Lecciones portuguesas para el PP valenciano
A ver si ahora que han cerrado el periplo org¨¢nico, son capaces de definirse y mantener un rumbo claro cuando gana el discurso de la moderaci¨®n
La crisis v¨ªrica ha alumbrado en Portugal a una estrella pol¨ªtica. Su nombre es Rui Rio. Es el l¨ªder del Partido Social Dem¨®crata (PSD) luso, organizaci¨®n de centroderecha y principal fuerza opositora al gobierno de coalici¨®n de izquierdas que dirige el primer ministro socialista Antonio Costa.
Analistas espa?oles y del resto de la Uni¨®n Europea subrayaron durante la primera ola de la pandemia el ejemplar comportamiento de Rui Rio, ajeno a las mezquindades y sordideces pol¨ªticas a las que aqu¨ª, en Espa?a, estamos abonados desde hace tanto tiempo.
El pasado mes de abril, con motivo de un debate parlamentario sobre la crisis sanitaria y sus secuelas, nuestro personaje se dirigi¨® a Antonio Costa y le dijo: ¡°Se?or primer ministro, cuente con nuestra colaboraci¨®n. Todo lo que nosotros podamos, ayudaremos. Le deseo coraje, nervios de acero y mucha suerte. Porque su suerte es nuestra suerte¡±. Por si su enfoque no hab¨ªa quedado suficientemente n¨ªtido, Rui Rio remiti¨® un comunicado a los militantes del partido que preside exhort¨¢ndoles a no atacar al gobierno. ¡°Hacerlo en estos momentos no es patri¨®tico¡±.
Los m¨¢s recientes sondeos demosc¨®picos elaborados en Portugal premian la buena sinton¨ªa exhibida por Costa y Rio; ambos suben en las encuestas de opini¨®n y valoraci¨®n de l¨ªderes, mientras los dirigentes ubicados en posiciones extremas pierden el favor de los ciudadanos.
Har¨ªa bien Pablo Casado, presidente nacional del PP, en invitar a su hom¨®logo luso a impartir una conferencia en la sede de la calle G¨¦nova y, as¨ª, empaparse de sus ense?anzas. Lo que se valora en Rui Rio es el sentido com¨²n, la lealtad de un estadista, el alejamiento de tacticismos mediocres y la sabidur¨ªa de quien, con su ejemplo, instruye en un patriotismo que va m¨¢s all¨¢ de lucir una bandera en la mascarilla o en la correa del reloj.
Ayer, s¨¢bado, el PP valenciano cerr¨® una ronda de congresos con la elecci¨®n de Vicent Momp¨®, alcalde de Gavarda y diputado provincial, como nuevo presidente del PP en la provincia de Valencia. En semanas previas el PP valenciano hab¨ªa elegido a Mar¨ªa Jos¨¦ Catal¨¢ para regir los destinos del partido en Valencia ciudad y a Carlos Maz¨®n para hacer lo propio en la provincia de Alicante. Isabel Bonig sigue al frente de la organizaci¨®n en el ¨¢mbito auton¨®mico como presidenta regional del PPCV, apuntalada por los suyos, que cada vez son menos y m¨¢s de perfil, y sometida a la incertidumbre de las decisiones de Casado y el equipo m¨¦dico habitual de la calle G¨¦nova sobre su futuro. Les confieso que me dan pereza, tremenda desgana, las elucubraciones en clave org¨¢nica. Esos procesos onanistas en los que se regodean la militancia, los altos cargos, los aspirantes a desplazar a estos y el pu?ado de yonquis de la informaci¨®n pol¨ªtica que nos ganamos la vida dando cuenta de tan ins¨ªpidos avatares.
Por el contrario, creo que el ejercicio interesante reside en destripar las declaraciones, leer entre l¨ªneas y destapar la futilidad de tanto postureo pol¨ªtico con el que se pretende camuflar la vacuidad del mensaje.
Dicen que en el PP de Pablo Casado, tambi¨¦n en su extensi¨®n valenciana, conviven dos visiones, dos hojas de ruta, de complicada convivencia. Est¨¢n los partidarios de templar el discurso, ap¨®stoles de la moderaci¨®n y de las posiciones centradas, alejadas del maximalismo de Vox; y est¨¢n los predicadores del apocalipsis, los del cuanto peor, mejor, los que, abducidos por el pasado, creen que rescatar las esencias y estilo del PP aznariano de los 90¡ä es la clave para recuperar el poder. El gallego Feij¨®o representa a los primeros; Casado, va a d¨ªas, y Cayetana ?lvarez de Toledo no duda: siempre con el aznarismo fundamentalista.
?Y los populares valencianos? A ver si ahora que han cerrado el periplo org¨¢nico y ya hay una c¨²pula dirigente en condiciones y no en modo gestora, son capaces de definirse y mantener un rumbo claro. De las elecciones vascas y gallegas, adem¨¢s de del ejemplo de Rui Rio, deber¨ªan extraer una ense?anza: gana el discurso de la moderaci¨®n y, en el caso de Galicia, adem¨¢s, una gesti¨®n de lo p¨²blico con amplio reconocimiento social. No es un secreto, ah¨ª est¨¢n las cifras: votantes que en las elecciones generales se decantaron por la papeleta socialista, en las auton¨®micas del pasado d¨ªa 12 dieron su confianza al galleguismo defendido por Feij¨®o bajo las siglas del PP.
Cuando en 1994 la actriz Lana Turner recogi¨® el premio Donostia en el Festival de Cine de San Sebasti¨¢n, la legendaria estrella dio una lecci¨®n de vida aplicable a cualquier ¨¢mbito, tambi¨¦n al pol¨ªtico: ¡°Hice todo lo que quise y lo que no hice fue porque no quise hacerlo¡±, dijo. Que se apliquen el cuento los dirigentes valencianos del PP, coraje y fuerza, cuando desde la capital de Espa?a traten de imponerles un discurso alejado de la realidad valenciana o antes de exhibir modos opositores tan deleznables como mostrar en sede parlamentaria, desde la tribuna de oradores, una imagen del Presidente del Consell en circunstancias privadas ajenas a sus responsabilidades p¨²blicas. En serio, Isabel Bonig, ?necesita apelar a tan marrullero recurso para ejercer la labor de oposici¨®n que le ha sido encomendada o se siente obligada a seguir el ejemplo de oposici¨®n ladina que practican en otras geograf¨ªas?
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