Un narco acorralado y cada vez m¨¢s agresivo
M¨¢s de una docena de polic¨ªas han sido heridos por embestidas de todoterrenos de traficantes en el Estrecho: ¡°No tienen un duro, est¨¢n desesperados¡±
Sentado a la mesa con sus lugartenientes y dos proveedores ¨¢rabes, el poderoso narco del Estrecho Antonio Tej¨®n, alias Casta?a, lanz¨® una encomienda: ¡°Ahora estoy en libertad, pero en cualquier momento entro en prisi¨®n. Se va a pagar a todo el mundo, no quiero tener a nadie pidiendo. Pero todo lo que hemos perdido hay que recuperarlo¡±. Ocurri¨® el 3 de septiembre en un piso de la lujosa urbanizaci¨®n de Sotogrande (San Roque), seg¨²n asegura un guardia civil de la zona. Cuarenta y ocho horas despu¨¦s un polic¨ªa acababa herido de gravedad, tras ser embestido por un todoterreno que participaba en un alijo en Algeciras.
El ataque al inspector no fue el primero ¡ªhab¨ªan ocurrido tres m¨¢s en d¨ªas anteriores¡ª, pero s¨ª el que hizo que la Guardia Civil y Polic¨ªa Nacional atasen cabos en que la agresividad de los narcotraficantes locales no era fruto de la casualidad. ¡°Fue se?al clara de que era una directriz desde arriba¡±, apunta un agente especializado en la lucha contra los traficantes de hach¨ªs. Ahora, con m¨¢s de una docena de efectivos policiales heridos entre C¨¢diz y M¨¢laga, el mismo guardia civil que describe el encuentro del Casta?a con los suyos va m¨¢s all¨¢: ¡°Est¨¢n desesperados. No tienen un duro. Tienen las guarder¨ªas ¡ªlugares donde esconden la droga¡ª vac¨ªas. Est¨¢n en las ¨²ltimas¡±.
Esa combinaci¨®n de desesperaci¨®n y carest¨ªa ha devuelto a los narcos a unos fueros que no son nuevos para los agentes desplegados en el Campo de Gibraltar. La decisi¨®n de estrellar potentes y lujosos todoterrenos robados contra indicativos policiales cuando se ven sorprendidos en un alijo recuerda a las cotas m¨¢s altas de impunidad de las que el narcotr¨¢fico lleg¨® a hacer gala entre finales de 2017 y principios de 2018. Hoy, los agentes ven con preocupaci¨®n c¨®mo, adem¨¢s de las embestidas, les encuentran cada vez m¨¢s armas en cada registro. ¡°Antes ver una era excepcional y, generalmente, eran usadas para defenderse de otras organizaciones, para evitar que les roben. Ahora, se est¨¢ poniendo todo m¨¢s peligroso. Y hasta que no pase una desgracia m¨¢s grande, nadie har¨¢ nada¡±, asegura un agente destinado en M¨¢laga.
Hace ya tiempo que, en cada detenci¨®n, el narco que acababa apresado advert¨ªa a los agentes que el cerco policial tendr¨ªa consecuencias. Era la queja al plan especial de seguridad del Ministerio del Interior que, desde mediados de 2018, complica el millonario negocio del transporte de hach¨ªs por el Estrecho de Gibraltar. Pero el confinamiento de la primavera por la pandemia del coronavirus y la posterior represi¨®n policial ha terminado por agravar la situaci¨®n del narco. Las guarder¨ªas con fardos de hach¨ªs se han ido vaciando, pero el mercado espa?ol y europeo sigue demandando mercanc¨ªa.
¡°En el Cant¨¢brico se ha triplicado el precio del hach¨ªs. Aunque est¨¦ entrando menos, se est¨¢n jugando m¨¢s¡±, explica el mismo agente especializado. En esta ley entre la oferta y la demanda, hace semanas que la Guardia Civil se ha percatado de que la producci¨®n de los cultivos de marihuana no para de crecer. ¡°Est¨¢ siendo tremendo y eso puede estar haciendo da?o grande al hach¨ªs. Tiene la etiqueta de natural y lo est¨¢ desbancando. Puede influir que necesiten recuperar ese terreno¡±, justifica el investigador. ¡°Las nuevas directrices son que la droga tiene que llegar a su destino s¨ª o s¨ª. Por eso pagan m¨¢s a los empleados, que ahora asumen m¨¢s riesgos para conseguir su objetivo¡±, a?ade el efectivo de M¨¢laga.
Escasez de droga
No son pocos los guardias civiles de la zona que ven en el modus operandi de las embestidas la firma de Antonio el Casta?a, el poderoso narco del Estrecho que, junto a su hermano Isco, domina el negocio con una fortuna estimada de 30 millones de euros. El capo sali¨® en julio de prisi¨®n tras un error judicial y pronto dej¨® claro que no pensaba dejar de alijar. En aquella supuesta reuni¨®n del 3 de septiembre ¡ªdescubierta en las pesquisas que le han devuelto a prisi¨®n a mediados de este mes¡ª qued¨® claro que la situaci¨®n actual solo le dejaban margen a pagar deudas con los suyos, vaciar zulos de billetes ya maltrechos por reiterados golpes policiales y llenar las guarder¨ªas a toda costa con grandes alijos. ¡°La orden de embestida del veh¨ªculo lanzadera mientras el coche de atr¨¢s sale por patas cargado de droga es su sello. Y fue lo que dej¨® claro en esa reuni¨®n con su gente al decirles que hab¨ªa que recuperar el dinero¡±, asegura el agente de C¨¢diz.
Ninguna de las fuentes consultadas sabe decir hacia d¨®nde se dirige el submundo del narco en este contexto tan incierto. El Casta?a, como ya ¨¦l mismo predijo, ha vuelto a prisi¨®n y ha dejado a un sustituto al frente. El mercado sigue al alza, pero la droga en el Estrecho escasea mientras los agentes, pese a los ataques, estrangulan el negocio cada vez m¨¢s. ¡°Empieza el miedo para ellos. No hay hach¨ªs y no hay dinero. Aunque lo intenten con la mar¨ªa no va a ser lo mismo. Veremos¡±, advierte el guardia civil campogibraltare?o.
Hach¨ªs por toda la costa
El narcotr¨¢fico del Estrecho de Gibraltar funciona por la ley de los vasos comunicantes. Si tapas una entrada se hace fuerte otra, como suele ejemplificar el presidente del a federaci¨®n antidroga Nexos, Francisco Mena. Ahora que el cerco policial es cada vez m¨¢s potente en la zona, la di¨¢spora del narco se ha hecho a¨²n m¨¢s evidente. Ya se ha hecho com¨²n que los narcos del Campo de Gibraltar recurran a las costas malague?as de Estepona, Manilva, Marbella, Fuengirola o Mijas. M¨¢s extra?o es que lleguen incluso a la comarca de La Axarqu¨ªa, donde se han llegado a descubrir narcoembarcaderos, como recuerda un agente local. Tampoco es habitual lo que le sucedi¨® a la Polic¨ªa Nacional a plena luz del d¨ªa en una zona de marismas junto al centro comercial Bah¨ªa Sur en San Fernando: unos narcos aprovechaban las zonas inundables en mitad de la bah¨ªa de C¨¢diz para introducir 900 kilos de hach¨ªs que llegaron a esconder en un chalet de Chiclana de la Frontera.
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