Paul Smith, la leyenda de la moda brit¨¢nica: ¡°El Brexit nos ha perjudicado mucho¡±
El dise?ador ingl¨¦s fund¨® su marca hace m¨¢s de medio siglo, visti¨® a David Bowie o Jimmy Page y sigue al frente de aquella empresa que naci¨® en un cub¨ªculo de Nottingham. Con motivo de su participaci¨®n en la feria florentina Pitti Uomo, charla sobre arte, negocios, modas y modales.
Al dise?ador Paul Smith (Beeston, Reino Unido, 78 a?os) la moda le interesa menos que la ropa. De hecho, durante esta conversaci¨®n, la palabra fashion solo aparece en contadas ocasiones, y casi siempre para hablar de otros, no de s¨ª mismo. ¡°Hoy en d¨ªa todo se parece mucho y todo depende de los famosos y el dinero. Y, sin embargo, mi compa?¨ªa despeg¨® porque a la gente le gustaba mi ropa. De forma milagrosa, 55 a?os despu¨¦s sigue gust¨¢ndole. Por eso quiero centrarme en la ropa y en mi relato¡±. En...
Al dise?ador Paul Smith (Beeston, Reino Unido, 78 a?os) la moda le interesa menos que la ropa. De hecho, durante esta conversaci¨®n, la palabra fashion solo aparece en contadas ocasiones, y casi siempre para hablar de otros, no de s¨ª mismo. ¡°Hoy en d¨ªa todo se parece mucho y todo depende de los famosos y el dinero. Y, sin embargo, mi compa?¨ªa despeg¨® porque a la gente le gustaba mi ropa. De forma milagrosa, 55 a?os despu¨¦s sigue gust¨¢ndole. Por eso quiero centrarme en la ropa y en mi relato¡±. En este caso, el significado de la palabra relato debe interpretarse siguiendo al pie de la letra la segunda acepci¨®n de la RAE: ¡°Narraci¨®n¡±. Durante su participaci¨®n en la edici¨®n de junio de la feria de moda masculina Pitti Uomo, celebrada en Florencia, el propio Smith prescindi¨® de un desfile convencional y explic¨® de viva voz la inspiraci¨®n, los tejidos y los detalles de 16 dise?os para hombre de su colecci¨®n para el pr¨®ximo verano. Los narr¨®. ¡°Llevamos 40 a?os desfilando en Par¨ªs, pero muchos desfiles se han vuelto cada vez m¨¢s extravagantes¡±, observa. ¡°Paul Smith es una empresa independiente. He querido hacer algo m¨¢s personal¡±.
En Florencia, la presentaci¨®n tuvo lugar en Villa Favard, una mansi¨®n decimon¨®nica transformada para la ocasi¨®n en el Caf¨¦ Paul, otra alusi¨®n autobiogr¨¢fica. ¡°A los 17 o 18 a?os viv¨ªa en Nottingham, pero cuando ten¨ªa algo de dinero me iba a Londres, al Soho, un barrio que estaba asociado a la prostituci¨®n pero tambi¨¦n a fant¨¢sticos clubes de jazz. Hab¨ªa muchos bares y caf¨¦s italianos. Y era fascinante. ?Exist¨ªa algo llamado espresso! No sab¨ªamos lo que era, est¨¢bamos acostumbrados al Nescaf¨¦. Aquellos caf¨¦s abr¨ªan a todas horas, y sus parroquianos eran una comunidad de artistas muy interesantes¡±. Smith menciona a David Hockney, Francis Bacon o Lucian Freud, soberanos de la escena art¨ªstica de mediados de siglo. Por eso ha decidido presentar las prendas de su colecci¨®n en una estancia transformada en un estudio de pintor, entre lienzos, bocetos y tubos de pintura. ¡°Su forma de llevar las prendas era muy particular. Por ejemplo, Lucian Freud pod¨ªa llevar una preciosa chaqueta de sastrer¨ªa que hab¨ªa pertenecido a su padre, pero la combinaba con pantalones de trabajo, porque le ven¨ªan bien para trabajar. Esa combinaci¨®n, en el fondo, era muy similar a lo que est¨¢bamos haciendo en Paul Smith¡±.
