Actor, transformista y pionero de la radio: Toresky, vida y misterio
La biograf¨ªa de Josep Torres Vilata sigue rodeada de enigmas, incluidas las extra?as circunstancias de su muerte en 1937. Un documental reconstruye la brillante y atribulada existencia de este fascinante buscavidas.
Casi un siglo despu¨¦s, la causa de la muerte de Josep Torres Vilata (Barcelona, 1869-1937) es una inc¨®gnita. Aunque la autopsia de la primera estrella de la radio en Espa?a determin¨® una apoplej¨ªa, si el accidente cerebrovascular le sobrevino tras ser detenido por pronunciar en antena un chiste pol¨ªtico en plena Guerra Civil, es un misterio. Como la raz¨®n de su precipitada huida de Barcelona rumbo a Am¨¦rica, donde se convirti¨® en una estrella del espect¨¢culo. O el ingenio del que extrajo ideas que, todav¨ªa hoy, su...
Casi un siglo despu¨¦s, la causa de la muerte de Josep Torres Vilata (Barcelona, 1869-1937) es una inc¨®gnita. Aunque la autopsia de la primera estrella de la radio en Espa?a determin¨® una apoplej¨ªa, si el accidente cerebrovascular le sobrevino tras ser detenido por pronunciar en antena un chiste pol¨ªtico en plena Guerra Civil, es un misterio. Como la raz¨®n de su precipitada huida de Barcelona rumbo a Am¨¦rica, donde se convirti¨® en una estrella del espect¨¢culo. O el ingenio del que extrajo ideas que, todav¨ªa hoy, suenan a diario en la radio. Toresky. El prodigio de la imaginaci¨®n, documental estrenado en la plataforma gratuita CaixaForum+ y dirigido por Cosima Dannoritzer, descubre ahora para el gran p¨²blico un personaje casi desconocido y rodeado de misterio.
Vida de un buscavidas. ¡°Muri¨® de miedo¡±, dice uno de los familiares de Toresky en el documental, que da cuenta de una vida que llev¨® al actor y transformista a malvivir primero y triunfar despu¨¦s como artista por medio mundo. Y a acabar sus d¨ªas en una Barcelona envuelta en el desorden de la guerra, y que le despidi¨® en un entierro multitudinario, convertido en el locutor m¨¢s afamado de la reci¨¦n nacida radio. Un ¨ªdolo entre las clases populares que le vali¨®, en 1934, la Gran Cruz de la Beneficencia, de manos de Llu¨ªs Companys, presidente de la Generalitat, por convertir el nuevo medio de comunicaci¨®n de masas en veh¨ªculo de ayuda a los desfavorecidos, con la ayuda de un personaje de ficci¨®n en las ondas.
Hijo ¨²nico de un industrial catal¨¢n que hizo fortuna con la patente de un mechero y que acab¨® arruinado tras la irrupci¨®n de la bombilla el¨¦ctrica, Josep Torres puso tierra de por medio cuando las deudas asfixiaron la boyante empresa familiar. En su huida con destino Cuba, dej¨® atr¨¢s a la florista de La Rambla con la que se cas¨® y al hijo reci¨¦n nacido de ambos, al que no volvi¨® a ver hasta su regreso a Espa?a, una d¨¦cada despu¨¦s. Parti¨® en el barco Reina Mar¨ªa Cristina un 20 de septiembre de 1893, en un viaje largo, penoso y sin plan preconcebido.
Es en Cuba donde, con 27 a?os, comenz¨® a trabajar en peque?as compa?¨ªas como ventr¨ªlocuo, actor, rapsoda y director y cantante de zarzuela, hasta que puso rumbo a Estados Unidos en 1895, dispuesto a aprender ingl¨¦s y probar una suerte que Nueva York le neg¨® en un primer asalto. ¡°El alimento de hoy ha sido el agua de la fuente p¨²blica. Estoy cansado de pedir trabajo in¨²tilmente. Me siento en un banco de Union Square, dispuesto a pasar la noche¡±, dej¨® escrito un d¨ªa en que sus trabajos como friegaplatos o portero de hotel le permitieron completar su diario.
De regreso a Am¨¦rica Latina, su nombre art¨ªstico comenz¨® a ser habitual en teatros de M¨¦xico, Puerto Rico, Venezuela, Colombia, Argentina y La Habana. La casualidad quiso que all¨ª, en 1897, coincidiese con Fregoli, transformista italiano de fama mundial. Con la ayuda de uno de sus colaboradores, y aprovechando un despiste del artista, Toresky descubri¨® c¨®mo ingeni¨¢rselas para, con unas pocas piezas de vestuario, travestirse ante el p¨²blico como cocinero, dama emperifollada, Victor Hugo o Richard Wagner.
