El final del rey de la hero¨ªna
Sabdullah Unnu, ¡®Nicol¡¯, detenido en 1994 y 2008 con los mayores alijos de esta droga incautados hasta entonces, falleci¨® de un ataque al coraz¨®n mientras esperaba juicio
Un hombre ancho de espalda con chaqueta de cuero negro, cabeza grande y calva, camina esposado con la polic¨ªa en junio de 2019 por el patio exterior de la comisar¨ªa de Pontevedra. Se llama Sabdullah Unnu, Nicol, ha cumplido 61 a?os y tiene dos nacionalidades: turca y holandesa.
En 1994, fue detenido en Alcal¨¢ de Henares (Madrid) con el mayor alijo de hero¨ªna incautado en Espa?a hasta la fecha: 119 kilos que guardaba en un piso lleno hasta arriba de droga en el que utilizaba armarios como caletas. En 2008, volvi¨® a ser detenido, esta vez en Sitges (Barcelona), de nuevo con el mayor alijo de hero¨ªna incautado en Espa?a y uno de los m¨¢s grandes de Europa: 316 kilos de droga metidos en 633 paquetes dentro de un velero que lleg¨® en mitad de la noche a la costa catalana. Volvi¨® a la c¨¢rcel, volvi¨® a salir tras cumplir condena y aprendi¨® de los errores. O eso crey¨® ¨¦l.
En los ¨²ltimos a?os no pasaba nunca m¨¢s de dos noches en un lugar, pod¨ªa hacer desplazamientos en coche de m¨¢s de 2.000 kil¨®metros, dorm¨ªa en el autom¨®vil en muchas ocasiones y no ten¨ªa tel¨¦fono m¨®vil; se comunicaba llamando desde cabinas telef¨®nicas y sus tratos eran a cara descubierta. Este hombre al que llamaban Nicol dirig¨ªa desde el siglo XIX un negocio del siglo XXI exagerando las medidas de seguridad hasta ser conocido como el capo itinerante, uno de los narcotraficantes de hero¨ªna m¨¢s poderosos de Europa. Fue cazado en junio de 2019 en un peaje de la autopista entre Pontevedra y Vigo cuando se dirig¨ªa a entregar siete kilos de hero¨ªna a Francisco Javier Janeiro Javillo, que lo esperaba en Sanxenxo. Muri¨® la semana pasada en la calle tras ser puesto semanas atr¨¢s en libertad bajo fianza por la Audiencia Nacional. La noticia la adelant¨® Diario de Pontevedra.
Ten¨ªa 62 a?os. Su historia se remonta a principios de los noventa, cuando Nicol era un joven empresario de ¨¦xito que ten¨ªa un puesto en Mercamadrid y un negocio de importaci¨®n de marisco con intereses en Chile, Espa?a y Turqu¨ªa: Mariscos Nicol, con sede en Coslada (Madrid). Demasiado dinero, demasiado negocio. El Cuerpo Nacional de Polic¨ªa ya le ten¨ªa bajo radar cuando, en diciembre de 1993, agentes alemanes interceptaron un cami¨®n con 58 kilos de hero¨ªna que ten¨ªa como destino Espa?a. El conductor pidi¨® colaborar con las autoridades: cant¨® que deb¨ªa dejar la carga en Madrid y se prest¨® a seguir el juego con los agentes. La informaci¨®n la detalla el periodista V¨ªctor M¨¦ndez en un libro reci¨¦n publicado, Traficantes de la muerte. De la hero¨ªna al fentanilo (Editorial Catarata), donde repasa la implantaci¨®n de esta droga en Espa?a poniendo nombres y apellidos a los principales traficantes y a las operaciones que los hicieron caer.
En concreto, la que identific¨® por primera vez a Subdallah Unnu, Nicol, se debi¨® a la traici¨®n del ch¨®fer del cami¨®n capturado en Alemania. Gracias a que ese transportista no conoc¨ªa al propietario de la droga ni a sus destinatarios en Espa?a, la polic¨ªa, con su ayuda, hizo creer que el desplazamiento de la hero¨ªna se hab¨ªa producido sin incidentes.