Entre los primeros clientes de Smith, a finales de los a?os sesenta y primeros setenta, estuvieron los Rolling Stones, Jimmy Page, Eric Clapton, Rod Stewart (¡°a los 17 a?os, cuando vest¨ªa bien¡±, apunta) o David Bowie. ¡°Pero les encantaba Paul Smith y por eso llevaban la ropa. Hoy todo se ha vuelto mucho m¨¢s complicado¡±. Otros clientes habituales fueron Fran?ois Truffaut o Jean-Luc Godard. ¡°Me di cuenta de que no quer¨ªan prendas bobas, que llamaran la atenci¨®n. Eran hombres brillantes, intelectuales y creativos, que quer¨ªan algo sencillo y cl¨¢sico, pero con una sorpresa¡±.
Es una buena definici¨®n de la f¨®rmula de Paul Smith, que reenfoca los cl¨¢sicos del armario brit¨¢nico con giros de car¨¢cter: toques de colores llamativos o detalles deportivos, reinterpretaciones de prendas informales, deportivas o de trabajo, que hablan de una relajaci¨®n de los c¨®digos sin olvidarse de esos ¡°buenos modales¡± que definen el estilo brit¨¢nico. ¡°Creo que la longevidad de la marca viene de ah¨ª¡±, cuenta. ¡°En mi ¨¦poca hab¨ªa dise?adores con mucho m¨¢s talento que yo, pero tuvieron sus 15 minutos de fama y decayeron, porque estaban ligados a un momento muy concreto. Adem¨¢s, en el caso de los dise?adores brit¨¢nicos, la ropa estaba muy mal hecha. Producir era dif¨ªcil¡±. En su caso, confeccionar algunas de sus colecciones en Italia fue un salto cualitativo. ¡°En Inglaterra, las f¨¢bricas estaban pensadas para coser tejidos muy gruesos. Con un tejido m¨¢s ligero, de 200 gramos, las costuras quedaban mal. Por eso empec¨¦ a buscar otras opciones, y encontr¨¦ una f¨¢brica en la zona del V¨¦neto, donde empec¨¦ a producir algunas tiradas de pocas unidades¡±.
La conversaci¨®n se centra en Italia, un pa¨ªs fundamental en la trayectoria de Smith, que desde hace a?os vive entre Londres, sede de su empresa, y Luca, en la Toscana, donde tiene una casa. Por eso no es raro verlo en Florencia: no en vano, en 1993 el brit¨¢nico fue el primer dise?ador internacional invitado a desfilar en la feria a la que ahora regresa. ¡°Me encanta Pitti porque la prioridad no son los famosos, sino el comercio. Aqu¨ª vienen los encargados de tiendas de todo el mundo, gente interesada por la ropa y la fabricaci¨®n de prendas¡±.
