El ¡®m¨¦todo Ottolenghi¡¯: una estrella culinaria con sabor mediterr¨¢neo
Cocina, laboratorios, libros, eventos¡ M¨¢s que un gran chef, es todo un fen¨®meno. Una estrella del rock culinario con imperio en Londres y sabor a Oriente Pr¨®ximo
El chef Yotam Ottolenghi (Jerusal¨¦n, 54 a?os) parece haber encontrado una f¨®rmula tremendamente exitosa en el ultracompetitivo negocio de la gastronom¨ªa, un sector en el que los proyectos duran un suspiro y en el que la manera de venderse ¡ª?el concepto, la idea, la historia¡ª resulta muchas veces tan importante como el producto en s¨ª. Fue exitosa en su versi¨®n inicial ¡ªhace ya m¨¢s de dos d¨¦cadas que comenz¨® su carrera en Londres¡ª como int¨¦rprete d...
El chef Yotam Ottolenghi (Jerusal¨¦n, 54 a?os) parece haber encontrado una f¨®rmula tremendamente exitosa en el ultracompetitivo negocio de la gastronom¨ªa, un sector en el que los proyectos duran un suspiro y en el que la manera de venderse ¡ª?el concepto, la idea, la historia¡ª resulta muchas veces tan importante como el producto en s¨ª. Fue exitosa en su versi¨®n inicial ¡ªhace ya m¨¢s de dos d¨¦cadas que comenz¨® su carrera en Londres¡ª como int¨¦rprete de la herencia multicultural de la milenaria cocina de Oriente Pr¨®ximo; su segundo libro, Jerusal¨¦n (Salamandra, 2014), es una oda a la mezcla y a la fusi¨®n en su ciudad natal que Ottolenghi, de origen jud¨ªo, firma junto a su amigo y socio, el chef palestino Sami Tamimi. Y la propuesta ha seguido triunfando en su evoluci¨®n hacia un jubiloso crisol de personalidades y culturas que aportan decenas de gentes de todo el mundo ¡ªde Australia a Grecia, pasando por Malasia y Bahr¨¦in, por poner solo cuatro ejemplos¡ª bajo la batuta de un Ottolonghi convertido ya m¨¢s en un director de orquesta que en un se?or que cocina.
El resultado es un grupo empresarial que lleva su nombre e incluye una parte editorial (con nueve best sellers), cuatro restaurantes y tres delis (esos espacios a medio camino entre la tienda de alimentaci¨®n, el obrador y la cafeter¨ªa) repartidos por la ciudad de Londres, donde tambi¨¦n ofrece servicio de catering y una marca propia de productos envasados. Adem¨¢s, est¨¢ la Ottolenghi Test Kitchen (OTK), un laboratorio de experimentaci¨®n culinaria con gran presencia en redes, y tiene previsto abrir el a?o que viene su primer establecimiento fuera de Londres: ser¨¢ en Par¨ªs y se acercar¨¢ m¨¢s a la idea de un deli que a la de un restaurante.
Con semejante despliegue, cabr¨ªa preguntarse ¡ª?como ocurre con tantos otros chefs que se convirtieron en marca¡ª qu¨¦ queda realmente de Ottolenghi en cada uno de los eslabones de la cadena. Y as¨ª se lo planteamos un d¨ªa de primeros de octubre en su deli del barrio de Chelsea, que da a una coqueta calle peatonal en una de las zonas m¨¢s exclusivas de la capital inglesa, donde comparte manzana con Tiffany y Cartier.
¡ª?Qu¨¦ mantiene la coherencia del proyecto? ?Cu¨¢l es el hilo que lo sigue uniendo todo?
¡ªEsa es la pregunta que nos quita el sue?o cada d¨ªa: ?cu¨¢l es el efecto Ottolenghi? Cuando muchas personas aportan su individualidad a la historia, ?cu¨¢l es el denominador com¨²n? Y creo que no es una sola cosa. Hay algo muy colorido en la comida y en la forma en que se presenta, no solo en el sentido de que tiene mucho color, sino de que hay apertura y positividad, optimismo, diversi¨®n, alegr¨ªa¡ Nada es demasiado serio. Creo que puedes tener diferentes influencias y que el denominador com¨²n sea el factor diversi¨®n, la sorpresa, la alegr¨ªa. Tambi¨¦n hay una voluntad de yuxtaponer sin complejos o de poner cosas una al lado de la otra que quiz¨¢ no siempre vayan juntas¡ Los contrastes hacen la vida m¨¢s interesante. Y luego hay elementos que son para m¨ª diferenciales, por ejemplo, el uso de mucha acidez con un poco de dulce¡ Nuestros platos no son uniformes, son como transitar por un camino lleno de baches, no se trata de navegar suavemente¡
Un ejemplo perfecto de ese viaje es la cheesecake salada que nos ofrecer¨¢n m¨¢s tarde en Nopi. Se trata de uno de los platos estrella del primer y emblem¨¢tico restaurante propiamente dicho que Ottolenghi abri¨® en el Soho londinense hace 12 a?os. La tarta mezcla, entre otros ingredientes, queso de Valde¨®n (un queso azul que se produce en la provincia de Le¨®n), miel de tomillo, remolacha y almendras. El jefe de cocina, el polaco Dawid Nowosadzki, explica que se trata de ¡°un restaurante mediterr¨¢neo con elementos asi¨¢ticos¡± en el que han ido rebajando la complejidad de las propuestas. Es lo que ha ocurrido en todas las ¨¢reas del grupo desde unos comienzos en los que se llegaron a hacer bromas sobre la monta?a de ingredientes que hac¨ªan falta para cocinar sus recetas.
