De la carpa del circo a la limpieza del pueblo
Integrantes del Stellar Circus trabajan como voluntarios para el Ayuntamiento zaragozano de Torrellas tras pasar m¨¢s de tres meses varados
El ruido de un montacargas resuena en las preciosas callejas de arquitectura isl¨¢mica de Torrellas (Zaragoza, 250 habitantes). El eco se puede escuchar en la entrada del pueblo, procedente de los seis tr¨¢ileres del Stellar Circus, toda una instituci¨®n en las artes circenses espa?olas. En el veh¨ªculo, usado antes para levantar carpas de circo, Billy Sacrist¨¢n, de 18 a?os, saca del jard¨ªn un mont¨®n de agujas de pino. Frente a ¨¦l, Mois¨¦s Malmierca, que hasta hace tres meses era montador, da instrucciones al chico, hijo del director del Stellar: ¡°Cuidado, chaval, m¨¢s a la izquierda¡±. La obra de ja...
El ruido de un montacargas resuena en las preciosas callejas de arquitectura isl¨¢mica de Torrellas (Zaragoza, 250 habitantes). El eco se puede escuchar en la entrada del pueblo, procedente de los seis tr¨¢ileres del Stellar Circus, toda una instituci¨®n en las artes circenses espa?olas. En el veh¨ªculo, usado antes para levantar carpas de circo, Billy Sacrist¨¢n, de 18 a?os, saca del jard¨ªn un mont¨®n de agujas de pino. Frente a ¨¦l, Mois¨¦s Malmierca, que hasta hace tres meses era montador, da instrucciones al chico, hijo del director del Stellar: ¡°Cuidado, chaval, m¨¢s a la izquierda¡±. La obra de jardiner¨ªa es parte del nuevo trabajo que el Ayuntamiento de la localidad ha asignado a los ¨²ltimos tres integrantes de este circo, varado en el pueblo desde que se inici¨® la pandemia. Sin la posibilidad de ofrecer su espect¨¢culo al p¨²blico, los artistas decidieron dedicar el tiempo a ayudar a los vecinos.
Ram¨®n Sacrist¨¢n deja un momento la escoba y se dirige hacia una nave industrial que su familia compr¨® hace 20 a?os en el pueblo. En ese entonces, a¨²n trabajaba para el m¨ªtico Holiday. Pero hace 18 meses fund¨® su propio espect¨¢culo, parecido al del Circo del Sol. En el terreno confluyen los tr¨¢ileres y las caravanas de los 32 artistas. Pero ya no queda ninguno de ellos, poco a poco se han ido a otras localidades con trabajos temporales a la espera de que concluya el estado de alarma. Durante semanas, la cuarentena sirvi¨® como si fuese la pretemporada de un equipo de f¨²tbol. La nave de los Sacrist¨¢n se convirti¨® en una especie de pabell¨®n ol¨ªmpico para trapecistas, funambulistas y acr¨®batas.
La alcaldesa, Pilar Torres (PSOE), cuenta c¨®mo fueron esos primeros d¨ªas: ¡°Aquello era la atracci¨®n tur¨ªstica. La gente iba a verlos en sus tr¨¢ileres¡±, recuerda. La relaci¨®n entre esta familia y Torrellas ha sido larga y cercana. Cinco generaciones de los Sacrist¨¢n han cautivado al p¨²blico del centro y norte de Espa?a, y el pueblo ha sido durante d¨¦cadas una parada obligatoria para la familia. Es por ello que, como un escape del hast¨ªo que provoc¨® el confinamiento a unas personas acostumbradas a una vida itinerante, pidieron al Ayuntamiento que les diese un trabajo como voluntarios. Empez¨® como un favor de un d¨ªa al alguacil. Luego levantaron hojas, limpiaron las calles, ordenaron los almacenes municipales¡ Los resultados se notan: el callejero, las paredes, los jardines y pasillos est¨¢n impecables. La alcaldesa lo reconoce as¨ª: ¡°Le han dado un giro al pueblo¡±.
El agradecimiento es general. ?ngela Garc¨ªa, una mujer de 74 a?os que vive en los soportales de la Plaza Mayor, regresa de la tienda despu¨¦s de comprar un frasco de pepinillos. ¡°El curro que han hecho es estupendo¡±, dice. Y el m¨¢s agradecido de todos es Carlos Lavilla, el alguacil. Su m¨®vil no deja de sonar. Su trabajo es multifac¨¦tico: limpia, firma el papeleo del Consistorio, media con los alba?iles para que vengan a hacer las obras, prepara las fiestas locales... ¡°Solo me falta cambiar pa?ales¡±, dice con orgullo.
El resto del equipo del Stellar Circus est¨¢ esparcido por toda Espa?a. El ¨¦xodo ha dejado solo a tres de ellos en este pueblo que descansa a las faldas de la sierra del Moncayo. Cuando el Stellar par¨® actividades, Alexander Licher, trapecista con experiencia en 28 pa¨ªses de Europa y Asia, decidi¨® irse con tres compa?eros y sus familias en sus caravanas a un terreno en Campillo de Arriba (Murcia). Todos dejaron las acrobacias y el maquillaje para recoger melones o conducir camiones de mercanc¨ªas, como el tambi¨¦n trapecista Javier Segura o el payaso Maike Torralvo, que por primera vez en su vida ha trabajado como temporero: ¡°No es mucho pero nos apa?amos. Ojal¨¢ podamos volver en julio. Estamos a la espera de que nos llamen¡±, cuenta.
En Torrellas el sol del mediod¨ªa cala como si fuese agosto. Ram¨®n Sacrist¨¢n, su hijo Billy y Mois¨¦s Malmierca se toman un descanso en el bar para comer el bocadillo con unas ca?as bien fr¨ªas. Ya han terminado casi todo el trabajo y solo les falta barrer las hojas acumuladas en el techo de la cafeter¨ªa. Los tres esperan la vuelta a esa vida n¨®mada que tanto a?oran. Saben que ya nada ser¨¢ como antes. Pero al menos ser¨¢ la nueva vieja normalidad de escuchar los aplausos del p¨²blico.
Incertidumbre ante la nueva normalidad
A pesar de las sonrisas que dedican a los vecinos, el ambiente en los tr¨¢ileres del Stellar Circus es de incertidumbre. El director, Ram¨®n Sacrist¨¢n, cuenta que la empresa ha tenido que acogerse a un ERTE y que ya dan este a?o por perdido. En la nueva normalidad, actos esc¨¦nicos como los circos podr¨¢n reabrir con butacas asignadas y con el aforo a la mitad. Para un espect¨¢culo como el suyo, que en 2019 recibi¨® a 200.000 espectadores, esto mermar¨¢ fuertemente los ingresos. A eso se sumar¨¢n las dificultades para que los Ayuntamientos les faciliten asentarse para entrenar con tiempo.