The Newt in Somerset, el mejor hotel ¡®boutique¡¯ del Reino Unido en medio de la campi?a
Un alojamiento con spa y tres restaurantes, que usa como tel¨®n de fondo el mismo paisaje que inspir¨® a Jane Austen
La idea del lujo es encontrar esa peque?a puerta con una llave dorada que atraves¨® la ni?a Alicia en el cuento de Lewis Carroll para dar al otro lado con ¡°el jard¨ªn m¨¢s hermoso que jam¨¢s fuera visto¡±. La puerta es una met¨¢fora. El reto de cada viajero inquieto es encontrar la suya.
Desde la fachada lateral de Hadspen House, una casa de campo inglesa de estilo georgiano construida en el siglo XVII con piedra caliza de color miel, se accede a la avenida. Es casi un kil¨®metro de hierba esponjosa, flanqueado por dos hileras de majestuosos tilos. Con un poco de suerte, alg¨²n ciervo montaraz se atreve a cruzar el sendero y dejarse ver.
Ese camino es la puerta imaginaria para entender el condado de Somerset. Para atrapar la Inglaterra de la que surge la alta burgues¨ªa agraria de las novelas de Jane Austen; para capturar el para¨ªso perdido que Evelyn Waugh a?ora en Retorno a Brideshead; para comprender la desesperanza del poeta T. S. Eliot en su obra cumbre, La tierra bald¨ªa.
Al fondo de esas suaves colinas con mil tonalidades de verde y capas de neblina que se divisan desde el mirador que hay al final de la avenida, donde espera un solitario banco, est¨¢ Camelot. Y en alg¨²n lugar de esta tierra pantanosa robada al mar, quieren creer los lugare?os, reposan los restos del rey Arturo, en la legendaria isla de Avalon.
En 2013, el empresario sudafricano Koos Bekker, presidente de la gigante empresa medi¨¢tica Naspers, y su esposa, Karen Roos, exdirectora de la revista Elle Decoration South Africa, compraron la casa de campo cuya propiedad reten¨ªa la familia Hobhouse desde el siglo XVIII. Su ¨²ltimo custodio era Niall Hobhouse, cr¨ªtico de arquitectura e hijo de la gran dama de la jardiner¨ªa inglesa, Penelope Hobhouse, cuya inmensa creatividad ha dejado rastro en la finca.
¡°Muchas casas de campo antiguas inglesas son extremadamente caras porque est¨¢n protegidas. No puedes derribarlas para comenzar a construir de cero. Ese mantenimiento recae en cada generaci¨®n, pero el Gobierno se lleva en cada traspaso un 40% a trav¨¦s del impuesto de sucesiones. Hay menos dinero, y el cuidado de la casa es cada vez m¨¢s caro. Niall Hobhouse se decidi¨® a vender, y la finca acab¨® afortunadamente en manos de Koos Bekker y Karen Roos¡±, explica Arthur Cole, el director de proyectos de The Newt in Somerset, elegido el a?o pasado como el mejor hotel boutique del Reino Unido por la organizaci¨®n Top 50 Boutique Hotels.
Bekker y Roos, propietarios del ya legendario hotel Babylonstoren, con sus vi?edos y jardines, en el sudafricano valle de Drakenstein, incorporaban su pasi¨®n por la naturaleza; la voluntad de pensar en grande el nuevo proyecto; y el amor desde la distancia por la campi?a inglesa, un amor no contaminado por la desilusi¨®n del Brexit, la eterna lucha brit¨¢nica de clases o los clich¨¦s desgastados como el de la serie Downton Abbey.
Un newt es un trit¨®n, una peque?a salamandra anfibia con cresta, de apenas 12 cent¨ªmetros. Es aut¨®ctono de Somerset y sus 2.000 ejemplares dan nombre a un proyecto de lujo y sostenibilidad, de regeneraci¨®n y exclusividad, que ha dado la vuelta, que ha revisitado la idea de la casa de campo inglesa.
Una ¡°granja con habitaciones¡±. La finca adquirida por la pareja sudafricana, cerca del pueblo de Bruton, comprend¨ªa dos propiedades: Hadspen House, la mansi¨®n victoriana, y Emily Estate. Doce hect¨¢reas de jard¨ªn y cientos de hect¨¢reas de bosque y terreno cultivable, con molinos, graneros, establos y casas de campo repartidas a lo largo de la extensi¨®n. Un microcosmos con la pretensi¨®n de autoabastecer a los tres restaurantes del complejo, Botanical Rooms, Farmyard Kitchen y Garden Caf¨¦, y construir un legado para las siguientes generaciones de vecinos de Somerset.
Un hotel galardonado con tres llaves Michelin cuyos empleados, cerca de 600, prefieren definir como una ¡°granja con habitaciones¡± o un ¡°jard¨ªn con habitaciones¡±.
The Newt produce 350 variedades de verduras y frutas, y es capaz de experimentar con cultivos hidrop¨®nicos ¡ªen los que la tierra ya no es necesaria, basta el agua y los nutrientes¡ª para suministrar alimentos a lo largo de las cuatro estaciones. Sus campos de repollos, acelgas rojas, puerros, tomates o lechuga tienen m¨¢s apariencia de jard¨ªn que de huerto.
Unas 300 de las 3.000 vacas de la variedad british white que existen hoy en el Reino Unido habitan en la finca. 120 b¨²falos de agua importados desde Irlanda constituyen el mayor ganado de esta raza en la isla. Su rendimiento es muy inferior al de otras variedades, pero la leche suave y cremosa que producen es la materia con la que se hacen un yogur, una mozzarella y una burrata que plantan cara al queso ch¨¦dar, el producto m¨¢s universal del condado de Somerset.
