Las autocaravanas, en el limbo de la frontera con Portugal
En el paso de Ayamonte solo los camiones y furgonetas escapan al severo control. Los atascos en el norte son kilom¨¦tricos
¡°?No manos!¡±, advierte la holandesa Jacqueline Mulder a los periodistas espa?oles que se acercan para conocer su situaci¨®n. La caravana de Mulder est¨¢ aparcada en zona de nadie, entre la parte espa?ola de Ayamonte y la portuguesa de Vila Real de Santo Ant¨®nio, esperando que el c¨®nsul holand¨¦s le d¨¦ una soluci¨®n. Ni la Guardia Civil la deja avanzar para Espa?a ni la Guardia Nacional Republicana para Portugal.
Los registros en la frontera de Huelva y el Algarve son severos, pero sin aglomeraciones en el primer d¨ªa del cierre de fronteras. Es uno de los nueve pasos terrestres abiertos entre los dos pa¨ªses. Las ¨®rdenes parec¨ªan claras, prohibido el paso a turistas y permitido a transportistas, trabajadores transfronterizos y personas que regresan a su pa¨ªs, pero la casu¨ªstica de veh¨ªculo a veh¨ªculo es m¨¢s complicada.
-¡±?Marcooo, que este quiere ir al banco¡±.
Un polic¨ªa nacional avisa a otro para que decida si deja pasar de Espa?a a Portugal a un se?or mayor que conduce una furgoneta. El tr¨¢nsito entre Ayamonte y Santo Ant¨®nio siempre ha sido fluido. Los vecinos de la zona aprovechan los mejores servicios o precios en un lado o en otro.
El del banco pasa, al igual que los camioneros, que no obstante deben explicar ad¨®nde van a descargar y qu¨¦ llevan. El tr¨¢fico es escaso. Polic¨ªas de un lado y otro congenian y se ponen al d¨ªa. ¡°Sigue habiendo gente que no vive en este mundo. Ese t¨ªo no se hab¨ªa enterado de nada, ni del cierre ni de los avisos ni del coronavirus¡±, comenta un polic¨ªa espa?ol a su colega portugu¨¦s.
En un aparcamiento improvisado aguardan los que ni s¨ª ni no; es el limbo burocr¨¢tico. Una pareja espera dentro de su flamante Range Rover con matr¨ªcula portuguesa. ¡°?No pueden entrar?¡¯¡±. ¡°Yo s¨ª¡±, responde ¨¦l, ¡°ella no¡±. Ella es francesa y est¨¢ para pocas gaitas; le ordena a su pareja que suba la ventanilla y que se calle mientras solicita por el m¨®vil un taxi que la devuelva a Huelva. Parece que no hay papeles que demuestren que son algo m¨¢s que pareja accidental.
Dos caravanas, una de matr¨ªcula holandesa y otra alemana, esperan en el mismo lugar. Portugal se ha llenado en los ¨²ltimos d¨ªas de autocaravanas, principalmente de los Pa¨ªses Bajos, muy aficionados a las playas del Algarve y la Costa Vicentina y que parece que aprovecharon el tard¨ªo cierre de fronteras para ocupar terreno. Pero estas dos llegan tarde. A Jacqueline Mulder se le ha chafado la excursi¨®n. Sali¨® de Holanda con la intenci¨®n de recorrer Europa. Es una freelance que trabaja para una revista tur¨ªstica holandesa pero impresa en Portugal. ¡°Trabajaba, me acaba de llamar el jefe para decirme que ha cerrado la revista¡±.
Mulder hablar con la ventanilla semiabierta. No sabe portugu¨¦s, as¨ª que lleva escritas tres frases en un cuaderno: ¡°Tengo comida y agua para dos semanas¡±, ¡°Solo tengo que repostar en el camino¡± y la tercera, reci¨¦n escrita: ¡°Derecho civil viajar al pa¨ªs de origen¡±. Su m¨®vil permanece conectado 24 horas a la espera de que el c¨®nsul holand¨¦s le saque del apuro. La tabla de surf y la bici de su caravana tampoco han ayudado a convencer a las polic¨ªas fronterizas de su trabajo profesional.
En la frontera fluvial del Guadiana no hay medias tintas. Todo cerrado. El muelle de San Antonio es un p¨¢ramo. El coronavirus de momento no hace estragos (14 casos en el Algarve, 448 en todo el pa¨ªs con una v¨ªctima mortal), pero el riesgo es el sustento econ¨®mico. El Campino ha dejado de cruzar el r¨ªo cada hora para llevar y traer turistas. Permanece atracado desde la noche y sin un alma alrededor. En el estacionamiento hay un par de todoterrenos de la empresa de turismo verde Rio Sul Travel. El mercadillo con souvenirs portugueses ni siquiera ha abierto y el restaurante que resiste apenas cuenta con una mesa ocupada. Hasta el puesto policial del muelle ha echado el cierre.