Juan Antonio Ojeda, miembro de la Brigada Central de Estupefacientes y actual responsable de la secci¨®n de hero¨ªna, relata en el libro c¨®mo se ejecut¨® la detenci¨®n de Nicol. El ch¨®fer hizo creer a los narcos que le esperaban en Espa?a que hab¨ªa llegado al hotel de la Feria de Madrid en el que se hab¨ªa acordado la entrega. Lo hizo desde una c¨¢rcel alemana. Llam¨®, dijo su n¨²mero de habitaci¨®n y anunci¨® que esperaba instrucciones. La persona que habl¨® con ¨¦l le dijo que esperase all¨ª. El preso, sin embargo, quiso alertar a los narcos diciendo dos o tres veces, sin mucho sentido en la conversaci¨®n, que le dol¨ªa la cabeza para hacerles ver que algo no iba bien. No funcion¨®. Su interlocutor acord¨® con ¨¦l una cita en el hotel y, all¨ª, un dispositivo de vigilancia identific¨® entrando en el establecimiento a Sabdullah Unno, que se fue de vac¨ªo y se mantuvo agazapado un tiempo.
Para entonces, en la Brigada Central de Estupefacientes era el hombre a seguir. Comprobaron que viv¨ªa en un chalet en las afueras de Madrid, en Barajas, y que compaginaba su negocio legal con el ilegal. Sol¨ªa ir a tomar caf¨¦ a un hotel de la Alameda de Osuna, donde le llamaban directamente al tel¨¦fono de recepci¨®n y recib¨ªa visitas. La polic¨ªa averigu¨® que Nicol estaba implicado en varias operaciones de hero¨ªna al mismo tiempo, y que su nombre se relacionaba de manera directa o indirecta con alijos incautados en aquella ¨¦poca. Se supo que un piso en la calle Caballer¨ªa Espa?ola de Alcal¨¢ de Henares era su centro de operaciones, y all¨ª se le detuvo con pruebas suficientes, una de ellas la poco discreta entrega de cajas de gambas en algunos establecimientos con el anagrama de Mariscos Nicol. Fue el 13 de diciembre de 1994; se incautaron 119 kilos de hero¨ªna y varias armas, adem¨¢s de ser detenidos dos turcos y dos espa?oles, uno de ellos funcionario de prisiones que ayudaba a la banda desde una c¨¢rcel asturiana.
La segunda detenci¨®n de Nicol fue 14 a?os despu¨¦s, en 2008, y tras una lent¨ªsima y laboriosa investigaci¨®n similar, en su ejecuci¨®n, al desembarco ideado por el narco turcoholand¨¦s para meter en Espa?a m¨¢s de 300 kilos de hero¨ªna. Meses de seguimiento tratando de desencriptar el lenguaje utilizado en las escuchas y viajando por el sur siguiendo a la banda terminaron el d¨ªa en que agentes de la polic¨ªa observaron at¨®nitos c¨®mo Nicol, acompa?ado de un miembro de su equipo, aparcaba cerca de Port Ginesta, en Sitges, vigilado con prism¨¢ticos por agentes desde dos cerros cercanos. All¨ª supieron de qu¨¦ se trataba: un barco.
Al igual que la anterior operaci¨®n en la que cay¨® Nicol, esta estuvo a punto de frustrarse; en esta ocasi¨®n por un control aleatorio de la Guardia Civil en el puerto. Agentes encubiertos (uno de ellos como vigilante de seguridad de las instalaciones) advirtieron a sus compa?eros de que estaban a punto de capturar un alijo, y que el dispositivo aleatorio espantar¨ªa a los narcos. La Guardia Civil se retir¨® del puerto y la organizaci¨®n del turcoholand¨¦s fue detenida y encarcelada.
Nicol volvi¨® a ser detenido el a?o pasado tras haber cumplido condena por su ¨²ltimo desembarco. Tomaba todas las medidas de seguridad imaginables, pero cay¨® de forma fortuita ¡ªel objetivo no era ¨¦l¡ª al entrar en tratos con Francisco Javier Janeiro, Javillo, el mayor traficante de hero¨ªna gallego.
Javillo operaba desde Ourense y las R¨ªas Baixas con una organizaci¨®n de la que tambi¨¦n formaban parte su madre y su esposa. Nicol llevaba escondidos en el coche siete kilos de hero¨ªna; a la banda de Javillo les incautaron 66 kilos de speed, 134 bellotas de hach¨ªs, 250 gramos de pastillas de hach¨ªs, 30 gramos de coca¨ªna, dos rev¨®lveres, una pistola detonadora, una escopeta de ca?ones superpuestos y 130.000 euros en efectivo.
La polic¨ªa pesc¨® con dinamita en la que denominaron Operaci¨®n Javillo sin saber que en ella tambi¨¦n se llevaban por delante a un veterano rey de la hero¨ªna. Fuentes policiales no se explican por qu¨¦ se le concedi¨® la libertad a la espera de juicio. La causa que se ha dado de su muerte: ataque al coraz¨®n.
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