Con los rizos de punta
Una maestra est¨¢ siendo investigada por poner a sus alumnos una pel¨ªcula de Disney en la que un personaje es gay
Estamos habituados a escuchar noticias aterradoras que provienen de pa¨ªses tir¨¢nicos con graves carencias de derechos. Nos espanta, pero no nos sorprende saber que los talibanes proh¨ªben estudiar a las ni?as o que los iran¨ªes son capaces de matar a una mujer por no llevar velo. Y tampoco nos choca que en Rusia haya una ley que proh¨ªbe hablar de la homosexualidad a los menores (a esos adolescentes en busca de su identidad que necesitan las palabras m¨¢s que nunca), porque Rusia y Putin, ya se sabe, no es que sean un modelo de democracia.
Pero soplan vientos afilados para las libertades en todo el mundo, vientos que amenazan con convertirse en huracanes y destruir los logros conseguidos con grandes sacrificios en los ¨²ltimos siglos. El triunfo de alguien tan desorbitado y extremo como Milei en Argentina es una muestra de lo que puede venir. Me ha recordado la espeluznante charla que mantuve en la reciente Feria del Libro de Miami con Jos¨¦ Ignacio Valenzuela, Chascas, un estupendo escritor y guionista chileno que vive en Estados Unidos (suya es la conocida serie de Netflix ?Qui¨¦n mat¨® a Sara? y acaba de sacar la novela Cuando nadie te ve), porque me hizo ver c¨®mo una realidad feroz y ultraderechista puede comernos la vida de un d¨ªa para otro.
Yo ya sab¨ªa que, aunque parezca imposible, hay pol¨ªticos peores que Trump. Como Ron DeSantis, gobernador desde 2019 del Estado de Florida (al que pertenece Miami) y aspirante a la presidencia. Fue famoso por prohibir las mascarillas durante la pandemia, cosa que me parece de una burricie sin igual; pero al hablar con Jos¨¦ Ignacio apreci¨¦ en todo su horror y su rigor otras leyes que ¨²ltimamente ha implantado. Una es la coloquialmente llamada Don¡¯t say gay (no digas gay), que proh¨ªbe hablar de la homosexualidad en la escuela p¨²blica por debajo del nivel universitario, esto es, desde los 5 hasta los 18 a?os (o sea, m¨¢s extensa y peor que la rusa). Y otra es la apodada Don¡¯t say period (no digas periodo), en contra de todo tipo de educaci¨®n sexual hasta el sexto grado, que corresponde a los 11 a?os. Y en este veto a nombrar el cuerpo se incluye tambi¨¦n la regla. Esto es, no se les puede explicar a las alumnas lo que es la menstruaci¨®n y que cualquier d¨ªa pueden ponerse a sangrar, lo cual es un retorno a los tab¨²es m¨¢s incultos y primitivos que pensarse pueda. Es todo tan zafio que, como en el franquismo, la gente ha comenzado a hablar en clave. Se ha hecho c¨¦lebre un alumno de 18 a?os, Zander Moricz, que, como no pod¨ªa decir que era gay en su discurso de graduaci¨®n del instituto, ha sustituido la palabra por sus ¡°pelos rizados¡±: ¡°Sol¨ªa odiar mis rizos (¡) pero el da?o diario de intentar arreglarme a m¨ª mismo se convirti¨® en algo excesivo. As¨ª que, aunque tener el pelo rizado en Florida es dif¨ªcil, debido a la humedad, decid¨ª estar orgulloso de quien soy¡±. Ser¨ªa desternillante, si no pusiera los pelos (los rizos) de punta.
Tampoco pueden ense?arse en la educaci¨®n p¨²blica las teor¨ªas cr¨ªticas de la raza ni hablar de colectivos oprimidos. Todas estas ideas tienen consecuencias represivas: por ejemplo, se han prohibido unos 300 libros en las bibliotecas escolares. Entre ellos, dos novelas de la premio Nobel Toni Morrison, porque hablan de la violencia racista; otro pu?ado de libros de Stephen King, a saber por qu¨¦ (¡°algo debo de estar haciendo bien¡±, ha dicho el escritor); cuentos infantiles como Con Tango son tres, que narra c¨®mo dos ping¨¹inos machos empollan un huevo; El cuento de la criada, de Margaret Atwood, quiz¨¢ porque su distop¨ªa se parece demasiado al mundo que est¨¢ construyendo DeSantis, o la versi¨®n en c¨®mic de El diario de Ana Frank, porque muestra la violencia de los nazis contra los jud¨ªos. Quienes contravienen estas leyes no s¨®lo pueden perder su trabajo y ser inhabilitados como profesores, sino tambi¨¦n recibir multas de hasta 5.000 d¨®lares y penas de hasta cinco a?os de prisi¨®n. Una joven maestra, Jenna Barbee, est¨¢ siendo investigada por poner a sus alumnos de 10 a?os una pel¨ªcula de dibujos de Disney, Mundo extra?o, en la cual aparece un personaje secundario que es gay. Demencial, en fin. Pero real.
Y esto sucede en Estados Unidos, que es nuestro imperio. As¨ª de agresiva, de brutal y de grosera es la ofensiva retrograda. Y as¨ª de cerca est¨¢. Atenci¨®n, porque el pasado ataca.
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