El paso fronterizo de la A-55 entre Tui (Pontevedra) y Valen?a do Minho registr¨® ayer retenciones de hasta seis kil¨®metros por los controles impuestos con el Estado de Alarma y el cierre de fronteras. Esta autov¨ªa es la de mayor tr¨¢fico de entre todas las que unen los dos pa¨ªses a lo largo de su frontera, con el paso de cerca de 15.000 veh¨ªculos al d¨ªa (datos de 2015) frente a los 9.500 de Ayamonte (Huelva) o los 5.500 de Ver¨ªn (Ourense), informa Silvia Pontevedra.
La frontera entre Tui y Valen?a, dos localidades separadas solo por el r¨ªo Mi?o, que funcionan en la pr¨¢ctica como una sola, amanecieron con el puente viejo cortado por vallas y vigilancia a ambos lados, de la GNR (Guarda Nacional Republicana) y de la Polic¨ªa Local tudense. El ¨²nico paso abierto es el del puente nuevo de la autov¨ªa, en Espa?a controlado por la Polic¨ªa Nacional, y ayer, desde las seis de la ma?ana, empezaron a formarse colas por los controles a los veh¨ªculos. La mayor¨ªa, explica el alcalde de Tui, el socialista Enrique Cabaleiro, eran camiones de mercanc¨ªas o trabajadores que acud¨ªan a sus puestos a uno y otro lado de la llamada ¡®raia¡¯ entre pa¨ªses.
El intenso tr¨¢nsito que soporta esta carretera se debe a que vertebra la regi¨®n norte de Portugal (con varios pol¨ªgonos en distintos municipios y un n¨²cleo fuertemente industrializado en Oporto) y una de las zonas con m¨¢s f¨¢bricas de Galicia que abarca el ¨¢rea de Vigo y O Porri?o (Pontevedra). Algunos particulares que quisieron cruzar tuvieron que dar la vuelta. Fue el caso, ejemplifica Cabaleiro, de "dos ciudadanos senegaleses que viajaban desde Vigo en taxi" con el objetivo de marchar a Portugal: "Tuvieron que dar la vuelta, pero sin obligaci¨®n de pagar el taxi de regreso".
El otro paso en Galicia que permanece abierto a mercanc¨ªas y trabajadores, pero no a turistas ni visitantes, es el que une los ayuntamientos de Ver¨ªn (Ourense) y Chaves (Vila Real). Desde las 12 de la noche del lunes, estas dos localidades ¨ªntimamente ligadas y constituidas en Eurociudad han quedado comunicadas ¨²nicamente para el paso de camiones y trabajadores, pero los vecinos de ambos lados ya no pueden transitar como hasta ahora. A pesar de que era una costumbre cotidiana que los portugueses cruzasen a Ver¨ªn para llenar el dep¨®sito de combustible o comprar butano, m¨¢s baratos que en su pa¨ªs. Y tambi¨¦n acudir a algunos supermercados donde, seg¨²n el alcalde en funciones, Diego Lourenzo (BNG), "entre el 60% y el 70% de los compradores ven¨ªan de all¨ª".
Lourenzo, nacido en Feces de Abaixo, el primer pueblo a este lado de la 'raia', es hijo de portuguesa y gallego, como tantas otras personas a ambos lados de la frontera hasta ahora invisible. "Hay muchos matrimonios mixtos, con familia en Galicia y en Portugal", explica. "Yo mismo conservo la doble nacionalidad y no s¨¦ qu¨¦ ocurrir¨ªa si decido cruzar como particular ahora que se ha decretado la alarma".
En el ayuntamiento ourensano de Lobios, por ejemplo, est¨¢n la frontera de Portela de Homem y la de Madalena-Lindoso, mientras que en el municipio de Entrimo est¨¢ la de Guxinde-Castro Laboreiro, y as¨ª todo un rosario a lo largo de la ¡®raia seca¡¯ (la que no marca el r¨ªo) entre Ourense y Portugal. Son territorios fuertemente envejecidos y despoblados. ¡°Saben que somos cuatro gatos¡± y la mayor¨ªa ¡°mayores de 65 a?os¡±, comenta un vecino de Mu¨ª?os (Ourense), por eso la vigilancia, aunque la vayan a reforzar, de momento parece ¡°semejante a la del resto del a?o¡±.
Informaci¨®n sobre el coronavirus
- Aqu¨ª puedes seguir la ¨²ltima hora sobre la evoluci¨®n de la pandemia
- El mapa del coronavirus: as¨ª crecen los casos d¨ªa a d¨ªa y pa¨ªs por pa¨ªs
- Gu¨ªa de actuaci¨®n ante la enfermedad
- En caso de tener s¨ªntomas, estos son los tel¨¦fonos que se han habilitado en cada comunidad
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.