Viaje al Portugal de los claveles
Con toda la determinaci¨®n del mundo y sin derramamiento de sangre, los militares izquierdistas portugueses derribaron, el 25 de abril de 1974, la dictadura que reg¨ªa el pa¨ªs desde hac¨ªa 48 a?os, impuesta por Salazar y continuada por Caetano. Nac¨ªa un nuevo Portugal. Un pa¨ªs y especialmente una ciudad, Lisboa, que el fot¨®grafo Jean Marie del Moral recorri¨® meses despu¨¦s c¨¢mara en mano para inmortalizar el cambio de era.
Una canci¨®n y una flor dan la se?al para que unos j¨®venes oficiales de las Fuerzas Armadas de Portugal pasen al acto logrando derrocar sin una gota de sangre una dictadura de 48 a?os. El mundo se queda estupefacto. Tan solo un a?o antes, unos generales fascistas sembrando terror y muerte han acabado en Chile con los sue?os de la Unidad Popular y la vida de Salvador Allende. En Europa, esa revoluci¨®n portuguesa ensancha el camino de las ideas progresistas. Los exiliados republicanos espa?oles esperan que desaparezca ya de una vez la infame dictadura franquista. Pero como para recordarnos su ¡°aqu¨ª, mando yo¡±, Franco y su tribunal militar ¡ªtan solo un mes antes de lo ocurrido en Portugal¡ª sentencian a muerte por garrote vil a Salvador Puig Antich. Aquel triste d¨ªa, Joan Mir¨®, en homenaje al joven anarquista catal¨¢n, pone el punto final a su tr¨ªptico ¡®La esperanza del condenado a muerte¡¯. Seis meses han pasado desde la Revoluci¨®n de los Claveles. Tengo 22 a?os. Soy fot¨®grafo. La revista ¡®l¡¯Humanit¨¦ Dimanche¡¯ quiere un reportaje sobre la nueva situaci¨®n sociopol¨ªtica de Portugal. Un d¨ªa de noviembre de 1974, llegamos a Lisboa la periodista Martine Monod y yo. No conozco el pa¨ªs. En cinco d¨ªas veremos las chabolas de Curraleira, entraremos en escuelas, f¨¢bricas, asistiremos a m¨ªtines, descubriremos los llanos de Alentejo en los que los jornaleros siguen bajo el yugo de terratenientes. Es tan bella Lisboa¡ Me pierdo en sus alturas, en sus colinas, por las calles estrechas de Alfama. Voy con dos Nikon F, una con 24 mm, otra con 135 mm. En las miradas cruzadas con los lisboetas noto muchas dudas, alegr¨ªa, esperanza, dignidad¡ Cincuenta a?os ya¡
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