinto o no se expresa seg¨²n las costumbres, se le califica de exc¨¦ntrico o de loco. Las enfermedades mentales son dolencias reales. Lo bueno de la literatura es que, al contrario que los discursos buenistas o pol¨ªticos, puede meterse en esas vidas y no tratarlas con condescendencia. Cuando est¨¢s con alguien desvalido, hay gente a la que le das pena. Pero, siendo duro llegar hasta el fondo de algo o alguien, eso te cambia, te ampl¨ªa el mundo. Mi padre no muri¨® el que era. Naci¨® otro antes de morir¡­ Cuando no le sal¨ªan las palabras, nos invent¨¢bamos otras. Creamos un lenguaje. Y nos part¨ªamos de risa.

Reivindicaba ¡°el placer intenso¡±. ?Fue un hombre libre?

Bueno¡­, lo hac¨ªa como un hombre de su ¨¦poca. Ten¨ªa rasgos de una persona libre, pero tambi¨¦n de un hombre educado con patrones del siglo XIX. Seguramente por el tipo de familia de la que ven¨ªa. La gracia de nuestra relaci¨®n es que yo soy plenamente una mujer del siglo XXI.

?Qu¨¦ es ser una mujer del siglo XXI?

Alguien que puede ser cualquier cosa. No opero con im¨¢genes de lo que es una mujer. Creo que eso es algo que crean los hombres.

?Se conoce mejor a alguien desvalido?

Puede que s¨ª. Desvalidos estamos despojados de todos nuestros recursos sociales y del enmascaramiento.

?Nos construimos para librarnos del miedo?

Para podernos relacionar desde la imagen que queremos que los dem¨¢s tengan de nosotros. Desvalido no tienes ni imagen. Justo por eso ¡ªno soy religiosa, pero a veces me parece que es el lenguaje m¨¢s apropiado¡ª, yo he tenido un sentimiento como de milagro al ver a personas mayores acompa?adas de su pareja o de cuidadores que las protegen. Cuando est¨¢s desvalido no tienes nada que ofrecer. Te quedas sin lenguaje, a veces sin movimiento, sin inteligencia, y que te quieran por puro existir es¡­

Milagroso.

Estamos acostumbrados a tener que aportar algo a las relaciones. Lo milagroso para m¨ª ha sido ver c¨®mo la relaci¨®n verdadera empieza cuando no hay intercambio de ning¨²n tipo.

¡°Vivimos con dignidad, miedo y alegr¨ªa hasta el final¡±. As¨ª se despidi¨® de su padre en el obituario que escribi¨®. Mucha gente vive los ¨²ltimos a?os de un progenitor como una p¨¦rdida de parte de la propia vida. ?C¨®mo supo transformarlo en una lecci¨®n de vida?

Bueno¡­, yo he mostrado la parte del privilegio. La otra va por dentro. Sent¨ª la carga. Si no, ser¨ªa un ¨¢ngel, justo lo que piensan muchos hombres que son algunas mujeres.

?Su hermano no lo cuid¨®?

Cada uno tiene su manera de cuidar. Fue complicado. A partir de cierto momento, mi padre pensaba que yo era su madre. Tuve que tomar distancia. Pero ya la hab¨ªa tomado antes de la enfermedad porque era muy envolvente. Si no hubiera tenido mi vida, creo que no hubiera podido cuidarlo, me hubiese aniquilado.

?C¨®mo se aprende a tomar distancia de alguien que te quiere y te reta intelectualmente?

Con apoyo. Yo lo quer¨ªa mucho, pero no era la ¨²nica persona de mi vida. Estaban mi madre y mis compa?eros. Y tengo una vocaci¨®n. Siempre me agarr¨¦ a escribir. No sent¨ª que mi vida se redujera a cuidar a mi padre.

?Sus padres se separaron cuando usted ten¨ªa¡­?

Cuatro a?os. Tengo recuerdos de la casa de Barcelona. Hab¨ªa un gato gordo que se llamaba La Senyoreta Cal?otets. Luego nos fuimos con mi madre a Santiago. No fui consciente de que ella era escritora hasta la preadolescencia. No compart¨ªa esa parte de su vida con nosotros. Era nuestra madre. Hac¨ªa la compra, nos met¨ªa en la cama¡­ Mis padres han sido muy cari?osos y no son narcisistas. Fueron padres cercanos. Nunca los vi como una escritora o un fil¨®sofo.

?Los ha le¨ªdo?

M¨¢s adelante. Sobre todo a mi madre. Y ah¨ª empec¨¦ a admirarla. Pens¨¦: qu¨¦ fuerte, hay dos escritoras en la familia. ?Como si ella no hubiera estado escribiendo siempre! [risas]. Pero mi referencia era mi t¨ªa Rosa, que es guionista. Ella se iba al plat¨®. Y alguna vez me llev¨®. Me fascin¨® el artificio. Sent¨ªa que escribir era trabajar construyendo escenas y personajes.

