Los mil esclavos de la naranja
Un matrimonio rumano capt¨® y explot¨® a 1.000 personas en cuatro a?os para recoger fruta. 25 fueron liberados en una casa de Castell¨®n donde viv¨ªan en condiciones infrahumanas
Por fuera parec¨ªa una vivienda unifamiliar m¨¢s. Ubicada en un barrio de las afueras de Onda (Castell¨®n), un municipio de 24.859 habitantes famoso por sus azulejos y por estar sembrado de naranjos, la casa ten¨ªa dos partes. En una, malviv¨ªan 25 personas esclavizadas. Ocupaban tres habitaciones con literas cuyas camas llegaban a compartir dos y tres personas; depend¨ªan de un frigor¨ªfico ...
Por fuera parec¨ªa una vivienda unifamiliar m¨¢s. Ubicada en un barrio de las afueras de Onda (Castell¨®n), un municipio de 24.859 habitantes famoso por sus azulejos y por estar sembrado de naranjos, la casa ten¨ªa dos partes. En una, malviv¨ªan 25 personas esclavizadas. Ocupaban tres habitaciones con literas cuyas camas llegaban a compartir dos y tres personas; depend¨ªan de un frigor¨ªfico estropeado, donde guardaban la poca comida con la que contaban y de una peque?a hornilla oxidada para cocinar. Usaban una sucia letrina fabricada con contrachapado de madera ubicada en el exterior de la vivienda y una ducha y una pila insalubres con aguas estancadas¡ Todo est¨¢ en las fotograf¨ªas de los investigadores que han desarticulado la trama de trata de seres humanos para la explotaci¨®n laboral.
Al otro lado de la pared, viv¨ªan los explotadores: contaban con una espaciosa habitaci¨®n de matrimonio bien amueblada, un ba?o con jacuzzi, un confortable sal¨®n con televisi¨®n de 55 pulgadas, sillones reclinables, y una moderna cocina totalmente equipada con la nevera repleta.
¡°Ninguno se atrevi¨® nunca a cruzar la l¨ªnea imaginaria que separaba esos dos mundos, el de los explotadores y el de los explotados¡±, cuentan los agentes de la secci¨®n de trata de seres humanos de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO), que les han seguido los pasos durante meses. ¡°Entraban y sal¨ªan por una puerta trasera, sin atravesar nunca la vivienda, sin franquear ese pasillo, convencidos de que ese era su lugar en el mundo¡±, agregan.
Un d¨ªa de ¡°hace aproximadamente un a?o y medio¡±, relatan los investigadores, dos hermanos de 16 y 17 a?os, andrajosos y hambrientos, pararon a una patrulla de Seguridad Ciudadana de la Guardia Civil de Onda. ¡°Ten¨ªan hambre y nada que comer, pese a haber estado trabajando varias semanas en el campo. Ped¨ªan ayuda¡±, cuentan los agentes.
As¨ª comenz¨® la llamada Operaci¨®n Bravos, que se ha saldado con la liberaci¨®n en los ¨²ltimos meses de un total de 61 personas, distribuidas en diversas poblaciones, y cinco detenidos, entre los que se encuentra el matrimonio rumano, cabecilla de la trama, y tres familiares. Presuntamente, la pareja capt¨®, traslad¨® y explot¨® ¡°al menos a un millar de personas en los ¨²ltimos cuatro a?os¡±, seg¨²n los agentes y la fiscal de Extranjer¨ªa de Castell¨®n, Carolina Luch. A la espera de que se celebre el juicio, los arrestados se encuentran en prisi¨®n preventiva por un delito de trata laboral de seres humanos, penado con entre cinco y ocho a?os de c¨¢rcel por cada v¨ªctima. Tambi¨¦n se investiga un posible delito de blanqueo de capitales.
