Pol¨ªticos en la primera l¨ªnea del frente sanitario
Parlamentarios y concejales de diferentes partidos combaten la epidemia como m¨¦dicos, anestesistas, cirujanos o enfermeros
La ¡°gran crisis de nuestras vidas¡±, como ha definido Pedro S¨¢nchez al embate despiadado del coronavirus, con casi 14.000 fallecidos y los que vendr¨¢n, por no hablar del impacto social con una econom¨ªa en cuidados intensivos, lo ha alterado todo. De arriba abajo. Sin distinciones ni matices. La adaptaci¨®n a la mayor emergencia sanitaria desde la mal llamada gripe espa?ola de 1918 ha situado tambi¨¦n en la primera l¨ªnea del frente contra la Covid-19 a pol¨ªticos que compatibilizan ese trabajo con su profesi¨®n m¨¦dica.
¡°Hemos llegado a realizar una sanidad de batalla. De supervivencia. Del m¨ªnimo imprescindible para llegar al m¨¢ximo de personas antes de que se entrase en la nueva fase de estabilizaci¨®n de la epidemia¡±, resume M¨®nica Garc¨ªa, de 46 a?os, diputada auton¨®mica de M¨¢s Madrid y anestesista en el Doce de Octubre, uno de los grandes hospitales de la comunidad que concentra el 39% de fallecidos y el 29% de los casos oficiales de todo el pa¨ªs. ¡°Se han superado las peores expectativas. Este escenario de colapso se esperaba en una o dos semanas y en Madrid lleg¨® la semana pasada¡±, relata. ¡°El peor momento es cuando salgo del turno, hasta que metabolizo lo que ha pasado. Trato de quedarme con lo bueno... ?hoy hemos extubado a dos personas!¡±, contaba a mitad de la semana pasada. Este martes hab¨ªa en Madrid 1.494 pacientes ingresados en las UCI, 16 menos que el lunes.
El coronavirus ha llevado al l¨ªmite al sistema. ¡°Solo se practican las operaciones quir¨²rgicas imprescindibles, como a pacientes oncol¨®gicos y tambi¨¦n de cirug¨ªa mayor ambulatoria. Durante el estado de alarma habr¨¦ hecho 14 o 15 intervenciones¡±, explica Antonio Alarc¨®, senador de 65 a?os del PP por Tenerife y responsable de cirug¨ªa general y del aparato digestivo en el Hospital Universitario de Canarias.
Alarc¨® destaca que no ha realizado ning¨²n trasplante de p¨¢ncreas en las ¨²ltimas tres semanas pese a que se trata de una de sus especialidades: ¡°Somos centro de referencia nacional, pero con la pandemia no hemos tenido ni donantes¡±. El senador popular desempe?a su trabajo por telemedicina todo lo que puede, incluido el seguimiento de las patolog¨ªas de sus pacientes. ¡°El resto de pacientes [sin coronavirus] pueden contagiarse m¨¢s f¨¢cilmente en los hospitales¡±, advierte. E insiste en pedir m¨¢s medios para el personal ¡°que est¨¢ en primera fila¡±, como los enfermeros y conductores de ambulancias.
Los planes de contingencia han convertido la planta del Hospital Costa del Sol (M¨¢laga) destinada a pacientes de posoperatorio de otorrinolaringolog¨ªa y urolog¨ªa en una planta para casos sospechosos de coronavirus. ¡°La gente entra muy asustada, te dice que es una planta de transici¨®n porque no saben si son positivos o negativos... A todos les tratamos como si lo fueran¡±, cuenta Ana Gonz¨¢lez, concejal socialista de 43 a?os en Marbella y enfermera desde hace dos d¨¦cadas. La alcaldesa de Marbella, ?ngeles Mu?oz (PP), m¨¦dica de Atenci¨®n Primaria en excedencia, forma parte del comit¨¦ de coordinaci¨®n ante el coronavirus en el mismo hospital.
Para Gonz¨¢lez, una de las cosas m¨¢s desconcertantes de la Covid-19 es lo impredecible que resulta. ¡°Hay gente joven que est¨¢ bien y de repente les empieza a faltar el aire y terminan en la UCI. Tienes que salir corriendo a intubarles porque en diez minutos se te pueden ir¡±, cuenta. En el caso de este hospital comarcal, parte del quir¨®fano de la primera planta se ha transformado en una segunda ala de cuidados intensivos. ¡°En las UCI no solo hay personas mayores. No sorprende ver a pacientes de 40 a?os. Y no todos con patolog¨ªa. Es parte del drama¡±.
Bego?a Garc¨ªa Retegui, de 64 a?os y miembro de la direcci¨®n federal del PSOE, juega otro papel crucial en el combate con un enemigo desconocido hasta hace pocas semanas. Con 41 a?os de experiencia, forma parte de la primera promoci¨®n de m¨¦dicos de familia. Entre sus tareas en Murcia sobresale la atenci¨®n telef¨®nica de casos sospechosos que encaran la enfermedad confinados en sus domicilios. ¡°El ojo cl¨ªnico de los m¨¦dicos y enfermeros que siguen la evoluci¨®n de cada paciente provoca que ingrese el 70% de las personas que remitimos al hospital. Eso supone que se hace un buen an¨¢lisis, lo que contribuye a no saturar el sistema¡±, expone.
El seguimiento es diario: ¡°Si en tres llamadas el paciente no coge el tel¨¦fono damos parte a la polic¨ªa por si le ha pasado algo o se ha saltado el confinamiento¡±. Garc¨ªa pregunta si han tenido fiebre, comprueba si les ha aumentado o disminuido la tos, en caso de fatiga realiza un test para comprobar la capacidad pulmonar... Si al sexto d¨ªa siguen con fiebre ordena que vayan al hospital para comprobar la saturaci¨®n de ox¨ªgeno.
En el centro de salud se coordina para atender a pacientes con problemas respiratorios, que no se mezclan con el resto. ¡°Casi todos acaban en listados de casos probables¡±, concluye Garc¨ªa, que aunque echa en falta m¨¢s test de diagn¨®stico cree que ¡°en t¨¦rminos generales¡± Murcia, gobernada por el PP, est¨¢ actuando de manera adecuada. De la misma forma se pronuncia el senador canario. ¡°Desde 2012 venimos avisando de la falta de camas y profesionales. Nos llamaban catastrofistas. No era una cr¨ªtica pol¨ªtica, era un diagn¨®stico de nuestra sanidad¡±, discrepa Garc¨ªa, defensora a ultranza de la sanidad p¨²blica y muy activa en la marea blanca contra la privatizaci¨®n de la gesti¨®n de hospitales en Madrid.
Agobiados e inc¨®modos pero protegidos
A la impotencia de sentir que se va por detr¨¢s del virus y una sobrecarga emocional propia de un escenario de guerra se a?ade el agobio que causan las medidas de seguridad en el personal m¨¢s expuesto. ¡°Terminas empapada en un traje que no transpira. Las gafas se te van empa?ando mientras tienes que seguir haciendo t¨¦cnicas invasivas como sacar muestras de sangre, poner suero¡¡±, narra Gonz¨¢lez su odisea diaria de enfermera. ¡°Puede ser muy inc¨®modo y agobiante, hay momentos en que te llegas a marear¡±, apunta Garc¨ªa. La diputada emplea diez minutos para quitarse las protecciones en un ¡°¨¢rea sucia¡± mientras la gu¨ªan.
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