Natalia Ginzburg distingu¨ªa entre escribir planificando, es decir, construir, y dejarse invadir por el desorden, lo que supondr¨ªa desahogarse.

La construcci¨®n es un esfuerzo, pero tambi¨¦n tiene momentos de desahogo. Crees que est¨¢s escribiendo una novela, pero es una trampa que te pones para poder confesar seg¨²n qu¨¦ cosas.

?Por ejemplo?

Los sentimientos hacia una persona a la que le falta un hervor y cuyos padres deciden ver como un artista.

Sucede en su novela Mis d¨ªas con los Kopp. ?Se la dio a leer a su madre?

Se la envi¨¦ dici¨¦ndole que sent¨ªa que ten¨ªa una primera novela. Creo que le gust¨®. Me la rechazaron algunas editoriales, pero me alegr¨® que las que me gustan ¡ªPerif¨¦rica y Anagrama¡ª se interesaran. Fue doloroso elegir, pero Anagrama es¡­ Te tratan como lo que t¨² quieres ser: un escritor que va a continuar escribiendo.

?En qu¨¦ idioma piensa?

Siempre habl¨¦ gallego con mi madre y catal¨¢n con mi padre. En Estados Unidos pienso en ingl¨¦s.

Ha vivido una dicotom¨ªa entre Galicia y Barcelona, lo rural y lo urbano, el oficio de su abuelo materno ¡ªmanual¡ª y el de sus padres ¡ªmental¡ª. ?Sent¨ªa que deb¨ªa elegir?

Creo que es una suerte tener puntos de vista extremos. Mis abuelos, pescadores, vienen de una familia de campesinos. Mi madre y mi t¨ªa Rosa fueron a la universidad, y la familia de mi padre es lo contrario: burgueses. Esa distancia me interesa. El tipo de historias que cuento es el de alguien que observa lo absurdo.

De haber crecido en Barcelona junto a su familia paterna, ?hubiera sido distinta?

Creo que mucho menos inteligente.

Su padre era burgu¨¦s, socialista e independentista. ?Usted d¨®nde est¨¢?

Tengo impulsos. Observo a las personas y cuando veo un comportamiento que no es de recibo intervengo.

No parar¨¢¡­

No quiero normalizar lo que no puede ser normal. Pero en seg¨²n qu¨¦ ambientes es m¨¢s efectivo hacer que no te enteras que atacar de frente. La literatura es el modo subrepticio de protestar.

?Es una rareza que alguien de su edad lea?

Bueno¡­, veo que todo el mundo est¨¢ con el m¨®vil: leemos lo que le pasa al otro. Y vemos ficci¨®n televisiva. Hay gente muy inteligente escribiendo guiones. En Mis d¨ªas con los Kopp lo m¨¢s importante no es lo que dicen los personajes, sino c¨®mo act¨²an. Y para explicar eso, lo audiovisual tiene m¨¢s recursos que lo literario. En el cine mudo los gestos son psicoanalizables.

?Ha hecho terapia?

Cuando he tocado fondo. No me resulta f¨¢cil hablar de esto¡­ Cuando mi padre empezaba a no estar bien y no se dejaba cuidar. ?l quer¨ªa ser independiente hasta el fin de sus d¨ªas y era dif¨ªcil intentarlo. Tambi¨¦n en la adolescencia. Pero creo que me ordeno y salgo adelante. Tiene que ver con mi madre. Aunque no lo piense a diario, s¨¦ que est¨¢ ah¨ª.

?Por qu¨¦ nos cuesta molestar?

El momento bonito de cuidar a alguien es cuando te pones en sus manos y te dejas cuidar. El cuidado siente agradecimiento y el cuidador le ve sentido a lo que hace. Dicho esto, me cuesta molestar. Vivimos en un mundo acelerado. Es como si no fu¨¦ramos seres humanos, sino sujetos productores.

?C¨®mo cambiarlo?

Entrando en la vida de las personas. Creo que los m¨®viles nos est¨¢n quitando la capacidad de poder estar quietos, sin pensamiento enfocado en algo que est¨¢ fuera de ti. Que te interesen los dem¨¢s no como objetos es una educaci¨®n de la sensibilidad. La literatura ayuda a desclasificar. De pronto un personaje que es un gran cabr¨®n es tierno. O gente aparentemente tierna es peligrosa.

?Le dol¨ªa que sus padres no estuvieran juntos?

Nunca fue un problema. No se llevaban bien.

No se llevaban bien, pero protagonizaron la ¡°locura¡± de creer que el amor podr¨ªa con todo.

Se quer¨ªan much¨ªsimo. En los ¨²ltimos a?os mi madre ha estado con ¨¦l, y conmigo para poder estar con ¨¦l. Somos una familia. Siento gratitud por lo que tengo.