La minuciosidad de la investigaci¨®n, realizada al alim¨®n por la UCO y la unidad de Polic¨ªa Judicial de la Comandancia de Castell¨®n, ha corrido en paralelo a una profunda indagaci¨®n patrimonial de los explotadores, y ha logrado poner en evidencia su perverso modus operandi. ¡°No solo los esclavizaban laboralmente, sino que les creaban cuentas bancarias para darles una p¨¢tina de legalidad ante la empresa contratante y luego las manejaban a su antojo, de manera que se apoderaron de gran parte de su dinero, haci¨¦ndoles creer que las cosas funcionaban as¨ª en Espa?a¡±, explican los agentes. En estos momentos los investigadores tratan de calcular cu¨¢l es el monto total de dinero que han podido acumular en los diez a?os que llevaban en Espa?a, pero una prueba de ello son los planos de la mansi¨®n que se estaban construyendo en Rumania, hallados en la casa de Onda.
Los m¨¢s necesitados
El procedimiento habitual en las contrataciones de trabajadores para el campo consiste en que los propietarios de las explotaciones agr¨ªcolas se dirigen a las empresas de trabajo temporal (ETT) para que les busquen jornaleros y as¨ª formar una colla (como se dice en valenciano) para recoger, sobre todo, la fruta de la temporada. En el caso de los trabajadores liberados recolectaban naranjas, melocotones o peras en campos de Valencia, Castell¨®n y Lleida.
¡°A lo mejor les daban 10 euros a la semana para todo: comida, higiene... Pero pod¨ªan ganar 1.200 euros al mes cada uno de ellos¡±, se?alan los agentes. Pese a lo complicado de demostrar esta tipolog¨ªa delictiva ¡ªhay que probar la captaci¨®n, el traslado y la explotaci¨®n, por lo que se suele requerir la complicidad de la v¨ªctima, convertida casi siempre en testigo protegido¡ª, el juez no ha dudado en enviar a los cinco detenidos a la c¨¢rcel. ¡°Buscaban a los m¨¢s desesperados, casi siempre analfabetos, para que estuvieran m¨¢s limitados, y les tra¨ªan y les manten¨ªan enga?ados¡±, explican los investigadores.
De casa al campo
Entraban y sal¨ªan como una colla en las tres furgonetas del matrimonio, de 49 a?os (¨¦l) y 45 (ella). Ambos ejerc¨ªan de capataces ante los empresarios y la ETT que contrataba sus servicios para trabajar en las plantaciones pr¨®ximas al lugar. Los movimientos de las v¨ªctimas se limitaban a ir de la casa al campo, y del campo a la casa. De lunes a domingo. De 7.30 a 18.30, con un descanso de 15 minutos para comer. Solo libraban los d¨ªas en los que la meteorolog¨ªa no permit¨ªa trabajar y ten¨ªan prohibido salir de la casa, si no era acompa?ados de los due?os. Y los mov¨ªan de un sitio a otro en funci¨®n de la campa?a frut¨ªcola.
Cuando los agentes entraron en la casa del n¨²mero 45 de la Avenida del Mar en Onda, el pasado 17 de diciembre, descubrieron el centro de explotaci¨®n del que nadie hasta entonces parec¨ªa haberse apercibido. ¡°Hab¨ªa dos hermanos j¨®venes, familias con hijos menores de edad, hombres, mujeres, ni?os¡¡±, describen los agentes. Casi todos proced¨ªan de la misma zona de Rumania, una peque?a poblaci¨®n agr¨ªcola a 120 kil¨®metros de Bucarest. Y algunos de zonas muy pobres de Bulgaria.
¡°La explotaci¨®n laboral no tiene la misma visibilidad que la explotaci¨®n sexual, pero tambi¨¦n es un problema muy grave. La gente no se imagina que la compra y venta de personas puede suceder al lado de su casa¡±, dice la fiscal Lluch desde su despacho de Castell¨®n.
¡°Ese es el furg¨®n con el que se los llevaban todos los d¨ªas. Hay dos m¨¢s, que est¨¢n all¨ª aparcados. Sal¨ªan a primera hora y luego volv¨ªan y ya no se les ve¨ªa¡±, describe Ver¨®nica, vecina del chalet del barrio Monteblanco de Onda donde fueron liberadas las v¨ªctimas. ¡°La verdad es que nunca nos molestaron. Nos hemos llevado una sorpresa al ver las noticias. El d¨ªa que los liberaron, hab¨ªa coches de la Guardia Civil hasta all¨ª abajo¡±, a?ade.