Las tiendas de Paul Smith ocupan una posici¨®n privilegiada en la mitolog¨ªa personal de este brit¨¢nico que quiso ser ciclista hasta que una lesi¨®n le oblig¨® a plantearse otros horizontes. Su primer establecimiento, inaugurado en Nottingham en 1970, apenas ten¨ªa 3 metros cuadrados y estaba en un pasillo. Pero se las arregl¨® para convertirla en una peque?a embajada del pr¨ºt-¨¤-porter de dise?o, que entonces daba sus primeros pasos. Vend¨ªa prendas de Kenzo, de Sonia Rykiel, de Margaret Howell, ¡°dise?adores con mucha personalidad¡±, remarca. Tambi¨¦n vend¨ªa otras prendas y objetos. Por ejemplo, vaqueros Levi¡¯s 501 (¡°en aquella ¨¦poca solo se encontraban en una o dos tiendas en Londres¡±), calculadoras japonesas, electrodom¨¦sticos de su coet¨¢neo James Dyson o artefactos procedentes de todo el mundo. ¡°Me iba a Nueva York y compraba bolsos de trabajo y los pon¨ªa en la tienda¡±. Cuenta que los fundadores de concept stores tan influyentes como Colette (Par¨ªs) o 10 Corso Como (Mil¨¢n) le han confesado que aquella mezcla fue la inspiraci¨®n para sus negocios. ¡°Siempre estaba buscando artilugios y prendas porque la tienda era tan peque?a que impon¨ªa un poco cuando entrabas en ella. As¨ª que era una forma de romper el hielo. Alguien entraba en la tienda y yo le contaba que hab¨ªa encontrado aquel bolso en una tiendecita de un callej¨®n de Par¨ªs, y as¨ª empezaba la conversaci¨®n. Funcionaba muy bien¡±.
Defensor de lo tangible, de la ropa para ser vivida y del cliente antes que la alfombra roja, Smith es tambi¨¦n un hombre afable y locuaz que disfruta charlando. ¡°Tenemos una marca presente en 65 pa¨ªses, con una plantilla de 1.600 personas y empezamos con el comercio online en 2004, antes que nadie. Como empresa, somos muy modernos. Pero al mismo tiempo mi mujer y yo, que llevamos juntos desde los 21 a?os, apreciamos lo humano, los buenos modales, lo correcto¡±. Por eso ha concebido una presentaci¨®n para descubrir la colecci¨®n en primera persona, aunque es inevitable que la mayor¨ªa de los asistentes la graben en v¨ªdeo con el m¨®vil. ¡°Es como el nuevo cigarrillo. Es una adicci¨®n¡±, dice se?alando al tel¨¦fono. ¡°La gente se est¨¢ perdiendo lo cotidiano. La amistad, el tacto, la camarader¨ªa y la conversaci¨®n son elementos bonitos, especiales. Y en una tienda cabe todo eso¡±.
Esa vocaci¨®n comercial y de circuitos cortos, parad¨®jicamente, parece haber sido su fortaleza durante unos a?os en que la moda se ha digitalizado hasta desmaterializarse. Paul Smith es una excepci¨®n en una industria cada vez m¨¢s compleja. Hay pocos como ¨¦l. ¡°Es que ser independiente es muy duro¡±, responde. ¡°Las grandes marcas obtienen ingresos de fuentes muy distintas. Dedicarse ¨²nicamente a la moda es dif¨ªcil. Y luego est¨¢ el Brexit, que nos perjudic¨® mucho. Tampoco tenemos mucha capacidad de promoci¨®n a trav¨¦s de redes sociales, que es fundamental hoy. Pero la recompensa es lo que hacemos¡±. Paul Smith tiene 78 a?os y fund¨® su empresa hace 56. ?No se ha planteado vender la marca? ¡°He recibido muchas propuestas¡±, responde sin incomodidad. ¡°Y es posible que en los pr¨®ximos dos a?os empiece a tomarlas muy en serio, por mi edad y por mi equipo. De momento no hay nada en marcha. Pero si alguien lee este art¨ªculo y le parece interesante, siempre vale la pena conversar. Tendr¨ªa que ser alguien emp¨¢tico, af¨ªn, m¨¢s all¨¢ de lo financiero. Cuando el ¨²nico inter¨¦s es el financiero, a menudo las marcas se compran para despu¨¦s venderlas. Y eso es devastador para los dise?adores. Hemos visto muchos casos¡±. Paul Smith, por si acaso, tiene planes. Hace a?os cre¨® una fundaci¨®n que proyecta su influencia al futuro. Pero, sobre todo, sigue a rajatabla el consejo que, asegura, su esposa Pauline le repite desde hace medio siglo: ¡°Mant¨¦n los pies en el suelo¡±.