?No siente la necesidad de contar el otro lado de la historia, como hizo su madre, Luisa Castro, en el libro La segunda mujer que tantas devoramos?

Todas lo devoramos. Es el primer libro del #MeToo, ?no? Estuvo, observ¨® y describi¨®. No hizo m¨¢s.

En una escena, su madre deshoja una lechuga. La abuela Conxita se acerca y le pregunta: ¡°?La limpias con las manos?¡±.

[Risas] Claro. Es que ella no cocinaba. Por eso digo que tuve la suerte de crecer en un entorno m¨¢s humilde. Con menos distancia con las cosas humanas, como la enfermedad, el dolor o la muerte.

Su padre reivindicaba el placer intenso.

Alguien puede ser fil¨®sofo y reivindicar algo, pero la herencia emocional es c¨®mo te educan. Pese a ser una persona amorosa, es posible que se sintiera solo. Algunos padres lo pueden dar todo pero si no te han protegido¡­

?C¨®mo se protege a una persona?

Acept¨¢ndola como es. Algunos chicos creen que te deben prometer algo para siempre. Cuando lo m¨¢s que puede darte una persona es conocerte y dejarse conocer. En mi generaci¨®n no he visto competencia entre mujeres. Y s¨ª envidia en el mundo de la cultura. Sobre todo en los hombres, como si se sintieran destronados cuando a una mujer le va bien. Creo que en el fondo hay bastantes hombres que se preguntan qu¨¦ hacen las mujeres tomando la palabra.

¡°Cuando piensan que los queremos, ni los seres salvajes son peligrosos¡±. ?Amar o no amar, esa es la cuesti¨®n?

Curiosamente, s¨ª. M¨¢s que ser o no ser. Es una tragedia ser sin amar y sin que te amen. Y no hablo del amor sexual. Pero hay una perversi¨®n: comunicar amor es una manera de domar.

Su generaci¨®n ha ampliado los g¨¦neros, las opciones sexuales. ?Defienden la libertad o el amor?

No es tanto la libertad sexual, de los setenta, como la expresi¨®n: poder demostrar en p¨²blico qui¨¦n eres. Esa batalla no s¨¦ si est¨¢ ganada. Creo que en parte el festival, el espect¨¢culo del Orgullo Gay, es un modo de no ocuparse de que en el d¨ªa a d¨ªa uno pueda salir por la calle con quien le d¨¦ la gana.

?Es una responsabilidad tener hijos siendo mayor?

Lo que importa es el tiempo que pas¨¢is juntos. El modo en que esa persona se queda en tu manera de mirar.

¡°La decadencia de la salud (lentitud) no es lo mismo que la corrupci¨®n del comportamiento (crueldad, depravaci¨®n)¡±, ha escrito.

Procuro apartarme de quien cree que una persona muda no habla y un ciego no puede ver¡­ Evitar mirar lo problem¨¢tico o lo diferente es evitar vivir. No me gusta la palabra empat¨ªa porque se ha convertido en un eslogan que utilizan los menos emp¨¢ticos, pero s¨¦ que se educa con la acci¨®n. Al final es dif¨ªcil hacer lo que no han hecho contigo.

?Tuvo una adolescencia dif¨ªcil?

Me sent¨ªa muy protegida por mi madre. Mucho. Mi gran suerte ha sido crecer a su lado. Soy el ser que soy porque mi madre les da la vuelta a las cosas y se parte de risa cuando te quieres morir. Y, claro, cuando es ella la que se quiere morir, soy yo la que la hago re¨ªr.

Lleva el nombre de su abuela paterna.

Xita es de Conxita, s¨ª. La recuerdo sentada con un hilo de voz y manos temblorosas. Cari?osa. Pero no la llegu¨¦ a conocer. Mi abuela Rosa es como una fil¨®sofa japonesa. Tiene un saber ancestral y llevaba a mi abuelo por donde le daba la gana. As¨ª crec¨ª yo: viendo a mujeres que trabajaban, ten¨ªan ideales y dec¨ªan lo que les daba la gana. Aunque mi abuela se ocupaba de la casa y del huerto, no la siento lejana. Viv¨ªa el trabajo como un deber y con agradecimiento. Para m¨ª la escritura no tiene tanto que ver con la inspiraci¨®n como con el trabajo. Cuando le dedicas suficiente tiempo, surge algo. Igual que, si le dedicas tiempo al huerto, consigues m¨¢s cosas.

Con mujeres tan fuertes, ?c¨®mo crecen los hombres?

Como deben ser [carcajada]. Mi hermano es dulce, gentil y estudi¨® Gen¨¦tica.

Ve lo bueno en todo. ?Parece que tenga 70 a?os!

?Qu¨¦ vas a hacer si no? Creo que soy una persona abierta. Eso tiene un lado bueno y otro malo. A veces no sabes por qu¨¦ te has metido en seg¨²n qu¨¦ situaciones. Digo que no a muy pocas cosas.