Amontonados
El chalet hace esquina con la avenida del Mar y la calle Solidaridad. Por el otro lado, linda con otra vivienda de dos plantas. La casa de los explotadores apenas tiene una peque?a ventana al exterior. Por fuera se asemeja un poco a un b¨²nker. Por encima de sus muros, se puede ver un pasillo en un lateral que da acceso a unas habitaciones min¨²sculas donde se amontonaban hasta 25 personas.
El matrimonio rumano que lideraba la red dispon¨ªa de todo el resto de la casa. ¡°Se la construyeron ellos hace ya muchos a?os y la pusieron en venta hace unos meses¡±, apunta otra vecina, en un barrio en el que apenas se ve gente por la calle. ¡°No queremos hablar y no tenemos nada que ver con eso¡±, dice un tercer vecino, visiblemente molesto por la pregunta.
Es un barrio humilde, a medio hacer, en el que se ven casas de una planta (las m¨¢s numerosas), edificios de varios pisos, algunos chalets adosados y otros con un poco de terreno. De una de esas casas sale Francisca. ¡°F¨ªjate que el que yo cre¨ªa que era el bueno era el cabecilla. No sal¨ªan para nada. Iban de casa al trabajo y del trabajo a casa. La verdad es que era gente que no se met¨ªa con nadie¡±, indica esta mujer de avanzada edad, mientras dirige la cabeza hacia la fachada del chalet, cuya puerta exterior a¨²n conserva los precintos de la Guardia Civil y el boquete en la cerradura que hicieron los agentes para entrar.
Trabajar 12 horas y pagar por ello
Los explotadores aprovechaban que la mayor parte de sus v¨ªctimas eran analfabetas y desconoc¨ªan el espa?ol para ejercer de int¨¦rpretes ante la empresa que les contrataba y los bancos donde abr¨ªan sus cuentas individuales. En im¨¢genes tomadas por los investigadores, puede verse a uno de los dos miembros del matrimonio que controlaba la organizaci¨®n acompa?ando a la v¨ªctima a una sucursal bancaria. ¡°Les ped¨ªan todos sus datos y controlaban sus cuentas, se quedaban con sus tarjetas y pon¨ªan a todas el mismo pin, para tener acceso directo al dinero¡±, explican los investigadores. ¡°La mayor¨ªa de las v¨ªctimas no hab¨ªan visto nunca una tarjeta bancaria, no sab¨ªan usarlas¡±, se?alan. Cuando llegaba la hora de pagarles algo, les hac¨ªan la cuenta rest¨¢ndoles del sueldo un sinf¨ªn de gastos: ¡°El viaje a Espa?a, la casa, la comida, los traslados al trabajo, los d¨ªas no trabajados... Hasta que al final, tras jornadas de 12 horas durante meses, el trabajador a¨²n les deb¨ªa dinero¡±.
El matrimonio, procedente de la misma regi¨®n rumana que la mayor¨ªa de sus v¨ªctimas, ¡°aprovechaba sus contactos en la poblaci¨®n de origen para conocer las penosas circunstancias en las que se encontraban sus compatriotas: sab¨ªan qui¨¦nes estaban m¨¢s necesitados y desesperados por una enfermedad de alg¨²n familiar, por una muerte, si ten¨ªan dinero o no para comprar medicinas, si les faltaba trabajo¡ y precisamente a esos les propon¨ªan venirse para Espa?a a trabajar supuestamente por un buen sueldo, una vivienda garantizada, y en condiciones dignas. Pero nada m¨¢s lejos de la realidad¡±, aseguran los agentes.
Las v¨ªctimas eran gente de campo, avezados campesinos rumanos, buenos conocedores de las t¨¦cnicas y del trabajo agr¨ªcola pero analfabetos en su gran mayor¨ªa. ¡°Buen¨ªsimos trabajadores para cualquier empresario agricultor, pero incapaces de leer o escribir en su propio idioma y mucho menos en espa?ol, muchos no hab¨ªan visto una tarjeta de cr¨¦dito en su vida¡±, se?alan los agentes que condujeron la investigaci¨®n.
La fiscal Carolina Lluch est¨¢ determinada a llegar hasta el final: ¡°Han sido liberadas 61 v¨ªctimas, pero hay muchas m¨¢s¡±, insiste la fiscal. ¡°No vamos a parar hasta interrogar al mayor n¨²mero posible, en Rumania y Bulgaria. Cuantas m¨¢s v¨ªctimas, mayor es la pena¡±, recuerda.