Regreso a casa. El ¨¦xito le mantuvo lejos de su hogar hasta 1903. ¡°Por fin, despu¨¦s de 10 a?os de ausencia, llego a Barcelona. No quiero ir a casa sin avisarlos antes¡±, confiesa temeroso del recibimiento de su esposa tras su desbandada. Toresky emprende un mes despu¨¦s una gira por Francia, Portugal y Espa?a y, en 1907, de nuevo rumbo a Am¨¦rica, con funciones en el Gran Teatro Nacional de Cuba, espect¨¢culos en ingl¨¦s en Estados Unidos y una segunda incursi¨®n en Nueva York, esta vez con pasaje en primera y cinco colaboradores que le acompa?an en un debut en el American Theater que sirvi¨® para que, en 1913, Columbia Records le contratase para grabar seis discos.
En 1916 Toresky viaj¨® a Filipinas y Hong Kong, donde su popularidad era tal que anot¨®: ¡°La fuerza p¨²blica ha tenido que hacer distintas cargas para que no asaltasen el teatro los ciudadanos sin entrada¡±. Su ¨¦xito es solo el anticipo de su mayor triunfo: un mete¨®rico estrellato en la radio.
La radio. Toresky. El prodigio de la imaginaci¨®n retrata a un buscavidas que, con el don de la oportunidad del Zelig de Woody Allen, se encontraba en Madrid el d¨ªa del atentado anarquista contra Alfonso XIII en 1906, vivi¨® en 1908 la independencia de Cuba y naveg¨® aguas paname?as en plena construcci¨®n del canal. Hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial: ¡°Esta guerra me estropear¨¢ una carrera brillant¨ªsima¡±, lamenta.
Pero la mayor demostraci¨®n de su don de la oportunidad sucedi¨® un 24 de septiembre de 1924 en Barcelona, cuando la entonces EAJ1, primera radio con licencia para emitir en Espa?a, le contrat¨® como locutor y le encarg¨® que ideara una f¨®rmula para que la publicidad por palabras resultara menos repetitiva. Fue as¨ª como en 1927 naci¨® M¨ªliu, personaje infantil al que el locutor pon¨ªa voz en di¨¢logos humor¨ªsticos entre ambos durante los anuncios.
La popularidad del personaje fue tambi¨¦n el principal reclamo de Toresky cuando puso en marcha el primer programa radiof¨®nico en Espa?a dedicado a la beneficencia, con el que recaud¨® dos millones de pesetas de la ¨¦poca, miles de juguetes e innumerables donaciones para hospitales y orfanatos, en una labor solidaria que hoy contin¨²an programas como Cap nen sense joguina, que cada a?o desde R¨¤dio Barcelona, con la locutora Rosa Badia, recoge juguetes el d¨ªa de Reyes.
Toresky fue, adem¨¢s, un pionero a la hora de llevar a la antena el sentido del espect¨¢culo del teatro. ¡°Los primeros locutores proced¨ªan del vodevil. Yo, que soy de ese gremio, reivindico la radio como un teatro desde el que dirigirse al p¨²blico¡±, dice en el documental el presentador y humorista Andreu Buenafuente. El legado de Toresky como ventr¨ªlocuo radiof¨®nico ha llegado hasta nuestra ¨¦poca tambi¨¦n en los di¨¢logos que el humorista Juan Carlos Ortega, narrador del documental, despliega hoy en antena.
Toresky se convirti¨® as¨ª en el primer locutor en introducir el humor en la radio en Espa?a y en sortear la censura de la dictadura de Primo de Rivera.
Fue, sin embargo, un chiste lo que acab¨® con su fortuna. Durante una emisi¨®n, M¨ªliu le pregunt¨®: ¡°?Por qu¨¦ hay rejas en las c¨¢rceles?¡±, a lo que Toresky contest¨®: ¡°Para que no entren los ladrones¡±. ¡°El chiste no debi¨® de gustar a la CNT, que controlaba las prisiones, y lo detuvieron¡±, resume Armand Balsebre, catedr¨¢tico de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona. ¡°Estaba acusando al Gobierno de haberse convertido en criminal¡±, dice Mari¨¤ Veloy, cuya novela El m¨®n comen?a (Bromera, 2022) recorre la vida de Toresky.
El final de sus d¨ªas, a los 67 a?os, lleg¨® de esta manera en 1937 en medio de violentos enfrentamientos en Barcelona, entre estalinistas, trotskistas y anarquistas. Una estatua de M¨ªliu en los jardines de la Sagrada Familia, el estudio principal de R¨¤dio Barcelona, y ahora un documental recuerdan el legado del primer fen¨®meno medi¨¢tico de la radio en Espa?a.