Una ¡°guerra civil¡± en la derecha que desconcert¨® a todos, tambi¨¦n al Gobierno
El Ejecutivo contaba con situar al PP en la foto de Col¨®n, pero ahora cree que Casado sufrir¨¢ la venganza de Abascal. S¨¢nchez llevaba mucho tiempo pidiendo al PP que diera este paso.
Nadie en el mundo pol¨ªtico esperaba este giro tan fuerte de Pablo Casado. El no era una opci¨®n que hab¨ªan contemplado todos, pero el discurso tan duro de ruptura con Vox ¡ªde momento solo dial¨¦ctica¡ª desconcert¨® no solo a Santiago Abascal, que entr¨® en una especie de shock parlamentario, sino tambi¨¦n al Gobierno y al resto de los partidos. En el Ejecutivo hab¨ªan dise?ado una estrategia muy clara. En el primer d¨ªa, Pedro S¨¢nchez se lanzar¨ªa al ataque sin cuartel contra Santiago Abascal, con una maniobra muy estudiada en La Moncloa para atacar de ra¨ªz uno a uno los argumentos de la extrema derecha y tambi¨¦n al propio l¨ªder de Vox, a toda cuya trayectoria se le hizo un seguimiento muy detallado para tratar de dibujarlo como un pol¨ªtico profesional desagradecido con el que fue su partido durante 15 a?os, el PP, y un oportunista. Y en el segundo d¨ªa, era el turno para atacar a Pablo Casado. Era una misi¨®n que en el reparto de papeles hab¨ªa quedado para Pablo Iglesias, el vicepresidente segundo y l¨ªder de Unidas Podemos. El Gobierno esperaba que Casado hiciera un juego doble de atacar al Ejecutivo y a la vez a Vox por presentar una moci¨®n que el l¨ªder del PP ya hab¨ªa definido como ¡°in¨²til¡±. Y ten¨ªa previsto un discurso para arrinconar a Casado como el ¨²nico gran dirigente de la derecha europea que no se atreve a combatir a la extrema derecha y los tiene como aliados imprescindibles en los gobiernos de Madrid, Andaluc¨ªa o Murcia. El Gobierno quer¨ªa devolver al primer plano la foto de Col¨®n, pero el l¨ªder del PP descoloc¨® a todos, como se vio en cuanto Iglesias subi¨® a la tribuna.
Despu¨¦s de la cintura para agradecer a Casado el gesto de atacar directamente a la extrema derecha y reconocerle el ¡°brillante discurso", Iglesias se limit¨® a se?alar que llegaba tarde y a partir de ah¨ª desgran¨® todo lo que ten¨ªa preparado contra el l¨ªder del PP cuando el Gobierno pensaba que har¨ªa otra intervenci¨®n. Tambi¨¦n sucedi¨® algo parecido con Adriana Lastra, que modific¨® claramente algunas partes para adaptarse al giro de Casado pero mantuvo la l¨ªnea para recordar que el PP puede virar de palabra, pero no ser¨¢ cre¨ªble hasta que no pase a los hechos y deje de usar los votos de Vox para mantenerse en los gobiernos locales, como hacen la mayor¨ªa de los socios europeos del PP, en especial la CDU de ?ngela Merkel.
Despu¨¦s del desconcierto inicial, el Gobierno se ha puesto a analizar con m¨¢s calma las consecuencias de lo que definen como una ¡°guerra civil en la derecha¡±, de la que habl¨® el propio Iglesias. Y creen que, despu¨¦s del ¨¦xito inicial de Casado en el debate, donde entr¨® como el que m¨¢s pod¨ªa perder y ha salido aclamado por los suyos, ahora se ver¨¢n las consecuencias de una maniobra tan arriesgada y sobre todo de no haber hecho algo as¨ª hace dos a?os, cuando Vox a¨²n no hab¨ªa crecido tanto, como le reproch¨® Iglesias. Las primeras informaciones que llegaban de Andaluc¨ªa sobre un bloqueo en las negociaciones del Presupuesto regional por parte de Vox sirvieron para confirmar la primera impresi¨®n del Gobierno de que este movimiento de Casado, que ellos hab¨ªan reclamado p¨²blicamente muchas veces, tendr¨¢ consecuencias imprevisibles en el bloque de la derecha. Algunos ministros est¨¢n satisfechos porque creen que Casado al fin ha dado el primer paso para hacer lo que S¨¢nchez le ha pedido muchas veces en p¨²blico y en privado: romper el cord¨®n con la extrema derecha. Otros creen que este giro es flor de un d¨ªa y Casado solo est¨¢ tratando de defenderse de un movimiento agresivo de Abascal que pretend¨ªa competir con ¨¦l como l¨ªder de la oposici¨®n. Pero todos, incluso los m¨¢s esc¨¦pticos, asumen que la arriesgada maniobra del l¨ªder del PP tendr¨¢ consecuencias de fondo en la pol¨ªtica espa?ola. Si es una guerra civil en la derecha, y as¨ª lo ven en el Gobierno, tendr¨¢ vencedores y vencidos y muchas v¨ªctimas en el camino. Y no ha hecho m¨¢s que empezar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.