Nowosadzki lleva desde los 18 a?os (tiene 33) trabajando ¡ª¡±yendo y viniendo¡±¡ª con Ottolenghi, as¨ª que sabe muy bien cu¨¢l es ese ¡°efecto¡± del que hablaba un rato antes su jefe. Lo resume as¨ª: ¡°Puedes hacer lo que quieras, mezclar yuzu (un c¨ªtrico japon¨¦s parecido a un lim¨®n) con aceitunas, lo cual es bastante ins¨®lito. Con la cocina francesa, por ejemplo, tienes que seguir las reglas, no puedes romperlas, pero aqu¨ª, mientras funcione y est¨¦ rico, no hay l¨ªmites¡±. Poco despu¨¦s, muestra con orgullo todos los productos frescos que compran y se consumen cada d¨ªa en el restaurante ¡ªpresume de tener una nevera muy peque?a¡ª y habla de algunos de sus ingredientes predilectos: las berenjenas, la coliflor acompa?ada con tomates¡
La forma de tratar las verduras, de presentarlas y de convertirlas en protagonistas de esas fiestas de colores y texturas es una de las se?as de identidad de Ottolenghi desde el principio. En 2006, comenz¨® una colaboraci¨®n con el diario The Guardian que se titulaba El nuevo vegetariano, y que supuso un salto important¨ªsimo en el camino hacia la fama de este cocinero que estudi¨® Literatura Comparada en la Universidad; m¨¢s tarde trabaj¨® en un par de medios de comunicaci¨®n antes de llegar a Londres a finales de los noventa, ya con la firme intenci¨®n de convertirse en chef. Estudi¨® cocina francesa en Le Cordon Bleu y trabaj¨® como repostero en varios restaurantes de alta cocina hasta que, en 2002, abri¨® su primer deli en Notting Hill. Luego llegaron los libros, los programas de televisi¨®n, la expansi¨®n, el ¨¦xito¡ Sus ¨²ltimas cuentas publicadas reflejan unos beneficios de m¨¢s de 6,5 millones de euros.
¡ª?Ha sentido alguna vez que tiene demasiadas cosas entre manos? ?Se siente abrumado?
¡ªS¨ª, mucho. Aunque creo que hemos sido modestos en t¨¦rminos de expansi¨®n y crecimiento. Es cierto que no dejo de pensar en c¨®mo mantener la calidad, porque la comida es algo que hay que cocinar todos los d¨ªas, no es como un producto de barril en el que puedes poner una f¨®rmula y sale siempre igual. Establecemos procesos para controlarlo, pero, aun as¨ª, algo siempre puede salir mal. Eso me quita el sue?o.
¡ªCon tantos sitios hacia los que mirar, ?c¨®mo es para usted un d¨ªa normal?
¡ªLa mayor¨ªa de los d¨ªas voy a mi cocina de pruebas [OTK], que es una especie de cuartel general de la empresa. Paso all¨ª gran parte de mi tiempo, discutiendo todas las cosas que estamos desarrollando. Y todo gira en torno a ideas sobre comida o servicio. Hace a?os decidimos crear un espacio donde mucha gente pudiera probar cosas y mantener esas conversaciones, y esa se ha convertido en nuestra manera de crear nuevas recetas. Nunca son fruto de una sola persona haciendo algo, sino de una conversaci¨®n. Y creo sinceramente que esa es la raz¨®n del ¨¦xito de los libros. A m¨ª solo se me habr¨ªan acabado las ideas hace mucho tiempo.