¡°Es verdad que no hay protocolos de actuaci¨®n establecidos en estos casos de explotaci¨®n laboral y nos tenemos que echar cables unos y otros¡±, dice Sara Garc¨ªa, la trabajadora social del Ayuntamiento de Benic¨¤ssim a la que llam¨® la fiscal para recabar con urgencia su ayuda y atender a los trabajadores. ¡°Se articul¨® una partida de dinero¡± para comprar comida, productos de higiene y de primera necesidad, en contacto con el Banco de Alimentos de C¨¢ritas. ¡°?bamos a hablar con ellos cada dos d¨ªas, a supervisar y por si necesitaban algo, pero tampoco hablaban mucho. Es verdad que no hablaban castellano y al principio estaban como temerosos, como si no se fiaran de nosotros; el primer d¨ªa no nos dejaron darles la comida. Pero luego se mostraron muy agradecidos¡±. Sara Garc¨ªa destaca la implicaci¨®n incluso personal de las concejal¨ªas de Servicios Sociales y de Igualdad.
Los agentes de la Guardia Civil aseguran que ¡°al principio no cog¨ªan los alimentos que les daban porque tem¨ªan que se los cobrasen despu¨¦s a precios desorbitados, como hac¨ªan sus explotadores para justificar el poco dinero que les daban¡±.
La mayor parte de las v¨ªctimas liberadas han regresado ya a su pa¨ªs de origen. Tras ser liberados en Onda, recibieron ayuda de los servicios sociales de esta poblaci¨®n castellonense, as¨ª como de la cercana Benic¨¤ssim. Tambi¨¦n de un empresario de esta ¨²ltima localidad, que ha preferido mantenerse en el anonimato y ha declinado hablar con este diario. Dio alojamiento gratuito a unos 15 trabajadores explotados durante tres semanas, desde su liberaci¨®n hasta su repatriaci¨®n.
Carencias del sistema
La fiscal Lluch destaca la ayuda recibida porque ¡°el sistema no est¨¢ preparado para atender a las v¨ªctimas de la explotaci¨®n laboral, como s¨ª lo est¨¢ en la explotaci¨®n sexual en el caso de que se trate de mujeres¡±.
¡°Hemos ayudado en todo lo que nos pidi¨® la UCO. Sobre todo en alojamiento y comida en los primeros d¨ªas que siguieron a la liberaci¨®n¡±, dice ?scar Vallejo, el concejal de Bienestar Social de Onda. El edil asegura que es la primera vez que tiene en el municipio ¡°una operaci¨®n de esta magnitud¡± y sostiene que no se puede generalizar el abuso de los jornaleros en la recogida de la naranja.
La investigaci¨®n sigue abierta y de momento hay cuatro personas en prisi¨®n provisional. La fiscal no descarta que haya m¨¢s investigados al margen de los cabecillas de la red.
La inconsciencia de ser v¨ªctima de trata
Casi todas las investigaciones de casos de trata de seres humanos con fines de explotaci¨®n laboral revelan que ni la sociedad est¨¢ sensibilizada ante este problema ¡ª¡°tienen a vecinos como esclavos y nadie los ve¡±, destacan los investigadores¡ª ni las propias v¨ªctimas son conscientes de serlo. ¡°Creen que lo que les ocurre es lo normal, viven atemorizados y casi siempre cegados por la falsa esperanza de que les pagar¨¢n alg¨²n d¨ªa y podr¨¢n regresar a su pa¨ªs con el objetivo cumplido¡±, explican los agentes de la Guardia Civil.
¡°Ha habido alguna v¨ªctima que llevaba tanto tiempo trabajando en Espa?a que deber¨ªa haber ganado aproximadamente 50.000 euros en todo este tiempo y tan solo hab¨ªa cobrado 6.000¡±, ilustran los investigadores para mostrar el nivel de aguante de las personas explotadas. Los agentes destacan ciertas similitudes entre estos delitos y la violencia de g¨¦nero. Todo queda oculto en un ¨¢mbito dom¨¦stico aterrador y silenciado, inconscientemente, por las propias personas explotadas.