¡°La utilizamos para nuestro helado. Y aqu¨ª quiz¨¢ sea algo tendencioso, pero creo que con la leche de b¨²fala hacemos el mejor helado del mundo. Tiene una textura y una cremosidad incre¨ªbles. Esa sensaci¨®n que a veces tienes al comer otros helados, que resultan un poco aguados, nunca la tienes con los nuestros¡±, presume Cameron Knee, el responsable de todos los proyectos agr¨ªcolas del complejo. ¡°La agricultura regenerativa se basa en el principio de mejorar siempre el suelo y la biodiversidad de la finca en la que trabajas, para dejarla mejor de como la encontraste¡±, explica Knee la idea con la que intenta atrapar el ecosistema en que consiste el complejo hotelero.
La carnicer¨ªa del complejo parece casi una sala de un museo de arte contempor¨¢neo, donde paredes trasl¨²cidas con bloques de sal del Himalaya protegen y maduran las piezas de las reses de la finca, con el prop¨®sito de aprovechar ¡ªe intentar respetar de ese modo¡ª todas las partes del animal.
Estilo contempor¨¢neo en un marco georgiano. La principal mansi¨®n cuenta con 13 habitaciones, a las que se suman cuatro m¨¢s de los establos adyacentes. Los graneros y vaquer¨ªas de la granja lindante han sido reconvertidos en suites con una decoraci¨®n exquisita.
Que nadie espere los terciopelos georgianos, los grandes cortinajes o los salones recargados de la ¨¦poca. Es evidente la mano de Karen Roos a la hora de reinventar una decoraci¨®n que mezcla los muebles contempor¨¢neos de Tom Dixon, Moroso o Mooi con peque?os detalles que recuerdan la historia de la residencia. Los retratos de la familia Hobhouse, amontonados en el ¨¢tico, decoran ahora el bar principal del hotel.
The Newt in Somerset es una lucha constante, exitosa en gran medida, por apropiarse de su entorno y convertirlo en una propuesta de arte, lujo y confort con una marca f¨¢cilmente identificable. El japon¨¦s Atsushi Hasegawa, dise?ador y DJ que trabaj¨® el mundo de la moda durante casi dos d¨¦cadas en Par¨ªs, aterriz¨® en la campi?a inglesa para replantear a diario la imagen del hotel. ¡°Cuando llegu¨¦ a esta regi¨®n me qued¨¦ asombrado por la belleza de las distintas tonalidades del verde. Conoc¨ªa Normand¨ªa, en Francia, pero no era lo mismo. Aqu¨ª tienes capas de neblina mires donde mires. Las colinas ruedan suavemente en el horizonte, y crean una maravillosa graduaci¨®n de los distintos verdes. Estamos en Somerset. No tenemos monta?as, no tenemos un paisaje marino. Tenemos todo esto. Hagamos algo con ello¡±, explica Hasegawa, que se obsesion¨® con impregnar de verde la marca The Newt.
Jardines, manzanas y una villa romana. Los due?os sudafricanos contrataron una vez m¨¢s las buenas artes de Patrice Taravella, el dise?ador de jardines ¨ªtalo-franc¨¦s que hab¨ªa creado el para¨ªso de Babylonstoren. Su tarea en Somerset era m¨¢s compleja porque heredaba una finca que ya hab¨ªa disfrutado de las maravillosas ideas de Penelope Hobhouse o de los canadienses Nori y Sandra Pope, que pusieron en pie a principios de la d¨¦cada de 2000 una explosi¨®n de armon¨ªa y color en la Par¨¢bola, el espacio ovoide rodeado de un muro de piedra y ladrillos que constitu¨ªa el principal jard¨ªn de la finca. Hoy su interior es una bella propuesta geom¨¦trica que sirve de homenaje al producto estrella de Somerset, la manzana.
The Newt, adem¨¢s de sus jardines, tiene 3.500 manzanos con m¨¢s de 200 variedades, y una sidrer¨ªa que ha comenzado a producir productos como el espumoso The Winston, de doble fermentaci¨®n, la botella de Kingston o la Ice Cider, que se acercan sin complejos a la sofisticaci¨®n ofrecida por los hoteles vi?edos.
¡°Normalmente, en cualquier casa de campo inglesa las habitaciones est¨¢n llenas de flores o de plantas. Aqu¨ª tenemos claro que los hu¨¦spedes han llegado a una finca maravillosa donde las plantas, los jardines, est¨¢n todos fuera. Los invitamos a lanzarse a explorarlos¡±, sugiere el director del hotel, Chris Bancroft.
El hotel es un desaf¨ªo constante a ensayar la excelencia. Koos Bekker invit¨® a un equipo de arque¨®logos de Oxford a dedicar 18 meses de sus vidas a investigar y reconstruir los restos de Villa Ventorum, la casa romana localizada hace d¨¦cadas en la finca. Hoy es un fascinante edificio reconstruido con material de la zona y rodeado de vi?edos.
Existe la creencia de que Avalon, en la antigua lengua bretona, significaba ¡°isla de las manzanas¡±. En la mitolog¨ªa inglesa es la isla donde descansan los h¨¦roes y est¨¢ enterrado el rey Arturo. La manzana siempre ha sido la llave del para¨ªso, y The Newt in Somerset es un intento de llevar ese para¨ªso a la campi?a inglesa.