Ese espacio es, de hecho, el protagonista de dos de los ¨²ltimos t¨ªtulos del grupo: OTK. Extra Good Things (2022) y OTK: Shelf Love, que Salamandra acaba de publicar en espa?ol el mes pasado con el t¨ªtulo OTK: Pasi¨®n por la despensa. Firmado junto a la responsable de la cocina de pruebas, la chef Noor Murad, nacida en Bar¨¦in y formada en Nueva York, fue concebido durante la pandemia de covid como herramienta para ¡°vaciar las baldas de despensas, armarios, neveras y congeladores¡± a base de recetas con el toque Ottolenghi. Vayan tres ejemplos elegidos a vuelapluma: gachas de avena saladas con tropezones de ajo y jengibre; bu?uelos de tabul¨¦ con salsa picante expr¨¦s, y chocofl¨¢n.
La OTK es el centro de gravedad, pero Ottolenghi insiste tambi¨¦n en dar el cr¨¦dito que merecen a los chefs de los restaurantes y los delis, que visita siempre que puede. Revisa las presentaciones ¡ªno podr¨¢ evitar recolocar los productos del expositor, entre retrato y retrato, mientras posa para el fot¨®grafo tras el escaparate de su tienda de Chelsea¡ª, prueba los platos, apunta, corrige¡ ¡°Tal vez no est¨¢ involucrado en el d¨ªa a d¨ªa, pero cuando viene, da su toque¡±, insiste Nowosadzki.
Un toque que nadie le explic¨® en voz alta cuando lleg¨®, ni ¨¦l explica a los nuevos cuando empiezan, que se va aprendiendo sobre la marcha. Tampoco recibi¨® charla alguna el griego Christos Karetsos, jefe de cocina del restaurante de Spitalfields, cuando comenz¨® a trabajar hace seis a?os en Nopi. Desde entonces, cuenta que ha aprendido, por ejemplo, a darle valor a las verduras ¡ª¡±personalmente, prefiero la carne, pero algunas verduras pueden ser m¨¢s sabrosas que la carne¡±¡ª y a crear dentro de ese espacio de conversaci¨®n continua entre distintas personalidades. Eso s¨ª, con unos l¨ªmites, en este caso, marcados f¨ªsicamente en un mapa colgado en la cocina que acota las tradiciones culinarias que han de marcar siempre el camino: Oriente Pr¨®ximo, el Mediterr¨¢neo, Turqu¨ªa, Siria, Marruecos¡ A la entrada de este restaurante, destacan en el espacio de la tienda un colorido y fotog¨¦nico paisaje de tartas y pasteles, sin duda otro de los puntos fuertes de Ottolenghi.
Precisamente por eso, el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York le encarg¨® en 2018 organizar una gala gastron¨®mica que convirti¨® en un gran evento culinario y cultural que qued¨® reflejado en el documental Ottolenghi y las tartas de Versalles. Antes, ya hab¨ªa protagonizado otro, Jerusalem on a Plate, y la serie El fest¨ªn mediterr¨¢neo de Ottolenghi. En Australia, donde es realmente muy conocido, ha participado como juez invitado en varias ediciones de MasterChef. En Holanda y B¨¦lgica, sus eventos han completado aforos de m¨¢s de 1.000 personas.
¡ª?Se ha sentido como una estrella del rock?
¡ªAlguna vez. Y es extra?o, porque no siento que me lo haya ganado.
¡ª?Qu¨¦ opina del fen¨®meno del chef estrella?
¡ªForma parte de un fen¨®meno m¨¢s amplio: mucha gente se hace famosa por todo tipo de razones por las que antes no lo eran. No creo que nada de lo que hago justifique mi posici¨®n como fen¨®meno cultural. Me parece bastante aleatorio qui¨¦n consigue llamar la atenci¨®n del mundo y qui¨¦n no. Soy un poco esc¨¦ptico.
¡ª?Considera que ese fen¨®meno ha cambiado el negocio gastron¨®mico, lo que significa hoy ser un chef?
¡ªS¨ª. Cuando empec¨¦ a trabajar en una cocina, hace unos 25 a?os, lo ¨²nico en lo que pensaba era en la comida, en la experiencia del cliente, en el aspecto del plato, el men¨², lo que come la gente y lo que no¡ Y ahora creo que pasamos la mayor parte del tiempo pensando en otras cosas: qu¨¦ significa lo que hacemos, qu¨¦ tipo de impacto tiene en el medio ambiente, en la sociedad¡
¡ª?Y eso es malo?
¡ªSe ha ido demasiado en esa otra direcci¨®n. Mucha gente me cuenta sus ideas para restaurantes y tardan media hora en hablar de la comida. Empiezan con que si va a ser sostenible, si va a ser de la granja a la mesa¡ Y esas cosas son realmente importantes, pero a veces ni siquiera saben qu¨¦ tipo de comida van a servir. Eso es poner el carro delante de los bueyes. La comida tiene que ver con la sensualidad, con la experiencia de meterte algo en la boca y sentir ese ¨¦xtasis, y no creo que sea lo mejor pensar en otras cosas antes que en eso.