Portavoz en el Congreso, enfermero y enfermo
La odisea del diputado asturiano Isidro Mart¨ªnez Oblanca para intervenir en el Parlamento, ayudar en el hospital de la Cruz Roja de Gij¨®n y superar la cuarentena de la covid-19
Hay una gran guerra global contra la pandemia de la covid-19 y luego miles de batallas locales, individuales. La de Isidro Mart¨ªnez Oblanca ha sido ¡°una odisea¡± para ejercer su labor habitual como portavoz en el Congreso del partido Foro Asturias, luego por intentar ayudar con m¨²ltiples problemas log¨ªsticos y administrativos ya como enfermero, su profesi¨®n durante 19 a?os, y ahora como enfermo para superar el contagio, dar negativo en la PCR y dejar la reclusi¨®n forzada desde que se encontr¨® mal en el anterior debate sobre la pr¨®rroga del estado de alarma. Ninguna de esas tareas se lo han puesto f¨¢cil.
En el ¨²ltimo debate sobre el estado de alarma, el pasado mi¨¦rcoles, ya tuvo que votar telem¨¢ticamente desde su confinamiento en su casa de Gij¨®n afectado por el coronavirus. Vot¨® no. Cree, como su partido, que muchas cosas no se han hecho bien ni a tiempo. Pero tampoco ha sido nunca un hooligan. Su pasi¨®n, dice, ¡°ye Asturias¡± y ser enfermero. Hizo la mili en el hospital militar de Barcelona y se licenci¨® cinco d¨ªas despu¨¦s de aprobarse la Constituci¨®n de 1978. La pol¨ªtica es un par¨¦ntesis en su vida (ha sido 16 a?os entre senador y diputado) y otro tipo de virus.
El Gobierno decret¨® el primer estado de alarma el 14 de marzo y Mart¨ªnez Oblanca, que estuvo en aquel pleno como portavoz de su partido en el Congreso, envi¨® cinco d¨ªas despu¨¦s un correo electr¨®nico al consejero de Salud del Principado de Asturias, al presidente asturiano y a la ministra de Defensa, Margarita Robles, porque le hab¨ªa llegado que se planeaba instalar un hospital de campa?a en Gij¨®n y hac¨ªa falta personal voluntario. Los dos primeros, dice, ni le contestaron. Robles, en el propio debate, le anim¨® a ponerse en contacto con los responsables de la Unidad Militar de Emergencias (UME) en Asturias.
Esos intentos de ayudar se encontraron con muchas trabas. Al final recurri¨® por la v¨ªa directa a la jefa de enfermer¨ªa del hospital de la Cruz Roja de su localidad, que estaba montando con voluntarios dos plantas especiales para atajar la covid-19, y que es donde trabaja su mujer, tambi¨¦n enfermera. Mart¨ªnez Oblanca quer¨ªa luchar cara a cara contra el coronavirus pero en el centro, peque?o y con la tasa de afectados sanitarios m¨¢s alta de Asturias, razonaron que por su edad, 63 a?os, era mejor que se ocupase de colaborar en otros aspectos de menor riesgo de contagio.
Enfundado en su bata blanca, con su mampara anticovid-19 y su mascarilla, empez¨® a acudir todos los d¨ªas, s¨¢bados, domingos y festivos incluidos, al hospital de la Cruz Roja de Gij¨®n para poner en contacto por tel¨¦fono o videoconferencia a los otros grandes olvidados de esta crisis, los pacientes convencionales, a los que tampoco se les permiten visitas de sus familiares. No ha puesto ni una tirita, pero ha reparado muchas grietas afectivas y humanitarias.
¡°Me han pasado experiencias preciosas y otras trist¨ªsimas¡±, reconoce. Y detalla: ¡°Un d¨ªa, a un paciente, un vasco de unos 60 a?os que apenas pod¨ªa respirar ni hablar, le puse al tel¨¦fono a su hermana, que muy animosa le preguntaba: ¡®?C¨®mo est¨¢s? Cu¨¦ntame algo¡¯, y al final, con un hilo de voz que parec¨ªa el ¨²ltimo suspiro, le dijo: ¡®?A¨²pa Atleti!¡±. Tambi¨¦n fue testigo de la ¨²ltima charla y el ¨²ltimo ¡°te quiero¡± entre dos hermanas mayores por videoconferencia.
Hace 16 d¨ªas, para el anterior debate de estado de alarma, Mart¨ªnez Oblanca colg¨® la bata, se fue al Congreso, advirti¨® de que para pr¨®ximas pandemias habr¨¢ que estar m¨¢s alerta y se march¨® al hotel. Apenas durmi¨®. Tuvo pesadillas y sudores fr¨ªos durante tres d¨ªas. Regres¨® a Gij¨®n y a la ma?ana siguiente acudi¨® al hospital, con muchos s¨ªntomas pero sin fiebre. Se hizo la prueba y result¨® positivo. Se recluy¨®. Desde entonces ha recapacitado sobre muchas cosas y ha sacado alguna conclusi¨®n: ¡°Esta crisis ha costado car¨ªsimo en v¨ªctimas y no deber¨ªamos olvidar nunca que necesitamos un sistema sanitario fuerte¡±. Y enfermeros.
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