La mujer que lleva 30 a?os esperando a que la indemnicen por sus quemaduras
Anna Palomares reclama 295.000 euros al Estado por la desidia del juzgado en el cumplimiento de la sentencia
Anna Palomares ya no es aquella ni?a que evitaba en la piscina que le vieran la parte izquierda de su peque?o cuerpo, la menor de ocho a?os que fue creciendo a la vida entre constantes visitas al quir¨®fano (23) para tratar de superar un dolor del que no era culpable. Tampoco la joven que, en sus largu¨ªsimas estancias hospitalarias en la unidad de grandes quemados del hospital Val d¡¯Hebron de Barcelona, vio c¨®mo ella continuaba all¨ª y, en cambio, daban el alta al chiquillo del que se hab¨ªa enamorado, y del que nunca m¨¢s supo¡
Anna sufri¨® mucho. Hoy tiene 47 a?os, es administradora de fincas, vive en Girona y su innata jovialidad y bonhom¨ªa le han ayudado a superar las graves secuelas de aquella negligente explosi¨®n en casa de su abuelo.
Anna es una v¨ªctima por partida doble: de la negligencia de otros (¡°todav¨ªa hoy evito mirarme al espejo, y menos desnuda¡±), y, para colmo, de la desidia del juzgado que llev¨® su caso. La justicia tambi¨¦n le ha fallado. Y es que, al dolor de unas quemaduras indelebles, suma 30 a?os (10.950 d¨ªas) de desinter¨¦s judicial. El hombre condenado por sus lesiones, Jos¨¦ Mar¨ªa Figueras, ni ha ido a la c¨¢rcel ni le ha indemnizado. Y ya no ser¨¢ posible cumplir la sentencia.
La v¨ªspera de Navidad de 1981, Anna fue con sus padres a casa de sus abuelos. Apenas ten¨ªa ocho a?os. Poco antes, Jos¨¦ Mar¨ªa Figueras hab¨ªa instalado en la vivienda un sistema de calefacci¨®n que conduc¨ªa por tubos vapor a las tres plantas de la casa. Cuando la ni?a estaba en la cocina, una v¨¢lvula estall¨® y proyect¨® sobre ella una r¨¢faga de vapor que le abras¨® casi hasta los huesos la parte izquierda de su cuerpo. Figueras fue condenado a cuatro meses de c¨¢rcel por una negligencia muy grave, la deficiente instalaci¨®n de la caldera) y a pagarle una indemnizaci¨®n de casi 80.000 euros (13 millones y medio de las antiguas pesetas). Las lesiones y secuelas, que nunca se borrar¨¢n, precisaron cuatro meses de hospitalizaci¨®n con 752 d¨ªas de curaci¨®n. ¡°Tiene m¨²ltiples cicatrices muy extensas y deformantes en su cuerpo", seg¨²n el sumario.
¡°Perd¨ª casi toda la musculatura del brazo y muslo izquierdo¡±, detalla Anna, que poco despu¨¦s del accidente hizo la primera comuni¨®n ya con secuelas visibles. Su padre le don¨® piel para algunas reconstrucciones quir¨²rgicas. ¡°Se me quem¨® el 40% del cuerpo, justo el porcentaje que act¨²a como l¨ªnea divisoria entre la vida y la muerte, estuvieron a punto de amputarme el brazo izquierdo", detalla Anna desde la mirada del tiempo.
¡°Por absoluta negligencia, desidia y dejadez del personal adscrito al juzgado [el n¨²mero 1 de Primera Instancia e Instrucci¨®n 1 de La Bisbal del Ampurd¨¢n, Girona], a d¨ªa de hoy, casi 30 a?os despu¨¦s de dictarse la sentencia, sigo sin haber cobrado pr¨¢cticamente nada de indemnizaci¨®n, pese a que el proceso de ejecuci¨®n se dict¨® hace ya 29 a?os¡±, cuenta Anna. Su caso judicial sigue abierto desde 1981. Debe ser de los m¨¢s antiguos de Espa?a. El Consejo General del Poder Judicial, el ¨®rgano de gobierno de los jueces de Espa?a, ha elaborado un informe sobre este asunto, tras presentar Anna una demanda ante el Ministerio de Justicia por la inacci¨®n judicial.
Se sinti¨® muy feliz cuando EL PA?S se puso en contacto con ella. ¡°Estoy encantada de que, despu¨¦s de tantos a?os, alguien se haya interesado por mi historia¡±, comenta. Pese a tanto dolor, se afana por no perder de sus labios la sonrisa, pero tambi¨¦n siente rabia. Ocho a?os tard¨® en celebrarse el juicio. 30 a?os despu¨¦s del accidente, ha perdido la esperanza de poder cobrar la indemnizaci¨®n. ¡°Ni he cobrado ni ¨¦l, el instalador, que ha hecho lo indecible por no pagar, tampoco ha cumplido la peque?a pena de c¨¢rcel que le impusieron, y todo por el absoluto desinter¨¦s del juzgado¡±, se queja.
El Poder Judicial le ha dado la raz¨®n. En su informe sobre el caso de Anna, ni siquiera entra a calificar la tardanza del juzgado en solventar un caso ¡°que no presentaba especial complejidad¡±, admite el Consejo, que no entiende que los distintos jueces que han desfilado por ese juzgado no hayan utilizado el poder que les otorga la ley para que Figueras hubiera pagado. R¨¢pido se declar¨® insolvente.
El Poder Judicial reproduce un escrito del letrado judicial del juzgado que s¨ª alude a la extraordinaria dilaci¨®n que cosecha este asunto: ¡°Veintiocho a?os no es un plazo precisamente r¨¢pido, ni m¨ªnimamente razonable, sino extraordinariamente desacostumbrado (afortunadamente)¡±, reconoce el letrado.
Anna sabe que ya es imposible que el negligente instalador le indemnice. Se ha jubilado y su pensi¨®n es inembargable porque cobra menos de 950 euros. Pero hubo ocasiones en que se le pudo embargar y el juzgado no hizo nada. De nada ha servido el cerro de escritos que, a?o tras a?o, fue presentando Anna en el juzgado pidi¨¦ndole al juez que embargara las cuentas del acusado. ¡°Le localizamos cuatro coches de su empresa y lo comunicamos al juzgado, pero cuando en alguna ocasi¨®n el juez acord¨® trabar las cuentas, el condenado se lo ol¨ªa y las vaciaba. Tambi¨¦n se orden¨® el embargo de los coches, pero ¨¦l sigui¨® funcionando con ellos por el pueblo y tampoco no pas¨® nada... Solo se le pudo trabar la pensi¨®n, por algo m¨¢s de 2.000 euros, antes de que el salario m¨ªnimo inembargable se elevase a 950 euros.
Por eso, por la desidia judicial, ha presentado una demanda ante el Ministerio de Justicia en la que pide una indemnizaci¨®n por el deficiente funcionamiento del juzgado. La indemnizaci¨®n por este mal funcionamiento del juzgado la fijar¨¢ el Ministerio de Justicia. Ella pide casi 300.000 euros, pero la partida presupuestaria que tiene el ministerio para reparar este tipo de errores judiciales es muy limitada y no suele ir m¨¢s all¨¢ de 15.000 o 20.000 euros por estas negligencias. Y el expediente no ha hecho m¨¢s que comenzar.
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